SPECIAL SHOT. ROCKET DIVE

ESA ES LA IDEA

Chanyeol era un tipo extraño.

Eso era lo que Baekhyun pensaba mientras observaba de reojo el pequeño círculo de alumnos de actuación, donde un gigante orejón se encontraba haciendo el tonto como era su costumbre. No llegaba entender como alguien así podía tener tantas amistades que le miraban con entusiasmo y alegría… de verdad, no podía ser que alguien pudiera tener tanta suerte en su vida.

Él era diferente, había tenido la maldición de haber nacido con una estrella rota, porque en ningún momento parecía alumbrarle el camino. Se sabía un chico inteligente y tal vez no con talento, pero sí con mucha determinación para el trabajo duro; consideraba uno de sus más grandes logros entrar a la Universidad y gracias a su beca, había podido convencer a sus padres de dejarlo seguir su sueño de vivir de su voz. Porque la fuerza física que no existía en su menudo cuerpo, se había concentrado en sus cuerdas vocales, regalándole la capacidad de generar dulces melodías o potentes notas desgarradoras.

Pero el chico de expresión suave jamás se sintió con el derecho de alardear por su natural talento, por el contrario, seguía considerándose un perdedor en la misma élite. Había estado con sus bronquios y pulmones enfermos, por consiguiente su garganta no mejoraba y con los exámenes finales en puerta, simplemente maldecía su mala suerte. No podía reprobar, sus altas notas le pagaban su pequeño departamento y que sus padres no se metieran mucho en las decisiones de su vida.

Para rematar todo el cuadro y sintiéndose como una adolescente, sufría porque Jongdae seguía siendo heteroual. Cada vez que los ojos de su amor platónico se perdían en las faldas o piernas bonitas de alguna mujer, a él se le iban las ganas de vivir, como un idiota enamorado.

Un grito grave lo sacó de sus lagunas mentales y redirigió su mirada hacía el anterior objeto de su atención, el cual estaba, al parecer, practicando algún fragmento de obra junto con otra chica. Decían que Chanyeol era como el sol, iluminando todo a su paso y revitalizando a las personas como si fueran plantas en pleno proceso de fotosíntesis; pero para Baekhyun, el gigantón era algo así como un cohete: demasiado rápido, escandaloso y grande. Surcando los cielos dejando detrás una estela de luz y humo blanco, para que todos supieran que por ahí había pasado esa molestia.

Vio como el alto se levantó rápido del suelo, casi tropezando con sus torpes pies para correr al edificio contrario, seguramente porque se le pasó el tiempo por hacer estupidez y media. Por lo general, verlo angustiado le ponía de buen humor y su sonrisa no desaparecía durante el resto del día.

Se entretuvo mirándolo correr, porque hasta para eso tenía un estilo particular; dando grandes zancadas que hacían que su pecho y cabeza se movieran de manera graciosa, como si de un avestruz se tratara. Su figura se hizo cada vez más lejana hasta desaparecer, entonces su pequeños ojos se desviaron al firmamento azul sobre su cabeza; estaba despejado, el invierno se acercaba y el aire era frío, los rayos de sol no calentaban del todo, pero Baekhyun no perdía oportunidad de admirar ese cielo, casi después de perderse en la flamante persona que era Chanyeol.  

 

—Otra vez estás mirando al cielo... Baekhyunnie. —Escuchó una cantarina voz cerca suyo y observó una bonita mano extenderle un vaso humeante de café; por andar ensimismado, no se había percatado que temblaba. Tomó el recipiente entre sus manos y sonrió a la bonita chica que se estaba acomodando a su lado.

—¿Cómo que “otra vez”? —Lanzó una mirada incrédula a la recién llegada que le sonreía entre burlona y encantada de observarlo distante, como todo un enamorado o un zoquete en potencia, en ese caso, Baekhyun era ambas.

 

Cada vez que se sentía decaído estaba ella, la alegre sunbae de ojos separados. Ambos tenían una curiosa historia, que sin duda podrían venderla alguna productora hollywoodense para que se convirtiera en una gran comedia americana. El chico había pasado por la etapa de negar su condición homoual, así que, engañándose así mismo, asumió un claro intereés en las cortas piernas de la chica, la invitó a salir en el primer momento que se cruzó con ella en los pasillos de su facultad. Obviamente creyó que todo estaba yendo con el curso "normal de las cosas", hasta el momento de la verdad; y ahí fue cuando se desmoronó al darse cuenta que un par de pechos no le calentaban en absoluto.

Creyó que Taeyeon, con su lencería de color rosa, le gritaría y echaría de su casa; en el peor de los casos, que terminaría por contarle a todos en la universidad su falta de “virilidad”. Pero, pese a todos los desastrosos —y exagerados— escenarios que se le pudieron ocurrir, jamás imaginó ver a su sunbae riendo como una loca mientras rodaba en su cama. Piensas demasiado las cosas, Baekhyunnie, ¿cuándo esperas salir del clóset?, fue lo primero que dijo en cuanto dejó de reír y el pobre muchacho no pudo hacer nada más que ponerse a hiperventilar y después desmayarse.

Taeyeon lo supo desde un inicio y en su loquita cabeza pensó en ayudar a esa pobre alma en desgracia que se negaba a admitir que le gustaban los penes. Pero después de ver la reacción del muchacho, que más que ofendido se sentía traicionado y herido, estuvo varios meses persiguiéndolo por toda la facultad implorando su perdón. Y cuando Baekhyun desistió —o se hartó—, la chica juró que jamás se separaría de él, desde entonces eran algo así como mejores “amigas”.

Ella lo sabía todo de él y viceversa, incluso ya se había dado cuenta del amor unilateral que su amigo le profesaba al fantoche heteroual ese, antes de que asumiera su propia condición ual siquiera. De vez en cuando, ella organizaba reuniones para que pudieran encontrarse, aunque fuera una salida amistosa; Jongdae siempre llevaba a su —evidentemente homoual— amigo cachetón y ella acompañaba a Baekhyun, siendo así como una guardiana autoimpuesta.

Por desgracia, todas esas salidas terminaban más tarde con el chico de bonita voz, hundiéndose en su sofá llorando a moco tendido mirando doramas viejos; mientras que ella sólo le acariciaba la cabeza y le abrazaba. Pensaba que Jongdae, aparte de imbécil, era ciego, porque para nadie era un secreto lo mucho que Baek se desvivía de amor por él. Y en un principio ella le animó incontables veces a confesarse, pero al ver que ese era un camino totalmente inaccesible, comenzó a armar una lista de los posibles candidatos para que su amigo pudiera conseguir una pareja que le diera o y le sacara esa aura de miseria que cargaba consigo. ¡Ay, que buena amiga era sunbae!

 

—Si, lo haces justo después de que tienes suficiente de Park Chanyeol… —Para Taeyeon, ese orejón estaba entre los primeros lugares de los prospectos. Conocía los gustos de su amigo y él cumplía con gran parte de los requisitos; además, pensaba que tal vez ese sujeto podría darle un poco de emoción a su aburrida existencia. —¿Ya por fin decidiste dejar de insistir en tu amor por el rompecorazones heterouales de Jongdae?

—Mientras más lo intento más cabo mi propia tumba… —Una triste sonrisa adornó los delgados labios del muchacho, tal vez era masoquista, pero él estaba al tanto de las conquistas de su amigo, quien además no hacía mucho por esconder sus acciones.  —No lo entiendo, me tenía que enamorar de alguien que sólo tiene ojos para mujeres mayores… y casadas.

 

Casi toda la universidad sabía de su reputación de “asalta tumbas” cuando seleccionaba a las mujeres; las chicas de su edad no se sentían atraídas a un playboy de ese nivel, porque siendo más listas, buscaban un hombre que les diera seguridad, no que las convirtiera en un mar de lágrimas. Eso a Baekhyun lo deprimía de sobremanera, por no ser tan listo como ellas; Taeyeon lo miró con una expresión preocupada, le frustraba que alguien tan lindo como él se resignara, aun cuando había muchos otros hombres que darían todo por tenerlo entre sus brazos. Claro que no conocía a ninguno, pero de seguro que habrían algunos por ahí. 

 

—Si te interesa, la semana pasada terminó con su rubia y delgada novia. —La chica le dio un leve empujón con su hombro, atrayendo su atención, ocultó en una sonrisa juguetona su ceño fruncido y las ganas de darle unas buenas patadas a su amigo y a su amor platónico.

—¿Jongdae?, pero si la palabra “novia” no existe en su vocabulario —Baekhyun frunció la boca en un gracioso puchero, por que ya no sabía que le causaba más pena, si el nombre de su amigo, la palabra novia, o ambas palabras juntas en una oración.

—¡Hablo de Chanyeol, bobo! —La muchacha hizo una mueca de enojo al tiempo que golpeaba ligeramente el hombro del chico. Honestamente no le veía lo interesante al playboy sonrisa de troll, y no creía que Baekhyun hubiera tenido tanta suerte para llevarselo a la cama, de otra manera no podía explicarse esa obsesión hacia él.

—¿Porqué debería de interesarme? —La mueca confundida de Baekhyun era bastante graciosa, tenía algún vago recuerdo de haber visto al sujeto alto con una chica más baja colgada de su brazo, pero no era algo que le quitase el sueño, mas parecía que a su sunbae le importaba demasiado ese acontecimiento, y eso le perturbaba más. —¿Y tú cómo sabes?  

—¿No te enteraste? —Estaba más que claro que él tenía mejores cosas que hacer, o menos vida social que la chica, ambas opciones eran igual de válidas. De verdad no entendía por qué debía importarle la no tan genial vida amorosa del alto, pero su amiga no pretendía escuchar sus quejas. —¿En qué mundo vives Baek?, si la mujer lo humilló en el patio principal de la universidad, le gritó cosas que no hubiera querido escuchar.

—Se supone que él es Don “Todo me sale bien” —murmuró con el ceño fruncido. No lo decía porque sintiera aversión hacia él, pero tenía claro que cada vez que lo veía sonreír, su buen humor se iba por el caño. Aun así no podía burlarse de ello, seguramente había tenido sus razones para terminar con su relación, y que su ex no comprendiera, no hablaba bien de ella. Dios, agradecía enteramente ser gay. Mas algo se olía con la sonrisa traviesa de la chica, nada bueno podría estar maquinando en su cabeza teñida. —No me digas que está en tu lista de prospectos para mi, Taeyeon, él es heteroual.

—¿Qué no has escuchado acerca de la versatilidad de los actores? —Si fuera menos paciente ya habría hecho que esos dos se quedaran encerrados en un cuarto para ver si surgía algo, maldecía muchas veces la poca visión que tenía su amigo. —Deja de preocuparte tanto, Baek…

—Claro, me preocupo demasiado y tú nada… —Una sarcástica sonrisa apareció en su rostro, su amiga era peor que su madre, con la diferencia de que ésta no le preguntaba por alguna novia o “amiga con derechos”, aunque, ambos acosos no hacían más que provocarle migraña. —No sé por qué tienes tanto interés en verme con alguien tan pronto.

—No quiero verte a los cuarenta viviendo con cien gatos. —Taeyeon colocó una mano en su frente y otra su pecho en un gesto dramático y sobreactuado que hizo reír al joven, su mal humor se había esfumado un poco.  

—¿Eso no era el destino de las solteronas de tu grupo? —Contratacó con fuerza mientras observaba como el rostro de la chica se deformaba a una expresión escandalizada, su soltería seguía siendo un tema tabú para ella, tanto así que no se detuvo de golpear con sus pequeños puños la espalda de Baekhyun, quien sólo se reía e intentaba “defenderse”.

—¡Por cierto! —Detuvo su ira femenina al recordar algo de vital importancia, esperó a que el muchacho golpeado se reacomodara en su asiento para prestarle atención. —No podré ir al partido del sábado, Soonkyu regresa de los Estados Unidos este fin de semana y ya se planeó una enorme fiesta para celebrarlo.

—¿Soonkyu noona regresa?, ¿por qué no me invitaron? —El chico castaño hizo un bonito puchero en sus labios, aquella muchacha era su sunbae preferida de entre el grupo de amistades de su amiga, no era justo que no pudiera ir a verla, aunque con seguridad no habría podido ir. Porque no había que ser muy listos para comprender la ecuación del asunto: Minseok jugaría, y por ende, Jongdae iba a estar ahí.

—Sólo es fiesta de chicas, Baek… Y tú no cuentas aunque sepas usar mejor el delineador que nosotras.—Taeyeon acarició su largo cabello con glamour, a veces Baekhyun dudaba de que su amiga tuviera sólo una personalidad en ese pequeño cuerpo. Podía ser tan infantil como una niña o una cabrona si se lo proponía.

—Eres una boba. —Se hizo el ofendido cruzándose de brazos, pero sabía que ese comentario había sido la pequeña venganza de su amiga por recordarle su falta de novio. No le importaba, siempre estaría orgulloso de ponerse el delineador líquido como todo un profesional.

—¿No tienes que ir a clase? Chanyeol ya no está en el camino, así que puedes ir con total libertad a tu destino. —La chica alzó una ceja y rió ante la mueca de espanto que Baekhyun puso ante la idea.

—¡Yah!, ¿por qué eres tan molesta? —El chico se levantó como si tuviera un resorte integrado, no esperaba tener que volver a escuchar ese nombre más de lo que ya lo había hecho en tan pocos minutos.

—¡Porque soy tu sunbae!, sólo quiero lo mejor para ti. —La verdad si, la chica quería que a su amigo sólo le pasaran cosas buenas y si ella podía intervenir para que sucedieran, pues qué mejor.

—Sunbae, sólo cuando te conviene… —Entrecerró sus ojos, a la par que sacaba su teléfono movil de uno de sus bolsillos del pantalón. Desvió su mirada a revisar la hora, dándose cuenta que estaba a escasos minutos de perder la primera de sus clases, se apresuró entonces a despedirse de su amiga que le miraba divertida. —¿Nos vemos más tarde?

—No creo, tengo audición. —Taeyeon levantó sus puños en señal de fuerza, el chico le correspondió el gesto, sintiéndose un poco torpe por haberlo olvidado. —Cuídate Baekkie.

—Tú también noona… ¡vas a lograrlo esta vez! —Baekhyun sonrió ampliamente, estaba feliz por ella, porque nunca se rendía. Ya llevaba incontables audiciones a grandes compañias en las que sólo le cerraban las puertas en la cara, pero su amiga era una luchadora, no como él.

 

Taeyeon lo observó irse con una sonrisa triste pintada en su delgado rostro, él también debía intentarlo, estaba segura de que se quedaría en la primera oportunidad. Pero antes, Baekhyun debía deshacerse de unos cuantos demonios, de sus miedos y de su rutina aburrida para lograr aquello tan brillante que quería en su vida. Y lo primero que sobresalía de esa lista, según la chica, era el alcanzar un cohete grande y ruidoso.

 


No matter how many years you wait
Nothing is gonna fall from the sky.

 

Baekhyun salió de su salón de música pasadas las seis de la tarde, tenía unas partituras nuevas en mano y se había convertido en un manojo de nervios. El profesor Cho se había encargado de asignarles sus partituras para el examen final, y siendo él uno de sus alumnos más prometedores, se le había entregado un nuevo reto, un par de partituras con demasiados cambios rápidos. Él ya se sentía caminando por la cuerda floja y ni siquiera lo había intentado. ¿Por qué todos creían que él podía cumplir sus expectativas?, sólo era un pobre diablo más, no era como ese Chanyeol, no era brillante.

Se recriminó una vez más por atraer a ese tipo a sus pensamientos cuando se había prometido no hacerlo, pero al voltear en la dirección contraria, no hizo más que maldecir su suerte. Pues vio sentado en una banqueta al causante de sus males, con sus enormes ojos brillosos fijos en algún punto del suelo, mientras que su boca se encontraba apretada, como si no quisiera que los gritos o maldiciones salieran de ahí. Estaba tan sorprendido por esa expresión angustiante que ni siquiera se percató de la peluca rosa ni del abrigo grande y amarillo, que, al ser un actor, de seguro los había usado para interpretar algún personaje. Baekhyun guardó en su mente la imagen de lo frágil que se veía así, sin los amigos que rieran junto con él; era la primera vez que lo veía tan derrotado.

Deseó pasar de largo, porque no tenía nada que hacer allí, ni tampoco podía burlarse de su desgracia, pero en realidad la presencia de ese chico era un imán, tanto que ya estaba parado frente a él. Chanyeol por su parte levantó la cabeza, los mechones rosas entorpecían un poco su vista, pero no así evitó la sorpresa al encontrarse con el chico de redondo rostro mirándolo con gesto tímido. Era extraño, ambos no se “conocían” y el más alto no sabía que era lo que iba a pasar o quien abriría la boca primero, porque el primer encuentro siempre es incómodo.

 

—¿Estás bien? —claro Baekhyun, linda y OBVIA manera de empezar una conversación, se recriminó el muchacho viendo la confusión pintada en el rostro del más alto, sentía sus mejillas calentarse. Los ojos de Chanyeol eran terriblemente bonitos de cerca.

—¿Por qué… por qué lo preguntas? —El más alto seguía sin comprender ese aparente interés que había nacido en el otro. Por lo que no le despegó la mirada, esperando encontrar alguna trampa en su actitud.

—No sueles estar triste… —Baekhyun se cohibió ante el escrutinio, deja de mirarme gigantón, o no me haré responsable de mis actos después. —Tú siempre sonríes.

—Pues no siempre… ¿Tú también vienes a burlarte? —Hizo una mueca amarga, recordando como sus supuestos colegas le señalaban por haber fallado, así que no hizo más que desquitarse con el aparente desconocido que se encogía cada vez más en su sitio.

Baekhyun frunció el ceño mientras se mordía la lengua para evitar gritarle una serie de groserias que avergonzarían hasta a su abuela. Quería creer que se sentía molesto por la humillación, pero en realidad, y no lo quería aceptar, estaba decepcionado de Chanyeol. —Lamento molestarte, sigue con tu miseria solo. —Estaba dispuesto a irse, para mantener el poco orgullo que aún le quedaba intacto y cuando ya estaba dando la media vuelta una gran mano tomó su muñeca atrayéndolo un poco, evitando que se fuera. Con esfuerzo miró al chico quien tenía una expresión graciosa, como la de un cachorro apaleado después de haber hecho alguna travesura.

—No, no te vayas… —el de la peluca rosa se mordió los labios, estaba arrepentido, ese amable chico no tenía que pagar por su orgullo herido. Menos cuando significaba algo para él. —Perdona, estoy algo nervioso. No debí comportarme así.

 

Ambos no despegaron la mirada del otro, como si estuvieran en medio de una batalla; Chanyeol por implorar perdón y Baekhyun, intentando no sucumbir a esa carita triste. Al final el más pequeño no pudo resistirse al terrible poder que eran los ojos del muchacho y terminó por sentarse a su lado; una brisa helada comenzó a soplar, el abrigo del alto era lo suficientemente caliente para que no se sintiera molesto, pero el más bajo se removió incómodo, esperando que no lo notara.

 

—¿Por qué el disfraz? —Preguntó en cuanto había acomodado su delgado abrigo, para evitar que el frío siguiera calando en sus huesos, esperaba que con eso pudiera iniciar una conversación, pero viéndolo bien, le había entrado la curiosidad de por qué el orejón vestía así cuando en la mañana lucía como alguien “normal”.

—Fue parte de mi interpretación vocal… —le regaló una pequeña sonrisa mientras se peinaba su peluca rosa, a Baekhyun le parecía gracioso verlo así, deseando tener un poco de esa confianza en su pequeño cuerpo. —Elegimos a un artista y teníamos que imitar desde sus movimientos hasta su voz.

—Se ve que fue un gran trabajo… de seguro que fuiste el mejor. —No quería sonar sarcástico, pero en realidad, se imaginaba lo mucho que su profesor y compañeros le habían adulado por actuar como un payaso frente a ellos. Chanyeol era experto para eso, pero no comprendía porqué en lugar de parecer orgulloso, lucía como él en cada momento de su día, desde que se despertaba. —¿Qué?, ¿qué pasa?

—Es la primera vez que me dicen que no hice lo suficiente… — su voz se quebrantó ligeramente, Baekhyun abrió los ojos con sorpresa. Eso no se lo esperaba, se suponía que él era el que no hacía lo suficiente para complacer las expectativas, Chanyeol era la otra cara de la moneda.

—¿Cómo? —Susurró intentando contener su emoción y ganas de abrazar al otro, pues eso no se vería bien. Pero por primera vez de que sus ojos se toparon el alto, no había sentido ganas aplastantes de ahorcarlo.

—Dijeron que mejor debí haber interpretado a un idol, pero eso lo iban a hacer los demás. —Una mueca de hastío apareció en su siempre tan sonriente rostro, pero siempre le había molestado que le trataran de mediocre, cuando él sabía que no lo era y que había dado lo mejor de sí. Él seguiría con lo suyo, le importaba muy poco lo que los demás pensaran; bola de retrasados, Park Chanyeol no se iba a dejar pisotear. Una sonrisa se formó en su rostro, era tan resplandeciente que Baekhyun pensó que lo dejaría ciego. —Son unos idiotas, para mi es mejor jugar con lo inesperado, así que seguiré con mi plan inicial.

Ash, eres una molestia. —De todas las posibles reacciones, Chanyeol no se esperaba aquella, la frustración se le había ido sólo para mirar incrédulo al otro chico que le miraba con el ceño fruncido, como si le hubiese hecho algo imperdonable. Baekhyun por su parte estaba estallando, de verdad le exasperaba ese orejón idiota. —¿Por qué te importa tanto sobresalir?, ¡¿qué no estás conforme con lo que tienes ya?!

—¿Pero qué…? —El orejón se alejó un poco del muchacho que había comenzado a gritarle de la nada, no sabía que su propio carácter pudiera hacer rabiar a otros, le parecía hasta ilógico. Pero Baekhyun nunca pensaba con lógica cuando estaba frustrado.

—¡Si! —Un chillido salió de su boca, provocándole un respingo de terror al del abrigo amarillo que no sabía en donde ocultarse. Pensó que Chanyeol se hundiría en su miseria, había pensado que ese día podrían tratarse como iguales; pero no, el imbécil ya estaba pensando en sobreponerse para realizar otro intento cuando él sólo lloraba por su mala suerte. Y lo odiaba por eso. —¡Estás tan rodeado de gente!, ¡lo tienes todo! ¡¿Por qué te preocupa querer levantarte de un leve tropiezo!?

—Lo... lo siento, algo te preocupa ¿no es así? —Chanyeol habló con voz suave, temeroso de que sólo con ello fuera capaz de levantar una ira peor, pero en realidad quería ser paciente y escuchar lo que el otro tenía para decir. ¿Y tú por qué te disculpas?, ah maldito orejón, eres perfecto, Baekhyun sólo se sonrojó violentamente después de comprender lo que su mente había pensado del más alto.

—¿Por qué lo dices? —no se atrevió a mirarlo, no después de ese berrinche que había protagonizado momentos antes. Baekhyun se sentía apenado por todo, se supone que debía consolarlo, no que el otro sintiera lástima por él.

—Te he visto mirar al cielo… no es tan difícil ir por tus sueños, ¿sabes? —Chanyeol buscaba la mirada del más bajo, una pequeña sonrisa se formó en su rostro, aquél gesto avergonzado hacía que el muchacho se viera tierno, tanto que no reparó en sus palabras, dándole al otro indicios de que no eran tan desconocidos como creían.

—Es fácil para ti decirlo. No importa cuan difícil o duro es algo, tú siempre vas a sonreír como un idiota. —Baekhyun ignoró el hecho de que el otro también le había estado observando con anterioridad, tal vez porque estaba más ocupado en patearse mentalmente por sonar como un envidioso, pero la realidad estaba lejana a eso. Sentía admiración por Chanyeol y las palabras que le había dicho antes le habían dado un poco de seguridad.  

—Esa es la idea. —En vez de ofenderse, el orejón de peluca rosa rió escandalozamente, su voz era gruesa y el más bajo sintió un escalofrío recorrerle su espina dorsal. No quería imaginar qué otras notas podía alcanzar ese hombre. —Se supone que siempre te enfrentes a la adversidad con tu mejor rostro, así no le darás el gusto a los imbéciles a que se rían a tus espaldas. Ahora dime, ¿qué te preocupa?

Baekhyun miró con recelo al otro, sin saber realmente si podría confiar en alguien como él. Pero Chanyeol, aunque sonriera todo el tiempo, le regalaba una sonrisa transparente, sin trampas. —Se trata de una nueva partitura y el solo pensar en el daño que le haré a mi voz, me hace querer llorar.

—No seas dramático, ¿puedo verla? —Ignorando como le había llamado el alto, el muchacho castaño sacó de su mochila las hojas un tanto arrugadas y se las extendió para que las leyera. No sabía si podría entender el conjunto de notas que componían a la pieza, pero Chanyeol en verdad parecía concentrado en querer comprenderla, porque tardó unos cuantos minutos en estar contemplando el pedazo de papel antes devolverle a hablarle, ésta vez con una expresión cambiada, un poco más ansiosa. — ¡Yo la conozco!, es en verdad una canción difícil, pero nada imposible.

—No sé si pueda lograrlo… —agachó su cabeza, sus cabellos cubrieron parte de su rostro, mejor para él, así no vería la expresión de Chanyeol, de seguro lo encontraba patético por haberse rendido antes de haberlo intentado. Pero el otro le miraba con sus ojos brillantes, con impulsividad tomó su rostro con ambas manos y lo alzó para que pudiera verle. Baekhyun sintió la piel suave del chico acariciar levemente sus mejillas, pero estaba demasaido asustado como para pensar en las mariposas que estaban revoloteando en su estómago.  

—Tú podrás, tienes una gran voz, Baekhyun. Si por mi fuera, te escuchaba por siempre. —Chanyeol acercó su rostro al del mencionado, quien se hizo hacia atrás en un acto reflejo. De pronto, el más alto sonaba emocionado, como si de verdad fuera un fan suyo. Cosa que le daría gusto de no ser por el contexto en el que se encontraban, cuando creía que ambos no eran más que dos organismos aislados en su propios mundos.

—¿Ah?... ¿me has escuchado? —El joven susurró aquella pregunta confundido, no recordaba ninguna vez haber visto al muchacho en alguna de sus presentaciones escolares o ensayos, no podía ser tan despistado para no notar al gigante de más de un metro ochenta. Chanyeol se removió un poco incómodo ante la mirada extrañada que el otro le regalaba, cayó en cuenta que no había soltado su rostro; así que carraspeó un poco y alejó sus manos para sacar de uno de sus bolsillos su teléfono, en un intento de relajar la tensión en el ambiente.  

—¡Mierda!, ¡ya es tarde, mi hermana va a matarme! —Después de ver la hora, se levantó con rapidez del suelo, con un gesto de horror tomó sus pertenencias y se las colgó en el hombro. Dirigió una última mirada al muchacho antes de comenzar a correr con sus piernas largas, al tiempo que levantaba una mano en señal de despedida, sin dirigirle la mirada. — Lo siento Baekhyunnie, debo irme, ¡fighting!

—Fighting, Chanyeol. — Baek se quedó en shock con la mano levantada después de presenciar esa extraña y un tanto incómoda despedida. A veces le estresaba lo volatil que podía ser ese tipo, pero no podía negar el rápido palpitar de su corazón, cuando escuchó a Chanyeol alabarlo por su voz. Las preguntas en su mente quedaron a segundo plano, cuando con una apenada risita se imaginó al alto, escondiéndose detrás de una butaca o de una puerta, admirando su voz. Pronto, ya no le tuvo tanto miedo al nuevo reto que se le avecinaba.

Además, su nombre se escuchaba bien cuando el otro lo pronunciaba con su gruesa voz.

Spread your wings and FLY
So say ADIOS to your waiting yesterdays

 

Chanyeol siempre se consideró impetuoso.

Su mente solía estar a una velocidad un poco más acelerada que la del promedio, sus padres incluso no podían controlar aquella cabeza llena de ideas y proyectos locos desde muy temprana edad. Por eso mismo era incapaz de planear, actuaba de acuerdo a la situación, y aunque a veces no solía salirse con la suya, los constantes tropiezos le habían ayudado a encaminar su indomable personalidad a un futuro prometedor.

No dudó en matricularse en la Universidad de Artes para estudiar actuación, donde no sólo destacó desde el primer momento por su altura y sonrisa de idiota, sino por su propio entusiasmo y vitalidad. A donde quiera que fuese atraía las miradas, muchos decían que era impulsivo, cabeza hueca, pero a él no le importaba en verdad lo que dijera la gente. Él estaba feliz con su vida, miraba al cielo y no encontraba el límite para sus posibilidades; no, Chanyeol siempre construía sus caminos y si había algo obstaculizándole no dudaba en seguir otra ruta, podía desviarse pero se encargaba de encaminarse al lugar correcto. Siempre habían puertas abiertas.

Jamás tuvo miedo de las consecuencias de sus propias acciones; no flaqueó cuando tuvo que interpretar un personaje totalmente desnudo, ni cuando terminó con su novia, sabiendo el drama que le esperaría. Pero nada de eso se comparaba con el pánico que sentía cada vez que se le presentaba una oportunidad para hablarle a aquel chico que siempre veía observar el cielo con expresión triste. Él nunca esperaba a que le cayeran las cosas, siempre iba por ellas con determinación, pero esta vez, el sólo ver el redondo rostro de ese muchacho estudiante de música —bendito era Jongin y sus contactos—, hacía que sus intestinos se retorcieran en su interior, terminando por salir corriendo despavorido al baño más cercano.

Nunca se imaginó que ese muchacho estuviera tan consciente de su existencia para darse cuenta de que algo no estaba bien. Y eso lo hizo sentirse como si flotara, por el hecho de saber que se había preocupado por él. Baekhyun era su estrella más brillante en el firmamento, sabía que él mismo no creía tener una enorme fuerza, así que haría lo que fuese necesario para ayudarle a abrir los ojos y descubrir su propio brillo, incluso volar a su lado como si fuera un cohete. Porque Chanyeol siempre iba a lo grande, sólo que ahora se sentía diminuto, sin poder hacer más que esconder su gran humanidad detrás de unos arbustos. Pudo haber regresado, pero no, se quedó con su abrigo amarillo y su peluca rosa parado como imbécil, como un cohete descompuesto.

 

—¡Ah eres un idiota!, ¡se supone que debías invitarlo a salir, no salir corriendo! —Se recriminó mientras se arrancaba la peluca de la cabeza, mostrando sus enmarañados cabellos negros. Frunció el entrecejo y apretó sus dientes para evitar que un chillido de frustración se le saliera de la boca. Si Jongin estuviera a su lado, seguramente se burlaría después de darle un fuerte golpe, la verdad lo necesitaba, no podía creer lo estúpido que era. —¡ESA ERA LA IDEA, CHANYEOL!

 

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