Surreal

Description

 

Basado en el MV Never Ever, de Jiyeon : https://www.youtube.com/watch?v=-c-9VKRqUE4

 

 

Foreword

 

*~*~*~*

El repiqueteo de las gotas sobre el cristal, eran un sonido con el mismo efecto que una dulce nana.

Rítmico. Constante. Embriagador. Cálido. Fresco.

Uno. Dos. Tres.

Uno. Dos. Tres.

Sin cesar.

 

Con los ojos cerrados, podía sumirse en las imágenes que su imaginación creaba, con trozos de fantasía y realidad.

 

Un departamento pequeño en el último piso de aquel edificio. Paredes en deslavados tonos azules. Y otra de rojo. En algunas, podían apreciarse un montón de marcos con fotografías y pinturas. Los marcos de madera desgastados en color blanco, correspondientes a la puerta de su habitación y de entrada,  y las ventanas. Tres en total, bastante grandes, con cortinas raídas del mismo color. Nunca tuvo tiempo para corregir esos pequeños detalles.

 

La luz del exterior se filtraba en tonos mortecinos y apagados, dando un poco de vida a ese espacio donde lo único verdaderamente vivo era el pez dorado de su pecera y las flores que tenía en pequeñas macetas con detalles pintados por su propia mano.

 

“Despierta”

 

Y mecánicamente abrió sus profundos ojos negros. Se puso de pie como si un resorte le impulsara. Parpadeo repetidas veces, habituándose a la escasa luminosidad del lugar. Las cosas iban cubriéndose de polvo. Y algunas otras, desgastándose por estar sin uso.

Talló sus ojos, retirando los rastros de un sueño que no le traía nunca descanso.

 

Puso un pie fuera de la cama. Acomodo un poco la larga camiseta de algodón blanco, con la que dormía.

La frialdad del piso de madera, no era intensa, por el contrario, le resultaba reconfortante. Encendió la lámpara de su mesita de noche. Y una luz dorada, no tan intensa, bañó de calidez, aquel sombrío lugar. El reloj de manecillas sobre la pared, marcaba las dos y cuarto de la mañana.

 

“Levántate y observa”

 

Avanzó despacio hacia la ventana, retirando un poco la cortina. La imagen del exterior le llegaba borrosa producto de la lluvia que golpeaba contra el cristal de la ventana. Apoyo su manos sobre esa fría superficie y acercó su rostro. Sopló.

El aire caliente saliendo de su boca, logró empañar el vidrio.

Quitó su mano, dejando aun así, la huella.

 

No distinguía casi nada. Algunos autos aparcados en la calle. Personas no. Dos luces en el edificio de enfrente. Una en el segundo piso, el cuarto a la derecha. Vivían allí dos jóvenes hermanos, gemelos. Estudiantes, según había logrado apreciar. Dos pisos más arriba, a la izquierda, se hallaba encendida la luz de otro apartamento. Tenía mejor vista de ese. Vivía allí un matrimonio joven. Tenían un bebé de escasos meses. Era común, que al asomarse, lograra ver al padre cargando al bebé, una niña por el color de las ropitas, mientras la joven preparaba el biberón.

 

Jiyeon podía ver perfectamente cada una de esas acciones.

 

“Pero no son ellos los que te interesan”

 

La joven cerró los ojos con fuerza y dio la espalda a la ventana. La cortina volvió a velar su visión del exterior.

-Cállate, déjame tranquila.- susurró, apretando sus puños.

 

“Sabes lo que quieres. Yo conozco cada deseo de tu corazón. No puedes alejarte. No puedo dejarte”

 

La joven cruzó la habitación a grandes zancadas, hasta llegar a la pequeña cocina. Tomó un vaso y abrió el grifo. Necesitaba agua fresca. Necesitaba borrar esos productos de su sueño. Bebió con avidez. Y al girarse, para volver a la cama, allí estaba.

-Hyomin…

 

La mujer le sonrió. Una mueca llena de burla. Sentada con las piernas cruzadas y los brazos apoyados hacia atrás, dejando que su melena castaña cayera por sus hombros y espalda. Sus ojos grises le escudriñaban. Le paralizaban.

 

“No vienes? Ven… ven, recuéstate a mi lado. No es lo que quieres. Pero es lo que deseas, y lo necesitas.”

 

Le dijo con claridad, sin dejar de mirarle. Ni un parpadeo, mientras dejaba caer su cuerpo sobre la cama. Sus manos estrujaban las sábanas blancas. Y las manos de Jiyeon sujetaban con fuerza el vaso, ya vacio. La joven desvió la mirada al suelo con gesto angustiado.

-Solo vete. Vete lejos…

 

“Sabes que no puedo irme”

 

-Solo quiero que te vayas… Déjame sola…

 

“Nunca estarás sola”

 

-Es lo que quiero...

 

“Es tu deseo que esté a tu lado. Pero no es lo que necesitas”

 

-Deja de confundirme… Vete…

 

“Tú me confundes a mí. Ven conmigo. ¿Jiyeon? Vamos, mírame”

 

-¡No quiero verte!

 

Y el vaso de sus manos voló con fuerza a impactarse contra la pared, muy cerca de la cama. Había pasado zumbando por la oreja derecha de la mujer, quien ni se inmutó.

 

“Así que… ¿quieres jugar?” –Preguntó con tono juguetón y una sonrisa taimada. Fue entonces, que se estiró perezosamente, antes de ponerse de pie. Portaba un juego de prendas negras. Falda negra con un corte lateral, para mejor movimiento, a juego con una chaqueta del mismo tono. Camisa blanca, y una pequeña corbata negra sin acomodar.

Era una mujer muy guapa, con un porte elegante y formal. Con un rostro cincelado con dedicación para darle ese toque de sensualidad natural. Cada movimiento que efectuaba, estaba cargado de una energía especial. Con solo una sonrisa de medio lado y podía encantarte.

 

-¡Que me dejes en paz!- Grito con angustia la joven de los ojos ónice. Con desesperación, miró a ambos lados, consciente que la otra le observaba, con los brazos sobre el pecho.

 

“Oh Jiyeon… sabes que no puedo alejarme de ti. Me necesitas, pero no me quieres”

 

La aludida, no lo soportó más, sin pensarlo, dio media vuelta. Y corrió hasta la puerta, saliendo velozmente por esta, hasta subir a la azotea. Un lugar que no era frecuentado por los vecinos. Un lugar que solo le pertenecía a ella. Un lugar donde ella no podía seguirla.

 

La llovizna caía inclemente. Su camiseta blanca pronto se empaparía. Camino con pasos temblorosos, hasta llegar al borde. Allí se sujetó del barandal. Sus manos se cerraron con fuerza al tubo de metal. El lugar estaba descuidado.

 

Cerró los ojos y aspiro el aroma a humedad. Alzó el rostro al cielo y dejó que el agua golpeara su rostro. Era vigorizante. Terminó por sentarse allí mismo, atrapando sus piernas entre sus brazos, escondiendo el rostro entre sus rodillas, mientras el agua continuaba cayendo sobre ella.

 

 

*~*~*

 

 

Abrió los ojos. De nuevo en su habitación.

Una habitación llena de la luz del amanecer. Los colores apagados de las paredes, se veían menos sombríos y un tanto más melancólicos bañados por aquella luz. Estiró los brazos antes de ponerse en pie con una sonrisa. Caminó de nuevo hasta la ventana. Esta vez la abrió, dejando que la luz del exterior se filtrara con más facilidad. Miró al exterior, el cielo brillaba de un azul tan intenso que parecía irreal. ¿Por qué sus paredes no podían tener ese color?

 

Suspiro.

 

Sería bueno preparar algo de comer. Miró el reloj. Diez de la mañana.

En la cocina, tomo un cuchillo y un par de vegetales. Algo ligero. Cortes finos. Por el departamento solo se escuchaba el sonido del metal contra la madera. Y el trinar de pajarillos. ¿De dónde vendrían?

 

Alguien le rodea por la espalda cariñosamente. Los brazos ajenos, rodean su cintura. Y puede sentir también el mentón ajeno sobre su hombro. La tibia respiración de aquella persona.

 

Suelta el cuchillo en el acto. Y el calor desaparece.

No hay nadie a su lado.

 

Se lleva una mano al rostro.

 

 

 

Respira profundo.

Toc.

Toc.

Toc.

Mira el reloj. Medio día.

Y se sienta en una de las sillas de madera, delante de una mesa cuadrada cubierta con un mantel a cuadros blanco y rojo. Sus manos toman entonces, un objeto igualmente carmesí.

Una bufanda, que ha estado tejiendo. Sonríe con aire inocente.

-Espero te guste cuando la veas.

 

Y comienza diligente a tejer.

 

 

Cuatro de la tarde, asi lo indica el reloj.

La puerta se abre. Jiyeon sentada en el borde de la cama, puede apreciar como entra aquella alta figura. Saco blanco y jeans. El cabello rubio platino le cae con gracia sobre el rostro. No hay expresión. Aquella persona entra. Deja el saco sobre un estante, y dobla las mangas de la camisa que trae debajo. Desabrocha algunos botones, dejando ver su clavícula. Pasa la lengua por sus labios, mientras busca en la cocina. Toma un plato y se sirve. Se sienta delante de la mesa.

Come despacio.

 

Jiyeon le observa con aire ensoñado.

 

Pero aquella persona no parece reparar en ello. Es como si la joven de pupilas oscuras fuera mera parte del mobiliario.

 

Ella se levanta y toma una pequeña regadera metálica. Deja caer un poco de líquido fresco sobre la tierra seca de una de las macetas junto a la ventana. A su espalda, escucha una voz.

 

“Deberías dejar de hacer esto, Jiyeon”

 

-Lo importante es que estás en casa, Eunjung.

 

Y se giró en dirección a ella. La mirada de la mayor, era casi de pena. La sonrisa triste que asomó en sus labios, no desanimó a la joven. Dejó los cubiertos sobre la mesa, y se levantó. Rodeó la mesa, comenzando a andar por la habitación con las manos metidas sobre los bolsillos delanteros de los jeans.

 

“Deberías irte, Jiyeon”

 

La joven le dedicó una sonrisa amplia, dulce. Al tiempo que caminaba con gesto infantil hasta llegar delante de la joven. Se acercó de puntitas, hasta quedar a escasos centímetros. Apoyo sus manos sobre los hombros de Ham.

 

-Tú eres la que debería quedarse.- sentenció, dejando un beso sobre la mejilla suave de Eunjung.

 

Ella solo le aparto con suavidad.

 

“No deberías insistir en cosas que ya no son. Ni serán.”

 

Park mantuvo la sonrisa, mientras ella negaba con la cabeza, suspirando pesadamente. Se dirigió a la puerta y apenas puso su mano en la manija, el cuerpo de la chica se tensó.

 

-No puedes irte. No tan pronto. No puedes dejarme. Detente.

 

Uno. Dos. Tres pasos.

 

El sonido del mecanismo de la puerta.

 

Cuatro. Cinco. Y una mano que no logra retener su objetivo.

 

Una puerta cerrada.

 

Y una chica que cae de rodillas, con las manos sobre la superficie de madera de aquella entrada.

Un sollozo. Un llanto que comienza a nublar la vista de la pelinegra.

 

 

*~*~*

 

 

 

“¿Piensas quedarte aquí toda la noche?”

 

Frio.

 

Solo eso podía sentir, mientras sentía como su cuerpo era azotado por una llovizna cada vez más fuerte. Un cuerpo entumido. Por un momento le cruzó por la mente la absurda idea de que podría desmoronarse si se movía. Convertirse en pequeños granos de arena, y diluirse con ese helado líquido que  le calaba hasta los huesos.

 

-Vete Hyomin.

 

Dijo con voz rasposa. Su rostro seguía escondido entre sus rodillas. Y su respirar se agitaba con solo sentirle cerca. 

 

“Te resfriarás. Jiyeon, en serio, entra.”

 

-Aquí… quiero estar. Déjame sola. ¿Tan difícil te es entenderlo?

 

“¿Cuándo dejarás de comportarte como una niña?” Y no había regaño, solo una ligera especie de resignación, un tono cansino de alguien que ha pasado más de una vez por una situación como esa.  Se escuchaba solamente el batir de la lluvia contra cada objeto en su camino, sumado al sonido de los pasos de la joven de melena castaña. Firme.

 

Una mano se posaba sobre su hombro. Y Jiyeon entonces, alzó la mirada. Aquellas pupilas grises brillaban igual que las de un gato en la oscuridad. Su labio inferior comenzó a temblar.

 

-Tengo miedo, Minnie…

 

“Aquí estoy contigo. Aunque no lo quieras. Aunque no lo necesites. Aquí estaré.

 

-¿Por qué ella no viene?

 

“Es lo que deseas”

 

-Pero… ¿Ya no me quiere?

 

“Nunca te necesitó. Si te quiso o no, tu deberías saberlo”

 

-¿Y tú, por qué vienes?

 

“Porque te quiero”

 

 

*~*~*

 

 

 

 

“Volví.”

 

La joven deja caer su bordado. Y se gira. Allí esta ella. Plantada delante de la puerta que no termina de cerrar.  Se levanta en el acto para correr a sus brazos.

 

“Detente”

 

-¿Por qué me haces esto? – Le dice con desespero en la voz- ¿Por qué regresas, Eunjung? ¿Por qué?

 

“Lo necesitaba, solo eso” le dice con media sonrisa, alzando los hombros. Las manos en los bolsillos mientras comienza a mover su cabeza negativamente un poco “Deberías irte, es lo mejor, aquí… aquí no estás bien, Jiyeon”

 

-¿Cómo sabes tú lo que necesito? ¿Acaso sabes los días que he esperado por ti?

 

“Solo tienes que irte. No lo hagas más difícil”

 

La joven regresa sobre sus pasos, y recoge la bufanda.

-Aún no está terminada. Me iré cuando lo haga. Es… para ti…

 

“No la terminarás. Nunca lo haces.”

 

-¿Solo has venido para burlarte de mí?

 

“Solo quiero ayudarte. No puedo irme así. Creí que podía ser. Pero no. Cruza la puerta. Regresa… Corre lejos de aquí”

 

Y la chica corre de nuevo hasta llegar junto a la joven del cabello rubio platino. Sus brazos se aferran con fuerza. Pero de nuevo, no es correspondida. Sin poderlas contener, las lágrimas comienzan a correr. Y la habitación se torna oscura.

Se siente caer.

 

 

*~*~*

 

 

 

“Vamos Jiyeonnie”

 

Parpadea de nuevo, tallando sus ojos con ambas manos. Sigue en la azotea. Ahora la joven de ojos grises se ha arrodillado a su lado mientras sostiene un paraguas negro. Las gotas de lluvia han dejado de caerle directamente. Comienza a asentir suavemente, tomando aquella mano que se extiende solicita frente a ella.

 

“Ven, sujétate fuerte a mí, no quiero que te lastimes…”

 

Paso a paso, la guía de nuevo al departamento, sin importarle que la joven termine por empaparla.

Al entrar de nuevo en la oscura estancia, deja la sombrilla junto a la puerta. Se saca el saco y lo deja caer al suelo.

 

Guía  a la joven hasta el centro. Allí se coloca delante de ella. En el suelo bajo ellas, comienza a formarse un pequeño charco.

 

-¿Te irás ahora?

 

“Olvida ya esas tonterías. Tengo que secarte. Mira nada más…” Un tono suave, mientras le acaricia la mejilla. “Quítate eso, te buscaré algo seco”

 

Le deja, mientras busca en el armario, Jiyeon comienza a quitarse aquellas prendas mojadas, de manera lenta, las deja sobre el suelo. Queda solo con su ropa interior, y se abraza. Tiene frio. Pequeños escalofríos recorren su cuerpo.

Y estornuda.

 

Hyomin gira el rostro en su dirección, con una sonrisa enigmática de medio lado, la joven le da la espalda. Avanza despacio, dejando un par de prendas secas sobre la cama, y se coloca detrás de la joven., tomándole por la cintura. Jiyeon se sobresalta, e intenta apartarse, pero Hyomin le retiene con firmeza.

 

“Tranquila… Todo estará bien. Yo cuidaré de ti…” Un suave roce. Un beso sobre su hombro desnudo.

Una mano de la castaña comienza a delinear líneas sobre la cintura ajena. Otro beso. Seca cariñosamente los cabellos azabaches.  Y la mano traviesamente baja un poco más allá.

 

-Hyomin…- su cuerpo se vuelve a estremecer

 

“Shh…”- un dedo sobre sus labios, y otro beso que se deja sentir cálido contra esa piel de porcelana que se encuentra casi congelada. “Déjame devolverle el calor a tu cuerpo…”

 

Las manos expertas de Hyomin, suben por su espalda, deshaciéndose del sujetador de la menor.

La joven no opone más resistencia. Sabe que ya no hay más. Sabe que no podrá hacerle  frente. Dócil, se deja guiar hasta la cama por mayor.

 

Su cuerpo pequeño y frágil, pronto se ve cubierto por el de la joven de cabellera castaña, esa misma que se desparrama sobre el rostro y pecho ajenos. Una sonrisa. Y un camino de besos que comienza su recorrido en una de las mejillas de Jiyeon, terminando sobre su abdomen. Manos ansiosas que le despojan de la última prenda húmeda.

 

“Yo cuidaré de ti”

 

-Solo tú sabes lo que necesito.

 

“Aunque no me quieres”

 

-Aunque no lo desee

 

 

*~*~*

 

 

La amante que observa a su compañera dormir plácidamente, con aquella expresión angelical. Se limita a jugar con sus cabellos. Le mira con una mezcla de sentimientos. La puerta se abre nuevamente, pero esta vez, Jiyeon no está pendiente.

 

“Vámonos Hyomin, deja de hacerle daño” le dice con el ceño fruncido la joven de cabello rubio.

 

“Sabes que no podemos hacer nada”

 

“Ella no nos necesita”

 

“Pero nos quiere, y estaremos para ella… Siempre”

 

“Sin alejarnos de su lado…”

 

“Una y otra vez. Todos los días…”

 

“Sin importar la hora…”

 

Hyomin deposita un beso sobre la frente de la joven. Y apenas cubriendo su cuerpo con una de las sábanas blancas, se acerca hasta Eunjung.

 

“Mañana será otro día. Es un ciclo que no queremos, pero que nos atrapa.”

 

La puerta vuelve a abrirse, dejando pasar con más claridad el sonido de la lluvia, que se mezcla con las últimas palabras de la castaña.

 

“Duerme… Jiyeonnie… Duerme”

 

 

 

 

*~*~*

Lo siento, de nuevo, si queda muy separado el texto, aún me peleo bastante con este sitio ;n;

Comments

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Mihyon #1
Esta algo confuso, lo que entendí por estar basado en el MV, es que por la descripción de Hyomin es la persona que Jiyeon ve con el paraguas en la casa y Eunjung es la otra persona que ella ve con el rostro borroso y el cabello rubio. Por lo tanto son producto de su imaginación debido que al final del vídeo nada de eso existe ya que se encuentra en una habitación de un hospital psiquiátrico.
Dontworrybehappy #2
Love this ^_^