Epílogo

FATE [ChanKai]

N/A: Leer mientras se escucha la canción

https://www.youtube.com/watch?v=T0l7bf53d7A

Epílogo

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El otoño siempre se ha hecho notar de una manera nostálgica. Los árboles pierden sus hojas con la belleza de opacos colores y el cielo comienza a pintarse de gris en forma permanente. El verde y azul han pasado a segundo plano, dándole lugar a las tonalidades amarillas, naranjas, grisáceas. El olor a flores, a mar, fue remplazado por madera, por cafés cortados y los abrigos han tomado un buen lugar en los armarios. El otoño siempre se ha hecho notar con fuerza, mostrando los primeros indicios del frío del invierno, y Jongin lo sabe.

¿Han pasado años? Sí, muchos. 16, para ser exactos. Las ligeras marcas de expresión en su frente y ojos muestran lo duro que ha sido sobrevivir en este competitivo mundo. Pero así también el departamento nuevo que compró demostró que lo había conseguido. Jongin había sobrevivido. Jongin había escalado tan alto como siempre había querido y obtuvo el reconocimiento del mundo sin tener que mentir, sin tener que jugar sucio, porque él fue capaz de hacer eso gracias a su esfuerzo, a sus ganas de superarse, a sus ganas de vivir.

La lesión permanente en su tobillo provocó que dejara de bailar, pero a Jongin no le importa. Jongin está bien. Ahora hace clases en una universidad siendo reconocido por su amabilidad, por su perfecta técnica de enseñar sin ser exigente, sin ser odiado. Jongin había logrado ser querido por cada uno de sus estudiantes de danza, los cuales cada final de año se lo hacían notar al nombrarle en los agradecimientos del discurso de graduación.

Su vida estaba bien...

Su vida no estaba completa, pero Jongin estaba bien. Él ahora podía sonreír genuinamente.

Él ahora podía sonreír..

Le costó, al menos, 4 años poder recuperarse de la muerte de Chanyeol, sintiendo que en serio cada día se le hacía más difíciles. Tuvo muchas recaídas, días horribles; días en los cuales sentía que no podía respirar, que se ahogaba. Días en donde perdía todas las esperanzas de volver a la normalidad. Días en los que simplemente no quería despertar. Junmyeon estuvo a su lado, no le dejó solo y gracias a su constancia Jongin pudo recuperarse. 
Había perdido contacto con todos. Hace años que no veía a sus Padres, a sus antiguos amigos, incluso, después de haber sido dado de alta definitiva, él dejó de ver a Junmyeon. Se ocultó del mundo hasta que se sintió listo para salir otra vez. 
Cuando volvió a bailar su vida comenzó a tener sentido.

Los años pasaron lentos, sin prisa, y Jongin sentía que él poco a poco volvía a ser lo que era. El contacto con su familia se hizo más regular y volvió a ver a sus amigos. Incluso se reunía con Junmyeon para conversar. A Jongin aún le dolía el tema de Chanyeol, y sabía que ese sería un dolor con el que cargaría toda su vida, pero ahora, con 36 años ya tenía completamente asimilado.

El otoño e invierno desde hace un par de años habían dejado de ser tan fríos, tan lúgubres. Jongin tenía una razón para sonreír. Tenía un amor al que cuidar y sentía que era feliz.

Jongin por fin era feliz.

A pesar de los años y de lo difícil que fue todo, Jongin no perdió contacto con Minseok y Lu Han, sobretodo con Minseok. De alguna manera sentía que necesitaba estar a su lado. Necesitaba sentir que al menos una parte de Chanyeol estaba a su lado. 
Minseok había resultado ser un gran amigo, incluso habían compartido navidades y años nuevos juntos al vivir cerca. Minseok y Lu Han habían logrado concretar la mayor parte de sus planes y Jongin había estado presente en la mayoría. 
Él aún conserva la foto del matrimonio de sus amigos, compartiendo la inmensa felicidad que sentían. Una felicidad que Jongin no sintió hasta un par de años más tarde.

— ¿Crees que el tío Chan nos esté viendo? —le preguntó un pequeño a su lado, de un poco más de cuatro años, sosteniendo su mano mientras en la otra mantenía un clavel que había comprado especialmente para dejar en el florero de la lápida de Chanyeol. Jongin sonrió, agachándose hasta quedar a la altura del pequeño de grandes y expresivos ojos, deslizando uno de sus dedos por su mejilla.

— De seguro nos está mirando. —respondió Jongin, sintiendo un cosquilleo en su estómago, porque sí, Jongin lo sabía, podía sentirlo. Él siempre sintió a Chanyeol a su lado. El pequeño sonrió con sonrojadas mejillas, alejándose de Jongin para acercarse a la imagen de Chanyeol, sonriendo al verlo así de contento en la fotografía.

— Tío Chan, te traje esto. —habló en voz alta el pequeño, sacando de su bolsillo un arrugado dibujo que había hecho esa mañana. En él aparecían los tres. Chanyeol, Jongin y el pequeño, tomados de la mano. Jongin se acercó y sonrió ante el regalo que el niño dejaba en la lápida de Chanyeol. También sonrió al notar que en el dibujo Chanyeol tenía alas.

— Tú siempre dices que tío Chan es un ángel que nos cuida, ¿Verdad que sí lo es? —Preguntó el pequeño, acercándose a Jongin mientras este lo tomaba en sus brazos, sonriéndole al asentir.

— Claro que lo es. —contestó, mirándole mientras sonreía. — De hecho es el ángel más hermoso de todos. —el pequeño correspondió el gesto al oírle hablar.

— ¿Por eso me llamo Chanyeol también? ¿Yo igual soy un ángel, papá? —y la pregunta sonó tan adorable a los oídos de Jongin que se le hizo imposible no asentir, sonriendo. 
La verdad era que en realidad el pequeño Chanyeol había llegado a su vida para cambiar todo. Años intentando encontrar la felicidad y cuando su hijo nació todo eso cobró sentido. Todo fue más hermoso y Jongin sentía que había vuelto a vivir otra vez. 
Si bien la madre del pequeño no era su esposa o algo parecido, habían acordado criar a Chanyeol en buenos términos. La custodia la tenía Jongin, pero este jamás prohibió que la mujer visitara al pequeño Chanyeol cuando este quisiera. 
Jongin nunca volvió a tener pareja, sin embargo ahora estaba demasiado feliz de pasar todo el tiempo con su hijo. Jongin conoció una nueva clase de amor, uno que no se podía comparar a ningún otro. Su hijo había sido lo mejor que le había pasado.

Chanyeol fue lo mejor de su vida.

— Sí, hijo, por eso tú también te llamas así. —respondió, riendo mientras besaba sonoramente su mejilla, recibiendo quejas por parte del pequeño mientras se bajaba de sus brazos, tomando su mano para así caminar de regreso a casa, balanceándolas al compás de sus pasos.
Mientras escuchaba a Chanyeolie hablar animado de la película que verían cuando llegaran a casa, giró su rostro, aun caminando, mirando hacia la lápida de su ex novio. Jongin sonrió, sin decir adiós, porque ya no necesitaban despedidas, porque Chanyeol estaba más presente que nunca en su vida. Porque ahora tenía una figura a quien acurrucar en las noches, alguien que dependía de él.

Porque Jongin era feliz, finalmente feliz...

Porque a su vida había regresado la calidez...

Porque Jongin siempre la amó...

Porque Jongin siempre amó la calidez de los abrazos de Chanyeol.

 

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