Las puertas del ascensor se abrieron, y la última de las cajas se iba. El apartamento se siente vacío ahora, desnudo y solitario. Pero no es nada que no haya pasado.

 

Es lo mismo de nuevo.

 

El calendario que cuelga junto a la puerta tiene páginas arrancadas y fechas tachadas con un bolígrafo en rojo brillante. Ella no se despide, solo se marcha en silencio, sosteniendo la última caja de cartón con sus cosas.

 

Tal vez sea mejor de esta manera. Menos doloroso; sin tener que escuchar palabras que nadie quiere escuchar. Pero una última mirada hacia atrás no habría dolido. En verdad no.

 

Todo ha sido llevado; cosas que aun quiere y cosas que ya no quieres. Ya no hay nada que le recuerde a ella. Entonces, ¿Porque en este lugar estéril, su presencia sigue impregnada, en todas parte y de alguna manera?

 

No tiene sentido

 

Pero no se supone que lo tenga.

 

Hay un sonido de goteo en la cocina, y suena tan solitario; tan triste. Es el grifo que probablemente, no lo ha podido cerrar correctamente. Como siempre. El ascensor está bajando, todo el camino sin detenerse.

 

Pero ella desea que se detenga.

 

Entonces tal vez, Irene bajara las escaleras y la encontrara de nuevo.

 

Con esa caja de baratijas y juguetes de peluche que ha mantenido a lo largo de los años, y aquellas listas de tareas pendientes; las listas de tareas que tan a menudo ignoraba.

 

Ella no puede creer que todo haya acabado.

 

Tan fácilmente. Así nada más.

 

Ahora, parada en el pasillo, esperando el ascensor, esperando que por arte de magia, la morena esté allí cuando las puertas se abran. Ella presiono un botón, respira un poco más profundo y reza un poco más.

 

Este vacío. La morena no está. Y Irene ni siquiera está segura de sí ella,  realmente pensó en quedarse.

 

Porque eso probablemente significaría que Krystal todavía la ama.

 

**

 

La película es patética, con poco presupuesto y un reparto pobre. Al menos, la historia es decente, pero es algo que Irene ha observado muchas veces y ha memorizado, es la cadena de eventos que siempre ocurren en una película como está.

 

Bueno, las historias decentes siempre tienen que ser cliché.

 

La actriz murmura algo, y Irene no entiende, así que toma el control remoto y sube el volumen.

 

Sus ojos caen por detrás de la televisión, donde Krystal generalmente colocaba la caja del cable. No está ahí.

 

Justo ahora. ¿Krystal tuvo que quitar eso también? ¿Y ahora qué hará ella sin sus series favoritas?. Ella alcanza el tazón de sopa instantáneo sobre la mesa. Los enrolla con sus palillos y hace una mueca. Los fideos están recocidos y la sopa es demasiado suave. No es algo a lo que ella está acostumbrada.

 

Ahora, ¿Qué hará sin sus comidas caseras?

 

Es tan gracioso lo bien que estaba antes, de que llegara Krystal y ahora parece que no puede seguir como al principio, como si fuera inútil y patética sin Krystal.

 

Porque seguramente, a Krystal le está yendo mejor que a ella. Al menos, puede cocinar y no tiene que soportar ese molesto aparato para hervir, que Irene no tiene el corazón para tirar; ya que lo necesita más que cualquier otra cosa, o sus fideos recocidos no tendrán ni la mitad del sabor que tiene ahora.

 

Ah, sí, además Krystal tiene el decodificador, Irene no lo olvida.

 

¿Cómo se atreve a dejarla solo con la antena parabólica para ver películas de bajo presupuesto?

 

La sopa se está enfriando, y Irene recuerda que el calentador está roto desde hace tiempo. Intenta recordar cómo ha podido dormir bien durante los últimos meses.

 

Ella lo recuerda ahora, luego vuelve a poner el tazón sobre la mesa. Ella ya no tiene ganas de comer.

 

Krystal se habría acostado con ella, debajo de la manta azul, y estarían calientitas.

 

Irene recuerda que tiro la manta ayer, y vio a Krystal tomar su almohada favorita y llevarla junto con ella.

 

 

Bueno, ha sido Krystal desde el principio.

 

 

¿Por qué la vida parece mucho más miserable sin Krystal?

 

**

 

Irene no tiene un amplio círculo de amigas; la mayoría son de la universidad, y han estudiado el mismo módulo que ella. Tampoco es muy cercana a ellas, pero están allí cuando las necesita y eso es lo suficientemente bueno para ella.

 

"¿Te ha llamado?" Wendy pregunta, golpeando suavemente su tenedor contra la mesa.

 

Irene niega con la cabeza, esperando paciente su comida, solo porque no tiene ganas de preparar nada para comer.

 

"Bueno, tal vez ella te extraña y quiere que la extrañes también.”

 

Hay una razón por la que Wendy sigue soltera a pesar de ser bonita y todo.

 

Una razón podría ser porque come demasiado. El otro, podría ser que ella es tan malditamente optimista sobre todo. Nunca ha sido malo hasta ahora, ya que Irene sostiene su tenedor y cuchillo un poco más apretado.

 

Krystal no tiene razón para extrañarla; ella no necesita a Irene tanto como Irene la necesita a ella.

 

¡Qué diablos! La vida es cruel.

 

Wendy deja de hablar poco a poco cuando llega la comida, pero no es hasta que llega la cuenta que deja de hablar por completo. Irene inclina la cabeza y extiende su tarjeta de crédito. Ella ni siquiera está segura de si todavía es válida.

 

Hay un pitido en esa estúpida máquina. El que los cajeros hacen cuando deslizan las tarjetas sin crédito.

 

¡No es cierto!

 

Siempre ha sido la tarjeta de crédito de Krystal. Pero Krystal no está aquí.

 

Ella se hunde un poco más en su asiento.

 

**

 

La propietaria de su departamento, viene unas cuantas veces más y pide el alquiler. Irene pide un prorroga las primeras veces, diciendo que necesita un poco más de tiempo para resolver unas cosas. La propietaria se va con una sonrisa, siendo la señora comprensiva que siempre ha sido.

 

Pero las próximas veces ya no puede hacer nada.

 

 

Irene se rinde y paga el alquiler, luego mira las otras facturas arrugadas que quedan en su mesa.

 

"Necesito un mejor trabajo", suspira, y arroja su billetera en algún lugar de su habitación.

 

¡No! Se corrige mentalmente. Necesito una nueva vida.

 

Una donde Krystal no exista. Una donde estar sola no parezca algo malo…

 

 

Irene lo logra.

 

Consigue un nuevo trabajo; no es millonaria pero si puede pagar su alquiler, todas sus cuentas y ahorrar algunas monedas, además de tener su propia tarjeta de crédito, aprendió a cocinar, claro, no platillos de chef pero tienen un sabor decente; ya no necesitaba el hervidor así que este acabo en la basura; se acabó la comida instantánea. Comenzó a salir con sus amigas de la Universidad o su trabajo. Incluso pudo comprar el decodificador y lo mejor es que ella pudo instalarlo. Nada difícil.

Tenía una manta nueva color morado y una almohada a su gusto.

 

Todas las cosas de las que una vez necesitó de Krystal, porque ella no podía o no quería hacerlas, ahora las hacia sin necesitar de nadie.

 

 

Ya no necesita a Krystal.

 

 

No en esas cosas.

 

 

**

Por supuesto. Ella creyó que había superado a Krystal. Cada parte donde Krystal había estado en el departamento, fue llenada por otras cosas. Sin embargo, necesitar a Krystal o rellanar su falta con otras cosas, no significaba que no la extrañara.

 

Cuando todo iba tan bien, ella perdió su orgullo y marco aquellos números familiares en su teléfono. Ella solo quiere escuchar esa voz otra vez.

 

 

Luego pensaría en cómo sobrevivir el día siguiente.

 

'El número que ha marcado no está disponible. Por favor, vuelva a llamar más tarde’.

 

Ella quiere tirar el teléfono por la ventana después del cuarto intento. Lamentablemente, eso sería una cosa más por la que tendrá que pagar.

 

**

 

Irene continúa con su vida pero sigue echando de menos a Krystal. Así que pone en práctica una técnica que le recomendaron. Dibuja una larga lista con un lápiz, luego escribe los pros y los contras de ser soltera. Cuando está a punto de terminar la lista, se da cuenta que es demasiado corta.

 

 

Entonces, se da por vencida y escribe el nombre de Krystal en ambos lados.

 

 

Ni siquiera se da cuenta cuando ha llegado al final de la lista.

 

Oh, eso la ha hecho sentir mucho mejor.

 

 

Irene lo arruga, luego lo tira. Ahora tiene mejores cosas que hacer.

 

**

 

Bien, tal vez, necesite más ejercicios.

 

Escribir una carta. Claro, que nunca será enviada. Al menos se sentirá mejor al sacar sus sentimientos.

 

Al principio me sentí vacía, inútil y sin valor. Pero poco a poco salí a delante. Con mucho esfuerzo, lagrimas, sudor y sufrimiento. No ha sido fácil en absoluto. Creí que lo había logrado pero no sé porque todo me recuerda a ti. Todo parece ser sobre ti, solo tú y tú. No tiene sentido ¿Hay algún hechizo que me hayas lanzado para hacerme pensar tanto en ti? ¿Eres una bruja?

 

No te estoy pidiendo que vuelvas. No voy a rogarte para que te aparezcas en la puerta y me lleves contigo. Todo lo que pido es que si te vas, al menos déjame odiarte.

 

Eres tan estúpida, porque no seguramente dirás que sí. Y yo soy tan estúpida, porque no lo haré. No puedo.

 

Si alguna vez, te das la vuelta y piensas en volver, quiero que sepas que seguiré aquí. Si estás corriendo a mitad de camino y luego te detienes, o estoy ahí en tu mente, simplemente vuelve.

 

No importa cuántas veces te apartes de mí, aún puedes regresar.

 

Porque cada vez que vuelvas, estaré aquí.

 

—Irene.

 

Ella sella la carta, luego se desliza sobre su almohada. Tal vez si duerme, y luego se despierta, encontrará que la carta desapareció; como cuando creyó que el hada de los dientes había venido a reclamar su diente.

 

 

 

Cuando se despierta, la carta aún sigue allí, y Krystal sigue sin estar a su lado.

 

Esta es la realidad. Y Irene, casi está llorando porque sabe que esto no es una fantasía.

 

Porque no hay fantasía sin una Krystal.

 

Pero Krystal es feliz, y probablemente vive bien.

 

Entonces, ¿Por qué yo no puedo?

 

**

 

Ella está a punto de romperse. Sigue haciendo sus cosas pero tiene una pequeña esperanza que su morena regrese.

 

 

Pero no, Krystal aún no ha regresado.

 

 

Ella sigue esperando, y esa esperanza se está agotando día tras día.

 

Se suponía que la carta la haría sentir mejor, pero solo le ha rectificado lo mucho que aun ama a Krystal. Aún está sellada, debajo de su almohada.

 

Y Irene duda que alguna vez sea abierta.

 

**

 

"Ella nunca regresará, ¿cierto?", Pregunta Irene, más que una pregunta indiferente es una súplica acuosa.

 

Presiona su barbilla contra sus rodillas, la manta enroscada alrededor de sus tobillos. Joy le acaricia la cabeza.

 

"Ella vendrá. Ella solo necesita tiempo. ¿Porque pelearon? "

 

Irene se da la vuelta y deja la pregunta en el aire.

 

Joy frunce los labios. "Han pasado algunos años, Irene. Tú y Krystal llevan juntas desde hace años. Y con tantos años por delante, nadie puede irse así nada más y nunca más volver. Ella regresara. Pronto."

 

Irene no puede dormir sin embargo, el cansancio acumulado de sus días cotidianos, en la escuela, trabajo, salidas con amigas y el obligarse a no extrañar a Krystal, termina por cobrar su peaje.

 

Ella no es capaz de escuchar el clic de la puerta del apartamento al abrirse, ni tampoco imaginar que Krystal ha vuelto y que se desliza en la cama junto a ella.

 

**

 

"Lo siento",  hay una sonrisa que Irene tiene tantas ganas de abofetear.

 

Ella lo intenta, al menos, camina aturdida hacia la morena y su mano golpea ligeramente la mejilla de Krystal sin que pensar mucho al respecto.

 

"No te atrevas a sonreír así después de lo hiciste".

 

La sonrisa se desvanece, y ahora sus manos desesperadamente se estiran para rodear su cintura. Pero Irene se aleja.

 

"Lo siento. Pero últimamente te he visto tan distante de mí, que tuve miedo que esto estuviera terminando para ti. Tenía que estar sola y pensar las cosas. Así que simplemente  termine huyendo." Krystal dice decepcionada de ella misma.

 

"Y durante este tiempo, ¿pensaste en lo que me estabas haciendo?"

 

"Sí. Lo siento. Tu carta me aclaro muchas cosas.”

 

La mirada de Irene se endurece. "¿Carta?"

 

“Joy me la entrego. Y volví, después de leerla. "

 

“No quiero que vuelvas si te vas a ir de nuevo. Solo vete de una vez. No quiero ver como la mitad de tus pertenencias y tú, te vas con el resto de ellas".

 

La voz de Irene se quebró.

 

 

"Y ni siquiera dijiste adiós".

 

La rostro de Krystal a suaviza y sujeta la cintura de Irene, sonriendo levemente pero disculpándose cuando Irene no se aleja.

 

"Yo solo quería, saber si realmente me amas", murmuro Krystal, tirando de Irene en un abrazo. “Quiero decir, hemos estado haciendo las cosas tan mecánicamente. Siempre necesitando de la otra, que casi no siento si es amor o solo necesidad. La pelea también me sorprendió. No fue mi intención que fuera así.”

 

Irene asiente, con los ojos fijos en ella, pero húmedos. Ella presiona sus labios al lado del cuello de Krystal.

 

"Tú también robaste mi champú", dice ella suavemente.

 

Krystal se ríe. "Lo siento. Lo siento mucho. Por todo. Soy una idiota y una cobarde por huir así y no hablar contigo. Yo sé con seguridad que tú sigues en mi corazón y volví para ti. La carta solo ayudo a desencadenar todo, para darme cuenta que te amo más de lo que creí. ¿Pero y tú? ¿Me amas?" Krystal miro atentamente los ojos cafés.

 

"¿Tu qué crees?"

 

"No estoy segura" Krystal bromea. Ella vio perfectamente el cariño derramándose en los ojos cafés.

 

"¿Hablas en serio?" Irene se entristeció.

 

"No, bebé. Sé que me amas".

                   

Fue un beso lleno de sentimiento antes de que Irene finalmente, se hecha a llorar en los brazos de Krystal.

 

“Ah, por cierto. Te eche tanto de menos que termine haciendo todas las tareas de las lista que me dejaste. Ahora soy más ordenada.” Dijo    Krystal con orgullo. Irene solo sonrió entre lágrimas, mientras se recostaba en cálido abrazo de Krystal.

 

 

 

Krystal nunca antes fue recibida con una bienvenida tan cálida como está. Ahora, estaba segura que no volvería a alejarse nunca más de casa. Su tonta huida al menos les había abierto los ojos a las dos tontas, que habían dado por hecho las cosas.

 

 

Sus necesidades las habían superado solas.

 

 

Pero su amor, seguía vivo y fuerte a pesar de la distancia.

 

 

Y ese, si podían compartirlo juntas.

 

**