Nadie sabe que te amo.

Nunca se han fijado en cómo te miro, porque para ellos no existo. No existo para nadie.

Pero yo lo sé todo de ti.

Eres castaña de nacimiento, aunque ahora luzcas pelirroja, usas lentillas desde los 9 años por eso nadie sabe que tienes miopía, usas perfume pero no más de dos gotas y es de imitación. Tu falda es dos centímetros más corta que la de las demás y te encanta que se transparente un poco tu sujetador por la camisa, por eso siempre los llevas llamativos. Te encanta provocar.

Eres guapa y lo sabes.

Y para ti no existo, es como si entre tu mesa y la mía existiese una pared. Nunca, al igual que el resto, has reparado en mí. Y sin embargo tú eres la única razón de mi existencia.

Siempre llegas tarde a la escuela, te encanta remolonear en la cama por las mañanas, nunca prestas atención en clase pero estudias lo insufrible en casa, después de todo eres responsable. Tus amigas son las mismas desde el parvulario, tus padres están separados y tienes que cargar con una hermana menor, y aún así lo das todo de ti.

Pero hay una cosa que solo yo sé.

Esos aires de superioridad que gastas son pura fachada. No sé a quién pretendes engañar, en el fondo eres maravillosa.

¿Sabes? Cada día intento hacer algo, algo que sé que va a pasar desapercibido pero que tu subconsciente grabará. Algo imperceptible.

Llego todas las mañanas treinta minutos antes de la hora, me siento tranquilamente y miro hacia la derecha, donde está tu mesa, y sonrío. Es en ese momento cuando me levanto y la muevo un centímetro hacía la mía. Apenas se nota, pero yo sé que estoy más cerca de ti y eso me hace feliz.

Todos entran. Tú llegas la última y siempre tarde. Te sientas y no notas nada. Cuando acaba el día, espero a que todos se vayan y vuelvo a poner tu mesa en su sitio original. Ha funcionado.

Repito la operación incontables veces, pero por desgracia y con el tiempo, quiero un poco más. Quiero que te des cuenta de que existo.

¿Cuándo me enamoré de ti? Quizás aquel día… cuando tu risa entró como una bocanada de aire fresco por la ventana, estabas ahí, con tus amigas y no parabas de reír… y me hiciste sonreír solo con mirarte. Cerré mi libro y me dediqué a mirarte, a observar cada pequeño movimiento, cada gesto, cada palabra que te caracterizaba. Y ahora, lo sé todo de ti.

Como arrugas la nariz al reírte, como se contrae tu mandíbula en un momento de tensión, como te muerdes sutilmente el labio cuando sientes vergüenza…

- Hola.

Y me quedo de piedra. Al llegar, como todas las mañanas, hoy te encuentro sentada en mi mesa.

- Bueno… está bien. No saludes.

Se queda mirándome fijamente. No puedo decir nada, no me salen las palabras.

-¿Por qué mueves mi banqueta todos los días?

¡Se ha fijado! Por una parte me siento increíblemente feliz y por otra estoy terriblemente asustada. Silencio.

-  Algún motivo habrá.

Silencio.

- Sé que eres tímida TaeYeon… pero no voy a comerte.

Tiffany, baja de mi mesa y se acerca poco a poco a mí. El cuerpo se me paraliza, quiero morir. Extiende su mano…

Se abre la puerta, nos separamos rápidamente. Un grupo de compañeras entra en el aula.

 - Buenos días.

 - Buenos días. – responde ella.

Se da media vuelta y ocupa su lugar. Al lado del mío. Y así transcurre la mañana, lenta y tensamente. Tiffany no ha vuelto a mirarme, yo ni siquiera me atrevo a mirarla… Tengo que haberlo soñado.

Y así transcurre la semana, como si nada hubiese pasado. De verdad que no se si lo soñé o qué fue lo que pasó… pero no soporto esta presión que siento. Necesito pensar, necesito descansar.

Y así a la hora del descanso subo a la azotea para reflexionar. Me tumbo en el suelo…

- El cielo está tan bonito hoy…

- ¿Verdad que sí? – alguien me contesta.

Sobresaltada me incorporo, es Tiffany.

 -  Hola TaeYeon.

 -Ho…la…

 -¡Vaya! Veo que sabes hablar. – afirma divertida.

 -Si… perdona.

 -Sé que eres un poco tímida pero… no sé. – sonríe.

Y me quedo embobada… Se le escapa una risita. Oh! Se ha tenido que dar cuenta. Me sonrojo.

- Oye… ¿por qué mueves mi mesa todos los días?- pregunta – No me voy a enfadar contigo ni nada por el estilo… solo tengo curiosidad.

No sé qué contestar. Me quedo callada.

-Está bien, ¿no quieres hablar eh? Vale no me dejas otra opción.

-¿Eh? – pregunto extrañada.

- Sé que me miras, te pasas el día entero observándome. Pero no es todo, yo también sé cosas de ti.

-¿Qué? – pregunto asombrada.

-Te encanta la poesía, te pasas las horas muertas leyendo, eres muy aplicada en clase pero te cuesta sacar las asignaturas adelante. Vives sola con tu madre, y solo tienes un amigo, tu gato Mickey. Mira que ponerle a un gato nombre de ratón… – y se echó a reír.

De piedra… me quedé de piedra… ¿Cómo podía saber todas esas cosas de mí? ¡Yo no existía para nadie!
En mi estado de shock no me di cuenta de que se acercó a mí. Yo estaba sentada en el suelo y ella se sentó encima de mí…

-Y lo más importante… - se acercó poco a poco – sé que me amas.

Abrí los ojos de par en par. ¿Pero cómo? ¿Qué? ¿Por qué? Ay Dios… lo sabía… tierra trágame, tierra trágame, tier…

Se acercó poco a poco, hasta que podía sentir su respiración. Me miró a los ojos con dulzura y me besó. Estaba sobre mí, con los ojos cerrados, besándome… No daba crédito… pero me deje llevar. Cerré mis ojos y dejé que robara aquel mi primer beso.


Meses después....


-¡Tiffany! ¡Tiffany! – grité - ¡Espérame!

- ¡Venga! Eres muy lenta, a este paso no llegaremos nunca.

- ¡Pero espera!

Tiffany sonrió y me tendió su mano. Sin embargo, rodeé con mis brazos su cuello y la besé intensamente.

-TaeTae…

Sonreí.

- Te amo.

-Yo también.

FIN

Disfrutad nos vemos a la proxima! :D

Taelovestephi27