i still have two stationts yet

Pasajero

Yongguk no se siente tan mal porque su novia le haya dicho que era tiempo de terminar lo-de-ellos, lo que realmente le hace andar en el metro con el ceño fruncido es que se llevara el auto. El chico se hace la nota mental de nunca más comprar un auto compartido, o al menos ponerlo a su nombre o acabar con la relación antes, para llevárselo él, lo que sea. Lo que sea, se repite a sí mismo porque de hecho, ese será su plan para próximos acontecimientos. Tiene tiempo suficiente para fantasear sobre el futuro; es la hora punta y los vagones vienen llenos, hay al menos tres columnas de personas esperando antes que él y ya ha dejado pasar al menos 7 vagones. Mira a las personas pelear por subir y no entiende como la humanidad puede ser tan buenas piezas de tetris, señoras entran con carros de compras, estudiantes con mochilas tres veces su ancho y hombres con su simple barriga en un espacio que no supera los 2x2 mts2, es chistoso si uno quiere ver el vaso medio lleno. Yongguk cree que hoy es el día de mirar el vaso medio lleno, sí, es el día de sonreír, así que borra de su frente el ceño fruncido y, aunque no sonríe  (porque eso sería demasiado extraño), intenta poner cara de hoy-no-han-terminado-conmigo-por-otro-patán.

 Para cuando el expreso número 10 arriba, la aglomeración se ha ido a sus hogares y los vagones vienen hasta con asientos libres. Yongguk mueve el cuello, algo cansado de esperar y cuando las puertas se abren no tiene que pelear con nadie, es el único que sube al penúltimo vagón e incluso puede elegir dónde poner su cansada humanidad, así que se sienta justo en frente de otro tipo que tiene un libro abierto, pero los ojos en la ventana. Se sienta cerca de él porque le da curiosidad que alguien mire por la ventana a esa hora con cara de interés, no puede evitar preguntase que estará imaginando el extraño, porque claramente el paisaje gris con anuncios de neón y paredes de concreto que se dibuja allá afuera no tiene nada de cautivante, pero ¿quién es él para juzgar?

 Las puertas se cierran y el pitido saca de su mundo de ensueños al chico que va en frente de él; ahora Yongguk puede notar que tiene los ojos oscuros, tanto que sus pupilas se pierden, tiene una nariz pequeñita y labios finos, dientes como peleando por estar allí y piel clara, el cabello negro cayéndole sobre la frente, un poco largo de atrás según Yongguk. ¿Es muy extraño sentarse frente a alguien y mirarlo fijamente hasta que este alguien te devuelve la mirada?, ¿es muy extraño interesarse por un cuerpo sin contenido? El chico le responde la mirada tal como lo hacía por la ventana, como si hubiese mucho que admirar, con los ojos como atravesando el primer plano y Yongguk se pregunta si le estará viendo a él u a otra cosa, estará viendo a través de él o simplemente extendiendo un pensamiento más allá de su presencia.

 Cuando la siguiente estación llega, el extraño deja de mirarlo, en un segundo mueve sus ojos hacia la página abierta que reposa en su muslo y comienza a leer, Yongguk cree que si las palabras se pudiesen devorar con los ojos, este desconocido lo estaría haciendo a la perfección. Es fácil asumir que le gusta leer, por la forma en que acaricia una de las esquinas de la página antes de darle la vuelta, Así, a primera vista, Yongguk se comienza a hacer una idea de este desconocido, se regaña mentalmente por un instante, porque él no es del tipo que va por la vida haciendo prejuicios, buenos o malos, pero es inevitable dibujar al extraño por dentro cuando su exterior hace tan buen lienzo en blanco. Así que tres estaciones más allá Yongguk cree que al desconocido le gusta el sol, que le gustan muchas otras cosas que a otros no y que por eso debe sentirse solo a ciertas horas de la noche o entre un grupo de personas que habla de la última novela cuando él quiere hablar de un nuevo artículo de arte de la universidad de Berlín. Yongguk asume que, para ser alguien tan especial, el chico debe ser bastante quisquilloso con sus pretendientes, debe tener varios y no se atreve a afirmar que sean todas mujeres, no cree que le importe tampoco, él es probablemente de esos que se enamora de la persona y no de su es. El desconocido debe vivir con alguien, tal vez sean sus padres o algún compañero, Yongguk se inclina más por la segunda opción porque el cinturón que lleva no parece de su estilo, así que tal vez lo tomó esta mañana mientras estaba apurado. Yongguk le mira por un poco más de tiempo y no puede decidir si le dota de veintidós o veintiséis años, así que prefiere simplemente imaginarle una sonrisita que se le hace familiar, como si Yongguk ya le hubiese visto con esa mueca contenta sin importar que ahora solo esté mordiéndose el interior de la mejilla y apretando la frente, Yongguk cree que el chico le recuerda a una sonrisa sin rostro de cuando era más pequeño, le recuerda muchas cosas ahora que se abandona a su imaginación, le recuerda subirse al metro y ver a una mujer llorando, le recuerda la sensación de querer decirle que todo estaría bien y la cobardía de haberse bajado en silencio.

 Yongguk suspira y escucha como las puertas se cierran incluso cuando no recuerda haber notado que se abriesen, el desconocido sigue cambiando de páginas de vez en cuando y no es hasta que Yongguk mira hacia afuera en un intento de no intoxicarse con la esencia de este extraño que se da cuenta: le quedan dos estaciones más, contando la que ya dejaron atrás y la velocidad es demasiada. Yongguk tiene las súbitas ganas de quedarse allí, sentado en el asiento para preguntarle al extraño; “¿qué haces?”, quiere escuchar su voz, porque lo ha dibujado en su mente de forma tan meticulosa que le falta una voz que pueda decir su nombre. Tal vez si le dice que le gustaría despertar a su lado para verlo sin la cara lavada y el cabello peinado el extraño le responda algo, puede que le sonría o que le tire el libro en la cara, pero Yongguk quiere intentar. Quiere intentarlo por la forma en que los ojos del chico se mueven de un lado para el otro entre letras Arial número 12, lo quiere intentar porque las ganas de que unos ojos así le quieran leer de la misma forma le pican desde los huesos hacia afuera.

 Está formulando la idea cuando el sonido de muchas pisadas entrando en el vagón le hacen recordar que aún quedan las sobras de la hora punta. Está por hablar cuando se da cuenta que esta es su estación y sus piernas son más mecánicas que sus labios. Siente la vibración de las palabras en su garganta, pero ya está pasando al andén, todavía con la idea fresca en la mente, con el “hoy luces bien, y yo no te he visto antes, pero creo que hoy luces mejor que nunca, por cierto, hola”. Pero es solo una idea, un fragmento de otra realidad inventada y de universos paralelos no se hacen conocidos, así que al único consuelo que puede acceder Yongguk es a voltear antes que el vagón se comience a mover para ver al chico por la pequeña ventana del metro, sin embargo una señora se sienta en frente; donde él estaba sentado hace unos segundos, y le bloquea la vista.

 Yongguk se voltea y olvida al extraño cuando este levanta la vista del libro para intentar verlo a través de la ventana.

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Comments

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mara17
#1
Chapter 1: D: dime que despues se encuentran o algo ;-;