Complicado.

Description

Dos almas que se aman tan intensamente, que aunque el destino (caprichoso) siempre trate de volverlas a unir, su amor es tan poderoso que no está destinado a funcionar en esta vida. El mundo no soportaría un amor tan puro como el de ellas, nadie esta listo para aceptarlo.

Foreword

Decir que la relación de Jihyo y Nayeon era complicada era quedarse corto. Ni sus mejores amigas pudieron comprender que sucedía entre ellas, incluso cuando se veían todos los días, a toda hora, ninguna podía comprender porque ambas hacían las cosas más difíciles de lo que realmente eran. 

Era agotador solo para el ojo de los demás, no querían imaginar lo que era para ellas. O tal vez ni se percaptaban de lo que sucedía, o tal vez eran lo suficientemente tontas para fingir no darse cuenta. Lo cual era lo más probable, eran Nayeon y Jihyo después de todo, reinas de fingir sus emociones y mantenerse con serenidad ante todo y todos. De todas formas, nadie podía hacer nada al respecto, aunque quisieran encerrarlas en una habitación por horas para que confesaran sus tontos sentimientos, nada lo lograba. Cuando creían que movieron dos pasos, retrocedían diez. No hablan de amistad, su amistad era totalmente única, demasiado, podría decirse. Se habla de sus intentos fallidos de juntarse amorosamente. 

Todo empezo cuando eran aprendices, desde pequeñas sintiendo esa inevitable atracción e imán que las unía, no importaba que hicieran, el destino volvía a unirlas y apretarlas en un abrazo. Y estuvo bien, al principio. Nayeon y Jihyo creyendo en que era cosa de la vida, algo natural que siempre volvieran a juntarse y mantener su inigualable amistad. Estuvo bien, hasta que Nayeon decidió dar un paso más. 

Confesarle sus sentimientos a Jihyo no fue planeado, para nada, jamás paso por su cabeza alguna vez decírselo, prometiendose a si misma guardarselo hasta que solo sea un vago recuerdo con una anécdota graciosa. Nayeon que iba a saber que Jihyo iba a ser tan insistente en el tema de para quien eran esas canciones de amor que tanto escribía la mayor, que Jihyo iba a ser tan pegajosa y tan curiosa que termino frustrandola. Su forma de decirlo fue casi agresiva, demasiado fuerte, no pudo llegar a callarse cuando le dijo que eran para ella. Cuando se percató de sus palabras, pensó en un milisegundo en luego darle la excusa que era una broma, que era para que la dejará en paz con el tema. Pero Jihyo se quedo callada, su mirada completamente en shook, mirando a la mayor como si hubiera contando un secreto de ambas, como si hubiera gritado al mundo de lo que siempre tuvo miedo. Y Nayeon no pudo hacer otra cosa que huir, demasiado asustada del que diría Jihyo, su miserable corazón no podría soportar el rechazo.

Esos días las cosas fueron algo tensas, pero no tanto como le hubiera gustado a Nayeon. Jihyo actuó como si las palabras de Nayeon jamás existieron, como si ese dia se hubiera borrado de su memoria para siempre y no recordará absolutamente nada. Para Nayeon no estuvo bien, nada bien, pero prefirió dejarlo asi. Si Jihyo iba a pretender que lo que dijo ese día no fue nada, ella también podría hacerlo, después de todo, tenia la gran excusa de que todo fue una broma para ver la reacción de Jihyo. Pero su corazón no mentía, le dolía y sintió como un frío se instalaba en su pecho poco a poco, pero, decidió ignorarlo. 

Jihyo, por su parte, no pudo hacer nada al respecto. Estaba aterrorizada de la sola idea de corresponder los sentimientos de la mayor, demasiado asustada de que algo podría salir mal y perderla. Jihyo prefirió callar a su absurdo corazón, sellar su boca y pretender que no la recorrió una ráfaga de calor cuando escucho las palabras de Nayeon. Jihyo prefirió fingir que no sintió nada, que ese día no significó nada para ella. Jihyo prefirió callar, sin saber que le costaría mucho más de lo que creía. 

Las cosas siguieron asi, ambas fingieron que nada sucedió. Debutaron en su grupo, maduraron, crecieron. Ambas estaban felices con su nueva vida, los días fueron duros, después de todo, ser un idol no era una tarea fácil y ambas lo sabían. Cumplieron su sueño, juntas, como tantas veces se susurraron en la noche, apunto de dormirse. Lo hicieron, y estuvo bien, la felicidad las invadió y nada podía arruinar sus nuevos planes, después de todo, ambas creyeron que sus sentimientos estaban enterrados, al igual que ese día. Pero no fue asi.

Decir que no se alejaron un poco era una mentira, una vil y sucia mentira. Decir que ambas trataban de no hacer el ambiente incómodo también lo era. En verdad intentaron que las cosas tomaron un bien ritmo, pero fallaron. Todo parecía jugar en su contra, cada maldita parecía que estaba hecha para tirarlas hacia atrás.

Ninguna volvió a intentar nada sino un tiempo después. No podían culpar a Nayeon, ver a Jihyo llorando en su cama, encerrada sobre las sabanas, como si la fueran a cubrir de algo, hizo que su corazón se rompería. Su propio cuerpo moviéndose solo para apartar las mantas del débil y tembloroso cuerpo de Jihyo, moviéndose hasta quedar acostada a su lado. Sus manos viajando a la cara de la menor, secando delicadamente sus lágrimas para luego dejarlas subir hasta detrás de su cabeza, atrayendola a su pecho. Jihyo no hizo amago ni dudo en acostarse en ella, dejando que sus propios brazos fueran a la cintura de la mayor para atraerla aún más, sus manos cerrandose en un puño en la remera blanca de Nayeon. Todo fue demasiado para ella, Nayeon acariciando su cabello tan suavemente, susurrándole palabras dulces a su oído, prometiendole no irse hasta que ella parará de llorar, diciendole que ella era preciosa y que todos podían irse al carajo. Estuvieron así un buen tiempo, Jihyo llorando en el pecho de Nayeon y está no se movió de su lugar un solo segundo, sus manos siguieron acariciando el cuello y cabello de Jihyo, esperando pacientemente a que dejara de llorar. 

Nuevamente, ninguna planeo lo que iba a venir, y como hacerlo? Jihyo en un segundo levanto su cabeza del pecho de Nayeon, sus mejillas rojas y manchadas de lágrimas, sus ojos brillaban tan hermosamente que Nayeon tuvo miedo de perderse en ese precioso mar. No lo esperó, ni la misma Jihyo lo planeó, solo hizo lo que su corazón le pidió por tanto tiempo, besar a Nayeon. Y así lo hizo. Fue tan rápido, tan delicado. Un beso casi infantil, un suave pinchazo en sus labios y Jihyo volvió a enterrar su cabeza en el pecho de Nayeon, pero esta vez sin lágrimas inundando su rostro. 

Nayeon no dijo nada, apenas se movió luego de eso. Ella pensó en decir algo, realmente lo hizo, deseando poder decirle a Jihyo lo mucho que la amaba y que para ella no era algo de lo que podría olvidarse. Quería agarrar los regordetes cachetes de Jihyo y besarla adecuadamente, hasta que sus labios se sintieran entumecidos y aún así no estaría satisfecha, lo sabía. Pero Nayeon no hizo nada, se nego a si misma deslizar una sola palabra, era su turno de fingir que el beso no significó nada para ella, aún así cuando sintió fuegos artificiales dentro de todo su ser.

Esa noche Jihyo dejo escapar unas lágrimas más, pero esta vez no tuvieron nada que ver con los malos comentarios que le hicieron a su cuerpo. Su pecho le ardía y quería gritar e irse de esa cama, abandonar el caliente y cómodo cuerpo de Nayeon y escapar. Pero no lo hizo, aceptó lo que Nayeon le dió. 

Y volvió a suceder, más de lo que les gustaría admitir, besos inocentes que se robaban la una a la otra. Hasta que se convirtió en un desafío para ambas, como si fuera una competencia de quién hacia callar a la otra. Con besos. 

Y ambas lo aceptaron, lo hicieron hasta delante de las chicas, incluso delante de su manager, solo para dejar a la otra con la boca abierta y ganar el desafío en ese día. Lo tomaron a juego, como si no fuera más que eso, como si ninguna de las dos disfrutará sentir los labios de la otra, como si lo que en verdad importaba era ganar la abusada apuesta. Y lo fingieron muy bien, demasiado, a su vista. Para las demás, era tan frustrante la tensión que ambas se tenían, no queriendo compartir habitación con ellas dos solas. 

Todo estuvo bien, podría decirse, hasta que Jihyo cruzo la línea. Toco a Nayeon más de lo que le hubiera gustado permitirse, ella diría que su boca sola se movió hacía el cuello de la mayor, dejando una marca morada oscura. Jihyo diría que era para ganar, no más que eso, pero cuando vio a Nayeon con la respiración agitada y sus pupilas dilatadas, supo que ni el inmenso orgullo que invadió su cuerpo podía ganarle a la gran excitación y atracción que sintió en ese momento. Ese día tuvieron o, desordenado y furioso o. Las dos tratando de liderar hasta en la cama, terminando con una extensa lista de os y muchas marcas. Recorrieron y aprendieron del cuerpo de la otra, tocando los lugares justos y regalandose momentos inolvidables, su cuerpos se convirtieron en uno por primera vez y pudieron sentir el deseo y el picor que sacudía sus cuerpos cuando sus pieles se tocaban limpiamente. Decir que se arrepentian era una falacia, no podía mentirle a sus corazones bombeando fuertemente contra sus pechos cuando despertaron juntas en la misma cama. 

Su conversación fue breve esa mañana, no podían negar lo que paso aunque quisieran. El error estaba hecho y ambas tenían que afrontar la consecuencia; desear más. 

El acuerdo fue mutuo, Nayeon lo tomo como parte de su juego, ambas asintiendo a la idea de permitirse compartir más momentos en la cama, Jihyo murmurando que no iban a lastimar a nadie si tenían o más seguido, después de todo, ambas tenían necesidades. Y asi fue, compartieron muchas rondas más, pero esa vez fue la única vez que descansaron juntas luego de hacerlo, una siempre corría a su habitación. "No podemos correr el riesgo de que nos encuentren." Pero que mentirosa resulto ser Nayeon, era claro que todo su piso se entero de lo que hicieron, pero Nayeon no podía aguantar el dolor que invadía su pecho cuando terminaban y veía esperanzada a Jihyo por una mínima intención de que se quede, pero no encontraba ninguna. Jihyo era una muy buena actriz. 

Y siguió así, las demás chicas enterándose de su rara relación y no hablando del tema. Era un secreto entre grupo, algo íntimo entre amigas. Pero las 7 chicas sabían de antemano que aunque Jihyo y Nayeon negaban rotundamente que era más que o y un tonto juego de ganar o perder, sabían que era la única excusa que ambas tenían de estar cerca de la otra. Por lo tanto, decidieron dejarlo asi, no podían romper la burbuja que construyeron, una capa tan fina que mínima cosa podría romperla, y así era, su amor era tan gigante como el castillo de arena más grande que se podría encontrar, pero era arena seca, mínima ráfaga de viento y todo caía en sus narices sin poder contenerlo. Y así eran ellas, sintiendo como sus corazones estaban totalmente unidos en uno, pero ambas negando a soltar su pedazo y aceptar lo que sentían. ¡Que bobas! 

Las cosas siguieron su rumbo, Nayeon y Jihyo con sus encuentros cada vez más frecuentes hasta que Jihyo empezo a notarse rara. Justo cuando Nayeon empezaba a sentirse más cerca de ella, casi dispuesta a dar el brazo a torcer y permitirse intentarlo de nuevo. Jihyo comenzó a evitar su contacto, a toda ella, excusandose con lo primero que venía a su cabeza y saliendo más frecuente de la casa que compartían todas. Nayeon lo sintió raro, extraño. Sentía como un viento helado le recorría la piel cuando Jihyo llegaba tarde a casa, sonriendo como una tonta e ignorando totalmente la presencia de Nayeon. 

"En donde estabas?." Nayeon estaba parada frente a la puerta cuando Jihyo entro riendo, rápidamente cerrando la puerta y encontrándose cara a cara con la mayor. 

"No creo que sea de tu incumbencia." Jihyo actuaba a la defensiva cuando ocultaba algo, eso era obvio para todas y mucho más para Nayeon. Debajo de todo ese personaje y sus vagas excusas, sabía que había algo más que Jihyo no estaba diciendo. 

"Si es de mi incumbencia cuando llegas tarde todas las noches y ni te esfuerzas en decirnos a donde vas." Nayeon se cruzó de brazos y levanto una ceja ante Jihyo, en su cara el vivo enojo y mal humor. Jihyo casi se ríe ante la situación, recordando a su propia madre darle un sermón así cuando salía frecuentemente con Nayeon. Era irónico.

"Solo salí a pasar el rato, no tienes que fingir preocuparte tanto por mi." Jihyo comenzó a caminar a su habitación con Nayeon pisandole los talones. Jihyo rodó sus ojos hacia atrás cuando Nayeon se puso en su camino de cerrar la puerta.

"Park Jihyo, ya mismo me dices a dónde estas yendo todas las noches. No me hagas volver a preguntarlo." La clara molestia era evidente en Nayeon, no podía ocultar las miles de emociones que atravesaron su cuerpo de solo pensar en Jihyo saliendo con algun chico o chica. 

"Ya te lo he dicho, a pasar el rato. No eres mi madre, Nayeon". Intento cerrar la puerta nuevamente pero Nayeon fue más rápida y puso su pierna y brazo antes de que ocurriera. Jihyo empezaba a sentir su propio enojo subir por su cuerpo. 

"¿A pasar el rato con quien?" Nayeon no quería saber la respuesta a esa pregunta, pero tenía que fingir al menos una vez más que si quería saberlo, actuando como una mejor amiga, que ciertamente era. 

"Con un chico, esta bien? ¡Ahora déjame en paz, Nayeon! Estas actuando como si fueras una novia posesiva y tengo que recordarte que NO eres nada de eso. ¡Así que sal del medio y déjame cerrar la maldita puerta!" Jihyo casi gritó sus palabras, asustando a Nayeon y haciendo que esta diera un paso hacia fuera. Un viento la recorrió cuando Jihyo cerro de un portazo su habitación y la dejo afuera, con miles de palabras en la boca y un conocido sentimiento en su pecho. Frío. 

Jihyo y Nayeon no hablaron por semanas luego de eso, pero sabían fingir muy bien frente a la cámara y los fans, rezando que sus pequeñas y forzadas interacciones no levantará rumores. Nayeon evitaba a toda costa a Jihyo, si Jihyo estaba en algún lugar y ella podía irse, lo hacía sin dudarlo. Por su parte, Jihyo, trato de hablar con ella innumerables veces y pedirle disculpas por subir su tono esa noche, que no era su intención lastimarla (si es que lo hizo) y que podía explicarle todo. Nayeon hizo oídos sordos ante cada intento y Jihyo termino por cansarse, diciéndose a si misma que no debe ninguna explicación porque lo de ellas no era más que un juego, que Nayeon no tenía derecho a enojarse con ella por divertirse. 

De todas formas, terminaron hablando con el tiempo y Jihyo termino por contarle a Nayeon del chico con el que estaba viéndose. "Nada serio, solo pasar el rato". prometió Jihyo, pero a Nayeon no le convenció el tono con el que lo dijo, pero no hizo ningún amague de hacer algun comentario al respecto. Le dijo a Jihyo que si el chico en verdad le gustaba, ella podía salir con el, que ella la cubriría las veces que pueda y que deba decirle a las chicas, como un acuerdo. Jihyo la abrazo y le dio las gracias, como si se sacará un peso de encima, uno verdaderamente pesado. Nayeon la abrazo devuelta, sintiendo su corazón quebrarse cuando vio la emoción y el brillo especial en los ojos de Jihyo. Ella no podía hacer nada ante eso, recordándose a si misma que no era nada más que la mejor amiga de ella, que debía conformarse con ella aunque todo su ser le pidiera agarrarla de los hombros y gritarle cada uno de sus sentimientos. Nuevamente, Nayeon, prefirió callar, tragándose las palabras y mordiendo su lengua para sonreírle a Jihyo y decirle que para eso estaban las amigas. 

Jihyo y Daniel siguieron encontrándose, cada vez más frecuente. Nayeon no decía nada ante eso, solo le sonreía a Jihyo y le deseaba una buena cita, viendo como está le sonreía de vuelta y salía de la casa con la felicidad pegada en su rostro. Nayeon sin poder evitarlo soltaba algunas lágrimas, lágrimas que rápidamente secaba y en su mente se repetía que estaba bien, que ella podía soportarlo. Sin embargo, sentía como su cuerpo sintió frío, como si sintiera que ver a Jihyo marcharse la alejaba cada vez más de ella, cada vez más de sus sentimientos compartidos y la dejaba sola, en un congelador gigante. 

La relación de Jihyo y Daniel se hizo pública, Dispatch delatandolos con pruebas y dejando a todos boquiabiertos. Las empresas no pudieron hacer más que confirmarlo, temiendo lo peor. Los comentarios, sorprendentemente, eran muy positivos. Jihyo estuvo, en parte, feliz al saber que sus fans la seguían apoyando a ella y su relación, tenía tanto miedo de perder el amor de sus fans por su relación con Daniel. Tanto fue así que la misma noche que confirmaron su relación, se largo a llorar en el hombro de Sana sin poder contener su llanto ni un segundo. Todas rápidamente se acercaron a ella y le susurraron que estaba bien, que no debía preocuparse de los comentarios, ellos no eran nada en su vida personal. Nayeon se quedó atrás, sintiéndose incapaz de consolar a Jihyo en ese momento cuando ella misma sentía como su mundo se venía a pedazos. Jihyo no dejo pasar desapercibido esto, en un punto no sabía si lloraba por su relación recién salida a la luz o por el inmenso vacío que sintió al no ver a Nayeon acercarse a ella. Se sentía sola, incluso cuando estaba rodeada de sus amigas en un fuerte abrazo, ella solo quería que Nayeon la consolara como esa vez que recibió malos comentarios por su peso. Jihyo no dijo nada de como se sintió ese dia respecto a Nayeon. Ninguna lo dijo. 

Y ambas siguieron fingiendo que estaba bien.

Una vez Daniel fue a cenar, todas lo recibieron con una sonrisa y mucho respeto, después de todo, era el novio de su increíble líder. La cena fue tranquila, pero Nayeon no dijo una sola palabra y parecía ida, como si su cuerpo estuviera ahi pero su mente en un lugar totalmente diferente. Jeongyeon noto esto antes que cualquiera, haciendo una nota mental de preguntarle a la mayor que le sucedía más tarde. 

La siguiente en notarlo fue Jihyo, que estaba del otro lado de la mesa junto con Daniel. Podía ver a kilómetros lo desanimada que estaba la mayor y que comía sin ganas, como si en verdad no quisiera estar en ese lugar. Pensó en levantarse y arrastrar a Nayeon fuera del comedor para preguntarle que le sucedía, pero levantaría muchas sospechas y a ella no tendría que importarle que Nayeon estuviera asi, sea por la presencia de Daniel o no. Pero a ella le importaba, mucho más de lo que podría admitir en voz alta. Asi que aprovecho cuando terminaron de comer y se disculpo con todos y salió disparada tras la mayor que iba a su habitación a descansar.

Cerrando la puerta con llave, se dio vuelta a encarar a la mayor que la miraba con una ceja interrogativa.

"Que fue eso?" Jihyo no pudo calmar la euforia con la que salió su voz.

"Que fue qué?" Nayeon sabía de que hablaba Jihyo, solo que no tenía ánimos de discutir con ella ahora y solo queria terminar su breve discusión lo más rápido posible.

"La cena, todo lo que hiciste. Era obvio que la presencia de Daniel te molestaba." Jihyo se acercó más a la cama de Nayeon, donde esta estaba sentada en el borde con una mirada aburrida.

"Mira, Jihyo. LAMENTO si a tu novio le molesto mi mala energía, simplemente estoy cansada y no tenía hambre." A Jihyo no se le escapo de los dedos el sarcasmo y el tono que uso Nayeon en "lamento" y "tu novio", estaba llevándola al límite.

"Seguro que Daniel lo noto, no creas que es tonto. Lo que me molesta es que no puedes esforzarte en fingir POR MI, te costaba demasiado darnos una cena normal?" Jihyo sentía que sus ojos se humedecian y su voz le fallaba, pero su enojo era más que eso, ella no podía entender del todo porque la mayor estaba actuando de esa forma ante ella.

"¡SI, ME COSTABA DEMASIADO, JIHYO!" Nayeon levantó fuertemente su voz, parándose de la cama y enfrentando a Jihyo frente a frente. "No tolero que vengas a refregarme a tu novio en mi cara." 

"REFREGARTE? NO HAGO NADA. SOLO TRAJE A MI NOVIO A QUE LO CONOZCAN MIS MEJORES AMIGAS." Jihyo subió su tono de voz igual, acercándose más a la mayor tratando de no dejarse intimidar por su tono. Se le ponía difícil, ya que, Nayeon era más alta que ella y tenia que levantar levemente la barbilla para mirar a sus ojos.

"PERO YO NO QUIERO CONOCER A TU PERFECTO NOVIO. SABES MUY BIEN QUE NO SOLO SOY TU MEJOR AMIGA." 

"ENTONCES QUE ERES MIO?" A Jihyo se le quebró la voz cuando finalizo de murmurar esa pregunta, la pregunta que invadió su cabeza durante tanto tiempo y jamás tuvo una respuesta. "Que soy para ti, Nayeon?" Su voz se agudizó y se podía notar a kilómetros que le costaba hablar a este punto, sus ojos estaban llenos de lágrimas que no se permitía deslizar por su mejillas. Estaba cansada de llorar por Nayeon.

La habitación quedo en un silencio rotundo, solo se escuchaba la respiración agitada de ambas y como tragaban fuertemente. Jihyo estaba segura que todos pudieron escucharlo, incluído Daniel, pero en ese momento solo quería una respuesta y era de la persona que tenia enfrente. 

A Nayeon le costaba respirar, luchaba contra su impulso de decirle a Jihyo todo lo que deseaba y poder besarla, poder decirle que ella podía darle su final feliz, que ella QUERIA ser el final feliz de Jihyo. Que quería ser ella poder besarla cuando quisiera, que quería ser ella la que pudiera sentirla al dormir, abrazarla y mantenerla cerca. Que quería ser ella a la que Jihyo amará, a la que Jihyo presumiera ante todos y estuviera orgullosa de ella. Quería estar en el lugar de Daniel, quería saber que era sentirse amada por Jihyo, al menos una vez. Quería que Jihyo la eligiera, no quería decírselo para que lo hiciera, quería que viniera de ella. Pero sabía que pedía demasiado. Sabía que vivia una fantasía, que Jihyo jamás podría amarla, que Jihyo solo la vio como el juego que eran, que sus noches abrazadas viendo películas no eran nada, que sus incontables veces haciendo el amor solo era o, que Jihyo no la amaba como ella lo hacía. 

Y sin pensarlo, sin poder retenerlo, Nayeon comenzó a llorar frente a Jihyo. Sus sollozos llenaron la habitación y poco después se unieron los de Jihyo. Se permitió derrumbarse ante ella, se permitió dejarle ver su corazón roto, lo mucho que le dolía todo esto. 

"Eres todo para mi, Jihyo. Lo eres desde el momento en el que te vi, con tu remera blanca y tus pantalones cortos, con tus infaltables zapatillas Converce y ese moño en el pelo que te hacía ver preciosa. En ese tiempo no entendía que me hacías sentir, no entendía por qué me sentía tan rara cerca de ti, por qué tenía tantos nervios de hablar contigo. No lo entendía, Jihyo." Nayeon se dio un momento para respirar, tratando de contener sus lágrimas y viendo directamente a los ojos de Jihyo. "No lo entendía hasta ahora. Me negaba tanto a la idea de aceptarlo, de aceptar que yo no te quería como una amiga más, que no podía verte como veía a los demás. Que mis ojos te contemplaban con un amor que jamás había sentido por nadie. Que te admiraba de pies a cabeza y me hacías sentir tan diminuta a tu lado." 

Jihyo miraba con lágrimas inundando sus ojos, sus mejillas rojas por las anteriores que cayeron en cascadas. Su pecho le dolía, como si estuvieran apretandoselo y pisandole su corazón sin poder parar el dolor. Jamás lo había sentido asi, le temblaban las manos y sentía que todo se caía a su alrededor. Solo podía ver profundamente a los ojos de Nayeon, esos que parecían tan sinceros y a la vez tan rotos. 

"Como es que no te diste cuenta? Como es que jamás pudiste ver todo lo que yo podía hacer por ti, Jihyo? Yo era capaz de bajarte la luna y una galaxia completa por ti, ¡solo por ti! Era capaz de tanto, TANTO. Dios mío." Nayeon tuvo que apartar los ojos y mirar al techo para contener sus lágrimas, tratando vagamente de limpiarlas con su suéter y fallando miserablemente cuando nuevas volvían a caer por sus mejillas, todo en su cuerpo quemaba, como si estuviera comiendola viva el sentimiento. 

"Sabes cuanto me dolió cuando te confesé mis sentimientos y tú solo pudiste ignorarlo? Fingiste que nada sucedió y que todo estaba bien, cuando sabías que nada estaba bien." Su voz quebrada le impidió continuar, pero se trago el nudo que tenía y volvió a hablar. "Rompiste mi corazón desde ese momento, Jihyo. Lo quebraste y tuve que aprender a guardarme todo lo que sentía por ti, tuve que contenerme mil veces de gritartelo en la cara." Nayeon hablaba con tanta impotencia, como si estuviera entre furiosa y lastimada, que ciertamente era lo que mejor la describía. 

Jihyo no decía nada, solo la miraba con una expresión de dolor en su rostro. Nayeon continúo.

"Me guarde todo lo que sintió por ti, acepté cada maldita cosa que me dabas, las mismas migajas por ti." Nayeon apuntó a Jihyo con su dedo, sus ojos picando por las lágrimas que derramaron. "Aceptaba cualquier cosa que me dabas con tan solo tenerte cerca, porque yo ..." 

No pudo continuar, su mente gritándole que no lo diga, que no valía la pena decírselo ahora. 

Su boca le jugó en contra, sus palabras de deslizaron limpiamente por su boca y no hubo vuelta atrás. Tenía que soltarlo, tenía que hacerlo.

"Porque yo te amaba, Jihyo. Te amaba profunda y verdaderamente. Te amé en cada momento, cada segundo a tu lado era como sentir fuegos artificiales y un zoológico entero en mi estómago. Besarte era ganar la lotería y más, tocarte y sentir tu cuerpo era un tesoro y me encantaba apreciar como lo merecías. Y a la vez te odiaba, te odiaba tanto por hacerme amarte y no corresponder a ninguno de mis sentimientos. " Jihyo en ese momento quiso responder a esa acusación pero Nayeon no se lo permitio. "No digas nada, no necesito que me digas nada Jihyo."

Nayeon se dio la vuelta y agarró su abrigo que estaba tirado sobre su cama, se dio la vuelta furiosamente para volver a encarar a Jihyo que miraba aturdida cada uno de sus movimientos. Parecía tener una lucha interior y casi hizo que Nayeon sonriera, y lo hubiera hecho si estuviera en una situación diferente. 

"Te amé con cada poro de mi ser, te entregué lo que quisiste de mi. Te dejé hacerme sentir como si todos mis sentimientos no valieran nada. Te dejé usarme para tu placer y me conformaba con eso, incluso cuando quería quedarme cada noche y dormir a tu lado ". Nayeon volvió a acercarse a Jihyo, su corazón dolía y ardía pero necesita decirle todo lo que sintió. "Te di lo que quisiste de mi, Jihyo. Te entregué mi corazón mil veces y siempre lo dejabas caer. Tú eras la que siempre me apartaba al último segundo, justo cuando estaba dispuesta a volver a intentarlo y perdonarte, volvías a romperlo."

Nayeon se puede respirar antes de decir el final de su gran discurso, queriendo huir de la habitación y no mirar hacia atrás. Necesitaba aire fresco.

"Pero me cansé. Me cansé de fingir que estoy bien con lo poco que me das. Ve con tu perfecto novio y sigue tu perfecta noche a su lado, besalo y recuérdale lo mucho que lo amas y lo feliz que eres con el. Ve y dile todo lo que yo deseaba escuchar, Jihyo. " Era claro que Nayeon estaba dejando que la furia y sus posesivos celos estaban saliendo a flote, que estaba siendo impulsiva y que todo lo que estaba haciendo traería consecuencias a todo, no solo entre ellas. 

"Me iré a tomar aire, puedes decirle a todos la excusa que quieras". Jihyo no decía una palabra, lo suficiente aturdida por toda la nueva información y los miles de sentimientos que invadían su cuerpo. 

Nayeon comenzó a caminar a la puerta, inconscientemente rezando que Jihyo la detenga, que haga algo y la obligue a  quedarse. Que por una vez Jihyo la elija. 

Jihyo tenía una laguna en su cabeza, no podía conectar nada y estaba tan asustada, asustada por como la hizo sentir Nayeon al confesarle todo eso y por todas las cosas que quería decir, pero de su boca no salía nada. Si hacía lo que su corazón pedía, lo que su corazón gritaba, que pasaba con lo demás? Escaparía con Nayeon para ser felices? ¿Dejaría todo atrás? ¿A Daniel? Ella no podía hacer eso, ella no podía dejar todas sus metas y sueños por una relación que ella no sabía si iba a funcionar. Daniel le daba estabilidad, la hacía sentir cómoda y conforme, el era perfecto para Jihyo. Jihyo lo quería, claro que lo hacía, era el único que podría despertar un mínimo de sentimientos en ella, aunque sabia que todas sus emociones se la llevaba la persona que en este momento esta viendo irse.

Jihyo tenía que decidir, tenia que pensar rápido, no tenía mucho tiempo y todo parecía pasar en cámara lenta.

Ella amaba a Nayeon, sabía que lo hacía porque sino no podía explicar las miles de sensaciones que recorrían su cuerpo con solo verla sonreír, como le recorría una electricidad la columna cuando Nayeon entrelazaba sus dedos, cuando solían abrazarse de la nada y podía sentir el aroma tan natural y exquisito que desprendía Nayeon. Porque la amaba incluso ahora, cuando le hecho todo en culpa y trataba de dejarla como la mala, aunque en muchas partes Jihyo sabía que tenía razón. Ella la lastimó, y lo hacía inconscientemente, sin querer hacerlo en verdad. Nayeon no merecía sufrir asi por ella, no podría soportar que Nayeon termine odiandola del todo y la banda se arruine por ellas, Jihyo debía ser la razonable, ella era la líder y tenía que pensar a futuro.

Jihyo vio como lentamente Nayeon salía de la habitación, le siguió el paso hasta el pasillo y la vio abrir furiosamente la puerta. En ese momento recordó que Daniel estaba en la casa, que seguramente escucho todo y que también debía estar mirando a Nayeon irse en este momento, al igual que ella.

Jihyo quería dejarlo asi, quería dejar que Nayeon se vaya y se calme un poco para poder hablar las cosas luego, quería dejarla irse. Quería fingir y volver al lado de Daniel y poder disfrutar de lo que les quedaba de tiempo juntos, Jihyo en verdad quería que la situación no le afectará más de lo que ya lo hacía. Pero ella no podía mentir, no podía decir que no se estremeció cuando el portazo se escucho en todo el apartamento, no podía decir que no sentía como su corazón se caía a pedazos y todo su ser le gritaba ¡VE POR ELLA!

Pero Jihyo no podía hacerlo, no podía hacerle eso a Nayeon ni a ella, estaba casi segura que su relación no funcionaría, que solo traería más conflictos y afectaría mucho a la banda. No quería lastimar a Nayeon, no podría soportarlo más.

Jihyo amaba tanto a Nayeon que decidió dejarla ir, sabía que Nayeon sería más feliz sin ella en esa forma, sabía que Nayeon sobreviviría a esto, que ella lo haría también. Sabía que ninguna de las dos podría soportar el perderse mutuamente, que su relación falle y todo se arruine. Jihyo decidió soltar a Nayeon, por ambas. Porque sabía que se amaban tanto pero jamás podría funcionar, porque sabía que no era correcto, no ahora, y tal vez, nunca. Jihyo entendió que amar también es saber dejar ir, así que ella lo hizo. Incluso cuando quería correr hacia ella y besarla en medio de la calle, sin importarle quienes las vieran, incluso cuando solo quería amarla y correr el riesgo, Jihyo sabía que no era lo correcto. Y ella siempre hace lo correcto. 

Nayeon, por su lado, salió lo más rápido que pudo de ese lugar, de ese apartamento que le regalo tantos momentos al lado de Jihyo y del mismo que presenció como su corazón se rompió una y otra vez. Necesitaba que el aire fresco le golpeara la cara, necesitaba salir y despejar su cabeza de todo el caos que hizo. Tenía que prepararse mentalmente para arreglar las cosas con Jihyo y hacer el bien por la banda. Enterrar sus sentimientos para poder volver a ser amigas y nada más, aunque nunca dejaron de ser más que eso. 

Nayeon caminó y caminó hasta que se encontró con un parque vacío, camino tan rápido que se canso y solo pensaba en descansar sus piernas. Se sentó en el primer banco que vió y se permitió respirar profundamente, soltar el aire contenido y poder darse un tiempo. Ella lo necesitaba. 

Sería una mentira decir que Nayeon no pensaba en Jihyo, en Jihyo viniendo a ella, en Jihyo eligiendola y haciendo que se quede a su lado. Nayeon imagino lo hermoso que sería que eso pasará, que por una vez, solo una, Jihyo se permitiera amarla. 

Nayeon se quedo sola en ese banco aproximadamente 1 hora, con una mínima de esperanza de que Jihyo viniera a su rescate y pudieran tener un final feliz.

Pero Jihyo no lo hizo. 

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Comments

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shdowcatcher #1
Que cosa más triste<\3 hay tan poquitas historias nahyo que te lo agradezco un montón, lo amé.