El reloj marcaba ya más de las tres, aunque eso a muy pocos les importaría, quizás solo a los más jóvenes.; para lo demás, su verdadero reloj era el DJ, que a medida que la canción avanzaba, el ritmo y el volumen fueron descendiendo, logrando que, mágicamente, el tumulto en la mitad de la pista se dispersara y las parejas se disolvieran, cada grupo a su mesa.

Llevaba bastante tiempo bailando con el mismo chico. No era tampoco la primera vez que lo hacía, de ser así, no tendrían ya sus manos entrelazadas ni se estarían comiendo la boca mutuamente, aunque sin dejar ese delicioso vaivén, guiado al compás de la canción que daba en ese momento.
Era algo que ambos cuerpo pedían con desespero, a gritos, imanes que se atraían ante sus canciones favoritas y que solo el alcohol suficiente, los había domado lo suficiente como para ahora volver sus roces y bailes más provocadores y sensuales, de manera que aunque su mente se despejara un poco del mareo y la confusión que salía por sus poros y el sudor, aun así, quisieran quedarse pegados y actuar por su propio deseo.

Entonces la música bajó, la luz quedó frenado en un tono morado claro y el frío del aire que entra por la mitad de los cuerpos que se iban separando, hizo que un escalofrío les subiera por toda la espalda, provocando que su piel se erizara y se separaran con desgano.
Sus ojos se encontraron de nuevo en una despedida muda, cada uno hacia la mesa que sus amigos habrían tomado horas antes, algo que al parecer fue muy conveniente, pues las mesas se encontraban cada una a un extremo diferente del salón. Y fue aburrición instantánea llenó sus sentidos.

En esa sola noche se habían juntado más de 5 veces, que al parecer no habían sido suficientes. Parecía que se acoplaban perfectamente al contrario, aunque jamás se hubieran visto antes, y creían que debían aprovecharlo pues tampoco se volverían a ver de nuevo.

Cada uno ya en su mesa, haciendo ademanes de irse con los demás, haciendo un esfuerzo por al menos verse en la penumbra y en medio de los cuerpos que se deslizaban o trataban de andar derechos.

One More time

Y solo eso bastó, para dejar quietos a todos, a la espera de la canción. Que iniciaba tan lento y suave, como con cuidado, como queriendo que todo se prenda de nuevo y quisiera ser suave con ello, logrando que se animara todo nuevamente.

One More Time

Como un vídeo musical, donde las luces empiezan a cambiar lentamente de colores y los cuerpos empezaban de nuevo a juntarse al centro automáticamente.
Sin excepción.

One more time 
We’re gonna celebrate 
Oh yeah, all right 
Don't stop the dancing 
 

Todos se movían conforme el ritmo aumentaba, y ellos en medio de tantos, solo querían una cosa: encontrarse.

One more time 
We’re gonna celebrate 
Oh yeah, all right 
Don't stop the dancing 

Y así fue; cuando en medio de tantas miradas, confusas por el alcohol, enojadas por los empujones que daba abriéndose paso y alegres con que todo continuara, hasta que topó con la oscura y profunda mirada que estaba buscando y a ambos atraía.
Inmediatamente una sonrisa se instaló en sus rostros.
 

Deberían obedecer la canción. Algo que se llamaría atracción, que les hacía desear no acabar la noche que a ambos pedía por más.

One more time 
Were gonna celebrate 
Oh yeah... 

Aunque sea, solo un poco más.

One more time.