Aviones
Stay TogetherA pesar de estar nerviosa, Dara había disfrutado esta noche, y había disfrutado viendo a Chaerin aún más.
-Espero que hayas tenido un buen momento. Phyllis apenas te dejo unos minutos. –Dijo Chaerin mientras ponía en marcha el auto.
Dara se rió entre dientes.
-Me dijo que le recordaba a su nieta. La pase muy bien. Voy a admitir que al principio si me sentí un poco intimidada, pero los Franklin son maravillosos.
-Me alegro de que te sientas así, porque Bill nos invitó a su casa en las Bahamas el próximo fin de semana.
Dara se echó a reír.
-Ciertamente son un buen equipo, Phyllis nos invitó también. Dijo que tienen una casa en una playa privada con arena blanca.
-Sí, son todo un par, ¿No es así? Él la adora, eso es seguro, y sé quién lleva los pantalones en la familia.
-Phyllis como debe ser. –Respondió Dara.
Chaerin sonrió. Dara, una vez más, se sintió atraída por la sonrisa de ojos de Chaerin. Su estómago se contrajo y tuvo que recordarse que debía tener cuidado con el encanto de Chaerin.
-¿Cómo funciona eso entre dos mujeres? –Preguntó Dara. –Leí en alguna parte que la que se preocupa menos en una relación tiene todo el poder.
-Eso tiene sentido. –Respondió Chaerin. –La persona que tiene más que perder hará casi cualquier cosa para no perder, sea lo que sea. Es lo mismo en los negocios. Si deseas algo que alguien más tiene, harás cualquier cosa para conseguirlo. Por lo tanto, definitivamente no eres quien tiene el control.
-Estás acostumbrada a ser la que manda, ¿no? –Preguntó Dara.
-Tengo un negocio multimillonario. Soy responsable de cientos de personas y decenas de propiedades. Mi nombre está en el papel membretado.
¿Cómo reaccionaría Chaerin si se viera obligada a ceder el control en su vida? Todo el resto del camino permanecieron en silencio.
Chaerin quería cerrar ese acuerdo de una vez y este viaje lo lograría. No había tenido vacaciones en mucho tiempo, y unos días de sol sonaban maravillosos. ¿Por qué no mezclar los negocios con el placer?
-Así, que, acerca de la invitación. –Dijo Chaerin. –Me doy cuenta de que apenas nos conocemos, pero ¿Te gustaría ir? Quiero decir si no tienes que trabajar ni nada.
-Supongo que puedo estar libre… Jeremy me daría algunos días estoy segura.
Chaerin sintió mariposas en el estómago, no había experimentado esa sensación en años, y lo atribuyó a la emoción de acercarse al final de este acuerdo.
-Está bien, le pediré a mi asistente Jiyong que llame a Bill el lunes. Él dijo que sería de viernes a lunes. ¿Alguna vez has estado en las Bahamas?
-No y tú.
-Dos o tres veces. Todo lo que necesitas saber es que es cálido y soleado. No necesitas llevar mucha ropa, pero si mucho protector solar.
Dara estaba agradecida de tener un par de trajes de baño y sandalias. Hace mucho que no los usaba. Siempre pensó que no se veía bien usándolos. ¿Chaerin pensara lo mismo cuando la vea con uno de ellos? Estaba tan absorta en sus pensamientos que no fue consciente de que el coche de Chaerin se encontraba ya con el motor apagado. Una oleada de vergüenza le calentó la cara.
-Lo siento, me sorprendiste soñando despierta.
-Esperemos que algo bueno. –Dijo Chaerin.
Dara bajó la mirada.
-Dara, si esto no está bien para ti, o si no quieres ir, por favor dímelo. No tienes que ir si no quieres.
-No, no, no es eso. Quiero ir…
-Dara, ¿Qué es? ¿Qué te preocupa?
-No es nada… nada.
Chaerin la tomó por la barbilla obligándola a mirarla. Su voz era suave.
-No te creo.
Dara no pudo resistirse a esos ojos y esa voz.
-¿Cómo puedo ir a un viaje tan maravilloso como este cuando mi hermano está en prisión por mi culpa?
-No fue por tu culpa… no fue tu culpa.
Dara bajó del auto deprisa.
**
-Aquí están, señoritas. –Dijo Phyllis. –Debería haber suficiente espacio para su ropa en el armario. Voy a dejar que se acomoden. Después pueden acompañarnos
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