Taehyung tomó a Yeontan en brazos apenas entró a la residencia de los Jeon. Siguiendo a Seokjin por el pasillo hasta la cocina, intentó prestarle atención a su montón de instrucciones mientras acariciaba al perro, quien parecía desesperado por llenarlo de lengüetazos y jugar con él.

―Hoy no, Tannie ―Acarició su cabeza, hablándole delicadamente. ―Papá estará ocupado, lo siento

Seokjin rió ligeramente por el serio tono de voz empleado por el menor. Taehyung volvió a mirarlo cuando el azabache dejó caer un cuaderno encima del mueble, señalándolo con confianza.

―Son las recetas de mamá, sé que podrás encontrar algo ahí. Nadie en casa puede negar que ella es la mejor cocinera ―Dijo el mayor, con una sonrisa débil. Taehyung no recordaba haber visto antes los ojos de Seokjin inyectados con nostalgia cuando hablaba de su madre; por lo general, él evitaría involucrarla en sus conversaciones. ―Quedarás a cargo hoy, Tae. Cuando regrese mañana, de verdad espero ver esta cocina intacta ―Advirtió.

―No te preocupes, hyung. Cocinaré y dejaré todo brillante después, como si jamás hubiera estado aquí ―Prometió.

Seokjin volvió a reír, presionando ligeramente su hombro, deseándole suerte. Ambos giraron cuando OhHyuk se asomó por la entrada.

―Seokjin, ¿estás listo? ―El muchacho asintió. ―De acuerdo. Taehyung ―Volteó hacia el otro joven, quien le miró con interés. ―Dile a Jungkook que volveremos mañana y que no se preocupe por nosotros. En caso de que surja un problema entre tus planes, los números de emergencia están colgados en el tablero ―Señaló el lugar donde la familia solía colgar sus notas. ―Por cierto, tenemos seguro contra incendios y también una alarma ―Aseguró. Taehyung gimoteó en respuesta, sintiéndose avergonzado de que incluso el padre de su novio fuera consciente de sus pocas habilidades culinarias. ―Adiós, Taehyung

―Adiós, señor. Envíele mis saludos a la señora Jeon ―El hombre asintió con una sonrisa. Seokjin, que hace sólo un segundo reía, suspiró para luego seguir los pasos de su padre cuando este se retiró. ―Saludos a Yoongi, hyung, espero que le agrade tu visita

―A él siempre le agrada, puedes estar seguro ―Sonrió maliciosamente, agitando su mano para salir del lugar. Sólo poco después, Taehyung escuchó como la puerta principal era cerrada.

Kim suspiró, dejando a Yeontan escapar de sus brazos. Aquel 14 de febrero era su primer San Valentín con Jungkook y él había confabulado con todos para poder sorprenderlo.

Primero, le había mentido a Jungkook sobre tener su último examen la semana siguiente, excusándose con ello para posponer su celebración de San Valentín. El menor, como siempre, había actuado comprensivo y le había mandado sus mejores deseos. Taehyung ni siquiera podía explicarse que existiera alguien tan amable como él, porque de ser el caso contrario donde Jungkook decidía plantarlo, probablemente él habría hecho un berrinche descomunal.

O como mínimo habría llorado contra su almohada por tener pareja y, aun así, tener que estar solo ese día, siendo desplazado por libros de estudio.

En segundo lugar, había hablado con Seokjin al respecto. Taehyung había decidido esforzarse en preparar una excelente cena para su novio, pero él ni siquiera tenía una cocina. Viviendo en las residencias estudiantiles de la universidad, Taehyung tenía que sentirse agradecido de al menos tener un baño que compartía únicamente con su compañero de habitación.

Seokjin había hecho bromas sobre sus pobres dotas culinarias, pero había aceptado de buena gana cederle su increíble cocina. Él no iba a negar haberse mordido los dedos de sólo imaginarse a sí mismo arruinando uno de los costosos artefactos de la familia Jeon.

En tercer lugar, había tenido que pedirle a Seokjin que dijera una mentira piadosa para su hermano. Originalmente, el mayor había pensado decirle a su familia que viajaría ese día a Daegu para pasar su san Valentín con Yoongi, pero al final, el secreto quedó entre ellos y el señor Jeon. Ni siquiera Yoongi sabía que recibiría una visita, y todo porque Jungkook tenía que creer que su hermano le acompañaría en casa mientras su padre iba a pasar el día con su madre en Daegu.

Debido a que Yoongi oficialmente se estaría mudando a Seúl en 10 días, Seokjin había mentido sobre “posponer San Valentín hasta su llegada”. Y Jungkook se había sentido un poco menos solo sabiendo que no era el único que estaría sin su pareja en esa fecha.

Y por último, pero no menos importante, Taehyung había tenido que convencer a Yugyeom de mantener a Jungkook ocupado ese día, al menos hasta la hora de la cena. Si él quería que su plan resultara, tenía que mantener al menor lejos de su casa. Y, para su suerte, Jungkook estaba acostumbrado a ser asaltado por Yugyeom a primera hora de la mañana, por lo que ni siquiera se sorprendió cuando ese día su amigo lo arrastró lejos de sus mantas para llevarlo a quién sabe dónde.

Ahora sólo quedaba lo más difícil: cocinar.
Taehyung subió sus mangas, yendo directamente a lavar prolijamente sus manos para luego ponerse un delantal. Esperaba que las cosas ese día resultaran a su favor.

[. . .]

Jungkook intentó centrarse en su tejido mientras ignoraba a Yugyeom, quien hablaba hasta por los codos. Aún no entendía por qué lo había seguido hasta su departamento, pero supuso que simplemente le era difícil decir que no si él se colaba en su cama e intentaba patearlo fuera del colchón a primera hora del día. Así que, habiéndose levantado a regañadientes, habían decidido invitar a Saeron a desayunar con ellos para luego marcharse y seguir trabajando en lo único que habían hecho desde hace varios días.

Tejer a crochet.

Saeron los había ayudado a entender lo básico, pero Jungkook nunca creyó que resultaría tan complicado para él hacerlo. Aunque inicialmente había pretendido hacer una familia de ovejas para Taehyung como regalo de San Valentín, le entristecía que fuera 14 de febrero y él ni siquiera tuviera una oveja lista. Él jamás podría hacer esa familia, tendría que sentirse agradecido si al menos conseguía unir las partes antes del atardecer.

Saeron se había ofrecido a darle una mano al ver sus constantes fracasos, pero Jungkook había negado con la cabeza, consultando sus inquietudes sólo de vez en cuando y haciendo lo mejor que podía con el resto. De verdad quería dominar el arte de los amigurumis por sí mismo. Quería que Taehyung se sintiera orgulloso al ver el resultado. Y quizás él le sonreiría bonito también al ver que, por primera vez, había preparado un regalo con sus propias manos.

Bueno, eso sí ignoraban las galletas que él hizo cuando comenzaron su noviazgo hace poco más de 4 meses.

―Chicos, voy a pedir pizza para comer ―Avisó Namjoon, quien había tomado su celular para marcar el número de la pizzería más cercana. Los tres jóvenes asintieron, sin siquiera prestarle atención. ―Yugyeom, ¿qué estás haciendo?

El menor alzó la vista hacia su hermano mayor, sonriendo brillantemente mientras mostraba su creación. Jungkook y Saeron, concentrados en sus propios trabajos, por primera vez giraron hacia Yugyeom, aguantando una carcajada al ver el intercambio de miradas entre el par de hermanos.

―Es un cuchillo, es mi regalo de San Valentín para ti ―Parpadeó angelicalmente.

―¿Un cuchillo? ¿Para mí? ―Namjoon estaba estupefacto.

―Me preocupas cada vez que tomas uno de la cocina, así que he decidido implementar seguridad aprueba de ti, mientras yo me encargo de las cosas filosas. El cuchillo es para que no te sientas mal por no poder usar uno real, pero al menos me aseguraré de que conserves tus 10 dedos de las manos ―Parloteó rápidamente, volviendo a concentrarse en tejer.

―No quiero tu cuchillo ―Contestó el mayor ofendido, dándole la espalda para salir de la sala.

―¡Pero me estoy esforzando en ello! ¡Es mi regalo de San Valentín! ―Repitió.

―¡Consigue una novia y dáselo a ella!

Yugyeom dejó caer su boca y su tejido de paso, ofendido por esa falta de tacto. Llevando sus manos a su rostro con dramatismo, comenzó a lloriquear falsamente ante el recordatorio de que era San Valentín y estaba completamente solo.

―Recuérdame por qué aceptamos venir a hacerle compañía ―Murmuró Jungkook a Saeron.

―Porque él dijo que estaba solo y al menos los amigos debían permanecer juntos ―Aclaró su garganta. ―Y el resto de sus amigos sí tiene novia

―¡Te escuché! ―Yugyeom la señaló con su dedo. ―No intentes lucir grandiosa, tú tampoco tienes novio

―Yo no quiero novio ―Saeron se encogió de hombros con una sonrisa deslumbrante, concentrándose nuevamente en lo que hacía.

―¿Por qué no tengo una novia, eh? ―Se quejó una vez más. ―¿Acaso no hay nadie ahí afuera que quiera recibir mi amor?

―Pasas más tiempo quejándote con el resto por no tener novia que conociendo chicas ―Jungkook puso los ojos en blanco, centrándose en terminar la pata de su oveja.

―No puedo ir a citas grupa