FIRST SHOT. KRISHO

ESA ES LA IDEA

Dicen que el amor es como una flor, que debe protegerse de todos los peligros que acechaban, también alimentarle cada día con buenos deseos y sorpresas inesperadas. Resulta interesante la comparación, poética y romántica; pero lo que nunca toman en cuenta, es que, por más cuidados que les den, las flores van a marchitarse de todas maneras.

Eso fue lo que les pasó a los corazones de Joomyeon y Yifan, quienes ya no pudieron salvar sus cinco años de relación. Nunca fue fácil mantenerse juntos, cuestiones familiares y sociales siempre fueron obstáculos, pero con el apoyo de las personas que fueron importantes, pudieron luchar hasta el punto de comenzar a vivir bajo el mismo techo. Tenían problemas como cualquier pareja, pero se daban su tiempo para poder resolverlos, sin importar si estos fueran grandes o tan pequeños que hasta parecían insignificantes rabietas.

Por ello, Amber no se explicaba que era lo que hacía su mejor amigo en la puerta de su casa a las tres de la madrugada, con la expresión de perrito abandonado bajo la lluvia, varias de sus maletas en el piso y la llama de felpa debajo de su brazo.

—¿Puedo preguntar… qué es todo esto? —Se hizo a un lado para que su inésperada visita pudiera resguardarse de la fresca brisa. Aún estaba procesando los eventos, pues apenas si podía mantener sus ojos abiertos.

—No me dio tiempo de conseguir otro lugar… —la rasposa voz de Yifan inundó el silencioso apartamento, dejó caer las maletas con pesadez, que a simple vista sólo traían su ropa y algunos articulos de la escuela. El muñeco de peluche, por el contrario, permaneció en su mismo lugar; la espalda del dueño estaba encorbada, como si cargara una maraña de emociones en ésta. —Me sacó del departamento.

—¿Lo engañaste?... —Esa pregunta se le salió como un chillido acusador, porque hacía unos meses el hermano mayor de su amigo rubio lo había sufrido, y que él también pudiera haber hecho esa clase de putada, sólo la hacía enojar.

—Sabes que no, tonta. Simplemente todo terminó.—El chico suspiró mientras le lanzaba una mirada un tanto dolida a la chica, quien se rascó la cabeza confundida por la forma tan radical —y exagerada— en la que el chico coreano estaba actuando. Yi an arrastró su enorme humanidad por la sala de estar y la aplastó en el pequeño sofá, se veía cansado, es que cargar las maletas desde el centro de Seúl sin transporte era un martirio, eso y que tampoco se esperaba que las circunstancias hubieran dado un giro tan extraño.

Sin duda, eso había dejado a la muchacha consternada, quien no supo qué decir por unos instantes ante la expresión desolada que su amigo le estaba regalando, abrazando a la ridícula llama como si ésta tuviera poderes sanadores para el corazón. Siempre pensó que la relación que ambos llevaban estaba envuelta por fuertes lazos, hasta con algo de burla decía que terminarían escapando a Estados Unidos a tener una boda gay y pasar el resto de sus vidas en una bonita casa, con un jardín y un perro. 

Pero veía que sus ideas sacadas de los doramas para el futuro de su amigo y su novio estaban muy alejadas de la realidad. Eso era lo que más le resultaba extraño, sabía que se amaban y que parecían la pareja ideal, pero tal como los veía ahora, asumía que sus hilos rojos se habían entrelazado, mas no habían conectado sus meñiques.

 

 [*]

 

Kyungsoo se masajeó con gesto cansado el puente de su nariz, mientras veía desde el sofá a Joomyeon caminando cual león enjaulado frente a él. Toda la situación le parecía una burla y sencillamente no sabía que era lo que le había picado a su amigo para haber tratado de esa manera a su, ahora ex novio.

—Déjame ver si entendí, hyung… —atrajo la atención del hombre que mantenía su ceño fruncido desde que había llegado, pensó que lo había llamado para tener un hombro para llorar, no a ser algo así como un consejero matrimonial. —Ambos acordaron terminar la relación, pero tú lo sacaste a patadas de aquí, ¿sólo porque lo viste hablar con Sooyeon noona en la cafetería?

—¿Qué querías que hiciera? tan pronto como lo dejé libre ya está coqueteando con otros… —Un grito, casi femenino, salió por la boca del chico castaño, mientras miraba burlón al de los ojos grandes. Para él estaba perfectamente justificado su manera de actuar contra el descarado de su ex novio.

—Sabes que Yifan no haría algo así… ¿si te acuerdas lo que le hizo a Sehun por engañar a Luhan con Tao? —Lo recordaba, y de verdad no quería pensar en cómo ese rubio chino le había dado la paliza de su vida a su dongsaeng favorito, aunque lo mereciera. Pero ese no era el punto, ahora ya no estaba tan seguro de sus acciones, pues su bendito amigo le había lanzado la piedra de la culpabilidad, que tenía grabado la palabra “idiota”, contra la cara.

—¡¿Y qué querías que pensara?! —Pero era evidente que no daría su brazo a torcer ahora, lo menos que quería era que su buen amigo se pusiera en su contra. —¡Le digo que terminemos y él acepta sin titubear!

—No me digas que querías que te rogara. —Los ojos del chico se abrieron pareciendo dos enormes canicas en su cara, enarcó una ceja aún sin poder creer el hilo de pensamiento por el que el muchacho se estaba guíando, de verdad, todo esto le parecía una rabieta sin sentido. —¡Eso SI es inmaduro!

—¡Quería que peleara un poco más!, ¡que no se rindiera para recuperar este amor decía tenerme! —Joomyeon no se sentía inmaduro, para nada, él sabía lo que quería, pero el imbécil de su ex no se lo había dado, y eso, le hacía rabiar.

—Hyung… —el chico bajito suspiró antes de continuar hablando, había veces en las que simplemente quería agarrar a bofetadas a la persona que estaba frente a él, y ésta era una de esas ocasiones.— Si tú ya no querías “luchar” para mantener su relación, ¿por qué él habría de continuar?

 

El otro abrió la boca para contestar, pero las palabras jamás salieron de su boca, su cerebro no parecía querer darle una respuesta que sirviera siquiera para convencerse a sí mismo de que había hecho lo correcto. Su orgullo herido le indicaba que Kyungsoo tenía toda la razón; jamás consideró la posibilidad de que Yifan pudiera estar tan harto de su noviazgo, que a la menor oportunidad decidiera escabullirse de éste.

 

 [*]

 

Las semanas pasaron antes de que ambos se volvieran a encontrar, en medio de la cafetería para ser exactos, en mesas diferentes e ignorándose mutuamente. Los amigos que compartían seguían incrédulos por cómo habían terminado los dos al punto de no querer hablarse, ni siquiera cuando hubo el problema entre Luhan y Sehun, se habían distanciado tanto. Pero no era algo que pondrían en discusión, no deseaban meterse donde no los llamaban… al menos aquellos que no eran tan idiotas. 

—Oigan… ¿ya se enteraron? —Un muchacho de acento gracioso y ojeras debajo de sus ojos se acercó con rapidez hacia la mesa de Joomyeon y compañía, atrayendo su atención. 

—Oh Tao, ya muestras tu cara al público, qué sorpresa… —interrumpió un chico de cabello castaño y mirada perdida, que aún con su suave sonrisa no dejaba de sonar burlón y venenoso ante el recién llegado.

—Cierra la boca Yixing, no estoy hablando contigo. —Escupió con desdén mientras se sentaba al lado de un joven de cabello rubio, su rostro inexpresivo era adornado por cicatrices y hematomas. Miraba sin querer hacer nada por detener la posible batalla que se estaba dando entre esos dos. 

—Pero yo si, suerte para ti que también soy amable con los animales… —Mantuvo su mirada ausente y arrogante ante el chino de ojeras marcadas que se había levantado bruscamente para saltarle encima, de no ser porque el otro muchacho le había sostenido del brazo, ya lo habría hecho.

—Basta los dos… —murmuró Joomyeon, que había dejado de taladrarle la cabeza a su ex novio chino con la mirada para concentrarse en evitar que aquellos dos se terminaran matando. —¿Qué pasa Tao?, ¿de que te enteraste en los chismes del pasillo?

—Yi Fan ha estado viviendo desde hace semanas en el departamento de Amber. —El chismoso oficial del grupo  regresó a su asiento y el brillo de sus ojos con el que había llegado volvió a aparecer, en especial cuando tuvo la atención de alguien que le interesaba demasiado las oraciones que contenian el nombre del chino. —Dicen que desde que Joomyeon hyung lo corrió.

—¿No es la novia de Henry Lau, el de último año? —Preguntó Kyungsoo con el ceño fruncido, ignorando totalmente la mueca helada que la persona a su lado había formado.

—Ese mismo… pero creo que está en Cánada, visitando a unos familiares. —Como siempre, el chino de las ojeras hacia su gala de enterarse de todos los asuntos ajenos de los estudiantes de la universidad; Sehun lo miró por unos instantes con el ojo que no tenía cerrado por un moretón negro y grande, como si de repente se estuviera arrepintiendo de las decisiones de su vida. —¿No será que de repente a Yifan le diera por experimentar con su lado heteroual? —Tao murmuró con una sonrisita cómplice, sin perder los ánimos de joder a los demás con sus especulaciones.

—O fetichista, esa chica parece hombre por donde quiera que la veas… es más masculina que Luhan. —El chico de cara de póker quiso formar una mueca que simulaba una sonrisa burlona pero el rostro le seguía doliendo, además de que su actitud no correspondía lo que su corazón le gritaba; por ejemplo, que era un hijo de puta.

—Y tienes el descaro de decir su nombre. —Yixing estaba a punto de levantarse y deformarle él mismo el rostro a Sehun, consideraba seriamente en cambiarse de mesa, pero aún apreciaba a los otros dos chicos que estaba a su lado.

—No sean tarados, Amber y Yifan son amigos…es posible que le esté dando asilo —intervino Kyungsoo antes de que alguno de esos tres comenzara a repartir golpes a diestra y siniestra. Soltó un bufido exasperado, de verdad quería tomar su almuerzo con calma, pero no contaba con que al girar su cabeza, su amigo ya había desaparecido de su lado. — Joomyeon…  ¿Dónde está?

—Que alguien lo detenga… —Tao comenzó a reír mientras aplaudia cual foca retrasada, sin ninguna intención de ir tras el muchacho que caminaba furioso hasta la mesa donde su ex comía tranquilamente con la mencionada y su hermano mayor.

—Oh mierda… ¡Joonmyeon!

 

Yifan ya sabía que Joonmyeon no había dejado de mirarle desde que había entrado al comedor, de verdad esperaba poder tener en su momento una conversación civilizada con él. Pero por ahora debía dejar que las cosas se enfriaran para poder volver a acercarse al demonio en el que su ex novio se había convertido. Por ello, jamás se esperó tenerlo frente a él, con el enojo reflejado en su rostro, mientras que su mirada le gritaba “traidor”.

—¡¿Ahora te quedas en la casa de “esta”?! —Señaló descaradamente a la pobre chica que no sabía que estaba pasando. Los chicos sentados no tenían la menor idea de porqué el siempre tan tranquilo chico coreano se estaba comportando como una fiera celosa.

—¿Joomyeon? ¿Qué…? — Yifan puso a sus neuronas a trabajar para poder sacar una explicación racional de lo que le pasaba a su ex, pero mientras eso ocurría, no podía dejar que tratara a su amiga, casi hermana, de una manera tan grosera.—¡¿Por qué le hablas así?!, ¡es nuestra amiga!

—¡Nunca pensé que pudieran hacerle algo así a Henry! —Y entonces fue cuando lo entiendieron. Luhan abrió la boca sorprendido mirando a los tres restantes, si eso era verdad entonces podría ponerse a favor del otro muchacho. Pero la expresión casi indignada de su hermano y su amiga le indicaban otra cosa.

—¡Por favor, Joomyeon!, ¡ya vas a empezar con tus paranoias! —Yifan se levantó cubriendo totalmente el cuerpo del chico, quien se había cohibido ante la imagen de su ex novio al borde de un ataque de histeria. —¡Ya terminamos!, ¡no tienes que preocuparte por tus fantasias de que termine engañándote hasta con el poste!

—¡Ah claro!, ¡ahora eres la víctima! —El muchacho más bajo colocó sus manos en su cintura, sin importarle mucho la imagen tan homoual que estaba dando, ni tampoco de la atención que estaba recibiendo por armar tal escándalo. —¡Justo como tu hermanito!, ¡ahí la única víctima fue Sehunnie!, ¡nadie le preguntó si ya se había aburrido de su noviazgo!

—No metas a Luhan y al imbécil de Sehun en esto!, esto es totalmente diferente. —el rubio alto sabía que si no hubiera sido porque aún sentía cariño por el coreano en algún recóndito lugar de su corazón, ya le habría reventado la cara a golpes por ese comentario. —No voy a tolerar tus arrebatos de niño malcriado, estoy cansado de que aún asi me estés celando como un loco! ¡Ya no somos nada!

—¡Bien!, si lo quieres así… —Entrecerró los ojos, palabras venenosas se atoraban en su garganta y la quemaban, no iba a dejar que se burlara de él.—¡Regrésame todo lo que te regale!

—Ahí te las deje en el departamento, ¡no es como si hubiera querido recoger porquerias! —Escupió sin ningún tipo de condescendencia, si Joomyeon quería que lo tratara como basura, entonces así lo haría.

—¡¿Cómo les dijiste?! —Frunció la nariz, sintiéndose insultado porque el otro había de dejado de tenerle cariño a aquellas cosas que, en su momento, fueron lo más especial para ambos.

—No tengo que repetirtelo Joomyeon, se que no eres sordo, porque listo ya no lo creo desde hace unos momentos.

—¡Eres un bastardo! —chilló ofendido y casi al borde de las lágrimas, ya tenía suficiente con sentirse atacado por ese gigantón insensible, así que iba a darle donde más le dolía. —¡Devuélveme a Ace!

—¡¿Por qué debería?! ¡Es mia! —El pobre chino ya estaba tan fuera de sus casillas, que a la sola mención de ese juguete, ya estaba lo suficientemente crispado como para ponerse a pelear por él.

—¡Yo te la di!, y como no te gusta cargar con porquerías… —a veces Joomyeon podía ser tan rencoroso.

—¡ACE NO ES NINGUNA PORQUERÍA! —… y Yifan tan infantil.

 

—Creo que van a seguir por un buen rato… —Luhan bajó la mirada un tanto avergonzado por la atención que estaban atrayendo ese par por la cafeteria de la universidad. o notó en ningún momento incluso a Sehun, que le miraba a lo lejos con culpa y anhelo.

—Oh mira, la mesa del fondo está libre… —Amber estaba con el rostro rojo, conteniendo de sus ganas de darle un par de patadas al ex de su amigo. Pero lo mejor era retirarse con dignidad y no agrandar el problema que ya se traían.

 

Ambos se alejaron para intentar aprovechar la hora restante de su almuerzo; sin embargo, aún podían escuchar a la perfección los gritos que se lanzaban sin ningún pudor. ¿En qué estaban pensando al creer que tanto Joomyeon como Yifan iban a poder mantener una relación perfecta?, cuando se daban cuenta que el gigantón amigo se la había pasado gran parte de la relación cediendo ante rabietas y pidiendo perdón por cosas de las que no era culpable; ni el coreano iba a entender que no todo giraba a su alrededor.

Y su orgullo era demasiado grande que iba a restregar en la cara al alto todo lo que se iba a perder por no haber querido “intentarlo” un poco más. —¡Jamás vas a encontrar a alguien como yo!

—¡ESA ES LA IDEA!

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