Tu Rival

Tu Rival

Minho suspiró  entre aliviado y un poco arrepentido de lo que acababa de hacer.

Con sus maletas en mano miró la puerta cerrada de su departamento.

La puerta del apartamento que había compartido por  dos años con Taemin y que por decisión propia vería por última vez.

Con pasos lentos se fue alejando de ella ya que su corazón latía a un ritmo que no podía describir.

Un ritmo entre adrenalina y tristeza.

Podía escuchar los sollozos de Taemin provenientes de dentro del departamento y por más que quisiera correr a abrazarlo con fuerza y secar sus lágrimas sabía que si regresaba nada cambiaría.

Y si bien herir a Taemin fue algo que nunca quiso, el ya no podía soportarlo más.

La felicidad que creía haber encontrado al lado del otro se había ido.

Y Minho sentía que más que fortalecer su amor, él solo estaba intentando resistir que todo se cayera a pedazos.

Porque las cosas no siempre habían sido así.

Si bien Taemin siempre fue una persona extrovertida y aventurera, mucho más que Minho, las cosas se habían salido de control.

Se supone Taemin debería estar estudiando en la universidad, hecho que Minho le había enfatizado era lo mejor y que no se preocupara por los gastos, pero el más joven se dedicaba a salir con sus amigos o irse de fiesta.

Por las madrugadas llegaba al apartamento borracho y oliendo a cigarro, sus ropas maltrechas y su larga cabellera desordenada.

Ese hecho había causado muchas peleas entre la pareja.

Y en este punto Minho se había rendido.

Si para acabar con todo esto él debía terminar e irse lo haría.

Su mejilla aun le dolía por esta última discusión que tuvo con Taemin, una cachetada más sumando a todas las anteriores que había recibido cada vez que Taemin llegaba borracho.

Y es por eso que ya no sabía si esas lágrimas que vio en el rostro del otro eran reales o no.

Porque cada día parecía ser lo mismo, Taemin se levantaba con la resaca del día anterior, le decía a Minho que igual iría a clases pero no lo hacía y luego si no llevaba a sus amigos al departamento en el cual causaban ruido, se iba de fiesta.

Y es así que cuando Minho le recriminaba el otro se enojaba al punto de tirar cosas al suelo y darle una cachetada al otro.

Al comienzo Minho trataba de calmarlo con paciencia, pero esta se fue agotando cada vez más.

Sentía que se hundía en el mar, mientras que la tormenta llamada Taemin lo arrastraba con emociones fuertes, que ya no eran de amor.

Pero nada de eso fue la gota que derramó el vaso.

Lo que hizo que Minho reaccionara fue lo que sucedió hace dos días cuando una vez más la escena se repetía.

Taemin llegó haciendo ruido con sus llaves, con voz melodiosa pero influenciada por el nivel de alcohol cantaba una tonada y apenas vio a Minho se le tiro encima.

Pero el mayor de los dos no estaba feliz de verlo.

Ese día Minho también había decidido tomar alcohol en su apartamento mientras esperaba a Taemin y las cosas se vinieron abajo apenas el otro cruzó por la puerta.

El ruido de por sí ya lo molestaba y de frente fue donde Taemin, pero no a preguntarle donde estaba o que había hecho como siempre lo hacía, sino que lo agarró fuerte de la cintura y lo besó con fuerza.

Las forma en que su labios chocaban era doloroso para ambos, pero Minho sentía la sangre correr por su cuerpo rápidamente.

Nunca había obtenido respuesta concreta a sus preguntas, pero dentro de él sabía que las posibilidades de que Taemin lo engañara con otra persona cuando estaba de fiesta eran altas.

Pero aun así Minho seguía ahí, y cada pelea terminaba de manera absurda, siendo Minho el que pidiera perdón por haberse enojado con Taemin.

Y es por eso que esta vez cuando Taemin lo empujó molesto por el sorpresivo beso y levantó su mano para darle una cachetada, Minho lo agarro de las muñecas, y con el alcohol invadiendo su cabeza le gritó todo lo que sentía, y con cada palabra sus manos apretaban más y más fuertes las delgadas muñecas de otro.

Pero ni la cara de dolor del menor hizo que parara y por el contrario lo empujó hacia la pared más cercana y lo beso nuevamente.

Era doloroso para él mismo porque aun podía recordar el día que se mudaron juntos.

Eran tan felices y se habían llenado de promesas que al parecer solo Minho se había dedicado a cumplir.

Y fue ese día que Minho pensó que justo en esa pared se vería muy bien su foto de bodas el día que se casara con Taemin después de que el menor se graduara.

Y con lágrimas cayendo de sus mejillas liberó las muñecas del otro, solo para recibir gritos de vuelta y una cachetada antes que Taemin corriera a encerrarse en el baño.

Minho se sentía atrapado en ese laberinto sin salida, un círculo vicioso en donde era él quien se sentía culpable todo el tiempo.

Cada mañana quería hacer como si nada hubiera pasado diciendo buenos días al otro y preparándole su desayuno, pero cada noche era como entrar en un ring de box en donde eran rivales y Taemin siempre lo noqueaba.

Pero la mañana siguiente de esa pelea fue diferente.

Se despertó en su cama solo y al buscar a Taemin por el departamento lo encontró durmiendo en el mueble de la sala rodeado de revistas rotas y algunas de sus fotos en pareja arrugadas en el piso.

Minho suspiró y cuando fue a despertar al menor notó las marcas rojas en las muñecas del otro y su corazón se quebró nuevamente.

¿Cómo habían llegado a ese punto?

Vivir así ya no era normal, y más aún cuando él había causado esas marcas en la persona que él creía ser el amor de su vida.

Si bien él había soportado todo el dolor que le causaba la situación, física y mentalmente, herir a Taemin le había dolido más de lo que podía soportar.

Pero si Taemin no tenía reparos en herirlo, las cosas solo podían empeorar.

Y Minho no quería seguir haciéndose daño así mismo.

Así que se paró luego de un momento y se fue a trabajar sin despertar al otro y llegada la noche se fue a dormir temprano solo para realizar la misma rutina el día siguiente.

Pero llegada la mañana siguiente el cogió sus maletas y silenciosamente las comenzó a empacar y no fue hasta cuando ya estaba cerca de la puerta que Taemin salió a su encuentro.

Minho en realidad había estado esperando que el otro despertara para decirle su decisión.

Solo decirle, porque ya no haría caso a lo que dijera o sintiera Taemin.

Porque luego de dos días había tomado una decisión.

Prefería vivir alejado del otro que seguir viviendo así.

Así que con palabras claras le dijo que se iría aunque el enojo comenzaba a ensombrecer el rostro de Taemin.

Buscó aunque sea un corto abrazo, el cual no fue reciprocado y por el contrario recibió una cachetada.

Y así se volteó para irse, no sin antes decir unas últimas palabras después de sobar su rosácea mejilla.

Pero estas no fueron ‘no me sigas’ o ‘no me busques’, sino fueron palabras que le salieron del corazón.

“No quiero ser más tu rival Taemin, porque fuiste el amor de mi vida.”

Las últimas palabras de Minho, dichas para ambos, porque si bien Minho siempre creyó en eso, se quería asegurar que Taemin lo supiera, y que también tuviera en claro que su amor quedaría en el pasado.

Y abriendo la puerta del apartamento salió sin mirar atrás hasta que la puerta se cerró suavemente.

Porque irse de ese apartamento era el fin de la tempestad, o por lo menos eso era lo que Minho quería creer.

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