Han pasado algunos meses desde que perdí a Yuri, todas han seguido adelante, TaeYeon y Fany esperan gemelas las pequeñas Irene y Amber, Seo y Yoona están encantas con la pequeña Sulli que tiene dos meses de que nació, a Fany y a mi sólo nos falta dos meses para que nazcan nuestros bebes, sólo deseo que Yuri pudiera estar conmigo en ese momento y ver a su hija nacer.

Todas han estado al pendiente de mi aunque me dicen que no haga mucho esfuerzo por la bebé pero no puedo quedarme en casa sabiendo que Yuri se encuentra sola en el hospital, desde esa batalla que tuvieron con Siwon no he podido dormir, todas las noches sueño con lo mismo.

FLASHBACK

-Jess…- Pude notar como la respiración de Yuri se iba haciendo cada vez más débil e iba cerrando sus ojos.

-¡¡¡NO YURI!!! ¡¡NO PUEDES MORIRTE!! Te necesitamos – Decía con una débil voz.

-Jessica, hazte un lado-

-Tae… yo…-

-La llevaré al hospital, sólo esta inconsciente de la mucha sangre que ha perdido-

Ella tomo a Yuri en sus brazos y la llevo al hospital más cercano que encontró, no sé a qué velocidad corrió y no sé si le importo si la veían o no, me siento inútil, no puedo hacer nada.

Ring Ring Ring Escuche el sonar de mi celular.

-Aló-

-Jessica, estoy en el hospital general de Seúl-

-Voy de inmediato- Le colgué a TaeYeon.

Al llegar pude ver que las chicas ya se encontraban ahí, cada una se iba acercando a mi a darme palabra de consuelo, y por el bien de mi bebé.

-Familiares de la Srt. Kwon Yuri- Dijo una doctora me pare de inmediato.

-Soy su esposa-

-Yo su hermana, ¿Ella se encuentra bien?- Pregunto Yoona, yo sólo observaba al doctor.

-Soy la doctora Choi SooYoung, Verán la señorita a perdido mucha sangre, la cual ya logramos estabilizarla con la transfusión de sangre pero en unos exámenes que le realizamos en su cabeza ella sufrió un golpe muy fuerte… es posible que ella despierte en unos días,  meses o años por el momento eso es todo lo que puedo hacer, pero en ese lapso ella se quedará en el hospital-

-Doctor… ¿Corre el riesgo de no despertar? Sea sincera. –Le pregunte con una voz casi audible.

-Sí, señorita. Lo lamento mucho, con su permiso me retiro.-

Mis piernas flaquearon y no me di