Prólogo

La princesa del sol; |Twice|

Twicelights, la tierra del sol.

O así era como se le solía llamar a este mundo hace un milenio.

El sol siempre estaba presente y era venerado por todos los habitantes del lugar. No se conocía la noche, y no se conocía el frío.

El sol no sólo gobernaba los cielos, sino que también era la fuente de vida y magia del reino.

En Twicelights todos eran felices, sus vidas estaban llenas de luz y todo resplandecía.

Hasta que un día, aquello cambió.

Las personas voltearon hacia arriba y vieron con horror cómo el sol comenzaba a bajar y los colores claros del cielo cambiaban de tonalidad, hasta que, poco a poco, todo se hizo negro.

Fue la primera vez que se presenció la oscuridad.

Y eso había sido obra de Moon Byulyi, o como todos la llamaban, Moonstar, la solaris más poderosa del lugar.

Se decía que no sólo era capaz de manipular la energía del sol a su antojo, sino que también era una guerrera formidable. Que era una chica ambiciosa y que, como en su corazón no había luz, decidió que en el mundo tampoco debería haberla.

Y fue así que trajo la noche a Twicelights, y con la noche, llegó también algo desconocido.

Algo en el cielo que no emanaba ni rayos ni calor. Era un astro frío, magnífico y único.

Un astro al que llamaron "Luna".

Entonces, Moonstar demostró una vez más por qué era la solaris más poderosa.

Comenzó a absorber una energía diferente y ganó poderes que ningún habitante había imaginado posibles y, a pesar de que ella estaba tocada con la magia del sol y de la luna, todo el que se unió a su ejército perdió su afinidad con la estrella, se hicieron hijos del nuevo astro brillante y de la oscuridad.

Luego de eso, la Guerra del Día y la Noche comenzó. 

Kim Yongsun, más conocida como Solar, la emperatriz de Twicelights, no iba a permitir que su nación se quedara sin sol.

Enfrentó a Moonstar con su propio ejército y, cuando los poderes de sol y luna chocaron, se creó una división.

Ahora no todo era día. Ahora no todo era noche. Ahora había día y noche.

Ninguna de las dos ganó la batalla, por lo que decidieron hacer una tregua, y Twicelights se dividió en dos; Summer, la nación del sol, y Nights, el reino de la luna.

Ambas tierras ahora tenían sol y luna, pero la diferencia era cada una se alimentaba de un astro diferente.

—Y esa es la leyenda del día y la noche. Fin. —dijo una chica de unos doce años mientras revolvía el cabello de otra unos cuantos años menor que ella. 

La menor se quedó callada, muy pensativa.

Se encontraban en una gran habitación en la que gobernaban los colores rojos y dorados; los colores de la nación.

El lugar estaba oscuro casi en su totalidad, con excepción de la tenue luz que venía de un orbe que flotaba a un lado de la cama.

—¿Cómo cree que sería el mundo sin noche, unnie? —preguntó la pequeña al fin.

La mayor sonrió.

—No lo sé, pero pienso que muy caluroso.

—Yo pienso que no me obligarían a dormir cuando oscureciera, porque nunca oscurecería... —respondió la pelinaranja con certeza.

—Estoy segura de que la gente tendría que dormir de todos modos.

Y, efectivamente, ya era hora de dormir para ambas.

La castaña se levantó del banco en el que estaba para arropar a su hermana.

Esta la miró a los ojos, dejándose cubrir por el gran manto de terciopelo.

—Tal vez la señorita Moonstar ya no soportaba dormir con tanta luz entrando por su ventana y por eso trajo la noche.

La adolescente soltó una carcajada.

—Deja de pensarlo tanto, Chaeyoung. Sabes bien que la historia del día y la noche es solamente un cuento para niños.

—Lo sé, hoy en mi clase de historia, la profesora me contó que la verdadera razón por la que Twicelights se separó fue por los rebeldes que ya no querían vivir bajo el mandato absoluto de la emperatriz Solar. y que los líderes de dichos rebeldes fueron los ancestros de la actual familia real de Nights. —recitó de memoria la más baja.

—¿No eres muy pequeña para que la profesora te hable de esas cosas?

—Dice que debo estar preparada porque voy a ser la futura reina. 

La más alta suspiró.

Esperaba que no fueran muy duros con Chaeyoung.

Sí, ya estaba creciendo, pero tenía nueve años, y no le parecía justo que le fueran arrebatando sus últimos años de niñez con tantas lecciones de historia, de política y de estrategia.

Su hermana iba a ser la soberana del reino del sol, pero no hasta que su madre muriera, y esta aún era joven y fuerte.

Faltaban muchos años para eso.

—Para lo que debes prepararte es para dormir. Los niños no deben estar despiertos cuando sale la luna.

—¡Ya no soy un niña, unnie!

La contraria volvió a acariciar su melena anaranjada.

¿Cuántos años le tomaría darse cuenta de que ser una niña era un privilegio?

—A dormir, futura reina. 

—Jeongyeon unnie, es de lo peor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hola hola.

No sé cómo funciona muy bien esto, o si siquiera se puede comentar, pero espero os haya gustado mucho.

Mañana será subido La ladrona de la luna, para todxs aquellxs que iban más adelante.

¡Besos!

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Comments

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Vale20
#1
Chapter 1: Vas a seguir con la historia? Di que si por favor, esta joya no merece morir 😭