Aquí, en la soledad de mi apartamento, escribo una canción. O tal vez es una historia. La luz de las velas hace el difícil trabajo de dejarme ver lo que sale fluidamente de mi mente hacia mis dedos. Suspiro. La luz de la ciudad se cuela por las ventanas del balcón. Allí afuera, el sonido de un saxofón me hace pensar en situaciones románticas. Y en ese momento pienso en ti. En los dulces y llenos labios que me gustaría volver a besar. En ese beso robado que te di tiempo atrás cuando me hablabas y te tomé por sorpresa. Fue tanta mi vergüenza que huí en cuanto tuve oportunidad. Ansioso esperé a que me llames e intentes pedirme una explicación. Nunca ocurrió. Tal vez creíste que se trataría de la travesura que un niño le juega a alguien mayor. Pero este no es el caso. Puede que me veas como un preciado hermano menor pero mis sentimientos hacia ti son auténticos, Yang SeungHo. Aunque me vea alto y maduro, tú siempre me has tratado como un niño que necesita protección. Cuidaste de mi cuando apenas debutaba y lo has hecho sin esperar nada a cambio. Yo disfrutaba cada sonrisa que me dedicabas, cada llamada que me hacías... Hasta que mi corazón empezó a latir con esos gestos. Y cada vez lo esperaba con más ansias. Memorizaba tu agenda, calculaba cada momento en el que estabas libre y miraba mi teléfono con la esperanza de que apareciera tu rostro. Aquel día en el que me llamaste y atendí al instante, aunque fuera un simple concurso, fui feliz de saber que estaba en tus pensamientos. No pude ocultarle a nadie que me gustabas ni expresar los detalles al respecto, sin embargo, todo se entendió como si hablara de un cariño de hermanos. Pero fui sincero. Me gustas, Yang SeungHo. Hoy, sin electricidad y con el teléfono descargado, te extraño más que nunca. Salgo al balcón y miro al cielo, pensando si estás haciendo lo mismo en este momento, si ambos estamos viendo la Luna y anhelando la compañía del otro ¿Me extrañarás? ¿Te acordarás de mí? ¿Intentaste comunicarte conmigo? Estoy solo en este enorme apartamento, todos mis compañeros han decidido quedarse en un hotel pero yo me negué. Necesitaba un momento de paz, sentarme en mi escritorio y dejar todo volcado en un papel. Quisiera verte, decirte todo lo que he guardado con cautela en mi corazón, pedirte que me correspondas o que al menos no me odies y sigas a mi lado. Aprieto los puños para evitar que las lágrimas se derramen. No quiero pensar en un mundo en el que no me dediques esa sonrisa que ilumina mis días, donde me evites. Tal vez por eso me callo, porque no quiero perder ese pequeño vínculo que tenemos. Me desplomo en el piso y miro al techo ¿Por qué nunca me pediste una explicación? Vuelve esa angustia que me provoca el saber que no puede haber nada entre nosotros. Siento que alguien entra en la casa. Ni me molesto en abrir los ojos.

- ¿Qué haces tirado en el piso? - me sorprendo al escuchar la voz que extrañaba. Abro mis ojos y no lo creo.

- Hyung, ¿qué haces aquí? - pregunto incorporándome.

- Te estuve llamando, Leo – me da un ligero golpe en la cabeza - ¿Por qué no fuiste al hotel con los demás? Es peligroso que estés solo aquí. Si no fuera porque Hakyeon está lejos, ya le hubiera dado un sermón sobre cómo ser un buen líder -.

- Yo quise quedarme – bajé la mirada. No quería que viera la pequeña sonrisa que me causó el saber que le preocupaba mi bienestar.

- Lo que quieres es descansar de tus compañeros, ¿o me equivoco? - rió y fue música para mis oídos.

- Más o menos – me refregué la cabeza fingiendo pena.

- No tienes remedio, Leo – me sonrió – Pero no puedo dejarte aquí solo. Trae algo de ropa, te voy a llevar al apartamento nuestro -.

- No quiero ser una molestia – dije por cortesía aunque me moría de ganas de estar rodeado de sus cosas.

- Mir se fue al campo a ayudar a su familia y ByungHee – suspiró –, mejor no quieres saber por dónde anda. Vamos, junta tus cosas -.

Sabía que el negarme era inútil así que fui a mi habitación y armé un pequeño bolso. Apagué las velas de mi escritorio y escondí las hojas en un cajón. Salí para encontrarlo esperándome.

- ¿Llevas todo lo necesario? -.

- Sí, hyung – asentí mientras lo seguía. Algún día le iba a agradecer a Hakyeon la idea de darle a hyung una copia de las llaves del apartamento.

- Dejé el auto estacionado a la vuelta, toma – me dio un gorro –. Te tapas un poco con esto. No he visto fans por la calle pero es mejor prevenir. Con todos los demás en el hotel y tú aquí, pueden pensar que VIXX no es un grupo unido – sonrió.

- Sí – agradecí que siempre fuera tan bueno con nosotros aunque a veces me daba un poco de envidia el tiempo que le dedicaba a N. Quería ser el único.

En el camino hacia el apartamento de MBLAQ miraba de reojo la mano que descansaba en la palanca de cambios. Mi mano quería estar ahí, acariciando la suya, mientras intercambiábamos una que otra mirada significativa. Deseaba con tanto fervor tener ese tipo de privilegios que no llegaba a escuchar lo que me decía hasta que me llamó la atención.

- Leo, ¿te sientes bien? -.

- Sí, hyung – contesté.

- ¿Te duele algo? ¿Quieres que paremos en una farmacia? -.

- No, estoy bien, sólo me distraje -.

- Me di cuenta – dijo con burla y seguimos unos minutos más hasta que llegamos al estacionamiento.

Miré cómo dejaba el auto perfectamente alineado y se desprendía el cinturón de seguridad. No quería dejar ese pequeño espacio hasta que vi que intentaba sacarme el cinturón de seguridad.

- Hyung! - dije sorprendido. Su cara estaba tan cerca de la mía.

- Pensé que no podías sacarte el cinturón y te quise ayudar, ¿por qué me miras así? -.

- SeungHo hyung – murmuré. Esos ojos que me miraban con atención me ponían nervioso – sobre la otra vez... - desvié la mirada.

- Dime – dijo suavemente.

- Fui sincero – junté coraje y con un hilo de voz –, te besé porque me gustas -.

- Leo... -.

- Puede que pienses que soy un niño que no sabe lo que está diciendo pero no es así, estoy enamorado de ti hyung, yo.... hace mucho que me siento así. Yo no planeaba volver a tocar el tema pero mi siento que mi corazón va a explotar si no soy sincero contig--- – unos labios que anhelaba se posaron sobre los míos haciéndome callar al instante.

- Leo – apoyó su frente contra la mía – sé que sientes algo por mí y no esperaba que me lo dijeras ahora. A unos pocos metros por encima de nuestras cabezas hay una respuesta para ti en forma de cena ¿Sabes? - sonrió – si hubieras esperado unos minutos más, habrías escuchado la confesión que estuve preparando hace tiempo, casi desde el momento en el que me besaste y huiste como si el mundo se acabara ¿Qué dices si subimos y escuchas lo que tengo para decirte? - me desabrochó el cinturón, salió del auto y me abrió la puerta. Le hubiera tomado la mano en ese momento, pero sabía que el lugar tenía cámaras. A unos metros encima de nuestras cabezas, en la oscuridad, podría demostrar libremente que todo lo que sentimos, es correspondido.

FIN

Espero les haya gustado :)