Bajo los árboles de cerezo

"Bajo los árboles de cerezo"

— Y aquí están, tus árboles de cerezo —exclamó el muchacho mientras se acomodaba la bufanda para cubrir cuello y parte de su rostro. La nieve en esta época podía ser un poco intensa.

—Sí, ahí están. El problema es que quería verlos florear, en primavera —replicó su acompañante  mirando aquellos árboles cubiertos de nieve, escuchó la risa socarrona del otro y le dio un golpe en el hombro.

—Oye.

Se trababa de Bang Yong Guk y su mejor amigo Kim Him Chan, no había sido un viaje planeado pero cuando ambos se toparon en el aeropuerto de Gimpo para ir a Japón no pudieron evitar alegrarse (aunque no lo demostraron), aunque claro el mayor de ambos no iba sólo. Un par de amigos iban con él, lo que entristeció al menor.

— Te diviertes —dijo cuando cruzó la puerta para adentrarse al interior del avión. Yong Guk suspiró y pudo notar la tristeza en el rostro ajeno. Him Chan no le había hablado desde hace tiempo, no respondía sus mensajes, correos electrónicos y mucho menos llamadas. Luego de su regreso a Corea y la escena que había armado en la casa del menor, su relación se había terminado. Provocando que el menor se alejara también de las Babyz, leía la desesperación de las fans al no saber nada de Him Chan y él se sentía de igual forma.

Una de las amigas de Yong Guk se fue a sentar al lado del segundo mayor de B.A.P y a Yong Guk le dio una idea, mandó un mensaje a su amiga para pedirle cambiar de lugar. Ella desde que se había sentado con él notó la belleza del muchacho y aunque no le hiciera caso ahora quizá en el viaje podía fingir dormirse sobre él. No todos los días te encuentras a un chico guapo, le negó el favor a Yong Guk alegando que estaba cómoda.

“No te hará caso”, escribió Yong Guk en un primer mensaje, “Es gay”, fue lo que decía el segundo, su amiga le miró con enfado, estaba a tres asientos de ellos, en la parte media.

— ¿Conoces a Bbang? —preguntó el menor y ella asintió—. ¿Puedo saber si ha hablado sobre un chico últimamente?

— No qué yo sepa. Tiene mucho que no lo veía pero no, aunque… —la chica llevó su mano a su barbilla intentando recordar algo—. Ha hablado desde la mañana sobre su amigo Crucial Star, con él que viajo a Praga.

—Oh —fue todo lo que dijo Him Chan para volverse a acomodar los audífonos, la chica quedó con dudas pero Him Chan parecía no estar dispuesto a aclarárselas.

 

Cuando Him Chan viajó a New York se lo había dicho a su pareja, pero a este no le había agradado la noticia, el menor pidió que le acompañara pero se escudó diciendo que tenía mucho trabajo y más con lo que se vendría, no podría salir. Y aunque en ese momento al mayor no le hubiera caído nada bien la noticia, durante su estancia en la ciudad estadounidense, habían estado comunicándose todo el tiempo.

— Him Chan, apaga ya ese celular —había dicho en una ocasión uno de sus amigos.

— Him Chan, ¿cómo es que no te quedas sin batería? —le dijo una de sus amigas.

Y ante ambas quejas o regaños, él solo pudo sonreír y decir que era muy importante que respondiera, pero eso no era todo, lo peor era que se dormía hasta tarde o despertaba muy temprano para coincidir con el mayor debido a la diferencia de horario.

Todo estaba bien.

Hasta cuando volvió a Corea, Yong Guk le esperaba en casa de sus padres, le hicieron una pequeña fiesta de bienvenida, sus compañeros de grupo estaban ahí, los amigos que tenía en Corea y fue ahí donde la tormenta se desató.

— Me voy a Praga esta noche —había dicho Yong Guk cuando el recién llegado le había invitado a quedarse en casa a ver una película.

— No me habías dicho.

— Supongo que lo olvidé —dijo el mayor restándole importancia. Aunque para Him Chan no era así, sabía que uno de los amigos de Yong Guk haría una gira por allá, uno con quién precisamente su novio pasaba demasiado tiempo en los últimos meses. Música, había sido siempre la respuesta ajena.

— Imagino que no estoy invitado —dijo con expresión seria, Yong Guk se lamentó pero pensó que era justo cuando él se había ido a New York.

— Imagina que es como tu viaje.

— Al cual te invité.

Nadie de los presentes dijo nada, los que aún quedaban se despidieron repentinamente, la familia Kim que aunque no les gustaba nada la situación sólo se retiraron a sus habitaciones. No aprobaron esa relación en el inicio, y aunque intentaron separarles, Yong Guk supo ganárselos pero era mejor no interferir, son cosas de dos decía siempre el señor Kim.

 

Luego del silencio vino la discusión, los reclamos de Him Chan y los reproches de Yong Guk, diciéndose cosas horribles como, “espero que luego de esto ya no tenga que soportarte”, había dicho Him Chan referente a la demanda a su empresa, y fue respondido con un “me da gusto, pondré componer a mi antojo sin molestias como tú”, ambos estaban enojados y aunque la madre de Him Chan rogó a su esposo para que saliera de mediador en la discusión este se negó. Conocía bien a su hijo y salir en ese momento emporaría las cosas.

— ¡Vete a Praga y no vuelvas a buscarme! —había gritado Him Chan antes de subir a su cuarto, Yong Guk no buscó detenerlo ni tampoco se fue por obedecerlo, la cabeza le dolía por la batalla campal que ambos había armado en ese momento.

 

 

— Dijiste que sólo querías ver árboles de cerezo.

— Florecer, dije que quería verlos florecer —insistió Him Chan.

 

 

Yong Guk guardó silencio, miraba de reojo a su ex pareja, no iba a negar que le extrañaba, más bien, lo necesitaba. Para reír, para construir su música, Him Chan era en realidad la musa de sus poesías, y aunque no fueran canciones de amor, era él quién le causaba siempre inspiración, Him Chan era su vida y quizá le creerían ególatra pero, él también era el universo para Him Chan, porque aunque no dijera nada, el simple hecho de estar juntos desde la mañana en ese paseo respondía a las dudas que pudieran haber surgido sobre el amor del menor.

Se preguntó si estaba loco por lo que iba a hacer pero poco le importó, se acercó al menor y depositó un tierno beso en su mejilla.

—Así estás tú… —señaló los árboles a su alrededor—. Pero si me permites volver, quiero ser la primavera que haga tu corazón florecer.

Him Chan estaba acostumbrado a lo poco expresivo que podía ser el mayor. En aquel tiempo en que habían estado separados, sentía que el mundo entero se venía abajo, su mundo que había creado junto a Yong Guk. Aquel roce y luego las palabras más románticas conjuradas bajo los árboles de cerezo de aquel parque le hizo sonreír como tonto y un calor invadió su rostro, bajo la mirada un poco avergonzado queriendo ocultar aquel sonrojo de su rostro.

Yong Guk no pasó desapercibida aquella sonrisa que se formaba aun estando oculta bajo la gruesa bufanda, el brillo en sus ojos era inigualable. Se quitó los guantes que protegían sus manos del frío y se atrevió a tocar ese rostro con sus heladas manos, bajó la bufanda y giró el rostro del menor hacía él.

—Amo ver esa sonrisa —acortó la distancia que aún existía entre ellos y unió sus labios en un suave roce. Ambas miradas plagadas de amor se mantenían fijas en la contraria—. ¿Me quieres?

—No —dijo Him Chan con seriedad, el rostro ajeno se ensombreció y una sonrisa ladina apareció en el del menor—. Te amo.

 

Yong Guk sonrió y sin ni siquiera preguntarse, se fundieron en un beso lleno de amor recordando lo mucho que se amaban bajo aquellos árboles de cerezo, que para disgusto de Him Chan no estuvieran floreando, tenían el mismo efecto romántico sobre ellos.

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