Prologo

Yoona aún recordaba con claridad los sucesos acontecidos hacía apenas diez años. En ese entonces era una chica de quince años, amigable y con una bondad que dejaba con la boca abierta a las personas que tenían la grata experiencia de cruzarse en su camino. Tenía la vida perfecta, buenas calificaciones y una belleza interior y exterior que mostrar al mundo. Sus padres siempre se habían esforzado por darle lo mejor y ella, como menos les agradecía haciéndolo todo de la mejor manera posible.

Sin embargo, no todo ocurre como en los cuentos de hadas. Todo eso termino cuando el viento gélido de los principios de noviembre azotaba con fuerza un pequeño pueblo costero de Corea del sur. Un lugar tranquilo en el que las tragedias eran tratadas como un tema tabú debido al poco conocimiento de ellas, sin embargo una fecha en específico se quedó guardada en los pocos habitantes de ese lugar.

Yoona no podía recordar con exactitud todos los hechos, su cabello se movía gracialmente por el viento y ella se encontraba en un punto alto observando el mar, sin embargo, sus ojos terminaron por concentrarse en luces provenientes del mar.

No tenía conocimiento alguno de lo que estaba ocurriendo. ¿Qué era eso? ¿Quiénes eran ellos? Se acercó un poco más, evitando tropezar con un par de piedras en el camino sintió como la voz desaparecía y las ganas de gritar acoplarse entre sus cuerdas vocales.

Era un barco enorme, quizás el más grande que había visto en mucho tiempo. Su mente nunca olvidaría aquella tela que representaba el estandarte de una corona blanca sujetada con un par de cuerdas. El estandarte del Disaster Queen, el barco que le trajo su perdición y provocó un giro argumental de 80° en su vida.

No pudo gritar, no pudo hablar, no pudo moverse desde aquel lugar que le brindaba una protección que en esos momentos, hubiera preferido no tener y haber muerto junto con la mayoría de las personas en el pueblo. Pudo ver como personas descendían del barco, algunas de esas con armas blancas y otras con armas de fuego, pudo presenciar la destrucción y como el fuego consumía las casas de madera y los gritos de los niños pequeños.

Corrió, corrió cuando salió de su shock inicial hacia su casa, tropezando con un par de piedras en el camino, sus rodillas quedaron llenas de raspaduras, su respiración era agitada y su aspecto descuidado debido a la huida. Detuvo sus apresurados pasos cuando vio que su casa no era una excepción y que el fuego la consumía al igual que al resto.

Yoona sólo pudo sentir como las lágrimas se acumulaban en sus ojos y los gritos de sus padres, siento cruelmente reducidos a las cenizas al igual que sus esperanzas y sueños de un futuro próspero.

Actualidad

Sus dedos tecleaban con velocidad, mientras su mirada se concentraba en la pantalla de la computadora, sus labios torcidos demostraban impaciencia y nerviosismo, detrás de Yoona se encontraba una chica que miraba preocupada el manojo de nervios que se había convertido la chica. Jessica suspiró, poniendo la mano en el hombro de Yoona, provocando un respingo en la menor.

—Deberías tomar un descanso, la has buscado en todos los lares y no has encontrado ni una pequeña pista. Sé que te duele, pero debes parar Yoona, esto te esta envenenando. —Intento convencerla la castaña, a lo que su interlocutora negó fervientemente.

—Estoy a poco de encontrar…sólo debo seguir buscando.

Jessica suspiro con hastió, cogiendo una manta y poniéndola sobre los hombros de la chica, sabía que era imposible convencerla por lo que se retiró. Yoona al darse cuenta de que se había ido esbozo una pequeña sonrisa, a la vez que abría una ventana en incognito que había mantenido oculta.

—Te he encontrado, Kim Taeyeon.

Murmuro, imprimiendo toda la información referida a la dueña del Disaster Queen. Se negaba a compartir este hecho con Jessica, no dejaría que nadie le detuviese.

Tomaría venganza, fuera eso lo último que hiciera.