8 Days With You

8 Days With You (Spanish Ver.)
Please Subscribe to read the full chapter

"Si es solo en mis sueños donde podemos estar juntas...

Me señaló con el dedo, ese hombre siempre me había dado miedo, pero no podía evitarlo, y tampoco ignorarlo. Su trabajo era ordenarnos cosas, acciones, hechos, por poco que duraran y por pequeños que fueran. Hay gente que nos llama ángeles de la guarda, otros que nos llaman hadas, y otros que simplemente no creen en nosotros. Si fuera por mí, el primer nombre es el que más se acerca a nuestro trabajo.

No cobro por ello, lo hago por amor, por ver alguna sonrisa en aquellas personas que están bajo mi responsabilidad aunque cueste hacerlas sonreír. Así es, el dinero que quiero es la sonrisa de los humanos que necesitan un poco de amor invisible, un pequeño empujoncito, unas palabras que los animen entre sueños, algo que les haga ver que todo el mundo puede hacer grandes cosas. Incluso el vagabundo que llora en un rincón de la calle o el policía que arresta a quienes no quiere pero que un superior le obliga a hacerlo.

He visto tanto y puedo contar tan poco... Mi memoria no es muy buena pero puedo intentar explicar qué fue lo que me pasó cuando, por primera vez en la vida, me dieron un límite de tiempo para estar con una persona...
 

***


Primer Día

"¿Ocho días?" "Así es Taeyeon, son órdenes del Superior, yo solo puedo decirte su nombre y enviarte cerca de su vivienda. Ya sabes lo que hay que hacer..." Asentí, no podía negarme si era una orden del Superior, alguien que nadie nunca ha visto pero que todo el mundo respeta.
Sentí como ese frío círculo de hielo me envolvía, ¿una persona gélida? Algo así debía ser... Suspiré, eran las personas que más me costaba hacerles sonreír, pero siempre lo había conseguido, esa chica no sería diferente. "Jessica Jung, espérame", sonreí con mi más pura sinceridad y escondí las alas al verme frente una puerta majestuosa. Una gran mansión se alzaba frente a mí.

El buzón me daba a entender que esa era la casa de la chica. No tenía ni idea de cómo era, ni qué idioma hablaba.
Iba a llamar cuando una fría mano agarró mi muñeca y la separó del timbre. "¿Qué quieres? ¿Quién eres para visitar a Jessica?" Una morena me miró agresivamente. Era muy guapa, pero su ceño fruncido le destrozaba la salvaje mirada, su voz era aterciopelada aunque parecía que de un momento a otro me iba a saltar a la yugular. "Contesta" "Si me dejas hablar quizás contestaré" Aproveché mi pureza, mi rostro angelical y mi sonrisa cálida. Intenté hablar lo más tranquila posible, zafándome de su agarre con suavidad. "Me llamo Taeyeon y vengo a darle felicidad a Jessica". El rostro de la morena cambió de repente, como si hubiera entendido que era su ángel de la guarda. "Por fin has llegado, ya pensaba que debería llamar a otra psicóloga, ¿por qué tardaste tanto?" "N-No soy..." Antes de que pudiera decir nada más, la morena me arrastró hasta el salón, me hizo subir innumerables escaleras y me presentó frente a una rubia que pasaba el rato mirando como el fuego iba consumiendo los troncos de nogal esparcidos por el hogar de la estancia.

La morena desapareció, dejándome plantada con esa chica que parecía ausente. Pasé mi mano por delante de su rostro, sus ojos estaban abiertos pero su mirada era distante, le faltaba vitalidad. "¿Tu eres Jessica?" Me arrodillé a su altura y sus ojos me miraron por un segundo. Eran de un castaño muy bonito, pero apagado, me sentí triste, sabía qué tenía que hacer pero ella debía poner algo de su parte. "¿Quieres pasear? Hace algo de frío pero te voy a proteger, vale?" Agarré una de sus manos, notándola extremadamente fría. Me asusté, ¿y si estaba enferma y se estaba muriendo? Si era así, la que moriría luego sería yo por no cuidarla bien... A todo ángel le llega la hora pero yo aún quería descubrir muchas cosas.  "Vamos Jessica, nos esperan ocho días llenos de felicidad, estoy aquí para ayudarte!" Sonreí angelicalmente y agarré la ropa adecuada para poder salir a la calle. Una bufanda rosa, unos guantes del mismo color, una chaqueta marrón hasta sus rodillas y unas botas oscuras para que la nieve no mojara sus piernas. Le ayudé a bajar, parecía que había incluso dejado de caminar, se tambaleaba. "Soy nueva en esta ciudad, ¿me ayudarás a conocerla?" Me miró de nuevo mientras salía ella primero de la mansión. Enseguida tomé su mano entre las mías. Yo no llevaba guantes pero tampoco tenía frío, la lana que cubría sus manos me hacía sentir cálida.
 

***
 

Miré al cielo, era completamente blanco, a ese paso volvería a nevar con fuerza por la noche. La miré, me sonrió, odiaba su sonrisa, era más bonita que la mía, aunque hacía meses que parecía que no supiera hacer nada más que enfadarme y llorar. ¿Ayudarme? Genial, otra que ha sido engañada por Yuri. "No estoy loca..." Fueron mis primeras palabras hacia ella, me miró curiosa, sonriendo otra vez, odiaba esos labios. "Ya lo sé, yo solo he venido a darte felicidad" "Felicidad es lo que tiene que darme Yuri, en vez de buscar psicólogos" Suspiré, dejando que el vaho saliera por encima de mi bufanda, tenía la nariz roja del frío y mis mejillas estaban levemente coloreadas. Hacía demasiados días que no salía de casa... "¿Yuri es esa mujer que me llevó hasta ti? Intenté decirle que no era psicóloga pero no quiso escucharme" Soltó una gran carcajada parecida a la risa de una señora mayor, me extrañé, ¿cómo un cuerpo más pequeño que el mío podía tener una voz tan potente?

Celos, eso también podía entrar en la lista de mis sentimientos hacia ella. Suspiré, estaba andando sin un rumbo fijo, la estaba llevando por callejones que ni yo misma conocía. "Yo me llamo Tae..." "No me interesa tu nombre" La apuñalé con esas palabras, soltándome de su agarre y caminando a más velocidad, topándome con más de una persona al mirar hacia atrás y ver que no me seguía. Me paré, ¿dónde estaba? "Jessica" Pegué un agudo grito al verla frente a mí "¡¿C-Cómo has hecho eso?!" "No me hagas enfadar, vine para hacer que tus mejillas se tensen en una agradable sonrisa y voy a conseguirlo" Me atrapó la mano, consiguiendo que mis mejillas se sonrojaran por el enfado. No tuve más remedio que aceptarla. "Eres una chica muy pesada" "Soy tozuda, que es diferente" Volvió a sonreír y me entraron ganas de darle una bofetada. ¡Odiaba su felicidad!
 

***
 

Sentí su pulso acelerado a través de su mano. Una de las características que yo tenía para saber si me mentían o no era comprobar el nivel de nerviosismo en esa persona. Jessica no me mentía, realmente le caía mal. Suspiré y sonreí, debía ponerla más nerviosa para que me aceptara en su vida, aunque fuera tan solo por ocho días. "¿Dónde dormiré?" La pregunta salió tan natural como la expresión de sorpresa de la rubia "¿Cómo que dónde dormirás? En tu casa obviamente!" "No tengo casa" Sonreí inocentemente y la molesté mirándola fijamente. "Te dije que había llegado hacia poco" "Te odio" Solté una gran carcajada e hicimos media vuelta, rumbo a su casa. "Voy a dejar que te quedes en una habitación de invitados... La que esté más lejos de la mía". Sonreí, no pensara que aceptara tan rápido. "¿Duermes con Yuri?" "Claro, es mi futura mujer, cómo quieres que no duerma con ella?" Miré el cielo y mostré mis blancos dientes en una pequeña sonrisa. "Allí de donde provengo, los matrimonios duermen separados" "¿Qué clase de lugar es ese? Ni que fueras de la edad de piedra..." La miré y me encogí de hombros. "Bueno, algo vieja sí que soy" "¿A qué te refieres?" Primer paso conseguido, sentía algo de curiosidad por mí, su pulso lo mostraba y su mirada parecía menos apagada. "Nada, solo muéstrame dónde debo dormir".

Segundo Día

Abrí los ojos, mirando a mi lado. Vacío, Yuri había vuelto a irse sin ni siquiera despertarme como hacía años atrás. Nuestra relación iba de mal en peor, ella pensando que yo estaba loca o deprimida y yo intentando que se diera cuenta de que no quería perderla. Sabía que se acostaba con otras mujeres, la mezcla de los perfumes se pegaban en nuestra cama pero aún así le dejaba hacer lo que le viniese en gana, no quería discutir. "Buenos días" Una voz conocida me hizo incorporarse como si acabaran de pellizcarme, fruncí el ceño, frotándome los ojos."¿Quién te ha dado permiso para entrar en mi habitación?" "Tu futura esposa" La miré algo curiosa pero sin dejar que mi ceño se relajara. "¿La has visto?" "Acaba de salir, hace diez minutos" Como si me hubieran empujado, corrí escaleras abajo y me la encontré en la cocina, salté sobre ella. "¡Yuri!" La morena se sorprendió, dejando la tostada sobre el plato. "¿Qué ocurre amor?" "¿Por qué no me has despertado...?" "Ah... Quería darte una sorpresa, te estaba preparando el desayuno" Sonrió, adoraba su sonrisa. Mis labios se curvaron automáticamente en una de leve, mirando la gran cantidad de comida que había sobre la mesa. "También hay para Taeyeon, ¿te está ayudando verdad?" "S-Sí... Supongo que podemos llamarlo así..."
 

***
 

Parecía que mi nombre le diera alergia, al mirarme volvió a fruncí el ceño. "Taeyeon, ¿tienes hambre? Debes desayunar" Yuri fue amable conmigo, pero sabía que detrás de esa suave voz se escondía algo más, su pulso se notaba loco desde nuestra distancia. "No gracias, no desayuno nunca, tengo el estómago cerrado" Sonreí y sentí una fría corriente, las observé, parecían una pareja normal y corriente, ¿qué estaba escondiendo Yuri...? "Esta noche tengo una cena de empresa, no podré venir..." "P-Pero esta noche es..." La más alta me miró y luego volvió la vista a la rubia. "Lo sé, no sabes lo que me duele no poder estar contigo la noche de nuestro aniversario" "Dentro de siete días nos casamos y tu aún piensas en el trabajo! ¡No soporto cuando todo lo que no es trabajo pasa de largo de tu cabeza!" Me acerqué a ella, agarrándole los hombros, Jessica parecía realmente furiosa y si no la abrazaba era capaz de tirar las cosas al suelo o golpear a Yuri. "Tranquilízate Jessica, cálmate" Intenté parecer lo más dulce posible, susurrando en su oído. La morena me miró asesinamente, sus ojos me estaban pidiendo que me alejara de ella pero no podía hacerlo, por el bien de las tres.

Su mirada la delató, se estaba acostando con cualquier mujer que Jessica poco conocía o que la confianza entre ambas llegaba a dar asco, era algo de ese estilo. "Cálmate, yo estoy aquí" Poco a poco la solté, ayudándola a sentarse en una de las sillas de la amplia cocina. "Desayunemos y salgamos un rato, ¿de acuerdo? El aire fresco del invierno te irá bien" Yuri volvió a desaparecer sin decir nada, me preocupaban, ambas. Una jugaba con ella y la otra era demasiado ingenua, ¿quién era la mala? ¿La que engañaba o la que se dejaba engañar? ¿Quién debía imponer sus causas? "Sé que me está engañando..." La voz de la rubia me hizo bajar la vista hacia ella. Me miró, preocupada, triste, era la primera vez que veía brillar sus ojos pero prefería que brillasen de emoción o felicidad, y no de lágrimas que querían salir. "No sé quién es ella, pero conozco su perfume, rosas... Incluso me compré un perfume igual para no pensar tanto en las infidelidades de Yuri..." "¿Por qué te dejas engañar? Díselo" Volví a arrodillarme, poniéndome de cuclillas y tomándome la libertad de apoyar las manos suavemente en sus rodillas. "Yo puedo ayudarte" "Yuri es posesiva... Me quiere, o eso creo yo..." "Quizás te mantiene engañada con el deseo, no con el amor... ¿No lo has pensado así?" Me empujó, caí sentada al suelo. "¡Cállate! A ti nunca te ha amado nadie, lo sé, no sabes lo que se siente..." Me miró mordiéndose el labio inferior y se levantó, subió las escaleras y se cambió de ropa. Me dejó allí, sentada en el suelo de la cocina.
 

***
 

Salí corriendo de mi casa, necesitaba cansarme, notar que mi aire faltaba para saber que me había alejado lo suficiente de mi propia vivienda. No sabía quién era más estúpida de las dos, si yo o Taeyeon, ¿cómo podía soltarme esas cosas como si fuera una psicóloga? Es más, ¿por qué había aceptado vivir con ella durante ocho malditos días? Era lo que faltaba para casarme... ¿Yuri tenía algo que ver con todo eso? Fui alentando el paso a medida que me acercaba a las bajas escaleras de piedra que me conducirían hasta la tienda de pinturas, y seguidamente hasta el lago escondido detrás de esos callejones. Puse una mano en la pared, guiándome por el tacto de la fría piedra, sentí pequeñas agujas en mis dedos, era un frío demasiado notorio para mi fina piel, eso me pasaría factura.

Parpadeé un par de veces al notar el sol de invierno golpear contra mis ojos, sonriendo levemente segundos después. Era un lugar tranquilo y el agua estaba congelada. Aparté la nieve de la hierba y me senté en ella, sabía que me mojaría el trasero pero poco me importaba, solo quería sentarme y dejar mi mente en blanco. Todo habría sido perfecto si no fuera por el bollo que misteriosamente cayó en mi regazo. Automáticamente miré hacia arriba, encontrándome a Taeyeon colgando boca abajo de una gruesa rama. Me saludó. "¡¿Pero qué narices haces aquí?!" "¿Recuerdas que estaré contigo ocho días? Eso significa que no podemos alejarnos la una de la otra" Bajó con un atlético salto y se sentó a mi lado, sin apartar la nieve; se hundió en ella, quedando en una graciosa postura. No pude evitar soltar una risita por ello.

"¡Has sonreído! Bueno, más o menos" Me miró cual niña con un diez en un examen y sacó un bollo de su bolsillo, metiéndoselo a la boca y dándome mi par de guantes rosas. "Te los dejaste en casa, es mejor que cuides tus manos, una princesa como tú no debe dejar que su blanca piel se lastime de esa forma" "¿Princesa?" Era la primera vez que alguien me llamaba de esa manera. Sentí mi corazón latir alocado, feliz, vivo de nuevo por unos instantes... Me comí el bollo en silencio, resguardando mis dañadas manos por el frío dentro de los guantes. "Gracias..." "De nada" Volvió a sonreír, ¡odiaba su sonrisa! "¿Es un lugar especial este?" "No conoces este lago?" "Te recuerdo que soy nueva por aquí" Suspiré, siempre me contestaba la misma frase. "¿De dónde vienes?" "De un lugar muy lejano" "¿Y es?" "El cielo, obviamente" Soltó la frase tan segura de sí misma que me hizo incluso dudar, ¿el cielo? Era la tontería más grande que había oído en mi vida. "Si claro, ¿estás muerta?" "No, soy un ángel". Solté una carcajada irónica, ahora había dado en el clavo, la loca era ella, no yo. "Los ángeles no existen" "Eso ya lo veremos..." Parecía ofendida, quizás su sueño era serlo algún día... Me sentí mal.
 

***
 

"Perdona por lo de antes, no quise empujarte" Necesitaba dos disculpas, una me la había dado pero la otra era más difícil. Cuando una persona no creía en los ángeles no creía nunca en ellos, a no ser que uno de los nuestros se mostrase por voluntad propia... cosa casi imposible por el simple hecho de que el castigo era tal, que muchos preferían seguir viviendo con el dolor de saber que para muchas personas, no existíamos. "No pasa nada..." Sonreí de nuevo, apartando la nieve de mi alrededor para poder levantarme, me miré la ropa, estaba completamente mojada. "¿Por qué me has llamado princesa?" "No es eso lo que normalmente se dicen las parejas? Quiero decir, palabras bonitas, que expresan como es esa persona" "¿Te parezco una princesa?" Asentí inocentemente y vi que me tendía la mano, necesitaba levantarse. "Eres la primera que lo hace..." "¿Yuri no te dice esas cosas...?" Sentí un pinchazo en mi pecho, me asusté, era la primera vez que algo así me sucedía. 
Los ángeles no nos hacíamos daño, éramos inmortales y podíamos elegir entre la juventud eterna o la riqueza eterna. Yo aún tenía que elegir entre alguno de esos dos... Pero el dolor en mi cuerpo era más importante, como si algo en mi interior pidiera a gritos que quería salir...

Recordé por un momento las clases que nos dieron antes de ser los elegidos de la felicidad... "Cualquier ángel que note como un corazón crece dentro de su pecho, será castigado por su propio cuerpo. Comenzarán a caerle las plumas y sentirá pena por los demás. La única causa de muerte natural es si la aparición de un corazón consigue que un ángel muera de pena, estad atentos, los más buenos en dar felicidad son los más vulnerables en realidad". La voz de Jessica me devolvió a la realidad. "¿Te encuentras bien? Te has puesto pálida..." Sonreí, segundo paso conseguido, causarle preocupación; aunque no pude evitar pensar en ese pinchazo durante el resto del día.

Tercer Día

Me despertó a las cuatro de la mañana, tirándose sobre la cama como si hubiera terminado de correr una gran maratón. Un largo suspiro se escapó de sus labios y el olor a alcohol se podía percibir en toda la habitación. Me giré dándole la espalda pero segundos después me abrazó, susurrándome cosas obscenas en el oído. "Venga, sé que esas palabras son tu punto débil... ¿Nos divertimos un rato? Aun quedan muchas horas antes no salga el sol..." Yuri iba borracha, no sabía cómo había podido llegar a casa entera con lo poco que debía ver. Me giré, la miré y no dije nada; la besé con necesidad, me tenía atrapada.

La empujé, sentándome sobre sus caderas, quería tenerla bajo mi control durante unos minutos. Acarició mis muslos, arañándolos suavemente, me gustaba cuando pasaba sus uñas por mi piel, era placentero. Me mordí el labio inferior e incliné mi cuerpo para volver a besarla, su lengua tenía hambre, lo sé.
 

***
 

Estar con ella significaba observarla la mayor parte del día, incluida esa escena. Sus ojos mostraban un brillo especial pero no era de felicidad, tampoco de súplica, quizás un poco de comprensión... Yuri sabía tocarla, Jessica gritaba de puro placer... Aparté la vista, dándoles la espalda. Dejé que mis alas salieran de su escondite y las estiré, necesitaba volar un poco, despejar mi mente. Cerré los ojos y dejé mi cuerpo muerto, cayendo de la ra

Please Subscribe to read the full chapter
Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
Eriika
#1
Chapter 1: O.O
sunny-chingu
#2
Chapter 1: Esto es lo mas hermosamente deprimente que he leído…
WOW…
amadeo1719
#3
Chapter 1: Carajo, que cosa más bonita. EL final me confundio un poco y me dejo el corazon estrujadito ;n;
SayAlover #4
Chapter 1: Estuvo muy bonito
Casi lloro