Espero les guste, lo escribí en una hora. Es corto, pero traía esta canción de Taylor Swift que me gusta mucho "Back to December" y me gustó para un RicSyung... Disfruten amigas de habla hispana.

Back To December

Entró en aquel café que tantos recuerdos le traían; respiró profundamente el delicioso aroma a café que el lugar desprendía y las memorias comenzaron a fluir intensamente frente a sus ojos.

La primera vez que lo conoció en aquel lugar era un frío día de enero. Acababa de regresar de sus vacaciones familiares en el extranjero y estaba dispuesto a leer un libro con un buen café y la tranquilidad de aquel lugar. Ordenó el café moca de siempre y se dirigió a su esquina favorita, donde había unos mullidos sillones donde podía arremolinarse y viajar a su mundo de fantasía. Justo cuando se disponía a seguir con el capítulo 20 alguien se acercó a él y le cubrió la luz con la que leía.

“¿Puedo sentarme?” La voz que vino de la persona frente a Pilkyo se le antojó suave y armoniosa, pero al mismo tiempo con un tono poderoso.

Pilkyo levantó la mirada hacia quien le estuviera interrumpiendo su tranquilidad y lo que vio le dejó sin aliento. El chico que lo miraba desde arriba era sumamente alto, con cabello castaño cobrizo, prominentes pómulos y una sonrisa brillante adornaba su rostro. ¡Qué apuesto! Fue lo único que su mente pudo formular.

“¿P-perdón?” Pilkyo logró articular después de su momento de idiota.

El muchacho sonrió ampliamente y su sonrisa le pareció infantil. “Que si puedo sentarme…” Supuso que se vería un tanto estúpido así que parpadeó un par de veces y asintió con la cabeza. El otro se acomodó contra el descansa brazos del sillón y echó una ojeada al libro que el otro leía. “¿Ángeles y Demonios? ¿Te está gustando?” El chico bonito le devolvió la mirada algo renuente. “Lo siento. Me llamo Mun Jonghyuk, pero me llaman Eric.”

“J-Jung Pilkyo,” respondió él otro.

Y después de eso, la compañía de Eric en su vida había sido una constante. Después de su torpe encuentro habían sucedido un montón de cosas; a pesar de la extraña atmósfera que de repente se formaba entre ellos uno u otro ponía de su parte para aligerar la situación.

“Pilkyo…” El tono de la voz que escuchó hizo que su corazón brincara en su pecho. No se había dado cuenta de cuánto tiempo había pasado, pero estaba seguro que fue el suficiente para que él llegara a tiempo para su cita.

“Viniste,” dijo con alivio. Una parte de él le decía que quizás Eric no aparecería. “Gracias por hacer tiempo para verme…”

“Mh…” Eric le restó importancia y se sentó frente a él, un tanto distante.

Ordenaron sus bebidas y en la siguiente hora ambos trataron de ponerse al corriente uno del otro; sin embargo, Eric estaba con la guardia en alto, Pilkyo podía sentirlo. Apenas unos meses antes habían pasado uno de los años más hermoso en toda su vida. Después del primer encuentro, él y Eric forjaron una amistad muy fuerte, incluso había florecido una relación que iba más allá de la amistad; situación que ninguno de los dos habían tocado.

Habían pasado juntos el verano, habían salido juntos de viaje y se habían divertido. A pesar de que Eric a veces era juguetón e infantil, Pilkyo había llegado realmente a quererlo por aquello; justo en el otoño se había dado cuenta que la relación que llevaban era lo más cercano a una pareja de novios. Independientemente del género, eso ni siquiera estaba a discusión.

“Pilkyo… ¿para qué me llamaste?” Eric endureció la mirada.

“Yo…” Pilkyo dudó un momento, pero respiró profundamente para lo que seguiría. “Siento lo de aquella noche, Eric.”

Eric lo miró directamente a los ojos, un poco sorprendido y al mismo tiempo incómodo, no sabía por qué se sentía así, pero había pasado tanto tiempo para volverlo a ver tan solo para decirle que se fuera al demonio, que no quería volver a verlo; pero el Jung Pilkyo que tenía ahora en frente era un manojo de nervios y arrepentimiento.

“Siempre pienso en ti…” Siguió el menor. “Aparentemente la libertad solo significa extrañarte, deseando haberme dado cuenta de que lo que teníamos era real,” Pilkyo juntó sus manos, esperando sentirse menos nervioso. “¿Me creerás si te digo que no he dormido estos días? Solo consigo recordar esa noche…”

Aquella noche de diciembre, Eric lo había llevado a cenar a uno de los mejores restaurantes tan solo para pedirle que formalizaran su noviazgo, que vivieran juntos; le había prometido tantas cosas y Pilkyo con sus dudas y miedo al rechazo lo había dejado. Esa noche que se supondría la mejor para ambos, Pilkyo la había convertido en un recuerdo doloroso; pero después de tres meses se había dado cuenta que Eric lo era todo para él.

“Si pudiera regresar el tiempo haría todo al revés…” Pilkyo cometió el error de mirarlo a la cara, los ojos de Eric eran oscuros y se veían tan dolidos. “Te echo de menos, Eric.”

Echaba de menos la persona que él era cuando estaba con Eric. Tal vez era una ilusión suya, quizás un sueño sin sentido; pero si Pilkyo tuviera la oportunidad de amarlo de nuevo, lo amaría de la forma correcta, sin miedos. Le hubiera encantado volver el tiempo atrás, pero no podía y entendería si el cerrojo estuviera echado en el corazón del hombre; Eric no tenía por qué perdonarlo ni tampoco debía aceptarlo de nuevo en su vida.

“Lo siento…” Eric dijo y a través de la mesa lo miró con algo similar al desconcierto.

Ah, se terminó, pensó Pilkyo al ver sus orbes oscuras mirarlo de la manera tan indiferente en que lo hacía. Pilkyo sonrió de lado, aguantando el nudo en su garganta. “No. El que lo siente soy yo. Con tu permiso.”

Y antes de que Eric pudiera argumentar cualquier cosa Pilkyo salió apresurado del lugar. Caminó por minutos, alejándose del café y del ruido de la gente; caminó todo lo que sus piernas y el dolor de su pecho le permitieron. Se dejó caer debajo de un árbol del parque donde estaba; quería haberse metido debajo de la tierra si podía. Dejó su cabeza descansar sobre el tronco, tratando de deshacerse de cualquier pensamiento; necesitaba urgentemente dejar de pensar.

“Disculpa…” Pilkyo se asustó al escuchar la voz de Eric y se incorporó rápidamente.

“¿Q-qué?”

“Olvidaste esto…” Eric le tendió el libro Ángeles y Demonios de Dan Brown. Pilkyo quiso llorar. Ese había sido el libro con el que se habían conocido. “Mi nombre es Mun Jonghyuk, pero todos me llaman Eric… ¿Y el tuyo?”

Solo entonces Pilkyo pudo respirar con tranquilidad; las lágrimas que él tanto había luchado por retener se resbalaron continuamente por sus mejillas, empapándole el rostro. Eric le estaba dando una segunda oportunidad y esta ocasión iba a aprovecharla con creces. Soltó el libro de las manos y se lanzó al hombre frente a él, tan solo para besarle los labios de forma apasionada y agradecida; lo amaba tanto. ¿Por qué no se había dado cuenta antes? Se hubiera ahorrado todo este dolor. Sus labios bailaron al ritmo del otro, Eric lo rodeaba de la cintura y él lo rodeaba del cuello, atrayéndolo a él, saboreando su boca de forma frenética; sus lágrimas se mezclaban en sus bocas, sintiendo el sabor salado.

“Jung Pilkyo,” respondió el joven cuando se separó del mayor. “Mi nombre es Jung Pilkyo… Mucho gusto.”

“El gusto es mío, Jung Pilkyo.”

Eric sonrió. De la forma infantil y hermosa que Pilkyo tanto amaba.