Capítulo 1

Hasta mi final

¡Hola!

Aquí haciendo mi primer aporte. Este One Shot me pertenece aunque no estuviera subido en el mismo usuario en la página "Amor ". La razón es porque lo subí en otro usuario y luego me mudé a mi actual cuenta.

Este es un KaiXing, una pareja que me gusta muchísimo. Suelo escribir sobre pareja que no todo el mundo shippea y disfruto haciéndolo. Espero que les guste. Nos leemos.

 

 

 

Hasta mi final

Un accidente lo puede tener cualquiera, en cualquier momento y sin siquiera esperárselo. Porque eso es, sólo un accidente. No importa si sos joven o viejo, si sos hombre o mujer, humano o animal. Si tiene que pasar, pasará. Nadie lo sabe, nadie lo espera.

 

Yo no lo esperaba.

 

Ahora que estoy en esta camilla del hospital, me doy cuenta del daño que he hecho. ¿Estoy acá por haber sido malo con mi mamá? ¿Por haberle gritado a mi padre que lo odiaba antes de salir corriendo de la casa? Creo que el auto sobre el cual rodé, era el castigo por haber sido así. Lo merecía.

Mi mamá lloraba desconsoladamente a mi lado mientras apretaba mi mano, después de todo me quería. Mi papá hablaba con un dejo de histeria en su voz. ¿Va a mejorar? ¿Se va a salvar? ¿Va a despertar? Esas eran sus preguntas que de vez en cuando las repetía, interrumpiendo al médico. Tenía miedo. Aún lo tengo. ¿Y si no podía sobrevivir? ¿Y si dejaba de existir?

 

¿Y si… no podía verlo de nuevo?

 

Una voz conocida se hizo presente en mi cuarto. No pensé al darme cuenta de que él estaba ahí. Estaba conmigo. Mi hyung vino para verme. Sentí como su voz se quebraba a medida que se acercaba, pero no dejaba de hablarme. Tomó mi mano, la apretó y dejó caer un par de lágrimas sobre ella. Me hubiera gustado poder apretar su mano, secar sus lágrimas y decir que estaba bien. Pero no puedo… estoy en coma. Mi cuerpo está débil, pesado, inmóvil. No puedo abrazarlo ni darle un beso en la mejilla. No puedo decirle lo mucho que lo amo.

 

¿Por qué no se lo dije antes?

 

Yixing nunca se movió de mi lado. Las únicas horas en las que no estaba, eran en las que se iba a la facultad. Volvía a su casa, sólo para cambiarse o bañarse. Dormía en el hospital, al lado de mi cama, sentado en una incómoda silla, tomando mi mano. Ojalá nunca la suelte. Durante las mañanas y noches, me contaba cosas, hablaba sobre su día. Me leía las historias románticas más tristes que nunca había oído pero siempre terminaban bien. Contaba nuestra historia sin que él se diera cuenta. Nuestra historia… ¿terminaría bien? ¿Podría despertar para darle a Yixing todo el amor y gratitud que le tengo? ¿Dios sería tan bueno como para regalarme la vida y así poder vivirla con él?

Mis padres venían todos los días, llenaban ese espacio que dejaba Yixing, pero no de la forma en la que él lo hacía. Ellos me hablaban, pero lloraban y me hacían sentir débil. Recuerdo las palabras de mi padre diciéndome: No debería haberte gritado y decirte que no vas a llegar a ningún lado bailando. Ahora no sé si te voy a ver en un escenario. Como soñabas. Mi madre simplemente lloraba, pidiéndome perdón por no haberse detenido antes, por no haberme cuidado mejor. No se daban cuenta del daño que me hacían al echarse la culpa, estaban tan ciegos en salvar sus almas en lugar de ayudarme a seguir adelante y mejorar.

Luego se iban y me dejaban sumido en una horrible tensión, amargura y dolor. Me sentía horrible, ellos no se daban cuenta de que a poco me iban desarmando en lugar de armarme y cuidarme. No puedo culparlos. No soy perfecto.

Nunca lo fui.

 

Y cuando creía que nada podía alegarme estando tirado en esa cama e inmóvil, aparecía Yixing. Venía para llenar de luz y alegría esa lúgubre habitación. Esa atmósfera pesada que mis padres dejaban, se esfumaba cuando él entraba y comenzaba a hablarme. Nunca dejaba de hablar, llenaba cada espacio con su voz. Esa hermosa voz que añoraba escuchar todos los días. Ahora puedo escucharla pero… no puedo responderle.

 

 

Una noche, Yixing dejó de llenar el espacio con su dulce voz. Silencio y más silencio llenaron ese cuarto. ¿Dónde estaba? ¿Había estado conmigo? Mi corazón dio un vuelco al darse cuenta de que podía ser posible que él nunca hubiera estado ahí. Quería levantarme, abrir los ojos y salir a buscarlo. Sufría al no poder moverme, al no poder abrir mi boca y llamarlo. ¿Estaba ahí? ¿Leería mi mente? Hablame, por favor, hacelo pensaba mientras me asustaba ante la idea de no tenerlo a mi lado. Mis sentidos se armonizaron cuando sintieron una mano tomar la mía. Era su mano, la reconocería en cualquier parte. Levantó con sumo cuidado mi brazo y se acostó a mi lado. Se acurrucó en mi hombro y puso mi brazo sobre los suyos. JongInnie... susurró. Te extraño. Su voz se debilitó, sentí cómo el corazón se me estrujaba. Quería abrazarlo con más fuerza, pero no podía.

—¿Sabés por qué no lloro cuando estoy con vos?—dijo dejando una pausa. Sollozó débilmente, como si quisiera que no lo escuchara. Volvió a hablar con la voz quebrada. —Porque no quiero ponerte mal, quie-quiero que te recuperes, que abras tus hermosos ojos, y me dejes verlos. —Dijo mientras acariciaba mi mejilla. —Quiero verte sonreír de nuevo. —Pasó uno de sus finos dedos por mis labios. Sollozó un poco más, ocultando su rostro en mi cuello. Se separó y suspiró. —JongInnie… sé que me escuchás… por eso… —volvió a sollozar, partiéndome el alma en mil pedacitos. —JongInnie… volvé… te necesito. No puedo seguir sin decirte esto… me gustás.

Y con esas palabras, se durmió en mi hombro. Acurrucándose en él, mojándolo con sus lágrimas. Era la primera vez que lo veía destruido. Llevó su mano a mi mano libre. La tomó y apretó con delicadeza. Él era la persona más delicada que había conocido en mi vida. Su voz retumbaba en mi cabeza mientras sentía su calor en mi hombro. Volvió a apretar mi mano. Quería hacer lo mismo. Sabe que lo escucho. Yo sé que él gusta de mí.

 

Dios… ¿puedo despertar?

 

 

 

Hacía un mes que estaba en coma.

 

No va a despertar. Esas palabras pronunciadas por el médico, devastaron a mis padres. Esperaron a que mi hyung llegara para darle tal amarga noticia. Mi corazón dolía al pensar en lo que él pudiera sentir al oír eso. Tenía tanto miedo de que se fuera de mi lado. Yixing llegó, acercó su silla a mi camilla, se sentó y tomó mi mano. Ignoró a mis padres y me acarició la mejilla. Pronunció un perfecto Hola JongInnie, sabía que estaba sonriendo. No quería que se pusiera mal. No quería sentirlo destruido otra vez. Yixing comenzó a hablarme, contándome que ese día había tenido que hacer un dibujo sobre algo que le gustara. Te dibujé susurró mientras acomodaba mi flequillo. Me sentía unido a él, un hermoso lazo nos vinculaba de una manera fantástica. Mi padre lo rompió.  

—Yixing, tenemos que hablar con vos. ¿Podés salir?—Pronunció con cierto nerviosismo. No quería que se fuera.

—Hablemos acá. JongIn me quiere cerca. —Comentó, sabiendo lo mucho que lo necesitaba.

—¿Cómo podés saber eso? ¡No está consciente! —Comentó mi padre con molestia. Yixing apretó mi mano.

—Lo sé. Sé que él me escucha, que necesita que lo cuiden.

—¿Y sabes que nunca se va a despertar?

—No. Sé que él va a salir adelante. JongInnie es fuerte. —Acarició mi mejilla. Quería llorar, mi padre estaba volviendo a ser la misma porquería que era antes de mi accidente.

—No vamos a venir más. —Comentó mi madre en un susurro. —Por lo menos yo, no puedo verlo así.

—La entiendo. Yo lo cuido. JongIn necesita gente que lo ame. —Sentí que la silla de Yixing se corrió con lentitud. Se levantó, pero aún seguía tomando mi mano. 

— ¿Vos lo amás? —Preguntó con disgusto mi padre. Sentí que mi mamá tomó una bocanada de aire, sorprendida.

Eternamente.

 

La puerta se cerró, dejándonos solos. Yixing volvió a sentarse, pero no habló. No dijo nada más. Sabía que estaba ahí porque todavía tenía mi mano con la suya. Hyung, hablame, por favor. Necesito oír tu voz, necesito escucharla. Sos la razón por la cual no me he apagado. Sos la luz que ilumina mi vida pensé, ojalá pudiera leer mi mente. Apoyó su cabeza en la cama y lo escuché derrumbarse. Estaba dejando salir todo el dolor que le carcomía, todo aquello que le estaba lastimando. Pero no me hablaba. Mirame hyung. Voy a estar bien seguí pensando. No quería que estuviera así. Quería acariciar su espalda, reconfortarlo…

 

Amarlo.  

 

Pasaron más días, o semanas, esto es molesto. Pero Yixing seguía ahí. Nunca se fue. Estoy vivo, gracias a él. Ya no lloraba, él quería que saliera adelante. Quería verlo a los ojos, poder besarlo y hacerle sentir que yo también iba a estar con él. Para siempre. En mi vida no había creído en aquel cliché del “para siempre” pero Yixing, de a poco, me estaba convenciendo. Estaba ahí todos los días, hablaba con las enfermeras sobre las cosas que solíamos hacer juntos. Nos habíamos conocido en la academia de baile, él es mayor que yo, pero estábamos en la misma clase. Tenemos el mismo nivel. Sabía que él sabía por qué estaba ahí ya que mis padres lo llamaron, pero nunca pensé que se quedaría. Que me cuidaría más de lo que se cuida él. Debes estar más flaco que de costumbre pensé mientras sentía tus dedos acariciar mi tabique. Delineabas mi rostro mientras hablabas. Esa voz… me alegraba a pesar de todo.

 

A pesar de todo… seguía a mi lado.

 

 

Despidió a la enfermera de la noche y cerró la puerta. Según lo que me había dicho, era viernes. ¿Hoy salimos a bailar? bromeó al entrar a la habitación cuando volvió de sus clases. Su risa me hacía bien. Pero ahora no reía, no hablaba. Sus silencios comenzaban a hacerse más frecuentes. ¿Estaba cansado? Se cansó de mí pensé mientras sentía que mi interior se deterioraba. Su mano tomó la mía y levantó mi brazo. Volvió a acostarse a mi lado y apoyó su cabeza en mi hombro. Su cabello me hacía cosquillas. Quería reír y llorar.

 

Quería despertar.

 

—JongInnie… —Su voz sonó cerca de mi oído, me estremecí internamente. —La gente no cree que te vayas a despertar. Yo… —Por favor, que no vaya a decirme que él también perdió las esperanzas, pensé mientras sentía sus dedos entrelazándose con los míos. —Sé que vas a salir adelante. No te puedo mentir, conocerte fue lo mejor que me pasó en la vida… Y quiero prometerte algo. —Susurró. Sentí una de sus lágrimas caer sobre mi hombro. —Te prometo que voy a estar con vos para siempre. En las buenas y las malas. Te voy a amar eternamente. Pero…—tomó aire y suspiró. —Volvé. Volvé a mi lado y dejame amarte como se debe. Como lo merecés.

Yixing se acercó a mí y posó sus labios en los míos. Un casto y simple beso que quería repetir. Se volvió a apoyar en mi hombro y dejó caer unas lágrimas más. No podía aguantar más, yo también quería amarlo como se debía. Quería que supiera que iba a estar con él hasta que Dios lo quisiera. Este no iba a ser mi final. No ahora. Debía vivir mi vida con él. Por favor, apretá su mano me dije mientras intentaba hacer fuerzas. Respondé le dije a mi mano. Poco a poco, pude moverla. Apreté su mano con poca fuerza, pero sabía que él pudo sentir el movimiento pues se tensó. Abrí los ojos me indiqué, pude abrirlos un poco, pero lo suficiente para fijar mi visión en un atónito Yixing. Me miró a los ojos y sonrió. Sus lágrimas caían pero sabía que eran por la sorpresa de verme despertar.

Desperté. Hyung, desperté. Pensé mientras levantaba con un poco de dificultad mi mano izquierda para secar sus lágrimas. Como siempre quise. Sonreí de lado. Me miraba sin creerlo y me abrazó con delicadeza. Susurré en su oído.

Te quiero~     

 

 

 

 

Dios me regaló la vida, y quiero vivirla con él.

 

Hasta mi final.

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Comments

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hsh0795 #1
Chapter 1: ;____; que hermoso.

Que precioso fic, bellamente escrito y narrado. Tan triste pero con un hermoso final.
Sentia todas las emociones de Kai.
Gracias por compartirlo!