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Amor de diez minutos
(Basado en la cancón “10 Minutes Love” de Rin Kagamine)
Por: Kirari Ai

Yo deseaba poder verte hoy. Son las 6:45 A.M. y estoy esperando en la parada de autobús. Bostezo, me impaciento. No hay nada peor que levantarse temprano para ir a la escuela. Siempre he pensado que me gustaría más asistir a ella si pudiera dormir más tiempo, al menos unas dos horas. Pero ese esfuerzo de salir de mi cálida cama ha valido la pena últimamente, porque así puedo verte aunque sea un poco durante el día. No conozco tu nombre ni tu edad. Ni siquiera me he atrevido a hablarte para poder saber más de ti. Yo, Im Yoona, que no suelo ser una chica tímida; me quedo helada con sólo verte.
El autobús llega, pero tú aún no. ¿Te habrás enfermado? Espero que no. Me resigno a la idea de no verte por una ocasión y me pongo algo triste, eres lo único que alegra mis mañanas antes de volver a mi agotador mundo de estudiante. Estoy a punto de sentarme en el primer banco detrás del conductor, cuando; diez segundos antes de que la puerta se cierre, tú entras. Respiras agitadamente, se nota que corriste. Al fin puedo verte.

Quiero hablarte. ¿Si te invitara a sentarte a mi lado, accederías? Hay más lugares vacíos y si no me atrevo te sentarás en uno de ellos. Intento actuar casual y disfrazarlo de un acto desinteresado, pero las palabras se atoran en mi boca y pasas a mi lado sin siquiera mirarme. Te sientas dos lugares a la derecha detrás de mí, junto a una muchacha que también usa el uniforme de mi escuela, siento envidia de ella. Me conformo con lo que mi indecisión provoca y me acomodo en uno de los asientos, mientras dejo mi mochila en el otro para no sentirme tan sola.
No puedo mirarte porque estoy sentada de espalda a ti. ¿Pero habrás notado todas esas veces que te he observado? Puedo decir sobre ti, que siempre abordas el transporte con un sueño tremendo, tu cara te delata. Es obvio que para ti también es muy difícil despertar. Pero tu aspecto es impecable, tu cabello nunca está despeinado, tu cara no tiene ni una imperfección y tu uniforme, de un colegio que desconozco, siempre luce tan lindo. A pesar de que seguramente amas dormir, te tomas el tiempo para arreglarte y dar una buena impresión.

El autobús corre, cargando este amor y yo sigo sin poder hacer nada sobre este tímido deseo. Hasta las luces de la ciudad me parecen más lindas sabiendo que estas a mi alrededor. Disfruto todo el trayecto de la parada hasta nuestro destino, aunque sólo sean diez minutos. Es gracioso pensar que únicamente es eso, un amor de diez minutos.

A pesar de que sólo me separan de ti dos lugares detrás a la derecha en el bus ¿Por qué me parecen kilómetros?

Si ya hemos pasado por esa colina, nuestro destino está sólo un poco más adelante. Son diez minutos que me parecen segundos. Escucho la voz del vehículo que avisa que llegamos a la siguiente parada.

La puerta se abre y algunas personas comienzan a bajar, incluyéndote. Yo espero a que todas salgan, no me gusta el embotellamiento que se forma en la salida.
Te veo salir y caminar en dirección contraria hacia donde yo me dirijo. Es un adiós por ahora, pero seguramente mañana te volveré a ver otra vez. Algún día te diré como me siento, pero, por ahora; es tan sólo un amor de diez minutos.

Bajo unos segundos después de ti y enseguida me percato de un gafete tirado en el suelo. Lo levanto y veo tu foto en él “Jung,Jessica” , dice tu nombre, además de los datos de tu escuela.
¡Debo entregártelo!

— ¡O-oye…!— Grito.

Tú volteas y yo me dirijo hacia ti. Quizá, ya no sea simplemente un amor de diez minutos…