Abrí los ojos… la cama estaba vacía -Kei- Me senté sobre la cama, mire a mi alrededor y ahí estaba Kei, de pie mirando a través del enorme ventanal que daba hacia el mar, respire aliviada, me levante y camine hacia a él, no me gustaba esta distancia entre nosotros, sé que necesitaba darle tiempo para perdonarme, pero… quería estar con él. Lo necesitaba.

Deslice mis brazos en su cintura recargando mi cabeza en su espalda. No se movió. Respiraba compasadamente, nos quedamos así por varios minutos,

“Lo siento…”, dije al fin en voz baja, esperé su respuesta.

Silencio.

“¿Kei…?”, se movió soltándose de mi agarre bruscamente y salió de la suite sin siquiera mirarme. No esperaba esta reacción. No un rechazo. Trague mis lágrimas que amenazaban con salir, no podía cuestionarlo, después de lo que hice, estaba en su derecho…

Me cambié rápidamente y baje al restaurant del hotel, no quería permanecer en esa habitación, sola.

Al buscar una mesa libre me detuve en seco, ahí estaba él pero… no solo, una mujer lo acompañaba, los dos platicando animadamente, todo sonrisas y coquetería, -eso es lo que mereces después de lo que le hiciste- me dije a mi misma. Dolía. Me di la vuelta, y salí del hotel, sin rumbo alguno solo quería tiempo para mí, ordenar un poco mis sentimientos y pensar.

Sin darme cuenta llegue a la playa. Suspire. Busque un lugar apartado, me senté en la suave arena abrazando mis piernas y recargando mi mentón en mis rodillas, deje que unas cuantas lágrimas se escaparan de mis ojos, -si- me dije a mi misma -… yo… estaba rota- yo… tengo miedo, miedo de enamorarme profundamente y perderlo todo de nuevo.

El atardecer se asomaba y la brisa se volvía fría, me levante y me puse en camino de regreso al hotel.

Salí del elevador y busque la tarjeta-llave de nuestra suite, pero allegar frente a la puerta  me di cuenta de que estaba abierta, mi corazón latió rápidamente, probablemente Kei se encontraba ya adentro, abrí la puerta lentamente, pude escuchar ruidos extraños… mi nerviosismo se volvió enojo al comprender lo que sucedía adentro, abrí la puerta y ahí estaba Kei besando a la mujer de esta mañana, sus manos debajo de su blusa y ella aferrada a su cuello, cerré mis puños con fuerza, ni siquiera se habían dado cuenta de que yo estaba ahí de pie, presenciando todo. Me arme de valor. Jugaría su juego.

Encendí las luces, rompieron su beso y me miraron sorprendidos,

“¿Interrumpo?”, dije tratando de ocultar mi enojo,

“¿L-la la conoces?”, dijo la voz chillona de aquella mujer,

“No”, dijo él, cambiando su expresión. Frío. Inexpresivo. Tomándome por sorpresa, no lo soporte, sentía que algo hervía dentro de mí, explotando, haciéndome daño, me dirigí hacia ellos, haciendo a un lado a aquella mujer. Le di una cachetada a Kei,

“Oye pero qué dem…”, la calle y la tome de sus cabellos con fuerza arrastrándola hacia la puerta, “¡¡¡SUELTAME…MALDITA… LOCA!!!!”, grito forcejeando y se soltó de mi agarre empujándome con fuerza, perdí el equilibrio y  caí derribando  varias cosas, varias de ellas golpeando en mi espalda y mis piernas.

De nuevo reino el silencio. No supe en que momento aquella mujer se había ido, quedando solo Kei y yo. Yo aún en el suelo, avergonzada, enojada, patética y dolida, tratando de contener mis lágrimas,

“Todos ustedes son iguales”, dije con odio, no me contuve más y llore, lloré desahogándome y sacándolo todo, perdiendo mi dignidad, simplemente ya no podía lidiar con todo esto, sentí sus abrazos rodeando mi cuerpo, no quería que me tocara ni que estuviera cerca de mi ahora, pero estaba tan aturdida y desorientada como para intentar detenerlo.

Me cargo cuidadosamente y me acostó en a la cama, cobijándome, abrazándome gentilmente, gemí de dolor, “Shhhh”, me calmó Kei, llore en su pecho hasta quedarme dormida, “Lo siento”… 

Hacía mucho calor, abrí los ojos encontrándome con el rostro de Kei, aún dormido, abrazándome, trate de moverme lentamente y soltarme de sus brazos, un fuerte dolor se apodero de mi espalda y mis piernas, suspire, después de todo, todo había sido real.

Me levante sin hacer ruido, aún no amanecía, me cambie, guarde mis cosas. Salí del hotel. Ya en el avión escribí un último mensaje para Kei, no entendía porque me dolía tanto, no… si lo entendía pero no quería aceptarlo, yo… lo amo.

Amo a Kei.

Pero es demasiado tarde.

“Siento por irme así, pero es lo mejor para ambos, tú mereces a alguien mejor, te lastimé y lo siento mucho. Se feliz. Adiós Inoo Kei”

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