Primero.

Remember when...

 

Recuerdas cuando eras feliz Kyungsoo?

 

 

Estaba atado a cables de todo tipo conectados a pesadas maquinas que desplegaban sonidos titilantes, estresantes y repetitivos, rodeado de luces blancas aturdidoras, intensas y aburridas, sin ninguna abertura que le permitiera ver ese cielo azul que cubre toda la superficie terrestre, la cama suponía ser suave y cómoda pero al recostarse sobre esta, era lo contrario, rígida y poco familiar, su bata era igual de pálida a su piel, su brazo era visitado por una aguja que punzaba directo en la vena Cefálica transportándole pequeñas cantidades de sangre traídas por un tubo que partía de una bolsita llena de sangre que goteaba y goteaba permitiendo una nueva descarga sanguínea. Kyungsoo se quedó inmóvil observando el adictivo goteo del líquido carmesí  proveniente de la bolsa colgada a un soporte metálico situado a su lado derecho, el tiempo pasaba muy lento cuando le realizaban transfusiones, en intervalos de catorce minutos un enfermero iba a la habitación del pequeño paliducho cuidando su temperatura, ritmo cardíaco, respiración y presión arterial, él era sumiso a las indicaciones y acciones del enfermero de turno. Luego de un lapso de tiempo le removió cuidadosamente la aguja de sus vías sanguíneas, el enfermero le colocó un vendaje y posteriormente un pequeña bandita de Pororo ya que sabía que Kyungsoo amaba a ese pequeño pingüino, el paciente sonrió débil y su enfermero se despidió con una sonrisa mas fuerte, cerró la puerta de su habitación dejándolo solo nuevamente.

 

Kyungsoo echó un vistazo a sus manos, especialmente a sus muñecas, estas poseían suaves y aún notorias cicatrices de hace años, recordó la vieja época en la que se autocastigaba cortando sus muñecas y brazos por todo lo que pasaba en su hogar, su padre, un Empresario millonario, era un hombre dulce pero la avaricia le ganaba, y su madre, una abogada ambiciosa era cegada por la fortuna de su esposo.  Sus primeros años de vida eran perfectos, no se preocupaba por nada ya que todo lo tenía, sin embargo sus padres ocultaban algo, algo que aun en tiempo real a sus 19 años él no había logrado descifrar, su atención al secreto se desviaba cuando entraba en crisis, empezaba a tener síntomas parecidos a la gripe, como fiebre y escalofríos así que todos creyeron que se trataba de esa común enfermedad pero luego sus síntomas fueron tomándolo mas fuerte, apareció la fatiga, la debilidad, perdió el apetito y empezó a bajar mucho de peso, si montaba bicicleta o jugaba algún deporte con sus amigos tendría moretones instantáneos y si por alguna extraña razón se lastimaba, su sangre iba a ser imparable. Decidieron hacerle exámenes médicos de todo tipo, no era normal que a sus ocho años experimentara malestares de ese tipo. Luego de cuatro meses de largos exámenes dieron con una respuesta, Leucemia, Kyungsoo no comprendió la gravedad de su enfermedad hasta que vio la expresión de temor y tristeza en los rostros de sus padres, era un pequeño niño lidiando con una enfermedad que ni el más anciano de los ancianos podría soportar, a partir de ese momento su vida se volvió miserable, llena de lujos pero aun así miserable, una vida en el hospital, si a eso se le puede llamar vida.

 

Desde que empezó con su tratamiento cargó con la duda de quien era el generoso humano que donaba su sangre y algunos de sus órganos única y exclusivamente a Kyungsoo, él quería conocerlo, quería prometerle que algún día cuando estuviera sano le devolvería todo y más que eso quería agradecerle, manifestarle cuan agradecido estaba. Se levantó de su camilla y sintió un leve mareo, posó ambas manos sobre sus sienes y tomó aire, siempre sentía eso cuando le transferían sangre, se sentía el ser humano más vulnerable del mundo…

Odiaba esa sensación.

 

Debía permanecer tres días  en el hospital antes de que pudiera volver a su departamento. Sus Días en el hospital no eran tan malos cuando le tocaba con aquel enfermero, su nombre era Byun Baekhyun, un enfermero de 20 años en prácticas, su relación se estrechó debido a la corta dife-rencia de edades, Baekhyun le daba un aspecto coloro a ese lúgubre hospital, incluso a las frías transfusiones de sangre y la espera a las operaciones, a pesar de la buena energía que el joven enfermero irradiaba a Kyungsoo se le hacia imposible sentirse feliz, solo fingía sonrisas o reía de comentarios que la verdad nadie aguantaría reír.

 

 

¡Por fin te irás!, es una pena que me dejes solo –Comentó Baekhyun doblando la manta de la cama de Kyungsoo. –Cuando vuelvas cambiaré estas aburridas sábanas por un cobertor de Pororo.

 

Eso no va a pasar –Rió. –No te permiten cambiar el cobertor, es una regla, no busques que te echen’.

 

Ya pedí permiso y el viejo de mi superior me lo permitió. –Baekhyun miró su reloj. –¡Mira la hora! ¡Vete ya!

 

Kyungsoo le sonrió a su único amigo y lo abrazó antes de salir.

 

 

Abrió la puerta de su departamento, el olor no era tan malo como lo esperaba, olía a una mezcla de medicamentos, kimchi y loción, tal y como le gustaba a Kyungsoo. El portero del edificio terminó de ayudarle subiendo sus maletas que a pesar de ser demasiado livianas era imposible que las cargara por el dolor y la sensibilidad de su cuerpo.

 

Al quedar completamente solo ya con la puerta cerrada y asegurada decidió preparar algo de comer, fue hasta la cocina, buscó espagueti, dos pequeños tomates, queso, algo de kimchi ya fermentado, unas hoyas, y demás utensilios necesarios para preparar el platillo. Cortó y machacó cuidadosamente los tomates creando una salsa consistente, mientras el espagueti hervía se encargó de rayar el queso procurando no lastimarse con el rayador, alistó el kimchi y en menos de treinta minutos terminó de cocinar. Sirvió lo que preparó en un plato mediano y decidió comer en la mesa de la terraza.

 

Mientras salía estaba concentrado en el suave olor de su espagueti, en verdad amaba cocinar y ese era uno de sus platos predilectos. Se sentó y miró al frente chequeando el cielo azul, sintiendo el viento corriendo por su deteriorada y blanquecina piel; sonrió con los ojos cerrados y puso sus manos al frente para que ellas también sintieran el aire. Esa sensación era tan liberadora, incluso si la sintiese todos los días no dejaría de tener ese efecto sobre el, en el hospital no corría viento, no entraba luz solar, no se oía ningún ave cantar. No podía sentirse vivo, así que para Kyungsoo los momentos al aire libre eran únicos.

 

Lo que menos le gustaba a Kyungsoo de si mismo eran todas sus cicatrices en su cuerpo y los moretones en sus brazos a causa de las transfusiones, así que acostumbraba a usar abrigos, chaquetas y suéteres, las mangas largas lo hacían sentir tibio y seguro, incluso en los días mas calurosos el usaba prendas de este estilo.

 

En la tarde de ese mismo día decidió ir a la cafetería en la que solía trabajar antes de que su enfermedad progresara, hizo muchos amigos, era genial ver a todos sonrientes, suspirando por los platillos y demás cosas preparadas por los chef, pero tuvo que dejarlo, las cosas se complicaron, sus padres lo obligaron a irse, además era muy joven para estar trabajando, tenía 16 años, lamentablemente su salud se había deteriorado.

 

Al llegar contempló ese hermoso local, construido a la perfección, el piso de madera, las mesas, las sillas, recordó los postres, a los camareros y el olor a café recién preparado. Era perfecto para Kyungsoo. Subió los escalones de la entrada débilmente recordando cuando las subía energéticamente, Kyungsoo cantaba en ese lugar, cantar y cocinar eran las dos cosas que lograban hacerlo sentir vivo, no había vuelto a cantar desde que empezó a tomar remedios y píldoras, temía que su voz se escuchara ronca y desafinada, en pocas palabras su enfermedad le cortó las alas.

 

 

¡Viniste! –Exclamó un chico con aspecto angelical y un rostro que emanaba pureza. – ¿Cómo estas? –preguntó abrazando a Kyungsoo con felicidad.

 

¡Luhan Hyung! –susurró con felicidad correspondiendo el abrazo del mayor. –Estoy bien, ya sabes con todos mis medicamentos pero estoy bien ¿Cómo estas tú?

 

De maravilla, la cafetería esta teniendo su auge últimamente y tengo nuevos empleados –Posó ambas manos sobre los pequeños hombros de Kyungsoo y lo miró a los ojos, su mirada era triste, el pequeño lo sentía. – ¿Volverás a cantar? Muchos clientes extrañan tu voz –Acarició el cabello del menor y soltó una sonrisa. –He hecho audiciones pero definitivamente prefieren tu voz.

 

Pero…-

 

No, no vamos a hablar de eso ahora, mejor siéntate y cuéntame como va todo –Cambió de tema ya que sabía que la atmosfera se estaba poniendo tensa.

 

Se sentaron en la mesa cercana a la barra, Luhan le contó sobre sus nuevos empleados, en realidad solo le habló sobre su favorito, Oh Sehun, se notaba que en verdad le agradaba. Kyungsoo le contó sobre Baekhyun, sobre sus días en el hospital y sobre todo lo que había ocurrido ese tiempo que no había vuelto. Luhan dejó a Kyungsoo solo a causa de un problema en la cocina y le pidió que ordenara lo que quisiera, para Kyungsoo todo ahí era gratis.

 

Se levantó delicadamente de su silla y fue hasta la barra, no había nadie atendiendo en la caja registradora, Kyungsoo ojeó más allá y notó a un chico alto y moreno quien estaba de espaldas concentrado en la preparación del café.

 

Hola ¿podrías atenderme? –Pidió amablemente asustando al chico, dio un salto y terminó de servir la taza lo más rápido que pudo, pero se regó. No le importó y la dejó a un lado, caminó cabizbajo hasta la caja limpiando sus manos con un pañuelo y antes de darle cara a Kyungsoo, se sacudió el cabello.

 

Lo siento por asustarte, no era mi intención –se disculpó mientras el moreno terminaba de sacudir su cabello. –por favor un café Frappé.

 

Lo quiere con… -Se detuvo al ver al pequeño chico, abrió sus ojos –co-con ¿crema? –balbuceó

 

Kyungsoo lo miró extrañado y con algo de miedo –no, solo por favor.

 

Bien –pasó saliva. – ¿Cuál es su nombre?

 

Do Kyungsoo –respondió alistando el dinero. Notó como el empleado repitió su nombre en un murmullo. En realidad a Kyungsoo le había parecido muy guapo, era alto, moreno, tenía una nariz perruna, labios carnosos y ojos totalmente tiernos, parecían tener sueño todo el tiempo pero su actitud era muy extraña.

 

Kyungsoo le pasó el dinero y sus manos tuvieron contacto directo, el chico era muy cálido a comparación de Kyungsoo, quien permanecía frio siempre. Sus mejillas se sonrojaron y sus miradas se encontraron nuevamente, esta vez el chico extraño ya no mostraba miedo sino frialdad y el más bajo estaba totalmente apenado. Apartó su mano rápidamente y miró al suelo esperando su pedido.

 

Ya con su pedido fue a la mesa un poco más tranquilo, se fijaba muy bien en los pequeños detalles, miraba a cada cliente, podía percibir que algunos estaban muy felices, otros no tanto y otros estaban totalmente rotos por dentro. Él tenía ese don, sabía como estaba alguien con tan solo mirarlo a los ojos. Luego de un momento dejó de mirar a los clientes y se centró en su Frappé, de repente recordó al moreno y no pudo evitar sonrojarse y temer al mismo tiempo, la mirada del moreno había dejado un impacto sobre Kyungsoo, su mirada era tan triste y vacía, gritaba por ayuda, comprensión y tal vez compañía. Quería hablarle, quería conocerlo, quería decirle que todo estaría bien, pero creía que no le había agradado mucho al alto.

 

Lo que Kyungsoo no sabía es que ese Chico no dejaba de pensar en el, ni de repetir su nombre ni tampoco dejaba de mirarlo de reojo, era inevitable, era como si los dos fueran un imán y un pedazo de metal, completamente atrayente uno al otro.

 

Kyungsoo empuñó la mano, ya no aguantaba las ganas de hablarle o saber su nombre, sabía que la placa de su uniforme tendría su nombre así que decidió probar algo de astucia. Fue hasta la barra para tomar una servilleta, casualmente el moreno estaba caminando hacía la caja mientras arreglaba el cuello de su camisa. Era el momento oportuno, el pálido tomó la servilleta y miró de reojo, era muy ágil. Kim Jongin, ese era su nombre, Kim Jongin.

 

Kim Jongin –susurró memorizándolo, era fácil ya que su padre también se llamaba así. Jongin subió su mirada dando un salto de nuevo a causa del susto. – ¿Así te llamas?

 

El moreno asintió confundido y le lanzó una mirada severa – ¿Cómo sabes eso? –preguntó nervioso. –Yo no te he dicho mi nombre ¿Cómo lo sabes? Ni siquiera nos conocemos.

 

Lo dice tu placa –explicó Kyungsoo riendo. Jongin se sonrojó lo cual hizo que Kyungsoo muriera de ternura. –conoces a Luhan ¿verdad?

 

Si, es mi jefe, como no –respondió alzando una ceja. – ¿Por qué preguntas?

 

Por nada, por nada –rió calmadamente. –Mañana volveré así que tienes que atenderme muy bien por favor.

 

¿Ah? ¿Por qué tengo que?-

 

Porque soy muy cercano a Luhan, si eres grosero le diré –dijo sacando la lengua. Jongin hizo un mohín de molestia y rodó los ojos.

 

Mi turno termina en unos minutos, te lo digo para que no te salga mal tu plan, tal vez vengas y yo ya me halla ido –comentó Jongin algo enojado cruzándose de brazos.

 

Pensándolo bien, me quedaré hasta que salgas –dijo sonriendo maliciosamente. El moreno frunció el ceño y se mordió la lengua para evitar decir algo. No quería estar con Kyungsoo porque se sentía incomodo y el pequeño chico le traía recuerdos, encontrarse con él fue el peor error de su vida y la regla que algún día acordó la estaba rompiendo.

 

Minutos después Luhan salió de la cocina un poco atareado, le había prometido a Kyungsoo que lo iba a acompañar a casa ya que sabía que se iría cuando cerraban el café. Luhan se disculpó con su pequeño amigo ya que debía irse lo más antes posible y le pidió a Jongin que lo acompañara a casa, era de noche y un chico tan débil y vulnerable como Kyungsoo no podía estar solo. Jongin nunca se negaba a lo que Luhan le pedía así que aceptó sin ganas. Sehun terminó de acomodar las sillas y Luhan se lo llevó rápidamente de la mano.

 

Parece que se quieren mucho, ¿verdad? –preguntó Kyungsoo esperando a que Jongin terminara de asegurar la puerta.

 

Lo hacen –

 

Es una bonita amistad –sonrió. Jongin asintió y movió su cabeza en señal de que Kyungsoo anduviera. Jongin era muy rápido y Kyungsoo bastante lento. El pequeño le pidió que disminuyera su velocidad y sorprendentemente lo hizo. Las ráfagas de viento eran demasiado fuertes, Kyungsoo estaba muriendo del frio, tanto que temblaba. Jongin lo notó, se detuvo, se quitó la bufanda que se había puesto antes de salir y la entrelazó en el cuello del pequeño. La acomodó y casualmente su mirada apuntó justo a sus labios, su corazón latió y se apartó rápidamente.

 

Gracias –agradeció Kyungsoo encogiendo sus hombros. 

 

No hay por que agradecer, esta haciendo demasiado frio –respondió seco antes de seguir con el camino.

 

Kyungsoo se estaba sintiendo mas débil cada paso que andaba, tanto que empezó a tambalear y perder el conocimiento de a segundos.

 

Jong… -alcanzó a suspirar antes de caer inconsciente, Jongin lo tomó entre sus brazos antes de que cayera, se preocupó demasiado, a tal punto que se puso a llorar. Debía ir a un hospital lo más rápido posible.

 

 

Kyungsoo despertó con Algo de dolor de cabeza, conocía ese lugar, era su habitación, era la clínica en la que siempre había pasado sus peores días.

 

Despertaste pequeñito, recuerda que no puedes tomar mucho café –comentó Baekhyun dejándole el desayuno en la bandeja de la camilla.

 

¿Dónde está Jongin? –preguntó confundido presionando sus sienes.

 

¿Jongin? – preguntó confundido el enfermero.

 

El me trajo aquí, en sus brazos. -

 

Una señora lo hizo, no oí Jongin por ninguna parte. -

 

No, Jongin lo hizo, recuerdo que lo abracé y me quedé dormido –explicó confundido.

 

No, no he oído hablar sobre alguien llamado Jongin a excepción de tu padre. -

Pero… Jongin si existe, él estuvo conmigo, lo juro. -

 

Come –sonrió Baekhyun con lastima.

 

Kyungsoo se sintió Frustrado.

 ¿Acaso había soñado lo que le pasó ayer?

¿Jongin no existía de verdad?

No podía ser cierto, sabía que había tomado café y que habló con Luhan y que estuvo todo el día con Jongin, no podía se cierto lo que Baek estaba diciendo. Kyungsoo estaba enfermo pero no de la cabeza. 

Era imposible. 

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