1.
Entre sueños y pesadillas
Hay dos cosas en este mundo a las que Wooyoung siempre huyó: Los niños y despertar al lado de alguien. La primera porque ¿Quién en este mundo puede estar feliz de tener un maloliente enano a su lado gritando a las 7 de mañana?, la segunda, estar una mañana al lado de alguien ya significaba crear lazos y él simplemente no estaba para realizar conexiones con nadie, no era un maldito teléfono.
Pero nada de eso lo inquietaba. Wooyoung era una persona que se alejaba de todo lo que dañara su estilo de vida; niños, perros, gatos, llamadas después de salir de cualquier habitación. Su vida llevaba un perfecto orden y no tenía preocupaciones innecesarias, le bastaba con comenzar su día con un excelente desayuno, ir a su trabajo en el fantástico mercedes que se compró hace poco, saludar a sus colegas, revisar sus diseños para la nueva galería de arte y prepararse para ir a algún buen lugar para cenar, bailar y encontrar a alguien con quien acabar sus energías. Sí, su vida era perfecta.
-¡Despierta! ¡Despierta!¡Tengo hambre, quiero cereal!- Una aguda voz lo despertó y su primer impulso fue de alejar esa molestia. Wooyoung escuchó como un bulto caía de su cama pero eso no le interesó, al menos hasta que el llanto de un niño lo hizo despertarse por completo. Totalmente anonadado se sentó y miro con cautela hacia el piso -¿Qué mierd…?
-¿Qué hora son?- Un brazo se posó en su entrepierna. Pero no cualquier brazo, este era peludo, musculoso ¿Por qué había a su lado un brazo así? Su mirada de espantó siguió aquel extraño pedazo de carne hasta su dueño quien todavía tenía los ojos cerrados y trataba de palpar algo con su mano, al parecer lo que estaba sosteniendo no era lo que estaba esperando pues aquella persona tocó de nuevo la entrepierna de Wooyoung por unos instantes -¿Qué putas haces tú en mi cama? Sus ojos se encontraron con su extraño visitante y unos adormilados ojos marrones crecieron hasta un punto en que parecía inhumano. La mano que tanto inquietaba a Wooyoung se alejó tan rápido como si una corriente eléctrica la hubiera atravesado. Asustado el muchacho se alejó de él lo más que pudo hasta que también cayó de la cama.
-¿Qué carajos? ¿Wooyoung? ¿Cómo es que…? ¿Cuándo…? ¿No hicimos nada verdad?
Los llantos del niño hicieron que su mirada se dirigiera hacia la parte baja de la cama.
Wooyoung cerró los ojos tratando de encontrar si su cuerpo seguía puro y casto (al menos en la parte de atrás, por un hombre) pero los gritos infantiles no lo dejaban cumplir su tarea -¿¡Podrías callarte un minuto!? ¡Esto es importante! Aquellos horribles sonidos cesaron y Wooyoung no sintió ningún ardor, dolor o molestia en su parte baja.
-No, no hubo nada- Ambos hombres se miraron aliviados y luego buscaron en las sabanas manchas extrañas y para su felicidad todo rincón seguía blanco –Entonces Nichkhun ¿Qué haces en mi cama?
Nichkhun se levantó y se sentó a su lado –Pues ayer estaba celebrando el hecho de que tengo casa y solo me acuerdo de que le repetí al taxista unas 20 veces la dirección.
Wooyoung se recostó contra la cabecera -¿Y no se te ocurrió pensar que había alguien más aquí?
-Ni siquiera te diste cuenta cuando llegué.
-Ni siquiera sé cuando llegué.
Los dos se miraron algo incomodos por la situación, cada uno manteniendo su distancia – ¿y qué haces aquí de todas formas?- Preguntó Wooyoung tratando de cubrir su cuerpo con la sabana.
-Ya te dije que esta es mi casa- Nichkhun respondió mientras le daba una mirada de desconfianza.
-¿¡Perdón!? Camille me dijo que este es mi nuevo hogar- Wooyoung se levantó perdiendo la poca calma que había recobrado.
-Camille me dijo lo mismo, incluso tengo ese estúpido contrato ¿Y por qué mierdas duermes desnudo?- Nichkhun se fue más hacia la esquina de la cama.
Wooyoung ignoró el comentario y comenzó a buscar el maldito papel que había guardado en sus pantalones. Recordaba que lo había puesto en su ropa por miedo a perderlo. Era su llave a la libertad, algo igual de importante a su vida -No actúes como si nunca hubieras visto a un hombre desnudo, sobretodo si ya lo tocaste- la mirada de asco que obtuvo de Nichkhun fue digna para tomarle una foto -¿Dónde dejé esa cosa?
-Honestamente esta es la peor imagen que he tenido en las mañanas y cuenta a Taecyeon con una pijama rosa- Nichkhun se recostó en la cama -¿y tú qué haces?
-Busco el maldito contrato que resulta también hice con Camille.
-Tu no imbécil, el niño- Wooyoung miró a Nichkhun que señalaba al literalmente mocoso que estaba recostado a los pies de la cama con un celular.
La pequeña bestia los vio con ira sosteniendo el aparato –Quiero a mi mamá.
Por fin ese enano tenía buenas ideas –Me parece genial. Nichkhun ¿Cómo puedes traer a un niño a este lugar? No sabía que te gustaran las maduritas- Wooyoung tiro al suelo el pantalón -Vacío ¿Dónde estaba ese papel?
-¡No, no, no, no!- Nichkhun comenzó a gritar y se levantó de la cama.
-Tranquilo, tu secreto está guardado. Pero deberías ir a ver a su mamá, debe sentirse sola sin el mocoso ¿Hiciste que se quedarán en otra habitación y viniste conmigo? Sí que tenías ganas.
-¡Imbécil! ¡Ese es el hijo de Camille, el que aparecía en las letras pequeñas del contrato!
Wooyoung metió su mano en un bolsillo de su camisa y encontró el papel que tanto estaba buscando -¡Aquí está! ¿Qué? ¿Qué hijo? ¿Qué letras?- Imágenes de su encuentro con Camille aparecieron en su mente y una sola frase “Si ese niño me llama, olvídate de todo Jang Wooyoung”
Maldita sea ¡Estaba hablando de un niño de verdad! - ¡No lo dejes marcar Nichkhun, detenlo!
Nunca nadie supo cómo el pequeño sobrevivió al ataque de las dos bestias.
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