― Umm…― Sunny perdida en el perfil de la pequeña logra sonreír sutilmente y vuelve a frenarse mirando la libreta, dándole espacio suficiente para que la chica se centre en sus recuerdos.

Ha estado soltando todo lo que le ha pasado, de forma tan detallada que incluso le ha comentado a qué hora exacta con minutos, color de ropa que ha usado y que la idea de su nuevo color fue debido a un accidente con sus pinturas.

― …Básicamente eso ― dice recogiendo los hombros mira a la doctora Lee y luego  hacia otro lado como si algo le molestara, pero es su repentina insolencia que sabe la mayor que ni ella misma se puede controlar.

Cuando Sunny intenta sonreír y frenarse casi al tiempo, la rubia en una especie de voltereta queda sentada en el sofá  y abre sus brazos, mira a un lado y observa su pequeño bolso.

Echa un vistazo a la chica que la observa con algo de misterio expresado en su frente arrugada.

― Traje un regalo para ti, pero no sé…― se pone de pie, da vuelta en su propio eje y como si nada, sale corriendo hacia la salida.

― TaeYeon… ― Le advierte la especialista, que voltea sus ojos y toma aire inflando bastante su pecho y lo deja salir lentamente, hasta que la puerta se abre por segunda vez, hace su famoso crujido, el que a diario dice que arreglará, pero que jamás lo hace. TaeYeon da uno de esos portazos de chica malcriada y camina a paso rápido con un rollo grande que abraza como si estuviera sobreprotegiéndolo.

Sun se pone de pie y dobla su cabeza hacia un lado. TaeYeon con el rostro pávido toma el retazo de tela gruesa y lo estira hasta que Sunny pueda incluso respirarlo.

Lo toma con cuidado y se sienta de una forma tan lenta que pareciera su trasero no llegaría jamás al sillón. Mira atenta a su paciente como esperando el permiso para poder abrirlo y la chica imita una especie de sonrisa que no llega a serlo, pero sus mejillas coloradas es un reflejo de que está aguardando algo más.

Sunny empieza a desenvolver, queriendo atrapar cada detalle que en principio no se entendía muy bien, solo tragaba cada color y entre más desenrollaba, la figura era ya segura en sus ojos sin haberla terminado de ver por completo.

Una sonrisa a medio lado, llena de picardía, orgullo y amor que atraen tanto a TaeYeon que parece no pestañar, retratando la imagen de la chica por la que tanto siente, una pintura más en su mente, que tal vez a futuro plasme en una de sus tantas obras.

Sonríe al igual que la Psicóloga, que levanta los ojos, arruga su mentón y parece que empiezan sus orbes a cristalizarse.

― Es demasiado hermoso ― comenta con la alegría chispeante por cada poro.

― Es porque eres tú ― responde sin tapujos, aun sin pestañar, mirándola a los ojos, llevando cada dato de su alma y su corazón a través de esa mirada sofocante que en vez de asfixiar, logran que la más baja suelte un suspiro de esos que parecen que liberan más de lo que debería, y que sueltan cargas que pareciera que jamás estaba llevando.

TaeYeon siente por un momento sus manos unidas y sudadas, peleando internamente con ella misma, por hacer algo más.

Mira atenta como Sunny pasa sus dedos por cada detalle con máxima concentración, tanta que no se da cuenta cuando la ahora rubia, se pone de pie y da un paso hasta ella, se arrodilla y le quita el telar de las manos, lo pone en la alfombra al lado suyo y la mira.

― Eres todo lo que puedo dibujar, porque eres todo lo que me inspira, eres lo único que me impulsa. ― La mira a los ojos, dejando drenar por ellos la fantasía envuelta en aquel amor verdadero retenido en su pecho, pero que destila por todas partes.

― Nunca quise hacer ni ser más nada, todo lo que soy y quiero ser está en cada pieza que hago, y una a una solo te representa a ti ― con sus manos temblorosas toma ambas manos de Sunny entre las suyas, las mira y vuelve a los ojos de la profesional que parece estar en shock por cada cosa que pasa incluso el ver a la menor hablando de forma tan fluida.

TaeYeon por su parte, espera algún tipo de reacción diferente desde ese punto por parte de la chica a la que le está derramando sus sentimientos. Pero al ver que no llega, solo decide continuar.

― Has dicho que es bueno decir lo que siento, como me siento y tener tacto. Lo he aplicado ― Se excusa poniendo cara de niña regañada y sintiendo como cada cosa dicha se desliza a gran velocidad y cae por un acantilado, sabiendo el golpe contra las piedras va a ser mucho más doloroso al bajar por completo.

Sunny aún sin saber que decir y en medio de una tormenta de sentimientos contradictorio que la llevan de un lado a otro sin siquiera darse cuenta y poderse asentar por completo en uno, la mira y nota como por medio de los ojos la chica parece estar siendo absorbida directamente al ombligo del huracán, pero contrario a ella no da vueltas en medio de varios que la patean y la confunden, TaeYeon se está simplemente dejando caer a lo profundo de la pérdida y el dolor.

Pero ella no solo lo que siente y lo que no debería es lo que la está llevando de un lado a otro, es su ética, es su labor, su trabajo, su título, su posible honor, el renombre, y demás.

Solo se pregunta en ese momento si todo aquello vale más que todo lo positivo que siente por la chica que parece desconocer y está frente a ella esperando cualquier tipo de respuesta.

El timbre suena, avisando que la sesión se ha terminado.

TaeYeon deja ir el contacto y se levanta, con un rostro sereno, pero con los ojos llenos de lágrimas, las cuales seguro no dejará escapar, porque para ser ella, siempre debe sostener un poco de la dureza que generalmente deja ver como carta de presentación.

― TaeYeon… ―

Sunny se pone de píe queriendo con solo tres palabras anunciar cualquier cosa buena y que las cosas siguieran su marcha en forma positiva. Pero todo lo que se le viene a la cabeza por el momento y pensando nada más que en su carrera, sabe desde ya que traza un muro tan grade que la chica posiblemente se aleje y trate simplemente de olvidar todo.

No puede pensar que saldrá algo positivo de cualquier cosa que pueda decir.

Corre hacia la alarma que había dejado sobre su escritorio y la detiene, cerrando los ojos y tomando aire profundamente, se voltea y como de costumbre encuentra a Tae observando atentamente sus curvas, como si jamás se aburriera del mismo juego.

― Sé a lo que te refieres con todo lo que me estás diciendo, lo tengo claro… ―

La menor observa atenta, tratando de respirar con calma y haciendo como si nada de lo que sea que pase le doliera, pero sus ojos rojos, la forma en que se mueve su nariz y la manera tan dura y sonora de tragar, indican otra cosa.

Sunny camina de forma lenta, aun teniendo cierto temor por cualquier cosa, retención, palabras fuertes o movimientos bruscos a los que pueda apelar la chica rubia en busca de no ser más lastimada.

Pero al verse en frente de ella, y permitiéndose absolutamente todo, le toma las manos entre las suyas, las observa por un momento y nuevamente se pierde en pensamientos frágiles. Pensamientos que no tiene nada que ver con el que dirán, con sus padre o con sus cartones que adornan la pared.

Más bien son aquellos que como esas manos la toman entre las suyas y se llenan de calor mutuo representando algo parecido a una simple unidad.

Al saber que debe decir cualquier cosa, sube sus ojos para encontrar el rostro de TaeYeon gacho pero con una sonrisa que en vez de victoriosa parece ser de alguien que ha aceptado su derrota.

― No quiero dañarte… ―

Sunny dice y cierra los ojos tomando aire sabiendo que es ella quien parece quebrarse y no debería.

― Yo he sido quien ha tomado la decisión de dejar salir todo, tú no me has dañado, es todo mi problema ―

Y aunque sabe Sunny que la chica ha elegido sus palabras, la última parte parece haberla golpeado con fuerza.

 ― Solo quería que lo supieras ―

La profesional la mira, empezando a buscar alguna especie de mentira en la chica, algo que se esté guardando solo para fingir que nada pasa. Pero parece más bien un espejo, viéndose a ella misma, porque es ella quien se miente y se guarda todo.

― Tae, yo no quiero que las cosas vayan a peor, pero… ―

― No pasa nada, ya te lo dije, solo lo quise decir… ―

― YO TAMBIÉN…―

 Evita que pueda seguir algo antes de que el impulso que lleva dentro se le vaya

― Yo también siento cosas por ti… ―

Baja la mirada hacia sus zapatos un tanto interrumpida por los brazos, que conectan hacia sus manos aun unidas.

― Pero debes entender mi entorno, lo que soy, a lo que me dedico… ―

La sonrisa más grande que jamás había visto la encuentra al volver la vista hacía el frente.

― Solo dame tiempo ―

Dice con la frente arrugada llena de nerviosismo y miedos, pero con una sonrisa llena de esperanza y amor.

La menor asiente y da medio paso, quedando tan cerca que podía robarse de forma fácil el aliento de la mayor, que se pone nerviosa y es ella quien traga fuerte ahora.

― No te voy a pedir permiso para esto ―

Comenta TaeYeon antes de acercarse a los labios de la chica que tanto esmero pone al dibujar, comparando con sus labios el tacto que tienen realmente, con el que generalmente les da vida en sus pinturas rusticas por el material y el tipo de tela que usa.

Ni punto de comparación. Pero ahora que la tiene tan cerca y puede obtener todo de ellos, seguro le costará menos esfuerzo perfeccionar esa zona en específico.

Sunny notando el beso tan simple e inocente, impregna un poco de su eficiente conocimiento y sube sus manos hasta la nuca de la menor, pegándola mucho más hacia ella con un tanto de fuerza que consigue hacer que la rubia abra sus ojos sorprendida. Sonríe en medio del contacto que no se debe perder y vuelve a cerrar los ojos concentrándose en lo que es importante, en aprender cómo y que le gusta y por supuesto disfrutar de ese encuentro que parecía demasiado distante e imposible. Ahora puede describirlo como: simplemente perfecto.

Al desprenderse de aquellos labios que parecían inexpertos al inicio del beso, Sunny nota que sus manos habían hecho un gran recorrido, ya  que estaban aparcadas en las mejillas de la menor.

Se miran intensamente como si las siguientes palabras que siguen la una por la otra es una disculpa, pero de la nada Tae sonríe y la mayor le copia el gesto, agachando la cabeza un poco y dejando ir la piel de quien ahora parece ser algo más que su paciente.

― ¿Te veo la próxima sesión? ―

TaeYeon asiente y la mira sin moverse

― Ya me voy ―

Avisa sin inerte, esperando algo más

― Me llamas cualquier cosa que necesites ―

Informa la  mayor yendo hasta su escritorio para marcarle a su secretaria para avisar que pronto puede enviar al próximo.

TaeYeon camina lentamente y luego rápido, redondea la mesa se inclina, alcanza las mejillas de la mayor y vuelve el contacto brusco y rápido. Corre hasta el sofá donde dejó su pequeño bolso voltea sonriendo con picardía, abre rápidamente la puerta y el sonido fuerte informa lo de siempre.

La doctora Lee vuelve a la realidad con el ruido  y limpia la humedad que ha dejado la chica en su mentón y luego sonríe aun con la bocina en la mano sin haber presionado ninguna tecla. Niega sonriendo y por fin lo hace.

***

― Kim TaeYeon ―

Llama el alta voz, y como quien en nada se ha convertido en una persona nueva, se levanta de su silla con suma tranquilidad y camina hasta la puerta, toma el pomo con cuidado, aguantando un poco su sonrisa, siente un montón de miradas sobre ella, voltea para mirar a su padre que parece sospechar de todo pero sin saber nada al final. Entra y haciendo todo como no le pertenece la puerta se cierra con un clic casi insonoro.

Sunny se pone de pie.

Mira a TaeYeon.

Toma su libreta.

Mira a TaeYeon

Mira su celular.

Mira a TaeYeon

Pone en su reloj 45 minutos

Mira a TaeYeon, que está justo a una cuarta de ella.

Sonríe con timidez y Sunny solo la mira de pies a cabeza preguntándose: “¿Cómo es que cada vez se ve más bella?”

TaeYeon suelta los rollos que trae en sus manos, las coloca en la cintura de la mayor, la mira a los ojos esta vez pidiendo permiso a lo que Sunny sonríe. Un sí más que claro, el beso es inminente y solo se deja llevar, de una manera en la que sofoca y ahoga pero que si esto significa la muerte allí es entonces donde tiene que estar.

Se toman el tiempo que consideran necesario después de 3 largos días en los que las llamadas nocturnas y los mensajes de textos llenaban sus corazones de júbilo con cada punto, coma y respuestas monosílabas. Todo importaba cada detalle cada espacio de tiempo, cada emoticón. Todo, todo valía la pena si el pago era justo este momento.

El tacto de sus manos, la respiración fuerte sus labios chocando una y otra vez y el aroma de ambas que parecen distantes, pero que unidos tal y como ellas, forman una sola fragancia que convierte cualquier espacio en el lugar ideal.

Hola!

¿Ha pasado un buen tiempo verdad? Pido disculpas infinitas por haberme demorado tanto, pero he estado ocupada. Espero que aún así retomen el hilo a la historia.

Espero que estén bien, se cuidan.

Abrazos (: