CAPITULO I

 

Dilema y un encuentro extraño

 

Fastidiada, la pelinegra abandono el edificio se acerco a su BMW negro regalo de su padre, necesitaba relajarse.

 

Kim Taeyeon manejaba a través de la zona comercial de la ciudad y el viento agitaba sus cabellos. Parecía recién salida de una portada de la revista Vogue o en su defecto, de la publicación de Armani.

 

La atractiva pelinegra de aproximadamente veintinueve años estaba consciente de su hermosura, sabia como sonreír, modular su voz a un tono sensual y entornar sus llamativos ojos ónices en el momento exacto, nadie podía resistirse a sus encantos. Además era millonaria y encantadora ¿Su defecto? Ser terriblemente playgirl, el amor para ella no era fundamental creía que todo era pasajero un claro ejemplo fue el divorcio de sus padres, juro nunca enamorarse ni tampoco casarse solo de pensarlo se le erizaba la piel.

 

Lo obstante la razón de su reciente preocupación era otra, aquella un nuevo problema se le había presentado. Su madre se lo comunico antes de viajar a Francia por negocios, a Taeyeon le había parecido algo sumamente estúpido y arcaico. Aunque reconocía que viniendo de su padre nada le sorprendía. A su padre siempre le había gustado llamar la atención aun después de su muerte, seguía estando presente como siempre en la vida de sus descendientes. O al menos, de eso se había asegurado al redactar su testamento, el que ponía en una situación contradictoria a su segunda hija, Taeyeon.

 

Kim Jun Min fue una de las personas más cercanas a Taeyeon, además para gran desventaja de esta... la conocía perfectamente. Así que la joven Kim estaba segura de que la condición de su padre tenía una intención secreta. Sabia de sobra que su padre tenía ideas locas y extrañas, pero esta había sido el colmo.

 

Taeyeon no estaba dispuesta a complicar su vida de esa manera. Una esposa solo le traería problemas....sin contar con TODO lo demás que implicaba.

Viajando en su auto deportivo a toda velocidad por una de las avenidas más transitadas, recordó la plática que había sostenido con su madre una hora antes.

 

-Es una broma verdad –expreso Taeyeon aparentando serenidad, su madre tenía un extraño sentido del humor, y ella no le daría el gusto de caer en su broma. Bastante tenía con las de Yuri su mejor amiga.

 

-Jamás bromearía con algo así, Taeyeon, no es broma, lo has escuchado de los labios del abogado.

 

-¡Pero esto es ridículo! – declaro Taeyeon levantándose de golpe de su asiento.

 

-Es una de las últimas voluntades de tu padre, aunque la elección es tuya, pero Taeyeon, supongo que sabes lo que proviene. Yo no puedo hacer nada por ti – sentencio la hermosa mujer, observando la furia de su segunda hija, la verdad es que le hacía gracia verla así. Ya era hora de que sentara cabeza.

-No puedes hacer nada ¡Eres mi madre! – recrimino Taeyeon.

 

-Lo siento cariño, esa es una decisión de tu padre, sabes que tus hermanos no quisieron hacerse cargo de las empresas, por lo tanto quedas tu y toda la responsabilidad cae sobre ti.

 

-Mamá sé que es una orden de mi padre pero, por favor... todo esto es ridículo – se quejo Taeyeon.

 

-Es algo fuera de lo común cariño – admitió su madre –pero es el requisito que pidió tu padre para hacer valida tus acciones en las empresas. Piénsalo, tienes un futuro brillante en el campo de los negocios, pero temo decirte hija, que necesitas esas acciones para poder mantener tu puesto tú decides cariño.

 

Taeyeon bufo molesta, quería tener libertad, ser independiente, sin ataduras, ser reconocida como una gran mujer de negocios no solo por su apellido sino por su nombre que se hablara de ella como Kim Taeyeon, no solo como hija del gran empresario Kim Jun Min.

 

-Hija se que estas molesta, pero piensa que es un pequeño precio a pagar por una vida asegurada y llena de comodidades – comento su madre tratando de reconfortarla – estoy segura de que tu padre lo hizo con alguna intención.

 

-¡Claro! ¡Con la intención de que me establezca definitivamente! ¡De que otra manera me pediría semejante disparate...! ¡Casarme y formar una familia! ¡Es absurdo! – exclamo soltando una blasfemia.

 

-Recuerda hija que solo tienes un año y medio a partir de la lectura del testamento, Taeyeon – su madre dio por finalizada la conversación.

 

Y sin más Taeyeon salió del despacho con un fuerte portazo.

 

Taeyeon salió de sus pensamientos, daba gracias a Dios por no haber tenido un accidente se sentía consternada y enojada al mismo tiempo, como su propio padre le pedía semejante estupidez. Por el amor a todo lo más hermoso de este mundo este era el siglo XXI y no la época de los cavernícolas, bufo por quinta vez esa noche.

 

Después de votar uno y mil improperios hacia su padre, se dio cuenta de que esa no era la dirección correcta hacia su casa, cuánto tiempo había estado distraída miro para todos lados y no había un rastro de gente, genial lo único que le faltaba para acabar su mal día.

 

Manejo un buen tramo para ver si se daba zona de donde se encontraba pero nada, definitivamente no conocía ese lugar, tal vez fue un regalo del cielo y se lo agradecía, a dos cuadras de donde se encontraba, vio a una joven caminar por la solitaria calle, bueno no es que le preocupara lo que le podía pasar aquella chica solo quería saber dónde diablos se encontraba, lograría obtener la información y se marcharía.

 

Fácil.

 

Acelero para poder alcanzarla a la joven pero se detuvo en seco al ver como la chica era apresada por unas manos y llevada a un callejón oscuro, decidió no intervenir ese no era su problema ya buscaría la forma de salir de ese lugar no quería que le pasara lo mismo.

 

Pero el peso de su conciencia hizo que pisara el freno y se detuviera, demonios maldito remordimiento. Retrocedió, apago su auto y bajo del auto no quería que el tipo se diera cuenta de su presencia así que comenzó a caminar de forma silenciosa, su corazón latía desbocado en cualquier momento podría salir de su pecho, respiro profundamente al mismo tiempo que se armaba de valor para enfrentar al tipo, escucho un gemido y la voz ronca de un hombre, por eso nunca le había gustado tener amigos varones y los pocos que tenia eran casados.

 

-Así preciosa gime para mí – escucho la voz cargada de lujuria, Dios le dio ganas de vomitar pero se contuvo.

 

La otra persona solo emitía pequeños sollozos debía actuar pronto antes de que todo eso pase a mayores.

 

-Oye tu suéltala – dijo la joven pelinegra con voz autoritaria mientras la luz ayudaba a ocultar su identidad.

 

-No te metas idiota – respondió aquel hombre de forma brusca, aquello molesto a Taeyeon de sobremanera. Quien se creía ese imbécil para callarla a Kim Taeyeon nadie le dice que hacer.

 

-Por última vez suéltala en este mismo instante – grito enojada por la forma en que le había hablado ese sujeto.

 

-Tú te lo buscaste imbécil – el hombre se aparto de la mujer que no había emitido palabra alguna desde que ella había llegado.

 

Taeyeon estaba lista para pelear, había entrenado diversas artes marciales y en todas ellas fue cinturón negro, el hombre no sabía lo que le esperaba.

 

El sujeto empezó a disparar puñetazos, los cuales Taeyeon detenía fácilmente.

 

-Eso es lo mejor que tienes – dijo la pelinegra de forma arrogante – ahora es mi turno.

 

Taeyeon lanzo fuertes puñetazos a una velocidad sorprendente, cosa que no le dio tiempo al sujeto de reaccionar, una patada voladora lo había dejado inconsciente.

 

La pelinegra comenzó a caminar hacia la chica quien lloraba asustada, se acuclillo revisando cada parte de la chica.

 

-¿Estás bien? – pregunto Taeyeon desinteresada solo lo hacía por cortesía.

 

-S...Si...Gra...Gracias – dijo la desconocida tartamudeando.

 

Se paro del lugar, sacudió sus ropas y comenzó a caminar, su trabajo ahí había terminado, tenía que buscar la forma de salir de ahí y estando con esa chica no lo iba a conseguir. Si fuera por ella ya habría encontrado una salida pero no su maldita conciencia tenía que pesarle.

 

-Espera por favor – escucho que alguien le gritaba.

 

-¿Qué quieres? – pregunto un tanto enojada, no estaba de humor para nadie en ese momento.

 

Hubo un silencio de medio minuto que Taeyeon decidió romper.

 

-Si no tienes nada más que decirme me voy – iba a retomar su caminata pero la desconocida la tomo de su chaqueta de diseñador.

 

-¿Qué? – pregunto frustrada.

 

-Po...Podrías llevarme...a ca...sa...por....fa...vor – Lo que le faltaba pensó internamente.

 

-Porque debería hacerlo ese no es mi problema – dijo altaneramente. Pero el peso de su conciencia volvió con mayor fuerza.

 

DEMONIOS.

 

-Lo siento yo no... Quería incomodarte me voy – dijo la chica empezando a caminar con la cabeza agachada.

 

-Espera te llevare – soltó un suspiro cansado. – sube al auto.

 

-No es necesario yo... – esta mujer sí que sabia como agotar con su paciencia.

 

-Que subas al auto he dicho – dijo con voz autoritaria.

La castaña subió sin emitir ni una sola palabra, mientras la pelinegra se dirigía al lado del conductor.

 

Puso las llaves en el manubrio y comenzó a caminar el auto.

 

El silencio era incomodo desde que la mujer de cabellera castaña había subido a su auto no había emitido palabra alguna y eso empezaba a exasperarla, respiro profundamente tratando de controlar las ganas que tenia de gritarle a la joven.

 

-Me dirás donde vives o tendré que dejarte en alguna parte no puedo conducir toda la noche – dijo la pelinegra bostezando.

 

-Ehh...yo...vivo por Insa-dong – dijo en un susurro casi inaudible por suerte Taeyeon la había escuchado.

 

-Bien – fue la simple respuesta emitida por la pelinegra.

 

-Sabes la vida es dura – comenzó la joven castaña – no tengo buena suerte, estuvieron a punto de violarme – trago saliva antes de continuar – mi vida es horrible tengo que trabajar para poder pagar mis estudios y el lugar donde vivo.

 

-¿Y tus padre? – pregunto inocentemente Taeyeon.

 

-Ellos murieron – la pelinegra no sabía que decir nunca había sido buena consolando a la gente

 

-Yo... lo siento – dijo un poco apenada.

 

-No está bien fue hace mucho tiempo – dijo la castaña con nostalgia.

 

-Sabes lo bueno de todo esto– dijo la castaña, mientras Taeyeon negaba con la cabeza – que estoy viva y eso es lo único que importa a pesar de no tener dinero, pero por lo que veo tú si tienes suerte – comento con una pequeña sonrisa.

 

Taeyeon estuvo a punto de emitir un comentario pero el celular de su acompañante comenzó a sonar.

 

-Hola si soy yo – dijo la castaña - ¿Qué? No por favor yo necesito ese empleo y... – la llamada había finalizado.

 

-Está todo bien - pregunto Taeyeon un tanto interesada.

-Me despidieron – dijo la castaña en un sollozo.

 

-Diablos se nota que necesitabas mucho ese empleo – dijo la pelinegra, sintiendo lastima de la joven.

 

-Si – fue la respuesta cortante de la castaña.

 

Media hora después las dos chicas habían llegado a su destino.

 

-Gracias por todo – hablo mientras agachaba su cabeza y abría la puerta del auto.

 

-No es nada, pero me podrías decir tu nombre – pregunto Taeyeon no podía negarlo aquella mujer era preciosa no estaría nada mal llevársela a la cama por un par de horas pero eso sería en otra ocasión.

 

-Me llamo Tiffany Hwang – dijo la mujer – y ¿Cuál es tu nombre?

 

-Mi nombre es Kim Taeyeon – respondió con una sonrisa ladeada.

 

-Entonces Taeyeon gracias por salvarme – Oh por Dios esa sonrisa era la más bonita que había visto en su vida – me retiro con permiso.

 

Taeyeon no dijo nada, se quedo parada un rato más meditando lo sucedido, después de todo su día no fue tan malo, lucho con un tipo, conoció a una mujer hermosa, sin duda alguna nunca olvidaría el nombre de Tiffany Hwang.

 

Y emprendió el viaje hacia su casa sin saber que sus vidas estarían entrelazadas de una manera que las llenaría de problemas.