Intruso

Intruso

 

 

 

 

La mamá de Min estaba preocupada ya que el aire acondicionado se había averiado y aunque lo reportó a la compañía de reparaciones en cuatro ocasiones durante esa semana, aún no enviaban a un empleado para que lo reparara; y mientras tanto el ambiente húmedo y caluroso se estaba volviendo insoportable como había dicho la chica del clima en el noticiero. Por eso en la mayoría de los programas de televisión les advertían que tuvieran precaución cuando salieran de sus casas debido a que las altas temperaturas y la humedad hacían que el ambiente se volviera sofocante en ciertas horas del día, también recomendaban el uso de bloqueador, beber suficientes líquidos y tratar de no exponerse demasiado al sol para evitar desmayos, deshidratación y/o un posible golpe de calor.

 

Su esposo le dijo que no había más remedio que conseguir algunos ventiladores para refrescar la casa mientras reparaban el aire acondicionado, o prácticamente estarían viviendo en un sauna las veinticuatro horas del día. Al principio se negó aceptar dicha idea debido a que tanto el consumo de electricidad como el costo se elevarían, pero lo considero mejor cuando recordó que los niños y los adultos mayores eran más susceptibles y debido al calor excesivo podrían enfermarse. Ahora que Baek también se quedaría unos días en su casa no quería correr riesgos innecesarios.

 

Baek y Min habían decidido pasar juntos parte de las vacaciones, ella y la mamá de Baek estaban encantadas con la idea de que los niños tuvieran una pijamada como las que ellas hacían cuando eran niñas.

 

Ya habían pasado algunas horas desde que los niños habían salido a jugar al jardín pero no estaba preocupada porque los había visto bajo la sombra de un árbol y su papá los vigilaba desde el balcón de su habitación. Sabía que los niños debían estar un poco cansados y sedientos después de tanto jugar así que les preparó un poco de limonada, pero cuando salió los niños ya no estaban, inmediatamente comenzó a buscarlos con la mirada y al ver los cuerpos tirados a medio jardín se puso pálida, se le aceleró el pulso y le temblaron las manos. De inmediato corrió y se arrodilló junto a los niños

 

—¡Papá llama a una ambulancia! —Grito angustiada mientras levantaba a los niños con cuidado para llevarlos a la sombra del árbol.

 

El señor Kim observaba la escena desconcertado y de inmediato trató de calmar a su hija —¡Tranquilízate mujer, que te va a dar algo! —Le gritó desde el balcón.

 

—¿Cómo quieres que me tranquilice? ¿No ves la gravedad de la situación? —Contestó al borde de la histeria.

 

Sabía que debía haberles dicho a los niños que jugarán dentro de la casa para evitar que algo como eso sucediera, pero pensó que mientras permanecieran en la sombra todo estaría bien. Y ahora lo estaba lamentando. Trató de recordar que habían dicho en la televisión que debía hacer en caso de que se desmayaran, mientras esperaba la ambulancia.

 

No paraba de revisarlos frenéticamente, comprobando su temperatura y si estaban respirando; estaba entrando en pánico. Hasta que comenzó a escuchar risitas provenientes de ambos niños.

 

—Mami me haces cosquillas —dijo Min sin abrir los ojos, mientras Baek se cubría la boca tratando de no reírse cada vez que las manos de la mamá de Min tocaban su frente y mejillas.

 

Al escucharlos detuvo su inspección, parpadeo un par de veces y los miró con incredulidad antes de voltear hacia el balcón. —¿Ya lo sabías verdad? —Le preguntó acusadoramente a su padre, quien solo sonrió.

 

—Te dije que te tranquilizaras pero nunca me haces caso —le respondió a la defensiva—. ¡Solo estaban jugando! —Le aseguró a su hija para que se tranquilizara.

 

—¿Y se puede saber qué tipo de juego es éste? —Les preguntó a los niños que ya estaban sentados tranquilamente a un lado de ella como si nada hubiera pasado.

 

—Nos estábamos derritiendo —respondieron dejándola confundida. —¡Sí! ¡Nos derretimos por el calor! —Le aclararon haciendo que frunciera el ceño al escucharlos.

 

La mamá de Min rato de darle sentido a lo que decían pero al no lograrlo se puso de pie para enfrentar a su padre, quien parecía estar sumamente divertido con la situación, para exigir que le explicara que estaba sucediendo porque no entendía nada.

 

—No te enojes, solo estaban tratando de convencerme de que les prepara la piscina inflable para que nadaran porque tienen mucho calor, y me dijeron que si no se iban a derretir, como puedes ver intentaban demostrarlo.

 

Le explico mientras los niños asentían frenéticamente sin dejar de sonreír, pero al escuchar lo que su padre decía se molestó aún más de lo que ya estaba, y eso lo podía asegurar su papá por la manera en que inflaba sus mejillas como lo hacía de niña.

 

El abuelo trató de evitarlo pero no pudo resistir carcajearse al verlos. —Querida debes admitir que son bastante creativos —dijo casi sin aliento y sujetándose el estómago. Cuando logró controlarse un poco se limpió una lágrima que se le escapó de tanto reír. A veces se le olvidaba que su nieto era igual de dramático que su madre, y que al pequeño Baek le gustaba seguirle el juego.

 

—Así que te parece divertido que te chantajeen y que a mí me causen un susto de muerte. —Afirmó irritada y se cruzó de brazos al ver que el desalmado de su padre se estaba burlando de ella. Un día de estos esos pequeños bribones le causarían un infarto con sus juegos absurdos.

 

Al ver que su hija lo acusaba de esa manera dejó de reírse y se sujetó el pecho —¿Realmente crees que estaría aquí sentado tranquilamente mientras los niños sufren? —Le preguntó incrédulo—. Hieres mis sentimientos hija, creí que me conocías mejor. —Respondió indignado.

 

Su hija levantó los brazos al cielo exasperada. ¿Por qué no podía tener una familia normal? Como siempre su padre la estaba haciendo quedar como la mala. —Como sea. Niños entremos que ya es hora de comer —dijo cambiando de tema, recogió la charola, los vasos y la jarra con lo que quedaba de la limonada y se dirigió a la casa murmurando sobre lo insensibles que eran con ella.

 

El abuelo le dijo a los niños que después de comer los llevaría a ver una película, los niños se emocionaron y se olvidaron por completo de que querían nadar en la piscina inflable que les habían regalado los papás de Baek para que no tuvieran que ir a la piscina comunitaria.

 

 

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Min saltaba de un pie al otro con impaciencia él ya se quería ir pero Baek aún no estaba listo. ¿Por qué se tardaba tanto?

 

Baek se estaba lavando los dientes con calma ya que su mamá le había dicho que la higiene dental era muy importante y por eso se estaba cepillando los dientes con mucho cuidado, no como Min. Que había hecho trampa y solo uso el enjuague bucal de su papá.

 

Min ya se había cansado de espéralo así que le dijo que si no se daba prisa lo dejarían y salió corriendo, Baek terminó de enjuagarse y salió corriendo detrás de él para que no lo dejaran.

 

En el camino Min no paraba de hablar de todas las golosinas que quería que su abuelo les comprara y de la juguetería a la que quería que los llevara cuando salieran de ver la película. Aunque su abuelo pensaba que no era buena idea darles azúcar, sobre todo a su nieto que ya estaba bastante hiperactivo, por lo que decidió que comprarles palomitas sería suficiente.

 

Al llegar al cine el abuelo les preguntó cuál película querían ver, los niños lo pensaron un momento y gritaron entusiasmados: —¡Monstruos, monstruos, monstruos! —Su hija no estaría contenta si se enteraba que los dejaba ver las películas que les había prohibido porque según ella ese tipo de películas les causaban pesadillas, pero ¿qué más daba? los abuelos están para echar a perder a los nietos y sin duda ese par de traviesos que lo hacían disfrutar cada momento de su vejez, lo merecían todo. Además todas las películas que veían eran aptas para niños.

 

El abuelo los llevó a comprar las entradas, los niños estaban tan entusiasmados por ver la película que casi se les olvidaron las palomitas. A la mitad de la película los niños se dieron cuenta que el abuelo se había quedado profundamente dormido, con la boca abierta y roncaba ligeramente; ellos sonrieron ampliamente viéndose uno al otro, como si se estuvieran comunicando con la mirada y comenzaron hacerle travesuras; le pusieron palomitas de maíz en la cabeza y en el cuello para que cuando se moviera cayeran dentro de su camisa, cuando estaban a punto de ponerle palomitas en la nariz y las orejas sintieron que les sujetaban las manos, los niños se asustaron y gritaron haciendo reír a un par de niñas que los estaban viendo. El abuelo abrió los ojos y sonrió, quería ver qué tan lejos llegarían los niños esta vez. Min se quejó porque el abuelo solo estaba fingiendo y Baek estaba riendo, ésta era la tercera vez que eran atrapados.

 

Al terminar la película fueron a la juguetería. El abuelo les dijo que solo podían elegir un juguete y que tendrán que compartirlo. Los niños asintieron con entusiasmo, ellos eran niños buenos y siempre compartían sus juguetes.

 

Min y Baek recorrieron la tienda tomados de la mano mientras el abuelo los seguía de cerca sin perderse ningún detalle de las reacciones que tenían al ver cada juguete que les llamaba la atención, hasta que se detuvieron enfrente de un bonito helicóptero.

 

Los niños voltearon a verlo con los ojos más brillantes que nunca —¡Ese, queremos ese! —Los niños cantaron repitiendo varias veces la frase. —¡Por favor! —Dijeron con una mirada de cachorritos que los haría conseguir lo que quisieran.

 

El abuelo los observaba con una ceja arqueada eso era nuevo y los hacía verse extra adorables, a veces los dejaba creer que no sabía que trataban de convencerlo con su ternura, para ver hasta dónde eran capaces de llegar con tal de conseguir lo que querían... Como lo estaba haciendo en este momento. Después de observarlos atentamente durante unos minutos supo que sin duda sus padres caerían bajo su hechizo en más de una ocasión.

 

Los niños se estaban poniendo ansiosos, habían estado practicando por un tiempo la mirada que su amigo Lù les enseño pero parecía que no lo estaban haciendo bien ya que el abuelo solo los miraba y ni siquiera parpadeó cuando una mosca pasó enfrente de él.

 

Los niños se estaban desanimando hasta que escucharon que el abuelo llamaba a una de las vendedoras, los niños sonrieron y saltaron de alegría, tendrían que recordar decirle a Lù cuando lo vieran, ¡que si funcionaba!

 

Siguieron a la vendedora que le entregó el juguete al abuelo después de pagar, cuando el abuelo se lo dio Min inmediatamente lo abrazó para que no se le fuera a caer. Al salir de la juguetería un señor se les acercó para saludarlos. Al reconocerlo los niños lo saludaron con alegría. El señor Do era amigo del abuelo, lo conocieron cuando lo fueron a visitar al pueblo y también era el abuelo del niño (que tenía los labios en forma de corazón y unos ojitos muy bonitos) que había jugado con ellos cuando los llevaron a ver los campos de arroz.

 

El señor Do les sonrió y les dio unos dulces antes de dirigirse a su amigo quien sonreía y veía a los niños con cariño y orgullo. —Malcriando y mimando a los niños por lo que veo —susurró mientras lo abrazaba para que los niños no lo escucharan.

 

El abuelo lo admitió sin remordimiento ya que eso era exactamente lo que siempre hacía.

 

Min estaba ansioso por preguntarle al señor Do si Kyungsoo había venido con él ya que le gustaría volver a verlo y quería jugar con él y Baek como aquella vez, pero algo lo distrajo.

 

Los adultos estaban tan concentrados en su conversación que no escucharon el ruido que llamó la atención de los niños y no se dieron cuenta que se alejaron yendo hacia el callejón de donde parecía que provenía el ruido que habían escuchado.

 

—¿Qué crees que fue eso? —Le pregunto Min a Baek mientras se asomaban.

 

—No sé, pero mi mamá dice que en la basura hay cucarachas y ratones —dijo Baek al ver los contenedores y ambos hicieron una mueca de asco.

 

Baek ya había comenzado alejarse del lugar cuando Min lo detuvo —¿Y si es un perrito? —Le pregunto esperanzado.

 

—Pero tú mami te dijo que no podías tener mascotas —le recordó Baek y Min se puso triste.

 

Baek sabía que Min quería una mascota y si eso lo hacía feliz con gusto le ayudaría a buscarlo, se separaron y comenzaron a buscar por todo el lugar. Como Baek no quería tocar nada con sus manitas se regresó por una ramita que había visto en la entrada del callejón para usarla cuando tuviera que mover la basura o las tapas de los contenedores, cuando regresó vio que Min ya estaba buscando.

 

Min se agachaba buscando con la mirada entre los contenedores tratando de encontrar algo pero hasta el momento no había visto ni escuchado nada. Vio que Baek usaba una ramita para mover la basura y como él no tenía nada comenzó a moverla con su piecito, por suerte en donde él estaba la mayoría de la basura eran papeles y cajas de cartón.

 

Baek escuchó un ruido cerca y pensó que por fin lo había encontrado pero lo que salió de una de las cajas fue un enorme ratón que le paso entre los pies y lo hizo caerse del susto. Tal vez no había sido muy buena idea buscar entre la basura. Baek estaba dispuesto a dejar la búsqueda y decirle a Min que no había nada cuando vio un bultito en el rincón, ¿y si era otro ratón más grande que el anterior?

 

Baek se levantó y se armó de valor, se acercó con cuidado: no era un ratón pero se veía raro, si eso era un perrito era el perrito más feo que había visto en su vida. Estaba sucio, olía mal y no se movía; se agacho y picoteo al animalito con la ramita un par de veces sin hacerle daño, pero no reaccionó... ¿Y si estaba muerto? Min se pondría muy triste.

 

Baek estaba tan concentrado en lo que estaba haciendo que no se dio cuenta cuando Min se acercó. —No hagas eso pobrecito —lo regaño Min acercándose al animalito que parecía enfermo.

 

Baek se levantó y oculto la ramita detrás de su espalda sintiéndose avergonzado. —¿Qué haces? —le pregunto a Min e hizo una mueca cuando vio que tocaba al animalito.

 

—Lo estoy revisando —el animalito se quejó cuando Min le tocó una patita, tenía varios rasguños, sin duda necesitaba que lo curaran, lo bañaran, le dieran de comer y lo cuidaran con mucho cariño; y eso haría Min cuando lo llevará a casa. Levantó al animalito y lo abrazo con cuidado.

 

—¡Alguien viene! —Grito Baek y Min se puso nervioso.

 

Sabía que no lo dejaban tener mascotas pero él quería ayudarlo, tenía que ocultarlo antes de que el abuelo lo viera ¿pero dónde?

 

—¿Qué hago? —Susurro y volteo a ver a Baek pidiéndole ayuda.

 

—¿Dejarlo? —Le respondió dudoso.

 

Min estaba entrando en pánico no quería dejarlo, prácticamente comenzó a correr en círculo sin saber qué hacer, el animalito se había deslizado de sus brazos y su cuerpo se balanceaba ligeramente de un lado al otro con el movimiento.

 

Min se detuvo justo cuando vio la sombra del abuelo en la entrada del callejón y sin pensarlo metió al animalito debajo de su camisa.

 

—Niños ¿qué hacen aquí? —Les preguntó el abuelo y entrecerró los ojos. Por algún motivo los niños parecían nerviosos.

 

—Nada —respondieron actuando "normales".

 

El abuelo arqueo una ceja sabía que algo tramaban y lo comprobó cuando se acercó lo suficiente para notar la cola peluda que salía de debajo de la camisa de Min, sin mencionar el evidente bulto que sobresalía a la altura de su pecho. Al parecer iban a regresar a casa con un invitado.

 

Durante todo el camino de regreso a casa el abuelo fingió que no había visto nada raro y ya iba pensando en qué hacer con el animalito que llevaba su nieto, no sería una tarea fácil ocultarlo de su hija pero haría todo lo posible por ayudarlo.

 

Al llegar los niños entraron corriendo y fueron directo a la habitación de Min, Baek se dejó caer en la cama abrazando el helicóptero del que Min ni se acordaba de donde había dejado. Min dejo al perrito en la alfombra y corrió al baño a preparar todo para limpiarlo.

 

Baek lo ayudó a llevar al animalito a la bañera que Min había llenado con agua calientita y entre los dos comenzaron a bañarlo, Min uso el shampoo favorito de su mamá para que oliera bonito. Como ella.

 

La mamá de Min se dirigió a la habitación de su hijo para llévales unos bocadillos pero al entrar no los vio por ningún lado, frunció el ceño estaba segura que los había visto entrar, estaba a punto de marcharse cuando escuchó sus vocecitas del otro lado del pasillo, abrió la puerta del baño y quedó horrorizada con lo que vio.

 

Los niños estaban empapados, había agua negra desbordándose de la bañera y Baek sujetaba un bicho cubierto de espuma, mientras Min le ponía su shampoo de liso perfecto.

 

—Papá, —gritó furiosa asustando a los niños que de inmediato sacaron al animalito de la bañera y trataron de ocultarlo sin éxito. Al escuchar el grito el señor Kim llegó de inmediato. —¿Me puedes explicar qué significa esto? —Le pregunto señalando al animalito, a los niños y el desastre que habían hecho.

 

Al escucharla los ojitos de Min comenzaron a llenarse de lágrimas y su labio inferior comenzó a temblarle; el abuelo de inmediato se le acercó y le ayudó a secar al animalito y al tenerlo en sus brazos el abuelo sonrió.

 

Le quitó la toalla al animalito y volteo para que su hija lo viera. —¡Sorpresa! —Canturreó —. Es un zorro no un perro, así que se puede quedar —dijo muy seguro.

 

Los niños estaban sorprendidos los únicos zorros que ellos conocían eran los que veían en las caricaturas.

 

—Tú especificaste que nada de perros, gatos, reptiles, aves o cualquier tipo de roedor y estoy seguro que no dijiste nada sobre zorros —le respondió a su hija, mientras le guiñaba un ojo a su nieto.

 

Min sonrió esperanzado, si lo que el abuelo decía era verdad se quedaría con el zorrito. ¡Por fin tendría una mascota!

 

—Claro que no se quedará, podría tener pulgas o garrapatas ¿y si tiene rabia? —Insistió ella tratando de hacer entrar en razón a su padre.

 

—Bueno si ese el problema hoy mismo lo llevaré para que lo revise un veterinario —le respondió.

 

La mamá de Min no parecía muy convencida con la solución por lo que Min decidió intervenir.

 

—Si el abuelo lo lleva al veterinario, ¡¿me lo puedo quedar?! —Le pregunto Min tímidamente, pero su mamá aún se veía muy enojada.

 

Min volteo a ver a Baek en busca de ayuda, le sujetó la mano y ambos dijeron: —¡Por favor! —Haciendo la mirada que les enseñó Lù.

 

Al verlos la mamá de Min se relajó y balbuceo en busca otra excusa como los pelos y sus necesidades, pero le estaba costando resistirse a sus tiernas expresiones, se veían tan adorables con esas miradas de cachorros.

 

—Está bien, pero si causa problemas se va de la casa —dijo finalmente. Esas miradas hicieron que se rindiera fácilmente. Min sonrió feliz y abrazó a su mamá.

 

—Ahora llévalo al veterinario antes de que me arrepienta —le dijo a su padre antes de enfrentar a los niños. —Y ustedes jovencitos me ayudaran a limpiar este desastre.

 

Los niños le ayudaron a limpiar y el resto del día no hicieron travesuras para que la mamá de Min no cambiara de opinión. Cuando terminaron el papá de Min recibió una llamada del abuelo avisándoles que según lo que había dicho el veterinario esa misma noche el zorro podría estar en casa, así que más tarde volvería con él.

 

 

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Cuando el abuelo regreso no solo traía al zorro, también traía una camita, tazones para la comida y el agua, además de muchos juguetes. Min estaba feliz al zorrito solo le vendaron sus patitas delanteras, donde había visto que tenía los rasguños. El abuelo le explicó que el zorrito aún era un cachorro que probablemente se había separado de su madre y se perdió, también le dijo que estaba un poco débil y que se desmayó por haber pasado tanto tiempo expuesto al sol, sin comer y sin beber agua, pero no debían preocuparse. Pues pronto estaría bien. Además el veterinario le dijo que era un zorrito especial así que debía cuidarlo mucho.

 

 

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A Baek le gustaba ver a Min feliz, aunque él se sentía un poco triste porque ya no jugaba con él porque prefería jugar con el zorro; y eso no era todo: Dormía con el zorro a su lado así que cuando tenía pesadillas no podía abrazar a Min, ya no compartía su comida y golosinas con él porque prefería compartirlas con el zorro, cada vez que intentaba acercarse a Min el zorro le enseñaba sus dientitos filosos, sus garritas o le gruñía, también notó que lo hacía cuando Min no se daba cuenta así que cuando trató de decirle, Min no le creyó y le dijo que decía mentiras porque le tenía envidia de su nuevo amigo.

 

Así que comenzó a molestar al zorro, cada vez que tenía la oportunidad lo llamaba: "perrito feo", "bestia peluda" como lo llamaba la mamá de Min o "estúpido bicho amorfo" como había escuchado que su primo Taemin le decía a su novio cuando estaba enojado. Lo que sea que eso signifique. Y siempre tenía cuidado para que Min no lo escuchara.

 

Lo extraño era que el zorro parecía ponerse furioso cuando lo escuchaba como si realmente entendiera lo que le decía; en una ocasión lo persiguió por toda la casa tratando de morderlo, pero el corrió para que no lo alcanzara hasta que se tropezó y se cayó raspándose la rodilla. —¿Estás bien? —Min le pregunto pero cuando Baekhyun volteo para contestarle se dio cuenta que al que le estaba preguntado era a ese horrible zorro que lloriqueo como si Baek lo hubiera golpeado. Lo peor de todo fue que Min lo regaño a él y no al zorro.

 

—Baekkie malo —le dijo mientras se llevaba al zorro en brazos y él lo único que pudo hacer fue cruzar sus brazos mientras intentaba no llorar; porque ¡sólo eso le faltaba! Ahora él era el malo.

 

 

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El abuelo había notado que los niños se habían distanciado y no le gustaba verlos enojados así que decidió que ya era hora de reconciliarlos. Vio que Baek estaba recargado del árbol con los bracitos cruzados y el ceño fruncido con disgusto mientras veía a Min lanzarle una pelota al zorro, aprovechó que ambos niños estaban distraídos y lanzó el primer proyectil.

 

Baek escuchó que el abuelo gritaba: —¡Bombardeo! —Pero no entendía qué estaba sucediendo hasta que un globo con agua se estrelló en suelo y los mojó, él y Min gritaron por la sorpresa mientras el zorro salió corriendo despavorido.

 

—¿Qué esperan soldados? ¡Vengan por sus municiones! —Les dijo el abuelo que ya había colocado varios recipientes con globos de agua por todo el jardín.

 

Los niños sonrieron entusiasmados, tomaron todos los globos que pudieron y comenzaron a perseguir al abuelo, se estaban divirtiendo mucho. Lo mejor de todo era que Baek podía atacar al zorro sin miedo a que lo regañaran. Después de todo solo estaban jugando.

 

Lamentablemente el zorro era muy rápido y Baek no había podido atinarle ni una vez, la última vez había estado tan cerca.

 

Vio que el zorro estaba sentado cerca de la entrada y lanzó el globo lo más fuerte que pudo, ésta vez no fallaría, pero para su mala suerte los papás de Min iban entrando y fue a ellos a quienes mojó. La mamá de Min estaba tan enojada que azotó la puerta cuando entro a la casa.

 

Baek estaba tan triste y avergonzado que estaba a punto de llorar pero Min lo abrazo y le dijo que no se preocupara, pero él estaba tan asustado de que lo regañaran y lo enviaran a casa, que no se dio cuenta que los papás de Min salieron con una banda blanca en la cabeza, la cara pintada como en las películas de soldados y dos pistolas de agua enormes.

 

—Pagarán por lo que han hecho. —Gritó la mamá de Min asustando a los niños que de inmediato se separaron y la miraron sin saber qué hacer, pero el papá de Min les hizo señas para que le siguieran el juego a su esposa y corrieran. Y así comenzó la persecución. Los niños hicieron equipo con el abuelo para contraatacar a los papás de Min; el zorro corría por todos lados tratando de evitar que lo pisaran mientras corrían persiguiéndose unos a otros, hasta que se les terminaron los globos con agua. No hubo vencedor ya que todos terminaron empapados, cansados y felices; hacía mucho tiempo que no se divertían tanto.

 

Baek creía que después del día tan divertido que habían pasado juntos todo sería como antes.

 

Pero se equivocó...

 

 

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Al día siguiente el abuelo le había dicho que ya que Min estaba muy ocupado con el zorro él podía jugar con el helicóptero que les compro, lo sacó de la caja y lo colocó en la mesa para ponerle las baterías; Baek tuvo que ir al baño y cuando regresó el helicóptero estaba en un charco de agua, cuando lo levanto se dio cuenta de que estaba roto.

 

Min entro en ese momento y al verlo se le acercó enojado. —Eres un mal amigo, rompiste mi juguete y lastimaste a mi Zorrito —le gritó mientras lo empujaba.

 

Baek no sabía de qué estaba hablando. Trato de explicarle que él no había hecho nada pero Min no le creía, cuando vio al zorro lloriqueando y arrastrando una pata trato de agarrarlo para demostrarle a Min que otra vez estaba fingiendo, pero Min lo empujó muy fuerte antes de que lo agarrara —No lo toques y vete de mi casa, ¡ya no te quiero! —Le gritó Min furioso.

 

Baek salió corriendo de la casa mientras lloraba, Min ya no lo quería y todo era culpa del zorro, se sentó en la acera esperando que su mami viniera por él. No sabía cuánto tiempo había pasado pero su piel se estaba poniendo rojita y comenzaba a picarle pero no se podía mover de ahí hasta que su mami llegara.

 

La mamá de Min estaba contenta le había ganado los últimos patbingsu a una señora gorda que creyó que podría con ella, venía un poco despeinada y con algunos rasguños debido al forcejeo pero había valido la pena por ver a sus niños sonreír, pero su sonrisa se desvaneció al encontrar a Baek sentadito en la acera mientras sollozaba tanto que temblaba. Lo peor de todo era que estaba todo quemadito por el sol.

 

—¿Cariño que haces aquí? ¿Qué sucedió? —Le preguntó pero Baek no respondió.

 

Baek se limpió los moquitos con su camisa antes de hablar. —Me voy a mi casa —le respondió con la voz entrecortada.

 

—¿Por qué te vas? ¿Hace cuánto llamaste a tu mami? —Le preguntó nuevamente.

 

Baek comenzó a llorar más fuerte. Ella lo abrazó y trató de consolarlo para que se calmara y le explicara por qué estaba llorando y por qué estaba solito en la calle. Pero su llanto solo aumentaba.

 

Baek se sentía tan tonto, se le había olvidado que tenía que llamar antes a su mami para que fuera por él.

 

A ella se le rompió el corazón al ver a Baek tan triste. Cuando su amiga llegara tendría que darle muchas explicaciones. Y aunque no sabía que había sucedido entre los niños lo averiguaría.

 

Su esposo cargo a Baek y lo llevó a la habitación de su hijo para aplicarle ungüento para las quemaduras de sol mientras ella hablaba con Min. Su hijo le dijo que Baek le había roto su jugué y había lastimado a su zorro, también le dijo que como Baek era un mal amigo ya no lo quería en su casa, pero ella sabía que Baek nunca haría algo como eso, y cuando se lo dijo a Min él se enojó porque según él lo estaba defendiendo.

 

En ese momento el abuelo entró a la cocina y alcanzó a escuchar parte de la conversación, de inmediato le explicó a su nieto que fue él quien por estar distraído accidentalmente le piso una patita al zorro y por el susto chocó con la mesa haciendo que su helicóptero y la jarra con agua cayeran al piso, también se disculpó con su hija por haber dejado a los niños solos por ir a comprarles otro juguete.

 

Cuando se aclaró lo que realmente sucedió, el abuelo y Min al menos tuvieron la decencia de parecer avergonzados por sus acciones.

 

Min nunca había visto a su mamá tan triste y enojada, al menos no con él, escuchó con atención cuando le dijo que tenía que disculparse y lograr que Baek lo perdonara antes de que se fuera para siempre, porque no quería que una bonita amistad como la suya se arruinara. Y porque ella y la mamá de Baek aún creían que cuando crecieran esa amistad podría convertirse en algo más y su sueño de ser familia se haría realidad. Demándenlas, una madre tiene derecho a soñar.

 

Min se asustó al escuchar que Baek se iría para siempre, él no quería perder a su mejor amigo, no sabía cómo pero evitaría que eso sucediera. Entró corriendo a su habitación gritando: —Baekkie no me dejes, —se subió a la cama y abrazó a Baek. —¡Yo si te quiero mucho, mucho, no te vayas! —Le dijo mientras le daba muchos besos en sus mejillas, su frente, y en sus ojitos para que dejara de llorar, como su mamá lo besaba a él cuando se sentía mal. Lo abrazó con más fuerza y no dijo nada cuando se dio cuenta que sus labios sabían raro después de besarlo.

 

 

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Un niño con orejas y cola de zorro que estaba escondido detrás de la puerta de la habitación los observaba atentamente, el zorrito sonrió, tarde o temprano ese niño se daría cuenta de que estaba equivocado y era un tonto si creía que lo dejaría quedarse con su Minnie.

 

 

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Baek sonrió feliz ahora sabía que Min lo quería igual o más que a ese feo zorro y que nadie los separaría.

 

 

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NA: Después de posponerlo mucho tiempo por fin corregí los horrores de ortografía y gramática (con ayuda de JudithRamrez4) y modifique algunas cosas de la historia.

 

Espero que sea de su agrado y disfruten esta pequeña historia que tendrá una versión extendida para las bellas personitas que me pidieron más capítulos de Intruso (les dije que lo haría no se me olvido), también tendrá una historia paralela Amigo Imaginario con Luhan como protagonista y una secuela (años después) Reencuentro con Baekhyun, Xiumin, Luhan y otros.

 

Pregunta: ¿Quiénes les gustaría que fueran los papás de Baek, y los papás y el abuelo de Min en la versión extendida?

 

 

 

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MakiSD
Esta pequeña historia que tendrá una versión extendida para las bellas personitas que pidieron más capítulos en wattpad, también tendrá una historia paralela "Amigo Imaginario" con Luhan como protagonista y una secuela (años después) "Reencuentro" con Baekhyun, Xiumin, Luhan, entre otros .

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