1: Un viejo amigo
Even if you didn't say anything...Hoy era el día por el que tanto esperé. Después de años y años de arduo labor, por fin llegué aquí, hoy me voy a la universidad. Estaba tan ansiosa que se me dificultaba hasta caminar, en realidad, estaba temblando.
Tendré mucha suerte si la gente no lo nota. Hablando un poco más en serio, me sentía como uno de esos niños de kínder que llora cuando su mamá los deja el primer día. Así, exactamente así… aunque, bueno, con la excepción de que yo no orinaré mis pantalones.
¿Y saben por qué estaba tan nerviosa? Algunos pueden pensar que es una ridiculez, pero para mí es algo crucial. Una nueva etapa. Este es el momento en el que yo decido como manejar mi vida y que camino escoger, y eso, al menos para mí, es lo más importante en este momento. No pienso dejar esta oportunidad por nada del mundo. Porque para mí, prácticamente, la escuela es para lo que vivo. Jamás he hecho nada extraordinario que no tenga que ver con concursos escolares o viajes… escolares también. Siempre he tenido las mejores calificaciones y es lo que me alegra la vida y me divierte, hasta cierto punto.
Cerré mi última maleta y di un último vistazo a mi habitación. Iba a extrañar tener mi propio cuarto, también iba a extrañar el poder hacer lo que quisiera en él sin tener que preocuparme de que alguien me vea o me escuche, pero supongo que todo lo bueno viene acompañado de algo malo, ¿no es así?
Apagué todas las luces y salí de la habitación, cargando 3 de mis maletas.
Avancé a la sala, solo para encontrarme con mi madre llorando (supongo que de felicidad) en la puerta, esperándome para salir.
Sonreí un poco al ver esto, pues es muy conmovedor, salimos juntas y con ayuda de mi papá subimos mis maletas a la camioneta.
─So yung, recuerda todo lo que te dije, ¿sí? –Mi mamá sonrió entre lágrimas y luego dijo: -Recuerda que nada hacer cosas indebidas con muchachos, ¿de acuerdo?
─Mamá… -Alargué.
─Escucha a tu madre, So yung, no quiero tener que golpear a nadie. –Mi padre dejó salir una carcajada contagiosa que me hizo reír también.
─No te preocupes, no tendrás que golpear a nadie. –Sonreí lo más que pude.
─Bien pues, yo me voy ahora. –Subí a la camioneta y la encendí, mis padres solo asintieron, se despidieron con una seña y con eso arranqué.
Dejar mi casa e ir a la universidad no me ponía tan melancólico, pues no estaría tan lejos de casa. En realidad, la universidad estaba a la ciudad vecina, que no se hacía más de una hora de camino. Creo que fue por eso que mi mamá no hizo tanto escándalo, como probablemente hubiera hecho si me hubiera ido aún más lejos.
Todo el camino me dediqué a calmar mis nervios y a repasar en mi mente todo lo que mis padres me dijeron que debía y no debía hacer, pero cuando empezaba a acercarme a la universidad se me iban olvidando las cosas y los nervios se apoderaban de mi de nuevo.
Y después de 45 minutos, por fin llegué a la universidad. Estacioné la camioneta y antes de bajar analicé a la clase de personas que veía llegar también, todos se veían tan… sociables, y divertidos, seres humanos comunes. Aunque uno que otro no se veían como buenas compañías, la mayoría se veían bien.
Un buen comienzo.
Terminé de bajar mis maletas y me dispuse a buscar mi habitación. Era el número 510, uno de los últimos, aunque el problema no era ese, el problema era que no tenía ni idea de donde estaban los dormitorios. Así que, simplemente fui hacia donde mi intuición decía.
Está bien, tengo que aceptar que no es muy buena idea, así que mejor preguntaré.
Me acerqué a la persona más cercana a mí, quien era un chico de cabello café oscuro y con una gorra negra.
─Disculpe, ¿sabe dónde están los dormitorios? –Y volteó a verme… me parecía familiar.
─Sí claro, están por… -Me observó un tanto perplejo y después dijo: ─ ¿So yung? ¿Eres tú?
─ ¿Cómo sabes mi nombre? Acaso… ¿nos conocemos? –Estaba segura de que sí, pero no recordaba quien era.
─Vamos… -Alargó y después sonrió ─No puedo creer que me hayas olvidado tan fácil. Soy Jimin, ¿recuerdas?
─Jimin… -Repetí, tratando de recordar
─ ¡Vaya! ¡Solíamos ser mejores amigos en secundaria!
─ ¡Ah! Sí, sí, ya recuerdo. Eres Jimin, el tonto Jimin. –Me burlé.
─ ¿Ahora me recuerdas? Sí, bueno, solía ser él. Ahora soy muy inteligente. –Hizo una mueca que me hizo reír.
─ Oh, cierto ¿Necesitabas mi ayuda? –Eso me hizo recordar.
─Cierto… quería preguntarte si sabes donde están los dormitorios.
─Claro que sé, es mi segundo año aquí. Vamos, si quieres yo te acompaño. –Dijo sonriendo ampliamente y tomando una de mis maletas. Al ver mi cara de confusión dijo: ─Parece que necesitas ayuda con una de esas. –Y yo solo asentí.
Y así seguí a Jimin hasta donde se supone estaban los dormitorios, hablamos de todo y nada a la vez, recordábamos cosas locas que hicimos en secundaria y morimos de risa por algunas de ellas. Es bueno encontrar viejos amigos y saber que aún tienen la misma conexión de antes. Ahora que lo pienso, haber encontrado a Jimin fue bastante bueno, así no tendré que estar sola y al menos ahora, tengo un amigo.
─Y… ¡llegamos! –Suspiró y se estiró un poco. ─Aquel edificio es de las mujeres y este de acá es de los hombres. –Dijo señalando los edificios.
─Gracias Jimin, sin ti seguramente seguiría sin saber donde estaban.
─No agradezcas, está bien. –Sonrió y sonreí.
Ninguno de los dos dijo nada, comenzaba a ser incomodo, pero por suerte el teléfono de Jimin sonó.
─Oh, perdón, tengo que contestar esto. - Asentí. ─Sí, ¿Suga?
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Aburrido, pero se pondrá mejor c:c
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