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Pingüino

 

Rosé levantó la ceja mirando a su mejor amiga hablando con un chico bastante guapo. Una punzada de celos cruzó su pecho y mordió inconscientemente su labio inferior con cierta inquietud. ¿Qué la demoraba tanto? Y… ¿por qué se sonrojaba tanto su Lisa? Resopló con enfado, esas confesiones eran más frecuentes con el paso de los días. Y era muy molesto.

 

¿Por qué ninguno de esos imbéciles entendía que Lalisa Manoban era solo suya? Tal vez era porque nunca le había dicho abiertamente a nadie, ni siquiera a Lisa, lo que sentía. Tal vez, solo tal vez era su culpa.

 

¡Pero Lisa lo intuía! ¿No?

 

Después de unos minutos la rubia, torpemente, se despidió del muchacho.

“Yah Lalisa! Esta vez te demoraste más de lo normal” murmuró sin esconder su enfado. La aludida se rasco la nuca enrojecida con nerviosismo, asustada. Rosé frunció el ceño aún más y se giró. “¡Vamos!” Ordenó.

“Si” Cabizbaja la rubia la siguió. ¿Por qué su Rosie siempre se comportaba así? Acaso… ¿Se ponia celosa? Una sonrisa divertida adorno el rostro de la chica.

 

“Solo tengo ojos para ella” Pensó y tuvo el impulso de decírselo, pero guardó silencio creyendo que ese no era el mejor momento de decirlo. Después de todo su Chipmunk lo sabía ¿No?

 

“Hey… Lisa.” Llamó Rosé después de unos minutos de caminata.

“¿Si?”

“¿Alguna vez aceptarás a un chico?” La rubia le miró con tristeza, parecía dolida. “¿Por qué me mira así?” Pensó la chica un poco incomoda.

“¿Para qué necesito un chico?” Contestó su pregunta. Y Rosé tenia buenas respuestas para eso, pero Lisa no la dejo hablar “Si te tengo a ti Chaeng, contigo soy feliz. No necesito nada más y no quiero nada más” Y como de costumbre ambas se sonrojaron.

 

Eran una linda pareja…

 

Si tan solo una diese el gran paso y formalizan la obvia relación amorosa.

 

“Lisa” Rosé le miró con decisión. Ese era el momento indicado.

 

Al parecer ella será la valiente que dará el gran paso.

 

“Tú… eh… ¿Quieres ser mi…-¿Novia?-... Pingüino?” Pidió llena de nerviosismo.

Lisa parpadeó unos minutos. Guardó silencio por un largo rato, ¿Qué tenía que deducir de esa pregunta?¿Por qué ella iba a querer ser el pingüino de su mejor amiga? ¿Su Rosie la quería como mascota?¡Ni siquiera sabía cómo actuaban los pinguinos!

Todo era tan… confuso.

 

“¿Ser tu… pingüino?” repitió insegura.

 

“Ehh… si” La cara de Rosé se tornó roja “¿No pusiste atención en clases cierto?”

En realidad nunca habían hablado de pingüinos en clases, simplemente fue lo primero que se le vino a la mente. Pero conociendo a su amiga, esta le creería.

 

Lisa rió nerviosa, había sido atrapada. No había escuchado nada de lo que el profesor había dicho en clases. ¿el motivo? Era simple, había estado todo el día mirando a su mejor amiga -su amor secreto, no tan secreto- embobada con su belleza. Sacudió su cabeza, no era necesario tener esos pensamientos ahora.

 

Sin embargo, ¿Qué tenía que ver eso con la extraña petición de su mejor amiga?

 

“Sigo, sigo sin entender ” admitió “¿Por qué de todos los animales quieres que sea… tu pingüino?”

 

La sonrisa de Rosé se volvió juguetona. La cara de Lisa confundida siempre le alegraba sus días.

 

¡Es taaan linda!

 

“Tendrás que averiguarlo y darme una respuesta” Comenzó a correr y pronto se perdió de vista. La rubia se quedó parada sin saber qué pensar. Conocía a Chaeyoung hace más de cinco años y todavía no comprendía muy bien su forma de ser.

 

“¿Pingüinos, eh? Lentamente la rubia se dirigió a su hogar, el cual compartía con su hermana mayor Jennie.  

 

***

Jennie miraba con atención a la menor, preguntándose qué estaría pasando por la cabeza de la chica. La rubia se comportaba extraño, actuaba igual que aquel día en el cual descubrió que estaba enamorada de su mejor amiga. Esta era más torpe de lo normal, igual de pensativa y sobretodo quieta. De seguro era algo relacionado con la pequeña Rosie. De no ser así, Lisa actuaría más inquieta y ruidosa.

 

Lisa podía ser tan obvia, que era divertido ver cómo intentaba ocultar algunas cosas, sin resultados.

“Yah Lalisa ¿Qué te sucede?” Se sentó en el sofá al lado de ella y esta casi salta del susto.

Reprimió las ganas de reir “¿Y bien? ¿Qué hizo Rosie ahora?”

Los ojos de Lisa se abrieron al máximo, como si hubiese ocultado bien su inquietud.

Jennie giró los ojos “No eres buena ocultando cosas Lisa, es una maravilla que Chaeng no sepa cuanto la amas” Y Jennie disfrutó del sonrojo de esta.

“Chaeng me pidió algo extraño” murmuró.

“¿Algo extraño? ¿Qué podría ser eso? ¿alguna propuesta indecente?” Movió sus cejas de manera sugestiva.

“¡Unnie!” Y como siempre, Lisa se sonrojó y ladeó su cara con enojo ¿Por qué no la tomaba en serio?

“Lo siento, lo siento. No pude evitarlo, es divertido fastidiarte” se burló Jennie acariciando la cabeza de la rubia que refunfuñaba cosas incomprensibles.

“Eres igual que Jisoo-unnie, con razón están juntas…” se quejó cruzándose de brazos.

“Yah, no te enfades por una pequeña broma. Además si sigues así te saldrán arrugas” Aconsejó con un falso tono de preocupación “Y dime, ¿Qué te pidió la hermanita de mi novia?

“Ella quiere… quiere que sea… su pingüino. ¿No es extraño?” Cuestionó mirando a su hermana y se encontró con esta tapándose la boca para ocultar su risa. Sin ningún efecto. “¡Unnie, no te rias!” Reclamó.

“Lo siento” se disculpó limpiandose las lagrimas “No hay dudas de que Chaeng es la hermanita de Jisoo. En fin, ¿Qué sabes de los pingüinos?

“Sé que son aves marinas… ponen huevos… y eso.  ¿Qué tienen de especial?” Levantó una ceja y Jennie sonrió. No era nada raro que Lisa no supiera mucho de los pingüinos dado a que esta estaba más interesada en el baile y de Rosé que de otras cosas.

 

“Los pingüinos, pequeña enamorada, se tardan prácticamente toda la vida para encontrar a su pareja con la cuál reproducirse. Estos también se profesan un amor incondicional y prácticamente eterno. En pocas palabras, es como mi relación con Jisoo” La cara de la rubia se tornó tan roja como un tomate.

“Cielos debe ser malo que alguien se sonroje tanto” Pensó Jennie un preocupada.

 

“Entonces… Chaeng”

“Te pidió que fueras su pingüino para toda la vida” Decirlo era divertido, sonaba gracioso y Jennie se rió entre dientes recordando cómo Jisoo le pidió que fueran novias hace muchos años atrás. “Bastante original ¿No?, por eso no hay dudas en que la pequeña Rosie es hermana de Jisoo. Miró a la rubia que rápidamente se paraba del sofá y tomaba las llaves de la casa.

“Hey, hey. ¿A dónde crees que vas a estas horas?”

“Iré a darle una respuesta”

Jennie la miró incrédula y suspiró “Espera, yo te llevo” Tomó su chaqueta y las llaves del auto.
***

Rosé estaba acostada en su cama mirando al techo. Lamentándose el haberle pedido eso a su amiga, de todas las cosas que pudo decir, tuvo que escoger la más ridícula (la cual fue sugerida por su hermana mayor). ¡Pedirle ser su pingüino! Ja! ¿Cómo podía ser tan tonta? Gimió frustrada y maldijo a su hermana mayor, por haberle contado como le había pedido a Jennie ser su novia. ¿Qué haría Lisa cuando entendiese el significado verdadero de su extravagante petición? De seguro se reiría y no la culpaba.

 

“Tontos pingüinos, tonta unnie…” Siseó escondiendo su cara en la almohada. Se quedó así un buen rato, hasta que su celular sonó con insistencia “AHH, JINJA. Juro que si es Jisoo-unnie no le abriré la puerta” Desbloqueó su teléfono y su corazón comenzó a latir velozmente “Lisa” Chilló con alegría olvidando a los pingüinos.

 

Era un simple mensaje de la rubia.

 

“Sal al Jardín”

 

Rápidamente la muchacha siguió la petición de su amiga. Bajo al jardín y la vio ahí, en su patio delantero bajo la tenue luz de la luna. Con aquella visión Rosé sintió que frente suyo tenía una diosa y se sintió muy afortunada de que esa muchacha fuese su amiga, aunque deseaba algo más.

 

“Chaeyoung-ah ” Murmuró Lisa con su voz suave

“Li-Lisa” Tartamudeo sintiendo como su cara enrojecia “¿Por qué viniste tan tarde? ¿Cómo llegaste aqui? ¿Sucede algo?”

“Tranquila, Jennie Unnie me trajo”

Rosé al escuchar la respuesta de esta suspiró aliviada.

“Vine a darte una respuesta”

“¿Respuesta?” Y Rosé recordó a los odiosos pingüinos y a su rara hermana mayor “Oh, no”

“Chaeyoung-ah, yo… ” Hubo un momento de silencio “Quiero ser tu pingüino”

 

Rosé parpadeó un par de veces, procesando las palabras de su amiga

 

“Yah, Lalisa! ¡¿Lo dices en serio?!” Chilló entusiasmada, sintiendo que las piernas le temblaban de la emoción. Lisa se acercó a ella y la abrazó pasando sus brazos por su pequeña cintura.

 

Estaban muy cerca.

 

“Sí ” Afirmó y luego una sonrisa traviesa adornó su hermoso rostro “Aunque prefiero el término novia” Rosé soltó una débil risa. Lisa tomó el mentón de su pingüino-novia y miró con anhelo aquellos apetecibles labios “¿Puedo?”

Y antes de poder formular su respuesta, Rosé fue silenciada por los labios de Lisa, en un beso tierno y cargado de amor, la lengua de la rubia recorría la boca de Rosé, saboreando cada rincón, memorizando cada parte de aquella dulce boca.

 

Ambas sentían que estaban en el cielo.

 

“Te amo, Rosie” Susurró la rubia “Cielos, es un alivio decirlo” Rió con suavidad, abrazando a su novia con más fuerza.

 

“¡Yo también!” Chilló Rosé emocionada. Este era sin duda el mejor dia de su vida “Te amo, Lisa” Iban a besarse de nuevo, pero un ruido les llamó la atención.

 

“¡Hey, par de pingüinos! ¿Por qué no entran y charlamos sobre o entre mujeres?” Sugirió Jisoo que recién llegaba de la universidad y junto a ella estaba Jennie abrazada a esta tratando de ocultar su risa.

 

Rosé y Lisa se sonrojaron.

 

“¡Tragame tierra!” Rogaron al mismo tiempo, mientras escuchaban las risas de sus hermanas mayores.

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