3.
Entre sueños y pesadillas
-No puedo creer que estés tan tranquilo con lo que está pasando. Wooyoung lo miró cómo si estuviera al lado de un extraterrestre.
Nichkhun solo sonrió al notar como en verdad el otro lo desconocía, ¿Tranquilo? ¿Qué clase de calma podría tener al saber que tenía que cuidar de un niño abandonado de la peor manera? No es que no pudiera escapar de eso tan fácilmente. Al menos no ahora que había encontrado un techo fijo y una razón para no ser extraditado. De todas formas, le hubiera gustado saber la razones por la cuales Camille guardó tantas sorpresas no escritas en el contrato; desafortunadamente nunca llegó al café.
-Es increíble como esa perra nos engañó de esa forma, si la encuentro…- No se había fijado que Wooyoung seguía diciendo cosas sin sentido. Desde la mañana se permitió fijarse un poco más en él: era un chico de tez blanca, ojos rasgados, oscuros y bastante atrayentes sobretodo al saber que eran el complemento perfecto para sus fino labios y que le daban cierto aire de ternura, algo totalmente opuesto al magnífico cuerpo que poseía, que lo último que generaba eran pensamientos inocentes; algo comprobado de primera mano al despertar. De las pocas veces en las cuales no dejaba votar veneno ante todos notó que el chico poseía una hermosa sonrisa. Si, él era bastante atractivo, y Nichkhun no hubiera dudado en saltarle encima a la primera oportunidad, si no fuera por todo el caos que los hizo presentarse como algo más que conocidos, él fuera una de las razones por las cuales su jaqueca causada por el alcohol no podía disiparse y porque ese chico era de esos personajes que Nichkhun más detestaba, y no era porque fuera egocéntrico, poseyera un vocabulario bastante limitado que al parecer solo consistía de malas palabras y un excesivo sarcasmo; era el hecho de que nada en él parecía único, simplemente un estereotipo más de esos niños de papi acaudalados que tanto lo rodeaban en el conservatorio: seres cuyo único propósito en esta vida era aprender a no aburrirse con su monótona vida.
No es que Nichkhun fuera diferente, pero desde que ese maldito estafador lo dejó en la calle y le quitó lo poco que había logrado traer de Tailandia, sus prioridades cambiaron al simple hecho de encontrar como sobrevivir en esa maldita ciudad.
-¿Por qué no te cayas y simplemente te vas a tu casa? Pensé que dijiste que apenas hablaras con ella ibas a desaparecer. Pues bueno, ella no dio señales de vida, así que no te mates la cabeza y solo continúa con tu vida.
Los negros ojos de Wooyoung intentaron asesinarlo desde su posición.
Nichkhun ignoró su mirada de odio y se fijó en la calle. No sabía qué estaban esperando allí, pero tenía que despedirse de Wooyoung, acabar con su dolor de cabeza, pensar en su nueva vida y saber si Alex iba a estar en ella.- ¿Qué? ¿Le diste dinero, le regalaste una isla, le vendiste tu alma?- el tailandés preguntó exasperado.
-No- Respondió Wooyoung algo incómodo al notar que el otro había dado en un buen punto.
-Entonces puedes encontrar otra forma de evadir tu matrimonio. De pronto lo de ser gay sea una buena idea, solo búscate alguien que no tenga niños de por medio.
Ambos se quedaron en silencio por varios minutos. Nichkhun intuyó que esa era la forma en la cual se iban a decir adiós, así que sin darle más importancia a ese infortunado encuentro, llamó al primer taxi que pasó por la avenida –Espero que todo vaya bien Wooyoung, si algo seguiremos siendo simples conocidos en las fiestas de Richard.
Wooyoung parecía algo confundido con su despedida pero simplemente recibió un extraño movimiento de cabeza de su parte. Nichkhun jamás supo que esos ojos negros lo siguieron con la mirada hasta que el taxi giró en una esquina.
Comments