Final

Leyenda De Una Pasión

A/N: Les confieso que no tuve el valor para darle una segunda leída, si me comí una letra o hay demasiados horrores ortográficos, mis sinceras disculpas, este es un proyecto que tenía atrasado desde el año pasado y quise terminarlo de una buena vez. Este plot lo tenía en mente por mucho tiempo, y terminé de inspirarme por una película que vi hace un par de meses, por lo que encontrarán similitudes con esta película, si es que la han visto. Y como recompensa, le daré un spoiler del fic de su elección, a la que me diga cuál fue la película que me inspiró para este fic. Me pueden responder por acá, por mensaje privado, al facebook, donde ustedes prefieran. Gracias por leer y gracias por su apoyo

 

El pequeño Andy ingresó al inmenso salón, buscando con la mirada el rostro que no había visto desde hace un año atrás. El rostro que empezaba a extrañar y del cual sólo quedaban vagas memorias en su cabeza.

Caminando unos pasos más adentro, Andy reconoció ese rostro y no dudó en correr hacia él, buscando los brazos y el pecho que solían consolarlo cuando era niño.

Cuando todo era perfectamente normal en su vida.

-oh pequeño! Has venido a ver a este viejo abuelo… - saludó el hombre de cabello cano, indicando con una mano al menor, que tomara asiento a su lado.

-éste mi querido amigo… es Andy, mi nieto – habló el abuelo, al hombre que acababa de llegar en una silla de ruedas, escoltado por una de las enfermeras.

-mucho gusto jovencito – saludó el otro hombre, tomando asiento en uno de los pequeños sofás

Andy observó al hombre que acababa de llegar, con una mirada llena de muchas preguntas y pocas respuestas lógicas.

-trajiste lo que le pedí a tu padre?... – interrumpió el abuelo al menor, quien alcanzó el libro que llevaba en la mochila

-aquí! – mostró Andy el libro

El abuelo, tomó el libro, acariciándolo como si se tratara de su tesoro más preciado, oliéndolo página por página, inhalando la esencia de cada frase escrita en él.

-éste mi querido nieto… es un gran libro que no debes perderte… - habló el abuelo, al confundido Andy

-siéntate aquí… te lo leeré… - señaló el abuelo el pedazo de alfombra que yacía bajo sus pies.

Andy hizo como se lo indicó su abuelo, tomando asiento rápidamente, mientras el abuelo seguía revisando las páginas con una expresión indescriptible.

-mis queridos amigos… voy a leerle a mi nieto una historia de la que jamás alguien ha oído, una historia única que vivirá por siempre en las páginas de este libro – anunció el abuelo, llamando la atención de las personas en el salón.

-pues léalo mi amigo… somos todo oídos – habló el hombre en el pequeño sofá.

 

 

*Flashback*

Cuando la nieve empieza a caer en las frías calles de Seúl. Cuando el sol decide  ocultarse y ceder su reinado en los cielos, a las nubes que llenan las ciudades en un tono gris. Cuando las hojas de los árboles empiezan a caer y los lagos empiezan a convertirse en enormes trozos de hielo.

Cuando todo alrededor se va llenando de melancolía; la familia que vive en su palacio en medio de la ciudad, decide que es hora de partir. Partir en busca del sol, en busca de esa luz que ilumine sus mañanas y traiga rayos de alegría y prosperidad a cada uno de sus miembros.

Partir a donde el sol los lleve.

Y ese año, el sol los llevó a Florida, Estados Unidos. Una ciudad llena de brillos y un inmenso sol que ya los empezaba a asfixiar.

Los intensos rayos reflejaban por la ventana del auto, molestando la visión del muchacho que viajaba en el asiento trasero, al lado de su madre. El auto se detuvo finalmente, ingresando a la villa de verano de la familia Shin.

-no te alejes demasiado, almorzaremos a las dos – habló la elegante mujer que bajó del auto, dando indicaciones al muchacho que empezaba a alejarse, montado en su nueva bicicleta.

-solo daré algunas vueltas por los alrededores madre! – respondió el muchacho, a unos metros de distancia.

El viento soplaba en una fresca brisa, la mañana era azulada y el sol resplandecía como nunca, dando la bienvenida a sus nuevos ocupantes.

-cuidado! – exclamó el muchacho en la bicicleta, esquivando hábilmente, al muchacho que cruzaba por su camino, llevando unos trozos de madera en brazos.

Ambos muchachos cayeron al piso, por el impacto de la semi-colisión.

-lo siento! Estás bien? – se dirigió el muchacho portador de los trozos de madera, al otro que había caído con todo y bicicleta.

-sí, solo unos raspones – respondió el muchacho, revisando sus brazos, ligeramente golpeados

-lo siento, iba corriendo muy a prisa, no te vi – habló el otro muchacho.

-no te preocupes, no me di cuenta que debía doblar aquí, acabo de llegar a la ciudad – respondió el muchacho de la bicicleta, alzando por primera vez los ojos, al rostro del otro muchacho.

El flechazo fue instantáneo, aunque incómodo.

-m-m-me llamo Eric… Eric Mun – habló el otro muchacho, admirando el hermoso rostro que tenía en frente.

-HyeSung… Shin HyeSung – respondió el muchacho de la bicicleta, con las mejillas coloradas.

HyeSung y Eric, eran dos muchachos completamente diferentes. HyeSung había nacido en una familia rica, convirtiéndose en el único heredero de todo el imperio de su familia; su educación había sido estricta y bien cuidada desde un principio; sus modales perfectamente instruidos; todo en él, había sido planeado perfectamente; como era de esperarse del futuro heredero de tan inmensa fortuna.

Eric por el contrario, era un muchacho de pueblo; hijo del carpintero de la ciudad y con una personalidad libre y despreocupada. Personalidad que lo llevó a abandonar la escuela a los quince años, y dedicarse a ayudar a su padre, en su pequeño taller.

Dos muchachos completamente diferentes, que coincidieron en la misma ciudad, un día fresco y azul de verano.

 

 

Una semana transcurrió desde aquel incidente entre los dos muchachos. Desde entonces, Eric no había dejado de pasar todas las mañanas por la calle donde colisionó con HyeSung, esperando encontrarlo nuevamente, paseando en su bicicleta.

Los días se hacían pesados y Eric seguía fallando en sus intentos por volver a ver a HyeSung. Cuando un domingo en la mañana, mientras Eric acompañaba a su padre a realizar algunos trabajos de carpintería en una de las villas del lugar, logró ver un lujoso auto, saliendo de una de las villas más enormes. Eric reconoció a HyeSung dentro del auto, sentado al lado de una elegante mujer con expresión severa.

Eric no lo pensó mucho, para disculparse con su padre, tomar su bicicleta y seguir al auto que se dirigía a la pequeña capilla, en medio de la zona residencial.

La zona residencial donde la familia de HyeSung se hospedaba, era una de las más exclusivas de toda Florida. Sólo los residentes de las villas, estaban permitidos de ingresar a la pequeña capilla, donde todos los domingos se realizaba un pequeño servicio.

Eric asomó la cabeza por la puerta de la capilla, reconociendo a HyeSung sentado al lado de sus padres, en una de las últimas bancas. Por los constantes bostezos de HyeSung, Eric podía saber que ir a misa un domingo en la mañana, no era precisamente de su agrado.

El ministro que oficiaba la ceremonia, hizo su ingreso, poniéndose todos los presentes de pie. Eric decidió aprovechar su oportunidad, mientras unos cantos empezaban a entonarse.

-hey! Hey! … HyeSung! – llamaba Eric suavemente desde su escondite.

HyeSung oyó los susurros, girando la cabeza ligeramente, encontrándose con el muchacho que había conocido hace pocas semanas. HyeSung sonrió, agitando la mano a manera de saludo. Eric hizo una seña con la mano, invitando al muchacho a seguirlo. HyeSung no supo por qué, solo tomó su oportunidad, y se escabulló del lado de sus padres.

-no es mejor aquí? – sonrió Eric, luego que los muchachos alcanzaron las colinas cercanas a la pequeña capilla.

-definitivamente! – HyeSung se dejó caer sobre el césped, estirando sus brazos mientras observaba el cielo claro.

-no sabía que eras rico – rió Eric, recostándose al lado del muchacho

-mis padres son ricos… yo solo los sigo… - respondió HyeSung con melancolía

-hey no te pongas así!... vamos a divertirnos! – habló Eric, alborotando el cabello de HyeSung.

-mi cabello no! – exclamó HyeSung, corriendo detrás de Eric.

Ambos muchachos tenían sólo dieciséis años. Su juventud rebozaba por cada poro de su piel, reflejándose en sus sonrisas y el brillo de sus ojos. Esos ojos que se encontraron en algún punto de la mañana, y no se apartaron del otro. Esos ojos que se decían secretamente que su destino estaba reflejado en los del otro.

-HyeSung? – llamó de pronto una voz severa, interrumpiendo el momento íntimo de los dos muchachos.

-ah madre! – expresó HyeSung, encontrándose con la mirada fulminante de su madre.

-vamos a casa – llamó la mujer, tomando la mano de su hijo

HyeSung bajó la cabeza, dejándose guiar por su madre, dando una última mirada penosa al muchacho que había perdido el habla repentinamente.

-si quieres un consejo muchacho, busca amistades de tu misma clase  – oyó Eric la voz del hombre de traje gris, que le dio la espalda, siguiendo a la familia Shin.

 

 

Tres días pasaron y HyeSung se sentía cada vez más asfixiado entre las cuatro paredes de su habitación, recibiendo clases particulares sin parar. Clases de piano, clases de dibujo, clases de canto, clases de matemáticas, clases de francés, clases de literatura inglesa, clases de filosofía. Clases y más clases, de las que HyeSung ya estaba cansado.

Y es que así era su vida, un remolino constante de aprendizaje, preparándolo para una buena universidad y posteriormente, hacerse cargo de los negocios de la familia, como único heredero de toda la fortuna de su padre.

Pero HyeSung ya estaba cansado de su rutina diaria. Estaba cansado de tanta presión y no tener ni un solo minuto de respiro. Estaba cansado de todo.

-su profesor de francés – anunció el mayordomo, haciendo ingresar a un hombre de mediana edad, a la biblioteca de la mansión, donde esperaba HyeSung sentado en el escritorio con la pila de libros al lado.

-si me disculpa profesor, tengo que ir al baño – se disculpó HyeSung, retirándose por una de las puertas laterales. Y aprovechando la distracción de la servidumbre, el muchacho salió a los jardines, tomando su bicicleta hasta abandonar la villa.

-Eric!... – llamó HyeSung a la lejos, alcanzando al muchacho que cargaba dos trozos pesados de madera.

-me he escapado! Ven conmigo! – habló HyeSung rápidamente, invitando a Eric a subirse con él en la bicicleta.

Eric sonrió, dejando los trozos de madera sobre el pavimento.

Y así ambos muchachos huyeron sin rumbo, dispuestos a disfrutar lo que quedaba del día. Sin importarles lo que quedaba detrás. Sin maestros que absorban su tiempo y drenen sus energías, sin responsabilidades que aún no eran de su importancia.

Sin nada que los detuviera.

-vamos al cine! Hay una película que quiero ver! – habló Eric, sentado detrás de HyeSung en la bicicleta

HyeSung asintió, girando la bicicleta por la ruta que Eric indicaba.

-espera! Olvidé mi billetera en casa! – exclamó HyeSung, una vez los dos muchachos en la puerta del cine

-yo la olvidé en el taller de mi padre! – exclamó también Eric, buscando desesperadamente en los bolsillos de su pantalón.

HyeSung puso una cara de decepción, recostándose contra la pared.

-tengo una idea! – exclamó Eric repentinamente, tomando la mano de HyeSung.

Ambos muchachos lograron escabullirse por la puerta trasera del cine, ingresando a la sala de proyecciones sin ningún problema, acomodándose en los últimos asientos para no ser descubiertos.

-es la primera vez que hago algo ilegal! Se siente tan bien! – sonrió HyeSung, con ojos resplandecientes

Eric se sintió perderse en esos ojos. La mano de Eric tomó vida propia, tomando la del muchacho sentado a su lado, de manera gentil. HyeSung desvió la mirada, observando a su compañero con sorpresa. Ambos muchachos se miraron por unos segundos, para finalmente sonreírse mutuamente, y regresar sus vistas a la enorme pantalla. Sus manos continuaban entrelazadas en un toque gentil y significativo.

 

 

Dos semanas pasaron. Eric y HyeSung continuaban viéndose a escondidas cada vez que podían. Los padres de HyeSung ya habían notado el cambio en el comportamiento de su hijo, y les preocupaba sobre manera, a dónde podría llevarlo tal comportamiento.

-mañana iremos a la fiesta de la familia Clark – anunció la Sra. Shin en la mesa del desayuno

-tengo que ir madre?... mañana es mi día libre de las tutorías – expresó HyeSung

-por eso mismo le pedí a la Sra. Clark que re agendara la fecha de la fiesta – sonrió la Sra. Shin a su hijo

HyeSung suspiró, sabiendo que no tenía más remedio que asistir a la aburrida fiesta.

Durante toda la noche, HyeSung solo pensó en Eric, en su rostro de decepción al saber que él no llegaría a su acostumbrada cita de todos los viernes.

Cita?. HyeSung se sonrojó sólo con pensar en esa palabra.

-Eric es solo mi amigo – se repitió HyeSung así mismo, recostándose en su cama, mirando fijamente sus manos, apoyadas en la almohada, recordando la manera gentil que Eric siempre las sostenía, y esa sonrisa; esa sonrisa propia de Eric, que siempre lo dejaba sin aliento.

-que estás pensando! Eric es mi amigo! -  se regañó HyeSung por segunda vez, forzándose a cerrar los ojos.

La mañana llegó, reflejándose en un día claro con unas cuántas nubes grises, decorando el amplio cielo. HyeSung despertó con el cuerpo pesado y los ánimos por los suelos. En unos minutos más, tendría que alistarse para asistir a la fiesta de la familia Clark, cuya hija no había dejado de insistir en una reunión con el heredero de la familia Shin. HyeSung sabía que esto era cosa de su madre.

-viniste! – se acercó corriendo la hija menor de la familia Clark, apenas HyeSung se dejó ver por la puerta de la villa.

-hola Hannah – saludó HyeSung educadamente, pasando de largo a la muchacha

-te presentaré a mis amigas! – la muchacha se colgó del brazo de HyeSung, obligándolo a ir con al grupo de jovencitas que murmuraban con rostros sonrojados, por su presencia.

Solo habían pasado veinte minutos y HyeSung ya se sentía asfixiado, entre toda esa gente que sostenía miradas falsas y conversaciones banales.

-HyeSung! – oyó HyeSung la voz familiar, por encima del cerco del jardín que rodeaba la villa de la familia Clark

-Eric? – se acercó HyeSung al muchacho que trepaba el cerco con dificultad

-fui a buscarte y el mayordomo me dijo que estabas aquí – respondió Eric

-mis padres me obligaron – HyeSung no supo por qué, pero de pronto sintió que era su deber aclarar las cosas, antes que Eric se dé una falsa idea de lo sucedido.

-lo imaginé… y bien, quieres quedarte en esta aburrida fiesta… o divertirte de verdad? – sonrió Eric.

HyeSung no lo pensó dos veces, para saltar la cerca con ayuda de su amigo, desapareciendo prontamente.

 

 

Los dos muchachos pasaron la tarde entre risas y juegos infantiles, paseando descuidadamente por la ciudad, a la que HyeSung tenía prohibido ir a menos que sea en compañía de sus padres. La tarde parecía larga y ambos muchachos estaban dispuestos a disfrutarla al máximo.

-esto sabe tan bien! No entiendo por qué mi mamá me obliga a comer esas porquerías que hace la cocinera – hablaba HyeSung, engullendo su segundo hot dog.

-y yo no entiendo donde te cabe tanta comida! – bromeó Eric, palmeando traviesamente el estómago del delgado muchacho

-hey!- se quejó HyeSung, sujetando la mano de Eric que yacía sobre su abdomen.

Ambos muchachos se mostraron sorprendidos por su proximidad, Eric estaba a tan solo unos centímetros de distancia del rostro de HyeSung.

-te han dicho que tienes unos hermosos ojos? – habló Eric con voz suave

HyeSung se sonrojó, fijando su vista en los gruesos labios de su amigo.

El silencio cayó y la atracción se hacía más fuerte. El rostro de HyeSung era como un imán que jalaba a Eric, acercándose cada vez más peligrosamente

Los latidos de sus corazones se sincronizaron. Sus miradas se encontraron. Sus labios se rozaron.

Y las pequeñas gotas que empezaron a caer sobre sus cabezas, les avisó que era hora de correr.

-lluvia!! – exclamó Eric de manera alarmante, tomando la mano de HyeSung, iniciando la marcha de regreso a casa en su bicicleta.

-mis padres ya están en casa! – exclamó HyeSung, cuando la bicicleta de Eric se detuvo a pocos metros de distancia de su villa

-está empezando a  llover con más fuerza, será mejor que entres a casa – habló Eric, acompañando a HyeSung hasta la puerta trasera de la mansión

-el mayordomo! – habló HyeSung, escondiéndose entre unos arbustos

-no puedo entrar mientras estén vigilando – susurró HyeSung a su amigo

-vamos ahí, hasta que se vaya – señaló Eric las caballerizas a pocos metros de distancia

Ambos muchachos corrieron, tratando de no empaparse con las gotas que seguían cayendo con más persistencia.

-estás todo empapado! – rió Eric, ante la vista divertida del delgado muchacho, con el cabello alborotado y la ropa húmeda que se ceñía a su cuerpo de manera ilegal

-ahh ahora me matarán el doble! – exclamó HyeSung, sentándose en el piso

-te ves lindo así – consoló Eric, sentándose al lado de su amigo

-tonto! Esto es tu culpa – acusó HyeSung

-acaso controlo el clima? – rió Eric, sujetando a su amigo por los hombros

-estás temblando

-hace frío – respondió HyeSung, acurrucándose en los brazos de Eric.

El silencio volvió a caer nuevamente. Sus corazones volvieron a acelerarse. Sus miradas volvieron a buscarse.

-Eric… esto no es correcto… - habló HyeSung, cuando la mano de su amigo se acomodó bajo su mentón.

-mucho de lo que hemos hecho desde que nos conocimos no es correcto… me gustas HyeSung, no me preguntes cómo… sólo sé que me gustas – confesó Eric, su mano temblando repentinamente

HyeSung quedó mudo, observando los ojos que reflejaban sinceridad y adoración.

Ambos eran jóvenes, ambos estaban descubriendo la vida. Ambos tenían muchas pruebas por venir y muchas barreras que saltar. Ambos provenían de mundos completamente diferentes. Uno estaba destinado a seguir la senda de los pasos de su padre, y convertirse en un gran empresario y reconocido hombre de negocios. El otro. El otro probablemente heredaría el negocio de carpintería de su padre y su vieja cartera de clientes.

Ambos tenían destinos tan diferentes y tan separados.

Pero un mismo sentimiento los unía. El mismo sentimiento que aceleró aún más sus corazones y unió sus labios en un tierno y suave beso, propio de dos jóvenes de su edad, que empezaban a descubrir el significado de la palabra “amor”.

 

 

-a dónde vas? – llamó la severa voz de su madre, antes que tuviera tiempo de abrir la puerta trasera de la mansión

-quería dar un paseo – respondió HyeSung nerviosamente

-a mitad de tu clase de literatura inglesa?... tu profesor está esperando – señaló la Sra. Shin, dirigiendo la mirada en dirección de la biblioteca

-por favor madre… sólo esta vez déjame salir un rato – suplicó el muchacho

-sólo por esta vez?... crees que soy tonta?... crees que no sé que te has estado escapando de tus clases desde hace más de un mes?! – alzó la voz la Sra. Shin

HyeSung sintió escalofríos por todo el cuerpo.

-hay rumores sobre ti y ese muchachito… el hijo del carpintero!... la gente dice que los ha visto andar por el pueblo muy contentos, tomándose de las manos!... me puedes explicar que es todo eso?! – la voz de la Sra. Shin era cada vez más fuerte y severa

-E-Eric es mi amigo… nos llevamos muy bien…

-no me salgas con tonterías que no soy idiota! – la Sra. Shin alzó la voz aún más, haciendo saltar al muchacho de un susto

-se acabaron tus escapaditas! Desde ahora permanecerás encerrado en tu habitación hasta que regresemos a Seúl! – sentenció la Sra. Shin con voz aterradora

-a Seúl?... no! Madre, no quiero regresar! – el pánico se apoderó de HyeSung. La idea de abandonar a Eric le desgarró el corazón.

-qué has dicho?... claro que regresaremos a Seúl! No nos vamos a quedar aquí de por vida! Tu futuro está en Seúl!

-no madre! Déjame quedarme aquí! Por favor! – insistió HyeSung

-para que te sigas viendo con ese mocoso, cierto?... mi hijo no se va involucrar con ningún hijo de carpintero!! No fuiste criado para eso! – la Sra. Shin perdió todo rastro de paciencia.

-Eric es una buena persona! No tendrá dinero como ustedes pero…

-pero es el hijo del carpintero! Ni siquiera es de tu misma condición social!... ni como amigo, ni como nada! No quiero a ese chiquillo cerca de ti!! – expresó la Sra. Shin con la mirada escupiendo fuego

-pero YO LO AMO!  - confesó HyeSung, sin advertir el grado de sus palabras

 

 

Tres días pasaron. HyeSung se encontraba en su habitación, recibiendo sus lecciones de filosofía, pero su mente estaba en otro lado. Su mente viajaba al lado de Eric y la preocupación de lo que podría haber pasado con él.

HyeSung sabía que su confesión traería más de una consecuencia. Su madre habló con sus amistades, convenciéndolas de despedir los servicios del carpintero de la ciudad, para que Eric ya no tuviera excusa de volver por la zona residencial, y no bastando con esto, la mujer reclamó directamente al padre de Eric, porque su inocente hijo había sido seducido por el muchacho que no tenía nada que ofrecer.

Eric pasaba los días en el taller de su padre, pensando en por qué la vida tenía que ser así. Por qué nadie entendía sus sentimientos y por qué la madre de HyeSung se negaba a aceptar su relación.

Los días pasaban y Eric sabía que tarde o temprano la familia Shin regresaría a Seúl. El miedo de no ver a HyeSung por una última vez invadió a Eric, dándole el valor para enfrentar todas sus barreras.

-HyeSung?... HyeSung? – llamó Eric, oculto entre las ramas del árbol que colindaba con la ventana de la habitación de su novio.

-Eric?... cómo llegaste aquí? – HyeSung abrió la ventana, sorprendiéndose al ver a Eric

-me escabullí entre la seguridad, soy muy rápido para ellos – sonrió Eric, muy orgulloso de sí mismo

Los siguientes minutos, Eric ayudó a HyeSung a bajar por el árbol, huyendo luego en el auto de su padre, que Eric tomó prestado sin permiso.

-cuando mamá vea que no estoy en mi habitación, le dará un infarto – rió HyeSung, acurrucándose sobre el hombro de su novio

-te amo HyeSung… no lo olvides nunca – susurró Eric con voz queda, plantando un dulce beso sobre el cabello del menor

Los muchachos huyeron hacia la ciudad, pasando la noche en una feria que acababa de llegar a la ciudad. HyeSung reía y se divertía, yendo por todos lados, de la mano de su novio. La noche parecía mágica y eterna. Una noche que había sido diseñada para grabar los mejores recuerdos, en los corazones de los dos muchachos, que se encontraban acurrucados bajo la copa de un árbol.

-no voy a volver a Seúl… - susurró HyeSung de pronto, rompiendo el silencio cómodo entre los dos muchachos.

-y tus padres? – habló Eric, girando el rostro en dirección de su bello novio

-no regresaré a casa… huye conmigo Eric… huyamos lejos, donde mis padres no nos encuentren – la voz de HyeSung era como una súplica.

Una súplica desesperada por no querer abandonar el lado del primer amor.

 

 

-gracias! – respondió Eric, tomando las llaves de la modesta habitación, en el motel donde acababa de registrarse, al lado de HyeSung

Los muchachos se sentaron sobre la cama, mirando fijamente en dirección de la puerta. Eric estaba nervioso, y preocupado por que los padres de HyeSung los encontraran en cualquier momento.

-creo que tomaré un baño… - habló HyeSung, colocándose de pie.

Mientras esperaba por el bello muchacho, Eric reflexionaba junto a la ventana, cuestionándose si era correcto lo que estaba haciendo. HyeSung pertenecía a una buena familia, había sido criado para ser alguien grande. Eric sentía que no tenía derecho de arrebatarle todo eso, al muchacho que aún permanecía en la ducha.

Aún tenían diecisiete años y toda una vida por delante. Aún había muchas cosas que no habían experimentado.

Eric no vio la necesidad de urgir las cosas, y tomar decisiones de las que más tarde podían arrepentirse.

-en qué piensas? – se acercó HyeSung a su novio, abrazándolo por la espalda.

-crees que estemos haciendo lo correcto? – interrogó Eric con voz pausada

-claro que sí… si regreso a casa mis padres me obligaran a ir a Seúl con ellos – respondió HyeSung

-pero yo no tengo nada qué ofrecerte… con tus padres lo tienes todo… conmigo… conmigo solo pasarás penurias… - habló Eric, con voz serena

-que dices… mientras nos tengamos el uno al otro nada de eso importa – HyeSung giró el cuerpo de su novio, enfrentando sus miradas

-dices eso porque no sabes lo que es pasar necesidades… eres un niño rico, criado en cuna de oro… probablemente esto sea sólo un juego para ti ahora pero luego…

-Juego?... claro que no es un juego!... por quién me tomas? – reaccionó HyeSung, antes que Eric pudiera continuar sus palabras

-no me mal interpretes… es sólo que no conoces nada de la vida – explicó Eric, tratando de sostener las manos de su novio

-y tú si conoces muy bien la vida?... ser el hijo de un carpintero te hace tan sabio? – esquivó HyeSung, las manos que trataban de atrapar las suyas

-así que es así como piensas de mi?... el hijo de un carpintero? – rió Eric agriamente.

-no, tú empezaste todo esto, con tus estúpidos pensamientos! – respondió HyeSung, retrocediendo unos pasos en dirección de la cama

-estúpido?... si soy tan estúpido entonces qué haces aquí?... por qué no te largas de una vez y regresas a tu vida perfecta de Principito?! – espetó Eric, alzando la voz más de lo necesario.

-eso es lo que quieres?... bien! Me largo de aquí!... fui un idiota al pensar que me amabas de verdad!... debí saber que solo querías divertirte con el niño nuevo de la ciudad – hablaba HyeSung, colocándose sus ropas, dejando que las lágrimas empezaran a caer por sus mejillas.

-si, quizás no estaba pensándolo bien cuando te dije que me gustabas, debí pensarlo mejor, antes de involucrarme con un niñito mimado! – vociferó Eric, dolido por las palabras de HyeSung.

-te odio Eric Mun! No quiero volver a verte nunca más en mi vida! – reaccionó HyeSung, cerrando la puerta de la habitación, con un fuerte golpe.

 

 

Al día siguiente, y luego de pasar la noche llorando y siendo regañado por sus padres;  HyeSung y su familia, partieron de regreso a Seúl.

-trajeron algo para ti esta mañana… - habló el Sr. Mun, dándole la espalda a su hijo, que acababa de ingresar en el modesto taller.

Eric permaneció en silencio, empezando a buscar sus herramientas de trabajo.

-quizás ya lo pensaste mejor durante toda la noche – habló el Sr. Mun, dejando un sobre blanco, sobre la mesa de trabajo de su hijo.

Eric observó fijamente el sobre, no sabiendo si quería abrirlo y revisar su contenido.

-eres muy joven aún… pero el verdadero amor, solo llega una vez en la vida – pronunció el Sr. Mun, dejándolo solo a su hijo en el taller.

Eric abrió el sobre, doblando cuidadosamente el papel dentro de éste.

“Eric, lamento mucho lo que dije ayer. No quería lastimarte, nunca fue mi intención. En serio te amo. Te amo más de lo que jamás que podría amar, y no me importa nada más. No me importaría pasar la vida, viviendo debajo de un puente, si es contigo con quien compartiría ese pedazo. Perdóname si mis palabras te hirieron. Perdóname por marcharme y ser un tonto. Faltan pocas horas para que el auto venga a recogernos. Regresaré hoy a Seúl con mis padres. Pero no me iré si me lo pides. Si me amas y estás dispuesto a cargar conmigo el resto de tu vida, por favor ven; rescátame una vez más.

Rescátame Eric, porque no quiero abandonarte. Te amo.”

Las lágrimas empezaron a caer por las mejillas de Eric. Sin darse cuenta, el muchacho se encontraba conduciendo el auto de su padre, en dirección a la villa de la familia Shin.

-se marcharon hace un par de horas – respondió el mayordomo encargado, cerrando con llave, las rejas de entrada de la villa.

Eric regresó al auto, conduciendo a máxima velocidad hacia el aeropuerto.

“perdóname HyeSung, el idiota fui yo. Yo fui el idiota” se decía Eric, mientras su pie derecho continuaba pisando el acelerador del auto.

HyeSung esperó y esperó, cada minuto, mirando alternativamente en dirección de las puertas de ingreso al aeropuerto. Pero nada.

La última llamada al vuelo con destino a Seúl se dejó oír.

-es hora de irnos – la Sra. Shin se puso de pie, tomando a su hijo por un brazo.

HyeSung dio una última mirada, terminando por perder las esperanzas.

“por favor Eric, si algún día volvemos a encontrarnos… rescátame” se dijo HyeSung, mientras las puertas del avión terminaban por cerrarse.

-HyeSung!... HyeSung!! – llamó Eric por todo el aeropuerto, corriendo en varias direcciones, descontroladamente.

-a quien buscas muchacho – se acercó uno de los trabajadores

-el vuelo para Seúl… el vuelo para Seúl! – respondió Eric casi sin aliento

-ese  vuelo partió hace treinta minutos – respondió el trabajador, abandonando el lado de Eric.

“no!... HyeSung!” Eric, cayó sobre sus rodillas, rompiendo en llanto.

“te prometo que iré por ti… no importa el tiempo que me tome… voy a rescatarte” prometió Eric, con la mirada alzada al cielo.

 

 

Tres años después…

-oppa! HyeSung oppa!! – llamó la melodiosa voz de una hermosa muchacha que corría al encuentro del muchacho que bajaba de su vehículo.

-Eun Ji! – sonrió HyeSung, tomando a la muchacha en brazos.

-tu madre espera – informó la muchacha, tomando la mano de su prometido.

HyeSung y Eun Ji, llevaban un año saliendo juntos, luego que sus padres los presentaran en una de las tantas reuniones de sociedad a las que solían asistir. Al principio HyeSung se resistió a caer en el pequeño truco de sus padres, al querer imponerle a la muchacha, hija de uno de sus mejores amigos; pero la personalidad alegre y libre de Eun Ji, terminaron por doblegar el corazón de HyeSung, iniciando una relación que prontamente los llevaría al altar.

-al fin llegaste hijo! – exclamó la Sra. Shin, invitando a su hijo a sentarse en la silla a su lado.

-tenemos que ver los detalles de su boda – habló la madre de Eun Ji, sonriendo a la adorable pareja que permanecían aún tomados de las manos.

La madre de HyeSung sonrió, viendo como finalmente su hijo había tomado el camino que le correspondía.

 

 

La vista de la hermosa ciudad era impresionante. No era su primera vez en Seúl, pero si su primera vez luego de años de ausencia. Eric recordaba aún, el día que su padre lo llevo a vivir a Florida, prometiendo una vida mejor, luego del terrible fallecimiento de su madre. En aquel entonces, Eric solo tenía diez años, y una inocencia propia de cualquier niño de su edad.

-ya llegamos padre – se dijo Eric, sosteniendo la pequeña urna de cerámica contra su pecho.

Eric jamás pensó que su deseo por regresar a Seúl, arrastraría el propio deseo de su padre, minutos antes de fallecer en aquella cama de hospital. Apretando la pequeña urna contra su pecho, Eric tomó su equipaje, y subió a un taxi, recorriendo la ciudad que lucía muy cambiada, después de diez años de ausencia.

“como te lo prometí HyeSung… he venido a rescatarte…”

 

 

-oppa… a donde iremos de luna de miel?... – se dirigió Eun ji a su prometido, abrazando su brazo izquierdo

-es una sorpresa, si te lo digo, se arruinará todo – respondió HyeSung, desando el cabello de su prometida

-pero si no me dices no sabré que tipo de ropa empacar – Eun Ji hizo un adorable puchero, jalando del brazo de su prometido, repetidas veces

HyeSung sonrió, viendo el adorable comportamiento de su prometida.

-tu madre hará la maleta por ti, de qué te preocupas? – habló HyeSung, abrazando a Eun Ji por los hombros.

-no es justo que mi madre sepa a donde iremos de luna de miel y yo no! – insistió Eun ji, fingiendo molestia

-te sentirías mejor si te compro un helado? – ofreció HyeSung, deteniéndose frente a una heladería.

El rostro de Eun Ji se iluminó, asistiendo como una niña pequeña. HyeSung sonrió, tomando la mano de su prometida, dirigiéndola al interior de la heladería.

 

 

El taxi seguía avanzando, deteniéndose de pronto en un semáforo. Eric aprovechó el momento, para dar una vista más fija en la ciudad que le daba la bienvenida con un clima cálido y un cielo despejado.

-HyeSung? – pronunció Eric, observando la figura de un muchacho, entrando a la heladería ubicada a escasos metros de donde se encontraba estacionado el taxi

Sin dudarlo por un segundo, Eric salió del taxi, corriendo en dirección de la heladería. Su corazón empezó a acelerarse agradeciendo que todo su esfuerzo por regresar a Seúl, empezara a valer la pena.

Mas los ojos llenos de esperanza de Eric, cayeron el segundo que vio como HyeSung sostenía la mano de la muchacha que se encontraba a su lado. Eun Ji sonreía, tomando con la mano libre, el recipiente de helado del mostrador. HyeSung sonrió, viendo la torpeza de su prometida, al querer tomar el helado con una sola mano.

El corazón de Eric dolió más, cuando vio a HyeSung, tomando el recipiente de helado de manos de la muchacha, empezando a alimentarla, mientras ambos soltaban risitas cómplices.

Las mismas risas de complicidad que alguna vez ellos compartieron.

“me olvidaste…” se dijo Eric mentalmente, regresando sus pasos al taxi que se había estacionado frente a él.

 

 

Dos semanas pasaron desde que Eric regresó a Seúl. Vendiendo la casa y el taller de su padre; más los ahorros que había logrado juntar durante tres años, trabajando incesantemente día a día. Eric logró comprar un boleto de regreso a la ciudad que lo vio nacer, y juntar una buena cantidad de dinero, que le permitió comprar la vieja casa donde residían sus padres.

Una vieja casa que su madre había heredado de pequeña, pero que su padre se vio forzado a vender, para viajar a América.

Ahora Eric regresaba a esa casa, dispuesto a cumplir los deseos de su padre. Recuperar el patrimonio de su madre, y restaurarlo.

Ese era el único sueño que Eric guardaba ahora. Ahora que sus propios sueños habían sido destrozados, el momento que se dio cuenta que tres años, habían sido un largo tiempo para olvidar.

 

 

-no puedo creer que alguien haya comprado esa vieja casona – exclamó la Sra. Shin, revisando el periódico que el mayordomo acababa de dejar sobre la mesa del comedor

-cuál casona? – interrogó Eun Ji, curiosa por la expresión de su futura suegra

-la casona abandonada al sur de la ciudad… esa casa se cae a pedazos, no entiendo como alguien pudo comprarla, lo mejor era derribarla y vender el terreno alrededor – suspiró la Sra. Shin, dejando el periódico sobre la mesa.

Eun Ji tomó el periódico, dando una mirada a la fotografía de la casona en discusión.

-wow! El lugar es hermoso… oppa por qué no vamos el fin de semana por ese lugar?... mira qué hermoso es! – habló Eun ji, emocionada por el paisaje que se dejaba ver en la fotografía.

La muchacha se inclinó sobre la mesa, mostrando el periódico a su prometido, cuyos ojos saltaron de su sitio en un parpadear.

-Eric… - susurró HyeSung en shock, reconociendo la fotografía del muchacho que posaba al lado de la vieja casona.

Eun Ji, no pudo detener; mucho menos comprender, el momento que HyeSung salió corriendo de la casa de sus padres, sin decir una sola palabra.

 

 

-Eric ssi?... te traje algo de beber, debes estar muy cansado – saludó la muchacha de apariencia humilde, mostrando la pequeña cesta que colgaba de sus manos.

Eric sonrió educadamente, invitando a la muchacha a ingresar en su casa.

-vaya! Lo has arreglado muy bien – elogió la muchacha, observando los rincones que Eric había esmerado en reparar, de la vieja casona de su madre.

-gracias… espero terminar a finales del año… entonces podré vender la casa a un buen precio y costear mis estudios en América – respondió Eric, tomando asiento en la mesa de la cocina

-regresarás a América? – interrogó la muchacha, completamente sorprendida

-sí… vine aquí para cumplir dos sueños… uno ya es inalcanzable… el otro aún está en proceso – respondió Eric, dando una mirada periférica a los interiores de la casa

La muchacha quedó en silencio, sirviendo los platos de comida, dentro de la cesta que llevaba en brazos.

-yo lavaré los platos… - ofreció Eric, tomando los platos vacíos de la mesa

La muchacha sonrió, dejando al dueño de casa, moverse libremente en la cocina.

-Eric ssi, llaman a la puerta – informó la muchacha luego de unos minutos

-puedes ver quién es?... tengo las manos con detergente – habló Eric desde la cocina

La muchacha se puso de pie, abriendo la puerta.

El rostro de HyeSung saltó en sorpresa, cuando el rostro que lo recibía, no era el de la persona que esperaba.

-HyeSung? – llamó Eric a lo lejos, secando sus manos con una pequeña toalla.

 

 

El silencio pesado e incómodo los consumió. Sentados en el pórtico de la vieja casona, Eric y HyeSung no sabían que decirse el uno al otro. Los anhelos de noches enteras pensando en el otro, parecían inexistentes.

-por qué viniste? – habló Eric primero, con voz baja

-vi tu fotografía en el periódico… - respondió HyeSung, enterrando la mirada en sus manos sobre su regazo

-te vi aquel día… te vi con tu novia… - confesó Eric, observando el rostro del muchacho sentado a su lado

-Eun ji… es mi prometida… nos vamos a casar en dos semanas… - respondió HyeSung, buscando los ojos de Eric

Sus miradas se encontraron, y a pesar de parecer inexpresivas, había dolor dentro de ellas.

-me alegro por ti… espero que seas muy feliz… - habló Eric primero, cayendo luego en silencio sepulcral

-tú y esa mujer… la que abrió la puerta… - balbuceó HyeSung, sin saber por qué los nervios empezaban a invadirlo.

-es solo una vecina… vino a traer algo de comer – explicó Eric, sintiendo la necesidad que HyeSung no mal interpretara la presencia de la muchacha.

-tengo que irme… - HyeSung se puso de pie, pero fue detenido inmediatamente

-ya es muy de noche y son varias horas de manejo… quédate – pidió Eric, sosteniendo el brazo de HyeSung.

La noche bañaba de oscuridad cada rincón de las habitaciones, separados solo por una delgada pared, Eric y HyeSung sostenían sus pensamientos, anhelando por la presencia del otro, pero siendo incapaces de expresarlo.

 

 

-así que fuiste a la escuela de arte?... – habló Eric en la mesa de la cocina.

-mis padres querían matarme… pero creo que tenías razón en lo que siempre me dijiste… uno debe buscar su propia felicidad y no conformarse con la felicidad ajena – respondió HyeSung, tomando asiento en la silla frente a su amigo

Eric sonrió, recapitulando los momentos vividos años atrás, cuando ambos muchachos eran jóvenes e inocentes.

-regresarás ya? – interrogó Eric, cuando HyeSung se puso de pie

-tengo que volver… me están esperando – respondió HyeSung, cayendo su mirada en una profunda tristeza

-déjame mostrarte algo antes… después de eso… puedes irte si quieres… - habló Eric, sintiendo que esta sería su última oportunidad, para revivir los recuerdos que murieron en el  pasado.

 

 

-este lugar es hermoso! – exclamó HyeSung, observando la hermosa vista bajo sus ojos.

-mi madre solía traerme aquí cuando era más pequeño… decía que aunque no lo tengamos todo… al menos el cielo nos daba joyas de noche, que brillan mucho más que los diamantes – habló Eric, colocándose al lado de su amigo.

Los dos muchachos se encontraban en la cima de una colina, observando la majestuosa vista de la ciudad bajo sus pies.

-tu madre debió ser una buena mujer – dijo HyeSung, cerrando los ojos, inhalando la esencia del aire puro que acariciaba su rostro.

Eric dio una mirada al rostro de su amigo, reconociendo las bellas facciones que había extrañado por tres años. El rostro que amó desde el primer que lo vio. El rostro que nunca dejó sus sueños.

-por qué no me esperaste?... – habló Eric repentinamente, despertando el trance del muchacho que disfrutaba el jugueteo del viento sobre su cabello

-nunca respondiste mis cartas… creí que te habías olvidado de mí… te esperé hasta el último segundo en el aeropuerto… - respondió HyeSung con melancolía.

-nunca recibí una sola carta tuya… más bien fuiste tú quien nunca respondió las mías… no tienes idea lo destrozado que quedé cuando llegué al aeropuerto… y el encargado me dijo que tu vuelo había salido hace treinta minutos… - la confesión de Eric tomó a HyeSung por sorpresa.

-nunca recibí una carta tuya… - expresó HyeSung, observando a su amigo, con confusión

-te escribí cada día, desde que regresaste a Seúl… quería que supieras que había ido por ti… y que volvería a intentarlo algún día – continuó hablando Eric, creando más confusión  dentro de HyeSung

-esperé días por que respondieras mis cartas… quería que supieras que aún pensaba en ti… que mi amor no había desistido… - confesó HyeSung, con el rostro llenándosele de lágrimas

-mi amor tampoco desistió… pero el tuyo… el tuyo decidió tomar otro rumbo… - habló Eric, con el dolor pintándose sobre su rostro, al recordar la condición de HyeSung.

-Eun Ji… es una buena chica… pensé que te habías olvidado de mí… no tuve noticias tuyas por tres años – explicó HyeSung, apretando los dientes

-yo tampoco tuve noticias tuyas en tres años… pero aún así, guardé mi palabra y vine por ti! – elevó Eric el tono de voz, dejando que el dolor hablara por él

-me estás acusando de traicionarte? – espetó HyeSung, herido por el tono de voz de Eric

-no soy yo el que se comprometió, luego de dejar una carta diciendo que me amaba como nada en este mundo! – volvió a acusar Eric, su rostro llenándose una vez más con rabia.

-fuiste tú el que me dijo que me marchara! Fuiste tú el que dijo que no podíamos estar juntos!... fuste tú quien lo terminó! – se defendió HyeSung, dejando que más lágrimas cayeran por su rostro.

-no puedo creer que guardé la esperanza que aún seguías amándome – rió Eric agriamente

-aún te amo pedazo de idiota!... no lo entiendes?!... qué crees que hago acá?! – respondió HyeSung, su rostro llenándose con la misma furia que el de su amigo

-me amas?... pero aún así vas a casarte, cierto?... aún así vas a regresar con ella! – acusó Eric nuevamente, enfrentando la mirada perforante de HyeSung.

-no me arrepiento de ninguna de las decisiones que he tomado hasta ahora… excepto el haberte conocido ese día… - pronunció HyeSung las palabras, girando sobre sus talones

Eric no pudo resistirlo, una vez más veía a HyeSung partir de su lado. Y quizás esta vez, sería para siempre.

“el verdadero amor, solo llega una vez en la vida”, recordó Eric las palabras de su fallecido padre, tomando un impulso que le dio valor para correr detrás de HyeSung, tomarlo por un brazo, girarlo hasta enfrentar sus miradas, y unir sus labios en un acto desesperado por no perder su última oportunidad.

Una última oportunidad para el amor.

 

 

Los labios que se habían añorado por tres largos años, parecían devorarse, conforme sus cuerpos se presionaban contra los del otro, despertando un sentimiento que creyeron muerto.

Los labios de HyeSung no demoraron en responder el beso brusco de Eric, sorprendiéndose el mismo HyeSung, cómo es que recordaba como besar, después de años de no haber probado labios ajenos.

El beso se hizo más intenso. Ambos hombres dejaron salir todos sus sentimientos contenidos, terminado sin saber cómo, de regreso a la vieja casona abandonada, sin soltarse ni un segundo.

Eric empujó a HyeSung contra la pared, dándose espacio para tirar de los molestos botones de su camisa, abriéndola de un tirón. HyeSung dejó salir un ahogado gemido contra los labios de su amigo, el momento que sus manos empezaron a explorar su pecho desnudo.

Eric continuó profundizando el beso, mordiendo el labio inferior de HyeSung, obligándolo a abrir la boca y dejar salir otro gemido de excitación. Momento que Eric aprovechó, para introducir su lengua y explorar la dulce cavidad que le pertenecía.

Sus lenguas se encontraron, batallando por ganar territorio en una pelea que HyeSung sabía perdería en cualquier momento, al sentir las manos de Eric, bajar por sus caderas, acariciando sus muslos con ansiedad, para luego enroscar sus piernas alrededor de su cintura.

Los labios de Eric se movieron hacia el cuello de HyeSung, mordiendo, presionando con fuerza y deseo. HyeSung dejó escapar más gemidos, disfrutando cada mordida que Eric propinaba contra su piel. Los gemidos de HyeSung empezaron a despertar más la lujuria en Eric, rodeando sus brazos alrededor de su cintura, llevándolo escaleras arriba, directo a la habitación principal.

Los dos hombres cayeron sobre la cama con brusquedad, no importándoles el dolor por el impacto.

Eric se separó centímetros del cuerpo de HyeSung, removiendo su camiseta. HyeSung ayudó a su amigo a desvestirse, soltando el cinturón de su pantalón y jalando del cierre. Los labios de Eric regresaron a apoderarse de la piel de HyeSung, dejando besos húmedos y sonoros por todo el camino desde su pecho, hasta su abdomen, donde sus manos no demoraron en liberar el molesto cinturón, y remover los pantalones y el boxer que impedían la admiración total, del hermoso cuerpo del hombre que yacía bajo su pecho.

Sus miradas volvieron a conectarse con lujuria. HyeSung tomó el rostro de Eric entre sus manos, besándolo apasionadamente, despertando aún más los instintos primitivos de éste. Las manos de Eric empezaron a recorrer cada pedazo de piel expuesta, que llegaban a alcanzar.

HyeSung disfrutaba del contacto de su piel, con la piel del hombre que no había dejado de amar por tres años. Un primer amor que siempre sería el único.

Las manos de Eric empezaron a moverse por el trasero de HyeSung, acariciándolo con fervor. HyeSung dejó salir sonoras exclamaciones, casi rogando por que Eric no se detuviera.

El sudor empezó a bañar ambos cuerpos que ardían con lujuria. Las manos de Eric se introdujeron dentro de HyeSung, exclamando éste en una mezcla de dolor y satisfacción.

Sus labios volvieron a encontrase salvaje y descontroladamente. Sus gemidos se ahogaban en la garganta del otro. Lentamente, HyeSung sintió como Eric se introducía dentro de él, llenando su rostro de ansiedad y placer.

La habitación empezó a llenarse en una mezcla de gemidos, golpes alternos de la cabecera de la cama contra la pared, y el sonido de dos cuerpos que se juntaban, no queriendo soltarse nunca más.

 

 

El sol de la mañana los saludó, hiriendo sus ojos con sus penetrantes rayos.

-buen día cariño… - saludó Eric, besando fugazmente los rosados labios que le pertenecían.

HyeSung sonrió, acurrucándose más, en los brazos de Eric.

-así que de esto me perdí estos tres años? – habló HyeSung con voz rasposa, pasando un dedo sobre el pecho desnudo de Eric

-te amo HyeSung… no hubo un solo día que dejé de repetirlo, mientras esperaba por volverte a ver – aseguró Eric, abrazando el delicado cuerpo, contra el suyo.

HyeSung inhaló la esencia de quien una vez fue su novio, deseando que esos brazos no dejaran de sostenerlo jamás. Exactamente como la noche anterior.

-prepararé el desayuno… - anunció Eric, poniéndose de pie

HyeSung bajó al comedor, envuelto en una sábana, siendo bienvenido por la exquisita mesa que Eric había preparado.

-todo esto parece tan irreal – pronunció HyeSung, sosteniendo la taza de café contra su rostro

-nunca será irreal, mientras sepamos qué es lo que sentimos – aseguró Eric, tomando la mano de HyeSung.

El ruido de un auto estacionándose en la entrada principal de la casona, llamó la atención de los dos amantes, dirigiéndose al mismo tiempo hacia la puerta.

-madre… - expresó HyeSung, reconociendo el rostro severo de su madre, bajo el marco de la puerta que Eric abrió.

-sabía que estarías acá… Eun Ji ha estado preocupada toda la noche… - habló la Sra. Shin, pasando de largo por el lado de Eric.

HyeSung bajó la mirada, regresando a su realidad. Sabía que tenía un compromiso que cumplir.

-no entiendo cómo no reconocí tu fotografía en el periódico… - habló la Sra. Shin, esta vez dirigiéndose hacia Eric.

Los dos muchachos quedaron en silencio, intimidados por la presencia de la madura mujer.

-vístete… Eun Ji está en camino… - habló la Sra. Shin, controlando sus expresiones.

Eric levantó la mirada, observando el rostro confundido de HyeSung.

-madre… amo a Eric… - se atrevió a hablar HyeSung finalmente.

-y crees que es correcto?... no fui yo la que te obligó a comprometerte con Eun ji, fuiste tú quien le propuso matrimonio… - respondió la Sra. Shin, fulminando a su hijo con la mirada

El silencio de HyeSung fue mortal.

 

 

-así que regresarás? – ingresó Eric a la habitación, mientras HyeSung terminaba de vestirse.

-Eric… tengo un compromiso con Eun Ji… no puedo hacerle esto – respondió HyeSung, tomando su saco en manos

-y sí puedes hacérmelo a mí?... – replicó Eric, bloqueando el camino de salida de la habitación

-Eric por favor… lo de nosotros terminó hace mucho… te amo pero… también amo a Eun Ji… - suplicó HyeSung, mordiéndose los labios para no estallar en llanto

-dime por qué viniste?... sólo querías pasar una noche con el idiota que nunca dejó de pensar en ti y listo?... ahora regresarás, te casarás con tu noviecita y te olvidarás de todo?! – alzó la voz Eric.

-lo siento Eric… anoche no pensé lo que hacía… solo me dejé llevar…

-no te atrevas a decir que lo de anoche fue un error!... por que para mí no lo fue… no hubo nada más correcto en mi vida, que lo que pasó anoche – Eric se sentía herido y hasta cierto punto, traicionado.

-para mí tampoco fue un error… pero debo volver… Eric, esto es Corea… acá no está permitido...

-no lo digas! No te atrevas a decirlo! – Eric cubrió los labios de HyeSung con una mano, presionando con fuerza su cuerpo contra la pared

Las lágrimas de HyeSung empezaron a caer descontroladamente

-me pediste que te rescatara… déjame rescatarte ahora… no regreses con esa chica – suplicó Eric, presionando con más fuerza el cuerpo de HyeSung.

HyeSung solo siguió llorando, bajando la mirada cuando Eric lo liberó, rendido al ver que su pelea no tenía fin.

-si te vas a ir… lárgate de una vez… sólo recuerda que esta vez… no soy yo quien te está echando de mi vida – habló Eric con amargura, abandonando la habitación.

 

 

-oppa!... oppa estaba preocupada toda la noche! – Eun Ji corrió a abrazar a su prometido, apenas lo vio atravesar la puerta de la habitación donde se hospedaba.

HyeSung respondió el abrazo desfallecientemente, casi sin fuerzas para sostener su propio cuerpo.

-señorito HyeSung? – llamó la veterana sirvienta, ingresando a la habitación del muchacho que terminaba de arreglar la corbata de su traje.

-pasa nana Choy – respondió HyeSung a la mujer.

-se ve muy guapo hoy… estoy segura que será un gran esposo, la Srta. Eun ji es muy afortunada – elogió la mujer, observando a HyeSung de pies a cabeza.

HyeSung se sonrojó ligeramente, recordando luego que en cuestión de minutos, se uniría para siempre a la mujer que había elegido.

-le traje algo como regalo de bodas – se acercó la mujer, colocando un pequeño cofre de madera, en manos de HyeSung.

-su madre me pidió que las quemara… pero siempre supe que algún tendrían que llegas a sus manos… son suyas después de todo – sonrió la mujer, retirándose de la habitación, dejando a HyeSung confundido.

HyeSung abrió el pequeño cofre, encontrando innumerables cartas con su nombre. Cartas escritas por Eric.

“HyeSung, lamento mucho no haber llegado a tiempo. Fui un estúpido al decirte que te marcharas, no quería que sufrieras por mi causa, pero creo que te provoqué un sufrimiento mayor. Lo siento tanto HyeSung, lamento haber sido tan idiota. Por favor espérame, trabajaré el doble para conseguir un boleto a Seúl e iré por ti. Te rescataré como me lo pediste. No importa el tiempo que pase, no desistiré hasta estar nuevamente a tu lado. Te Amo”

Las lágrimas empezaron a caer por el rostro de HyeSung, tomando la última carta que había sido enviada.

“Papá enfermó repentinamente, los doctores no nos dan muchas esperanzas, pero esta bien, estoy resignado a dejarlo ir y que ya no siga sufriendo. Cuando papá salga de este hospital, venderé la casa e iré por ti, ya tengo juntada una buena cantidad de dinero. Será suficiente para mantenernos por un tiempo mientras conseguimos empleo en algún otro lugar. A la fecha sigues sin responder mis cartas, pero está bien, tu madre debe estar forzándote a no escribirme. No olvides nunca que te amo y sigo pensando en ti. Cada día está más cerca el día de volvernos a encontrar. Ten paciencia y sé fuerte, voy a rescatarte. Te amo.”

HyeSung dejó caer el pequeño sobre de sus manos, cayendo sobre sus rodillas, desarmándose en ese preciso instante, que su vida iba a tomar un rumbo diferente.

 

 

-por qué escondiste mis cartas? No tenías ningún derecho de hacerlo! – enfrentó HyeSung a su madre.

-ese muchacho solo iba a desgraciarte la vida!... – respondió la Sra. Shin

-amo a Eric, lo sabes muy bien… nunca dejé de amarlo!

-y Eun Ji?... vas a abandonarla por un amorío con un muchacho poca cosa?!

-no tenías derecho de hacer esto!... no puedes controlar mi vida por siempre!

-yo no te obligué a comprometerte!... diste tu palabra a Eun Ji… ahora cúmplela – sentenció la Sra. Shin, dejando a su hijo solo en su habitación.

La puerta se abrió minutos después, ingresando la pequeña y frágil figura, de la muchacha que había oído toda la discusión sin querer.

-oppa… lo amas? – habló Eun Ji con voz pausada

HyeSung giró, enfrentando el rostro lloroso de su prometida.

-lo amas?... lo amas tanto para terminar este compromiso? – insistió Eun Ji, con lágrimas inundando sus ojos

HyeSung permaneció en silencio. Su madre tenía razón, nadie lo obligó a enamorarse de Eun ji y proponerle matrimonio. Su vida fue un desastre luego de su regreso a Seúl y Eun Ji, fue ese soplo de vida que lo regreso a la realidad. Claro que HyeSung amaba a Eric, pero su amor era prohibido. Un amor que no tenía futuro y lo mejor era dejarlo donde pertenecía. En el pasado.

-oppa… - llamó Eun Ji con voz desfalleciente

-te amo Eun Ji… - respondió HyeSung, tomando la mano de su prometida.

*Fin del Flashback*

 

-eso fue todo?... entonces se casó con Eun Ji? – interrogó Andy, apoyado en el regazo de su abuelo.

-verás Andy… hay un momento en la vida, en la que las decisiones que tomamos, quizás no sean las mejores, pero sí las correctas – respondió el abuelo, cerrando el libro.

-pero, que pasó con Eric? Qué pasó con eso de no dejar ir al amor?... – insistió el menor.

El abuelo dirigió una mirada tierna a su nieto, acariciando su cabello.

-no todas las batallas se pueden ganar… - respondió el abuelo, dejando salir un pesado suspiro.

Andy bajó la mirada, no conforme con la respuesta de su abuelo.

-no es cierto… ya lo recordé… - expresó la voz, del hombre de cabello gris, que permanecía sentado en el sofá frente a Andy y su abuelo.

Los ojos del abuelo de Andy se iluminaron. El pequeño Andy sonrió.

-lo recordé… - continuó el hombre de cabello gris

 

*Flashback*

Eric permanecía sentado en su cama, sosteniendo su reloj en manos, contando los minutos para que su corazón terminara de quebrarse. Unos minutos más y HyeSung estaría casado, lejos de él para siempre.

Y es que así tenías que ser la vida, injusta algunas veces, difícil otras, pero siempre dejándonos lecciones para hacernos más fuertes.

-algún día te darás cuenta que no puedes huir de nuestro amor – susurró Eric, sosteniendo con más fuerza el reloj.

-Eric! Eric Mun! – llamó una voz a lo lejos.

Eric se puso de pie, abriendo la ventana del balcón.

-como no llegaste a rescatarme… vine a aquí a rescatarte – sonrió HyeSung, sosteniendo un par de maletas en cada mano.

Eric no demoró un segundo en correr y abrazar al hombre por el que tanto había esperado.

-vas a tener que hacerte responsable por esto… acabo de ser desheredado – rió HyeSung, correspondiendo el fuerte abrazo de Eric.

-te amo, te amo HyeSung! – Eric aligeró el abrazo, bañando el rostro de HyeSung con besos fugaces.

-perdóname! Fui un idiota! – expresó HyeSung, besando a Eric con pasión

-y a quién le importa! Los dos somos un par de idiotas! Yo amo a este idiota! – respondió Eric el beso, profundizándolo aún más.

-y yo amo a este otro idiota! – exclamó HyeSung, enfrascándose los dos muchachos en un fuerte abrazo, que los unió de por vida.

*Fin del Flashback*

 

-Eric… - redirigió el hombre de cabello gris, al abuelo que lo observaba con ojos cristalizados.

-HyeSungie… has vuelto – respondió el abuelo, envolviendo en sus brazos al hombre de cabello gris.

Andy sonrió, dejando a sus abuelos solos, en la habitación.

-perdóname! Perdóname por haberlo olvidado! – exclamó HyeSung, susurrando contra el oído de su esposo.

-está bien cariño, está bien… lo que importa es que ya estás de vuelta – respondió Eric, liberando a HyeSung, haciendo que sus frentes se juntaran.

-cuánto tiempo tenemos? – preguntó HyeSung con voz suave

-la última vez fueron quince minutos… - respondió Eric, sosteniendo las manos de su esposo.

-como están los chicos? – interrogó HyeSung

-están todos bien, te extrañan mucho – respondió Eric, trayendo de regreso a sus brazos, el frágil cuerpo de su esposo.

-y Andy?... por qué se fue? – habló HyeSung, extrañado por la ausencia de su nieto favorito.

-está bien cariño, él ya está acostumbrado… - Eric besó el cabello de su esposo, acariciando su espalda

HyeSung inhaló profundamente, la esencia de su esposo. Esa esencia que no había cambiado, durante todos los años que permanecieron juntos. Esa esencia que los acompañó el día de su matrimonio en Florida. La esencia que inhaló, el día que trajeron a casa su primer bebé adoptado, y el día que sostuvo en brazos a su primer nieto.

La esencia que lo acompañó inclusive, el día que le diagnosticaron la terrible enfermedad de alzheimer.

-por cierto… feliz aniversario HyeSungie… hoy cumplimos un mes más de casados – sonrió Eric, presionando con suavidad, sus brazos que seguían rodeando el cuerpo de su esposo.

-qué?... que aniversario?... quién es usted? – reaccionó HyeSung repentinamente, apartándose bruscamente de los brazos de su esposo

-HyeSungie? – llamó Eric con voz herida

-por qué me llama así?... que está haciendo acá?! – exclamó HyeSung, entrando en estado de pánico

-HyeSungie soy yo, Eric… tu esposo – insistió Eric.

-de qué está hablando?... yo no tengo esposo!... usted es un demente! Auxilio! Auxilio! – empezó a vociferar HyeSung, tratando de huir de la habitación.

-HyeSungie no! recuerda por favor!... recuerda todo lo que pasamos… recuerda Florida!  Rogaba Eric, sosteniendo al hombre de cabello gris por los brazos.

-no sé de qué está hablando! Auxilio! – continuaba exclamando HyeSung

Los enfermeros y doctores ingresaron a la habitación, separando a los dos hombres de cabello gris.

-HyeSungie, recuerda por favor! – lloraba Eric, viendo como los enfermeros inyectaban tranquilizantes en el brazo de su esposo.

 

 

-está bien Sr. Mun, deberá pasar unos días en cama, su ritmo cardíaco ha disminuido levemente – habló el hombre de blanco, escribiendo en la carpeta color gris, al pie de la cama

-estoy bien doctor… estoy preparado para lo que sea – sonrió Eric, girando el rostro hacia la ventana.

-que tenga buena noche – sonrió el doctor, abandonando la habitación.

Luego de unos minutos, Eric se levantó de la cama, empezando su recorrido por los corredores del hospital.

-Sr. Mun, no debería andar por acá a estas horas – regañó una de las enfermeras, bloqueando el camino de Eric.

-lo siento… - respondió Eric, dirigiendo una mirada suplicante a la muchacha

-no le están permitidas las visitas… lo sabe – respondió la muchacha con voz conmovida

-por favor… solo una última vez – rogó Eric una vez más

La muchacha bajó la mirada, mordiéndose los labios,

-iré por un café… - habló la enfermera, dirigiendo una mirada cómplice al anciano.

Eric sonrió, continuando su camino hacia la habitación que tanto ansiaba ver.

-HyeSungie?... HyeSungie soy yo – susurró Eric, sentándose en la silla al lado de la cama

HyeSung dormía tranquilamente, aún bajo los efectos de los tranquilizantes.

Eric admiró el rostro de su esposo, sorprendiéndose ver cuán bellamente había madurado su esposo.

-no importa cuántos años pasen… siempre serás hermoso a mis ojos – habló Eric, besando la frente de su esposo

-Eric? – susurró HyeSung con los ojos cerrados

-HyeSungie, mi amor… despertaste – exclamó Eric, tomando la mano de su esposo entre la suyas

-Eric por qué me pasa esto?... hasta cuando tendremos qué…

-sshhh no hables… estás muy débil… - colocó Eric un dedo contra los labios de su esposo.

-gracias – pronunció HyeSung suavemente, dirigiendo una mirada tierna a su esposo

-gracias por volver a rescatarme – continuó hablando HyeSung, sosteniendo con fuerza la mano de Eric

-siempre HyeSungie… siempre iré detrás de ti… no importa a donde vayas… siempre iré a rescatarte… en esta y en otras vidas – habló Eric, acariciando el rostro que había amado por poco más de sesenta años.

-te amo Eric, por favor nunca te rindas… rescátame… tráeme de regreso a tu lado – pronunció HyeSung, colocando su cabeza contra el pecho de su esposo

-te amo HyeSungie… en esta y todas mis vidas… siempre iré detrás de ti… - respondió Eric, colocando una mano bajo la barbilla de su esposo, levantando su rostro, juntando sus labios por última vez.

-hasta la eternidad Eric… ven a rescatarme… te amo… - exhaló HyeSung, cerrando los ojos.

Pequeños minutos pasaron, Eric sostenía el cuerpo desfalleciente entre sus brazos, como si se tratara de su tesoro más preciado, cuando sintió un ligero hincón contra su pecho, y una sonrisa se formó en su rostro.

-siempre iré detrás de ti… voy a rescatarte HyeSungie… voy por ti – pronunció Eric, cerrando los ojos.

 

El pequeño Andy observaba los cuerpos dormidos de sus dos abuelos, desde lejos, sosteniendo en sus manos el libro que pertenecía a su abuelo.

ven a rescatarme de estas sombras, lee esto cada mes, y regresaré a ti”

Leía la dedicatoria en el libro.

 

 

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
Angelly8a #1
Chapter 1: Ooooowwww mi Corazon se estaba rompiendo en el final T-T
draghag #2
Waaaah i just found this story now. This is very very good. I cried happy tears
patiiShcj #3
Chapter 1: waaa shinbeee me hiciste llorar TnT te quedo tan hermosa la historia, amo esa pelicula es una de las pocas que siempre me hace llorar cada vez que la veo y ahora tenerla en ricsyung puuff ni se diga exploto con los feels
sofiliztore #4
Chapter 1: Unnie... como escribes algo así... la historia es tan hermosa... pero a la vez algo triste... el amor que ellos dos sentían era tan profundo y fuerte... que ni siquiera la muerte los pudo separar... y muchos menos esa terrible enfermedad.... muchas gracias por compartir este shot :)
Beatriz3003 #5
Shinibella, me he convertido en tu gran fan!! soy nueva por aqui me he unido por que ya he leido varios fics, de estos hermosos hombres, y cuando alguien escribe una gran historia debe recibir comentarios! Y bueno solo quiero decir que esta historia me ha encantado!!, personalmente no he visto la pelicula, pero esta historia en RicSung me ha gustado y conmovido mucho!!
anurim #6
Chapter 1: Esa peli me hace llorar!!!!
feelgyo #7
Chapter 1: omg, your story is really beautiful...the emotion you put makes me sad, but it's okay since the story plot is great :) btw Andy is their grandson rite? kekekeke....so cute <3
gracias authornim ^^
Sayumi_Uchiha
#8
Chapter 1: Waaaaa!!! -llora desconsoladamente- si me puse triste con la película con tu fic parezco perro triste bajo la lluvia!!! -rueda por el suelo- me fascinó!!! La peli es Diario de una Pasión TT^TT la tengo original porque es una de mis favoritas :3
Te quedó hermoso el fic, juro que aún estoy llorando y hasta mi profesora me dijo que si no me sentía bien me dejaba salir un rato xD
El RicSung manda!!! Gracias por el hermoso fic <3
Songhabnida
#9
Chapter 1: De verdad que es una historia bonita ^_______^ no he visto la película, pero prefiero tu versión
Que bien que decidiste terminarla.
Suerte en tus siguientes fics.
Cuídate!!
klauh1 #10
Chapter 1: hermoso hermoso!! me emociono al igual que la pelicula "the notebook o diario de una pasion", simplemente me encanto esta adaptacion con el ricsung *-*