light up the sky

Just before tomorrow

Byun Baekhyun era un lindo chiquillo que rondaba los 14 años de edad, vivía en una casa de piedra, precariamente techada con láminas viejas oxidadas por el tiempo. Su casita se encontraba al pie de una colina, junto a otras en iguales condiciones. Vivía ahí con su madre, su padre y su hermanastro Chanyeol, - hijo de su padre-; hasta que este sufrió un accidente en la ciudad mientras ambos se ganaban el pan de cada día.

 

-Flashback-

 

Estaban los dos chiquillos, Baekhyun de 8 y Chanyeol de 12 caminando por las banquetas de una calle de la ciudad, muy temprano por la mañana, amarrándose bien a la cintura el saco que contenía pequeñas cajitas de cerillas.

 

Esperaron en una esquina a que el semáforo cambiara de color a rojo. Cuando esto pasó, ambos se soltaron de las manitas, y se metieron entre los coches para poder vender su mercancía. Baekhyun a pesar de ser muy bajo, daba ternura y de alguna forma u otra, se ganaba a los clientes y estos le compraban varias cajitas. Todo lo contrario, a Chanyeol, quien aparentaba más edad, aunado a su vestimenta harapienta, causaba un poco de rechazo y algunas personas optaban por ignorarlo.

 

Sin embargo, aunque ambos hermanos sabían que el semáforo cambiaba con rapidez y que tenían que darse prisa a cruzar la carretera antes de que los autos arrancaran; el mayor como no había vendido nada aún, decidió continuar hasta la última fila de coches. Chanyeol escuchó sonidos de motores arrancando, pero no le dio tiempo de correr al otro lado. Su cuerpo cayó azotándose contra el asfalto, bajo los gritos desesperados del pequeño quien corría hasta acercarse al cuerpo de su hermano.

 

La ayuda llegó después de un tiempo, gracias al auxilio de algunos transeúntes. Era demasiado tarde, pues el chico se encontraba muy mal, murió al instante del impacto; no había nada que hacer.

-fin flashback-

 

Desde aquel día, nada volvió a la normalidad, los padres de Baek, aunque siempre había padecido hambre y carencia, eran amorosos y procuraban a sus hijos. Pero desde ese día del accidente, estos nunca se pudieron recuperar de la pérdida, la casa tenía un ambiente sombrío y triste. En el fondo Baek se sentía culpable de no haber alertado a su hermano, de los autos y aunque sus padres no lo dijeran, sus miradas ya no reflejaban amor, era obvio que también lo hacían responsable de esto.

 

Sin duda esto era así, ya que un día en el que el pequeño Baek regresó a su casa y no había vendido ni la cuarta parte de sus cerillas, su padre lo sometió con una bofetada. Lo echó a la calle y sin cenar Esa noche, sus ojos se cubrieron de espesas lágrimas cargadas de dolor. El dolor de su estómago era poco en comparación al de su corazón rompiéndose. – Si tan sólo estuvieras aquí… Se quedó dormido acurrucado debajo de un árbol.

La resignación llegó con los años, pero el cariño y el calor de hogar son cosas que se perdieron con la partida de Chanyeol.

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Hoy era Noche buena, Baekhyun había salido muy temprano por la mañana como lo hacía cada día de su vida. Si eso era vida. La mañana había transcurrido muy floja, no había vendido nada, debe ser a causa de los otros vendedores. -Si fuera ellos y tuviera dinero, lo gastaría en dulces, no en cerillos- pensaba desanimado.

La tarde había caído, conforme pasaban las horas, las calles habían pasado dejado de estar abarrotadas como al medio día. Baek había recorrido todo el centro se detuvo en varios cruces, pero no tuvo mejor suerte. Sin comida y sin bebida se arrastraba con la esperanza de que alguien se compadeciera de él.

El día había sido cálido, con esos rayos de sol tan ardientes que lo habían protegido durante unas horas, pero en este momento que ya se había metido el sol, había un viento dolorosamente helado. El pequeño Baek había salido de su casa con sus característicos harapos: una playera rasgada grisácea junto con un pantalón que le quedaba corto, sucio y con tres hoyos en las piernas. Se calzó unos zapatos muy gastados que tomó de su padre; eran muy grandes para su delgado pie.

 

Parecían ya las 9 de la noche cuando pequeños copos de nieve empezaban a caer sobre techos de las casas y negocios. Baekhyun estaba empezando a temblar, ya que sus ropas eran delgadas y no tenía un suéter con el que taparse. Permaneció en el techo de una tienda que ya estaba por cerrar.

 

̶  ¡Santo Cielo! ¡Pero qué hace un niño a estas horas en la calle! No te puedes quedar aquí,  usha usha! ̶    Lo corrió la dueña de la tienda y bajó la cortina.

 

 La nieve ya había cubierto toda la calle, pero divisó un callejón del otro lado de donde estaba, sólo había que caminar un poco. Parecía fácil, pero hubo un problema. Perdió sus zapatos al cruzar. Quedaron hundidos en la nieve mientras corría para llegar a la otra banqueta ya que venía un autobús a toda velocidad.

 

Se adentró en el callejón y se acurrucó junto a unos botes de basura. Pensó en volver a su hogar, pero en estas condiciones era difícil, no podría avanzar mucho sin sus zapatos, sólo quería pasar la noche aquí, y quizás volvería en la mañana. También le aterraba la sola idea de pensar que si llegaba a su casa su padre lo volvería a golpear porque no tenía ni un peso en el bolsillo. ̶  En cualquier lugar estoy más seguro que en mi casa.

 

Temblaba de frío, era una noche especial, para los que estaban seguros y a salvo en sus casas, con sus familias festejando la Noche buena, quizás compartiendo la cena en total alegría. Pero para él era una noche de completa soledad, tristeza, anhelando un poco de calor. Fue cuando recordó las cerrillas de su saco. Sacó una cajita y encendió una cerilla, friccionándola contra una pared  ̶  Con una será suficiente para darme calor.

 

Acurrucó sus pies y acercó la cerilla a ellos con una mano, mientras que con la otra tapaba la fuente de calor para que no se apagara. Se imaginó junto a una estufa de hierro que emitía un calor envolvente capaz de hacerlo sentir como si estuviera en casa. Pero este duro poco porque en cuestión de segundos se extinguió la llama y con ella la ilusión de la estufa. Donde solo quedó un pedazo de cerilla quemada  ̶  Oh… así que lo imaginé…

Decidió que prender otra no le haría daño, así que lo hizo, y la llama salió disparada alumbrando el antes oscuro callejón. Parpadeó por el cambio de luz y pudo divisar una mesa puesta, con un mantel largo de blanca tela, con destellos plateados, sobre esta una fina vajilla de porcelana, en el centro un pavo deliciosamente preparado y humeante que lo hipnotizaba. Cuando se dispuso a correr para alcanzar tan exquisito manjar vislumbró como este se iba alejando conforme avanzaba hasta que desapareció. También quedó de nuevo sumido en una completa oscuridad.

Al encender la tercera cerilla en segundos pudo ver un árbol de navidad que se alzaba frondoso y verde frente a sus ojos, no recordaba cuando fue la última vez que había visto uno. En su casa eran muy pobres, no tenían dinero para comprar uno, y menos con la tragedia de Chanyeol, en sus corazones había amargura y miseria, nada que celebrar. Cuantas veces su hermano le había prometido que algún día tendrían una hermosa navidad, un gran árbol en donde colgar esferas y listones. Cantarían alegremente alrededor de él, tomados de las manos. Entonces fue cuando entre su visión de aquel pino adornado, pudo ver a cinco niños danzando con gran emoción, cantando al ritmo de sus palmas un bonito y tradicional villancico. Él también quiso jugar y con gran dificultad dejó la fría banqueta, se unió al glorioso festejo y más de cerca, pudo vislumbrar que el perfecto árbol se encontraba siendo alumbrado por pequeñas velitas. Tuvo el impulso de tocar una, pero esto sólo hizo que se apagara el fuego de la cerilla y en su lugar, las velitas fueran tomando forma de estrellas en el cielo.

Con la mirada hacia arriba vio como una estrella fugaz descendía por el cielo, dejando un rastro incandescente.  ̶  Oh! ̶ Exlamó , él sabía lo que eso significaba, debía ser que una persona había perdido la vida.

Chanyeol, la única persona que había sido bueno con él, le había dicho que una estrella que cae, es un alma que se eleva hacia el cielo, para encontrarse con Dios.

Para este momento ya se hallaba encendiendo una cerilla más.

En cuanto el sintió el fulgor de la llama viva, el pequeño cayó de espaldas en cuanto el fuego se alzó más que las veces anteriores, dejando ver la silueta de una persona alta y esbelta. Se iba acercando a pasos cortos. A medida que esa persona avanzaba, Baekhyun no podía creer lo que veía. Era su hermano Chanyeol, que debía tener ahora 18 años, con su sonrisa preciosa que siempre le dedicaba a él, que lo reconfortaba y lo hacía sentir protegido de la maldad. Se veía muy guapo con un traje de terciopelo negro, flotaba en lo que parecía una nube de luz y calor.

 

El pequeño Baek nunca se había sentido más afortunado

 

̶ ¡Chanyeol hyung!, llévame de aquí, llévame lejos contigo, sé que cuando la cerilla se apague, desaparecerás como todas las cosas hermosas que he podido ver hasta ahora; la estufa de hierro, el pavo que olía tan bien, como el árbol de navidad, entonces yo, me quedaré solo en esta noche oscura y desierta, sin nadie para cuidar de mí.

La imagen de Chanyeol se hizo más viva y brillante, ya que el pequeño se había encargado de quemar toda la caja entera de cerillas, para que el fuego se mantuviera por más tiempo y su hermano Chanyeol se quedara sólo un poco más con él.

Chanyeol no dijo nada, tan sólo envolvió en un abrazo a Baekhyun y ambos emprendieron un viaje, Así tomados de las manos se elevaron al cielo. Un lugar donde el pequeño cerillero nunca volvería a pasar frío ni hambre, junto a los ángeles, en donde pertenecía su alma pura.

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Aunque aún escurecía, ya iba amaneciendo; un señor que iba caminado por la calle desierta, detuvo su paso al ver a un chiquillo hecho un ovillo entre los botes de basura. Con los pies descalzos y una pequeña sonrisa en el rostro. Quiso tomarlo en brazos para atenderlo, pero sintió su fría mano en donde tenía una cajita de cerillas. El hombre volteó al suelo, ahí es donde pudo ver restos de cerilla tiznada. Entonces pensó:  El pobre chiquillo sólo quería calentarse… Pero no podía imaginarse que el niño ya había partido de este mundo, bajo una hermosa luz y tomado de la mano de su hermano.

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FIN

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