Uno.

Soulmate

La primera vez que lo vi tenía la edad de 10 años, en eso entonces no sabía exactamente lo que estaba pasando, lo único que sabía era que estaba preocupada y asustada pues él estaba mal herido.

Mientras mi padre se ocupaba de cuidar los campos, yo me dirigí a la montaña en busca de margaritas para adornar la pequeña mesa que teníamos en casa. Hace poco que mi madre había muerto y había sido un golpe duro para ambos pero, ahora mi padre comenzaba a recuperarse y salir adelante; y yo también lo hacía. Así que trataba de animarle un poco y quería darle más vida a nuestro pequeño hogar.

Justo cuando me adentre más al pequeño bosque, debajo de un árbol encuentro a un hombre con la piel blanca como la nieve, el cabello dorado como el oro y el rostro más pacífico que jamás había visto en mi vida. Era realmente hermoso y parecía estar dormido.

Me acerco más, a pesar de que era un completo extraño y era sospechoso, me causaba curiosidad encontrarlo de la nada, pues lejos del campo estaba una pequeña aldea pero, yo ya conocía a todas las personas de ahí y a este muchacho nunca lo había visto.

Parecía dormir tranquilamente, pareciera estar en tanta paz y siento como mi corazón se calma. Estoy a punto de ir por mi padre y contarle lo que he encontrado cuando de repente el chico abre sus ojos y siento todo mi cuerpo congelarse al notar como su mirada se posa en mí.

Su mirada estaba tan llena de luz, tan llena de esperanza, dulzura, tranquilidad, amor...

Y yo sentía mi pequeño corazón latir de nuevo pues el muchacho me sonríe con ternura y ¡Dios! Jamás había visto cosa tan más hermosa en mi vida.

“Hola” su voz es tan dulce y siento mis piernas temblar “disculpa pequeña pero ¿me podrías decir donde me encuentro?” parecía estar confundido y empieza a observar el lugar con curiosidad.

Me quedo muda por un largo instante, observándolo con fascinación pero al mismo tiempo sentía miedo pues era un total desconocido.

El parece notar mis sentimientos y vuelve a sonreírme con dulzura.

“No te hare daño pequeña, descuida, no sería capaz de lastimar a una niña tan bonita como tú” mis mejillas toman un tono carmesí y agacho la cabeza pues su comentario realmente me apena y no sabía cómo lidiar con eso.

Pero siento que puedo confiar en él y volteo a verlo con un poco de vergüenza y le respondo en un susurro.

“Se encuentra en los campos de Cameroon mi señor” le digo de la forma más cordial y formal que pueda. Después de todo, el muchacho parecía venir de una familia distinguida a juzgar por su traje negro con líneas apenas notables de color blanco, la camisa totalmente blanca como la nieve y el pequeño collar en forma de triángulo de oro con pequeños diamantes incrustados que colgaba de su cuello.

Veo el rostro del muchacho sorprenderse y al mismo tiempo preocuparse.

“¿Campos de Cameroon has dicho?” yo solo asiento ante su pregunta y lo veo todavía más preocupado “no puede ser... no puede ser...” parece estar asustado.

Noto como trata de levantarse pero cae de rodillas y yo dejo de lado mi canasta llena de margaritas y corro a su auxilio.

“¿Se encuentra bien?” tomo su rostro para verle el rostro y siento sus mejillas arder, me asusto ante la sensación pues eso solo significaba una cosa. El muchacho tenía fiebre y muy alta.

Siento como la respiración se le dificulta y empieza a sudar.

“¡Ah! No puede ser... no ahora...” su voz ahora suena bastante débil y parece que no puede sostener más su cuerpo y siento su peso sobre mi hombro, se me dificulta un poco sostenerlo pues era muy pequeña.

“Resista por favor” me preocupo y tengo ganas de llorar pues no sabía qué hacer, él nota mi gesto y me sonríe mientras acaricia mi cabeza.

“Estaré bien solo... necesito descansar un poco...” parece que algo por dentro lo lastima pues escucho quejidos de dolor salir de su boca.

“¿Puede esperar aquí? Iré por ayuda, por favor, resista” asiente a lo que le digo.

“Esperare, lo prometo.” Y salgo corriendo en busca de mi padre.

Una vez que lo colocamos sobre mi cama, mi padre rápido va por agua y moja un pañuelo para ponerlo en la frente del muchacho. Me pide que vaya a revisar el primer cajón de su escritorio y que le traiga una pequeña cajita roja.

Una vez que se la entrego saca de ella una pastilla y le pide al muchacho que se la tome mientras le ofrece un vaso de agua.

“Esto te ayudara a bajar la fiebre pero, para tus heridas en el cuerpo me temo que no tengo nada para curarte por el momento, tendré que ir hasta la aldea para conseguir lo necesario, me tomara algo de tiempo ¿crees que puedas soportar?” el muchacho asiente y agradece la ayuda “mi hija te cuidara, descuida ella es una niña muy lista y sabrá atenderte” la mirada del muchacho se posa sobre mí y me sonríe con tranquilidad.

“Lo sé, se nota que es una niña muy inteligente” no puedo evitar sonrojarme de nuevo.

Acompaño a mi padre a la puerta y se inclina un poco ante mí y me da un cálido abrazo.

“Cuídate mucho y también cuida de él, se ve que es una buena persona pero, no te confíes tanto ¿de acuerdo?”

“De acuerdo padre, vaya con cuidado” me sonríe y lo veo marcharse.

Me dirijo de nuevo a mi habitación donde se encuentra aquel muchacho y noto que está sufriendo pero en cuanto me ve entrar al cuarto trata de disimularlo con una sonrisa.

Me siento en una silla que se encuentra a lado de la cama y le veo con mucha preocupación. Cuanto me gustaría poder ayudarlo.

“¿Le duele mucho?” me mira con simpatía y toma mi pequeña mano.

“¿Tan preocupada estas por mí? Recuerda que soy un desconocido”

“¿Podría decirme su nombre?” parece pensarlo un poco pero después suspira.

“Mi nombre es Lee Taemin del reino Muscadet, a sus servicios pequeña dama” acto seguido besa mi mano con suma caballerosidad y me sonrojo pero al mismo tiempo me sorprendo. Pues sabía perfectamente que ese nombre le pertenecía al príncipe de dicho reino.

El reino Muscadet era muy poderoso, temible pero al mismo tiempo respetado. Aunque estábamos en una era muy moderna, todavía existían los reinos en algunas regiones y países, claro que habían cambiado mucho a como solían ser antes pero el titulo seguía siendo importante. Se sabía que el rey era una persona muy severa pero justa y que su reina tenía la belleza de una diosa divina.

Se sabía que habían tenido un hijo y que este fue bendecido por los mismos dioses con varios dones y que era noble y amable con su pueblo. Todo el mundo lo amaba pero, se había corrido el rumor de que el príncipe había desaparecido hace dos años.

Y ahora, yo lo había encontrado... Había encontrado a nuestro príncipe...

“Príncipe Lee” mis lágrimas comenzaban a acumularse “por fin ha aparecido” mis lágrimas comienzan a salir “¿Qué le ha pasado? ¿Por qué desapareció? ¡Oh su alteza! Disculpe mi rudeza” rápido me pongo de pie y hago una gran reverencia tal y como mi padre me había enseñado.

Siempre practicaba mis modales pues mi padre me había dicho que algún día me llevaría a visitar Muscadet. Y no quería que la gente del pueblo cercano al reino pensara que los del campo no teníamos modales.

Escucho la risa del príncipe y siento su mano tomar mi pequeña barbilla y ahí estaba de nuevo, su sonrisa tan dulce y tan radiante.

“Por favor, no es necesario que hagas eso, y deja de tratarme con tanta formalidad”

“Pero, mi príncipe...”

“Shh, calla pequeña, no merezco ser tratado con tanto respeto” veo tristeza opacar el brillo de sus ojos “de verdad, no lo merezco...”

Su compartimiento me confunde pero no me deja preguntar más pues acto seguido me toma entre sus brazos y me sienta en su regazo.

“Has perdido tu canasta llena de margaritas ¿verdad? Lo siento, por el susto que te he dado, lo has olvidado en aquel lugar donde me encontraste, prometo que iré a buscarla mañana a primera hora”

“No será necesario príncipe...”

“Taemin, solo llámame así y por favor no vayas a tratarme con una realeza, no soy diferente a ustedes ¿de acuerdo?” asiento a lo último que dice y revuelve un poco mis cabello. Con cuidado me baja de su regazo y vuelve a acostarse.

Parecía estar muy cansado y me quedo a su lado cuidando de él y rezando por su pronta recuperación.

Ya había pasado dos semanas y durante ese tiempo mi padre me había dejado a cargo de cuidar a nuestro príncipe, claro que Taemin me pidió que guardara el secreto y, aunque me sentía mal por mentirle a mi padre, quería que Taemin se sintiera cómodo y me tomara confianza.

Había muchas heridas en su cuerpo, sobre todo en su espalda, pareciera que alguien lo había azotado con miles de herramientas de tortura y lo había destrozado por completo. Ver su piel tan dañada me provoca tanta tristeza y cuidaba de él mientras intentaba sanar sus heridas.

Varias veces llore y el príncipe bueno, Taemin siempre me abrazaba con calidez y me decía que todo estaba bien, que no me sintiera mal pero ¿Cómo no hacerlo? a pesar de ser nuestro príncipe, a pesar de que nunca había tenido la dicha de conocerlo en su momentos de grandeza, le amaba por cuidar tan bien del reino y no olvidarse de los campos lejanos que tenía.

No me decía mucho al principio del porque había estado desaparecido por 2 años, lo único que respondía era que había algo maligno del cual tuvo que hacerse cargo pero, pareciera que su trabajo no estaba terminado y siempre había terror en sus ojos.

A veces despertaba gritando mientras tomaba su siesta y corría asustada a su lado, tomaba su mano entre mis dos manos pequeñas y le decía que estaba a su lado, que no tenía porque temer. En esos momentos tenía que ser fuerte y me era muy difícil pues simplemente era una niña pero, odiaba ver a Taemin sufrir.

En tan pocas semanas le había tomado tanto cariño pero sabía que no iba durar, y mi pequeño corazón sentía que pronto, todo esto terminaría...

Y ya no tendría a mi príncipe a mi lado...

A la tercera semana, Taemin ya se había recuperado por completo y me había implorado que saliéramos a caminar y fuéramos a la montaña.

“Las margaritas se están marchitando ya que todo el tiempo estuviste cuidando de mí, ahora vayamos por otras”

“Pero, no tengo mi canasta” observo como me sonríe divertido y saca del armario una hermosa canasta azulada como el cielo y me la entrega.

“La última vez que tu padre fue a la aldea, le di unas cuantas monedas de oro por gratitud de haber cuidado tanto de mí y aparte le pedí el favor de comprarte esta canasta ¿Qué te parece?” dejo la canasta a un lado y lo abrazo con fuerza, enterrando mi rostro sobre su abdomen.

“Gracias Taemin, en verdad eres un ángel” y siento como Taemin acaricia mi cabeza con suavidad y me susurra un de nada.

Nos dirigimos a la montaña y llegamos justo al lugar donde lo encontré por primera vez, veo como Taemin toma asiento debajo del árbol y palpa el césped frente a él, indicándome que yo debería sentarme ahí.

Una vez que obedezco, Taemin toma la canasta llena de margaritas y comienza a trenzar mi pelo largo y negro, añadiendo pequeñas margaritas por aquí y por allá.

“Taemin ¿me podrías contar una historia?”

“¿Una historia has dicho? ¿De qué te gustaría que tratara?”

“De lo que sea, solo quiero escuchar una” Taemin suspira y continua haciéndome la trenza.

“De acuerdo, hace un tiempo había un príncipe que era amado y muy valioso tanto para su pueblo como para los dioses, pues habían visto la esperanza en él y también su alma había sido bendecida por estos últimos. Su vida era muy tranquila, llena de riqueza y fortuna pero también de humildad y bondad. Era el orgullo del reino donde vivía. Pero, un día una visita inesperada llego y le dijo al rey que no todo es perfecto y que tenía que pagar la vieja deuda que le debía hace ya bastantes años. El príncipe, confuso, pregunta que era lo que estaba pasando y fue ahí donde descubrió la dura realidad.”

Sentía la sensación de que el cuerpo de Taemin tensa y el aura que le rodeaba comenzaba a tornarse en un depresivo y atormentado color gris.

“¿Qué fue lo que paso?”

“Para poder dar luz a un hijo perfecto, se necesitaba al padre perfecto, el rey había vendido su alma a uno de los demonios del reino de las tinieblas y parte de la sangre de ese ser fue depositado en el rey para así alcanzar la perfección... el príncipe estaba condenado a servirle a aquel demonio del cual también tenía su sangre y por lo tanto era pariente suyo. El príncipe no lo podía creer lo que sus oídos escuchaban y trato de huir pero fue alcanzado por los sirvientes del ser maligno y lo llevaron lejos de su hogar y de su reino. Llego a ser esclavo del demonio, sufrió de constantes abusos de todo tipo y había mucho dolor en su nueva vida...”

“Eso es terrible...” siento mi voz temblar.

“Vaya que lo era pero, él logro escapar y busca una solución para acabar con aquel trato y condena” siento como Taemin ha terminado de hacer la trenza y volteo a verlo.

Noto una sonrisa en sus labios pero, estaba lleno de tristeza.

“Una vez que bajemos de la montaña, será mi despedida” la verdad, es que ya venía venir este momento pero, no dije nada, ni siquiera cambio mi gesto. “Hay algo importante que debo hacer” solo asentí, me puse de pie y tome mi canasta con las margaritas dentro de él.

“Comprendo...” estoy por alejarme cuando Taemin toma mi pequeña mano y la besa con delicadeza.

“Volveré, lo prometo, y tu tendrás que crecer y volverte una hermosa mujer y madurar, para así, poder hacerte mi princesa” siento mis mejillas arder de lo rojas que estaban y golpeo a Taemin con una varita que tenía en la mano.

“No me importa si eres un príncipe, no puedes decirle eso a una niña y jugar con su pequeño corazón de esa manera” el solo ríe y aprieta mis mejillas.

“Tan adorable que eres cuando te sonrojas y frustras” trato de zafarme de su agarre pero es imposible, al final, simplemente me rindo y lo abrazo con mucha fuerza.

“Haz tu promesa”

“Lo prometo” siento las lágrimas de Taemin mojar mi cabeza “te doy mi palabra de príncipe, prometo que volveré”

Y tuvieron que pasar 10 años para que esa promesa quedara en el olvido...

A la edad de 20 años había madurado y ayudaba más a mi padre en el campo, aunque él no quería que lo hiciera, yo le ignoraba. Cierto también estudiaba mucho y cada libro que mi padre traía de la aldea, lo leía con determinación y emoción.

Una vez a la semana venia mi tutor para ver cuánto había avanzado. Al principio le había dicho a mi padre que no era necesario gastar lo poco que teníamos en mi enseñanza pero mi tutor no nos pedía nada a cambio.

“Alimentar tu conocimiento es mi recompensa” me decía sonriendo de una manera tan angelical y había mantenido su promesa ya desde hace 5 años.

Me sentía afortunada pero no completamente feliz... siempre sentía un vacío en mi corazón.

Una mañana, había decidido ir a la montaña, aunque tenía mi propio jardín lleno de margaritas, las cuales mi padre me había ayudado a cuidarlas y regarlas de vez en cuando, todavía volvía a la montaña.

Mi padre quería que no tuviera la necesidad de volver allá por flores porque él quería que me enfocara en alimentar más mi cerebro con conocimientos pero, aun así, una vez al mes volvía a la montaña y me dirigía a aquel árbol donde lo había visto por primera vez.

Para ser sincera, ya me había rendido y había perdido toda esperanza de que algún día volviera a verle. Me había convencido de que las promesas que se le hacían a la niñas de 10 años no deberían tomarse en serio pues, solo eran promesas para calmar el corazón inocente y puro de una infante.

No lo culpaba por eso, estaba agradecida por aquello pero, ahora era tiempo de continuar y pensar en otras cosas.

Aun así, la razón por la cual volvía a aquel lugar era porque, bajo aquel árbol sentía mucha paz y me ayudaba a despejar mis pensamientos y sentimientos.

Sentía como mis problemas o preocupaciones se esfumaban y por eso me gustaba pasar algo de tiempo bajo aquel árbol.

Pero, ese día sería diferente...

Mientras disfrutaba haciendo unos arreglos florales, escucho unos quejidos desde unos matorrales que se encontraban un poco más atrás del árbol. Desde donde estaba no podía ver nada pero la curiosidad era fuerte y decidí ponerme a investigar.

Al acercarme, escuchaba de nuevo los quejidos y parecían ser de mucho dolor.

Preocupada, me adentro más y doy vuelta a los matorrales hasta que del otro lado, pude percatarme de una silueta.

Rápidamente me acerco y me llevo una mano a la boca sorprendida pues reconocía a la persona que se encontraba acostada debajo de los matorrales.

Era Lee Taemin, el príncipe.

Estaba igual de precioso, nada en el había cambiado y al parecer tampoco la edad pues seguía teniendo el rostro de un muchacho de 18 años.

A pesar de que esto me confunde un poco, me percato de que su vestimenta es totalmente diferente, y me refiero al estilo.

Ahora en vez de llevar algún traje elegante que le hacía verse como todo un príncipe, llevaba un pantalón ajustado negro, una chaqueta de cuero negra y no traía camisa.

Pude notar delineador alrededor de sus ojos y su imagen daba un aire de rebeldía.

Pero a pesar de eso, seguía siendo tan hermoso.

Sentía las lágrimas acumulándose en los bordes de mis ojos pero no quería soltarlas. No pensé que llegaría volver a verlo y la verdad, estaba muy feliz.

“Príncipe Taemin...” susurro y pongo mi mano sobre su suave mejilla y me asusto al notar cuan fría se sentía su piel.

Estaba a punto de ir por ayuda cuando siento una mano tomar mi muñeca y un escalofrió recorre todo mi cuerpo.

Taemin abre los ojos y me aterro al ver su mirada tan fría y penetrante, aquel brillo de esperanza que antes solía notarse había muerto y ahora lo reemplazaba un sentimiento de maldad.

“Dime mujer ¿en dónde diablos estoy?” su voz no había cambiado mucho, en efecto había madurado un poco pero, el tono que usaba era tan frio.

No me gustaba el aura que sentía alrededor de él, era tan maligno e inspiraba desconfianza, todo dulzura e inocencia ya no estaba.

“Te he hecho una pregunta mujer” parecía molesto e impaciente, sentía que me iba a herir e intento zafarme de su agarre “¿A dónde crees que vas?”

“Déjame ir” mi voz sonaba demandante, aunque en realidad tenía miedo pero no me podía dar el lujo de mostrarme débil.

“No hasta que me digas donde estoy” su agarre aprieta más mi muñeca y siento dolor “ahora, se buena chica y responde”

“Ya sabes dónde estás, has estado aquí antes y suéltame, me estas lastimando”

“¿Crees que me importa tu dolor?”

“¡BASTA TAEMIN, DUELE!” al parecer, el escuchar su nombre de mis labios le sorprende y siento como afloja su agarre.

Quería aprovechar la confusión e irme pero, Taemin rápidamente se levanta, me toma de mis brazos y pega mi cuerpo contra el árbol. Fue un movimiento bastante brusco y suelto un quejido de dolor.

“¿Cómo me has llamado?” dice entre dientes y yo no logro entender por qué ha cambiado tanto.

Lo último que escuche del reino es que el rey murió hace 3 años pero el príncipe nunca asumió el cargo y afectado por la muerte de su padre, decidió hacer un viaje de meditación para así poder pensar que era lo que tenía que hacer con la responsabilidad que pronto yacería sobre sus hombros.

Pero durante su viaje había desaparecido, sin dejar rastro alguno y ya no se supo más de él.

“Suéltame, me estas lastimando...”

“Dime mujer ¡¿Cómo conoces mi verdadero nombre?!” esto me sorprende y observo como Taemin se acerca a mi rostro y parece estudiarme, me observa con mucha atención y al parecer trata de reconocerme y a juzgar por como sus ojos se abren completamente, puedo decir que sabe quién soy “eres tu... ¡ERES LA NIÑA DE HACE 10 AÑOS!” me va soltando poco a poco y veo como agacha la mirada. Por un momento se queda mudo.

Le observo y noto que su cuerpo tiene varias heridas y esto me preocupa.

Al intentar tocar su mejilla, Taemin reacciona y toma rápidamente mi mano, apretándola con fuerza.

“Tranquilo, solo quiero ayudar” intento calmarlo, parecía estar tan confundido.

Taemin parpadea un par de veces y parecía que había estado poseído antes pues, al darse cuenta de lo que hacía suelta mi mano rápidamente y me mira con pena.

Segundos después, se desmaya y alcanzo a atraparlo en mis brazos.

Para cuando Taemin despierta, había pasado 3 días. Para ser sincera, no le había contado a mi padre sobre el cambio de actitud de Taemin para no preocuparlo, pues tenía un viaje que hacer a la aldea y estaría ausente por 2 semanas.

Tampoco me tendría que preocupar mucho por el campo ya que mi padre lo tenía muy bien cuidado y solo tendría que hacer lo básico en su cuidado, lo cual no era mucho.

Mi padre solo quería que me enfocara en mis estudios y lograra ser alguien de bien y con muchos conocimientos.

“Podrías trabajar en el consejo de la corte real, e incluso lograr más cosas, solo quiero lo mejor para ti hija mía” y yo solo quería que mi padre descansara y sacarlo de los campos.

Taemin me hace abandonar mis pensamientos al escuchar sus quejidos de dolor y maldiciones a su suerte. Todavía estaba mal herido y en esos días me había dedicado a cuidarlo y sanar sus heridas.

Tenía una gran venda rodeando parte de su abdomen y espalda, dejando al descubierto solo sus pectorales. También había notado algunos rasguños pero esos fueron más fáciles de tratar, lo que me preocupaba era su pierna, pues cuando lo traje a casa tenía una gran rasgadura en su pantalón y pude notar una gran cortada en casi toda la extensión, parecía que alguien quería cortarle la pierna pero, aunque alcanzo a salvarse, la herida no había sido tratada y estaba muy infectada.

Lo bueno es que no era algo tan grave a grado de ser mortal pero, tendría que tomar mucho reposo.

Noto como Taemin se desprende de las sabanas que cubría su cuerpo e intenta salir de la cama.

“Espera” me levanto apresurada y lo detengo “sigues herido, tienes que descansar”

“No necesito de eso ahora” intenta hacerme a un lado pero pongo mi manos sobre su pecho y lo empujó hacia la cama, obligándole a acostarse.

“Debo insistir, no me perdonaría si algo grave te llegase a pasar por dejarte ir” en eso, en un acto rápido, toma mis manos y me sonríe de manera picara y coqueta.

“Entiendo” y antes de que yo pudiera parpadear, Taemin me había jalado hacia él y todo paso tan rápido. En un segundo estaba de espaldas sobre la cama y él se encontraba encima de mí.

“¿Qué...que haces?” escucho mi voz tartamudear un poco nerviosa pero, la verdad, estaba sorprendida pues hace unos momentos, Taemin parecía estar muy herido y ahora no comprendía de donde había sacado la fuerza para estamparme y retenerme en el colchón de la cama.

“Es obvio que me quieres retener a tu lado” me dice en un tono bastante arrogante y esto me molesta mucho “vaya, tanto años han pasado y ¿todavía crees que te hare mi princesa?” sentía lagrimas empezando a acumularse en mis ojos, me entristecía y confundía su comportamiento. Pero sobre todo, me preguntaba donde había quedado aquel dulce y amable príncipe que conocí hace 10 años.

Observo como Taemin me sonríe de una manera tan malvada pero a la vez seductora y la verdad, no sabía cómo sentirme al respecto, por una parte sentí un enorme escalofrió recorrer todo mi cuerpo y cuando Taemin acaricia mi mejilla, me sentía mareada e hipnotizada por su mirada tan deseable.

Pero algo no estaba bien y tenía actuar rápido, sin embargo mi cuerpo parecía estar paralizado y no podía moverme.

“Bien entonces, veo que después de todo, te has convertido en una hermosa mujer, supongo que sería mejor hacerte mi reina ¿no crees?” lo escuche reír con maldad para luego sentir sus labios sobre mi cuello y apenas hizo presión cuando una corriente eléctrica parece activar mi cerebro y empujo a Taemin con toda mi fuerza, logrando que este se cayera de la cama.

Escuche un grito bastante fuerte cuando la cabeza de Taemin golpeo la silla que estaba a lado de la cama y, a pesar de lo que había sucedido antes, me levanto rápidamente y me acerco a él, tomando su brazo con preocupación y mirándole con temor.

“Taemin ¿estás bien? Perdona, no era mi intención empujarte con tanta fuerza ¿te ha dolido mucho?” sentía mis manos temblorosas, sabía que las intenciones de Taemin no habían sido de lo más agradable pero, el seguía mal herido y yo no quería causarle más dolor “ven, vamos a recostarte mientras voy por una pastilla ¿de acuerdo Taemin?”

“¡Puedes dejar de llamarme así! ¡ARRGHH!” veo como se sigue sobando la cabeza mientras me mira con resentimiento “Soy Ace, así es como debes llamarme mujer, y suéltame, no necesito de tus cuidados” Taemin zafa de manera brusca su brazo de mi pequeño agarre y me mira con desprecio.

“Pero, Taemin...”

“¡TE HE DICHO QUE ME LLAMES ACE!” Taemin trata de componer la postura de superioridad pero el dolor en su cuerpo era demasiado y cae de rodillas en el suelo. Ante esto, siento mi corazón latir con fuerza de coraje y tomo nuevamente a Taemin del brazo y lo arrojo a la cama, lo escucho quejarse de lo brusca que he sido pero le doy una gran bofetada y con lágrimas saliendo de mi ojos le grito.

“¡NO ME IMPORTA COMO QUIERAS QUE TE LLAME, SIGUES SIENDO UN PRINCIPE Y MI DEBER ES CUIDAR DE TI!” trato de calmarme y logro bajar la voz pero mi cuerpo temblaba de ira y enojo “estas lastimado, deja de ser tan terco, descansa y recupérate lo antes posible para que así puedas irte para siempre de este lugar pero, por ahora no te dejare ir y no por lo que tú piensas, sino porque me ha tocado ser tu súbdita y como deber que tengo tanto con el reino como contigo, debo cuidar de ti” me doy la media vuelta para no verle más la cara y tomo el pequeño recipiente con agua y toalla mojada con el cual limpiaba sus heridas “esta advertido príncipe, ahora descanse” rápidamente salgo de aquel lugar y cierro la puerta antes de que Taemin pudiese decir algo más.

Termino llorando en el pasillo mientras observaba la toalla sangrada y me pregunto si seré capaz de resistir este nuevo cambio que Taemin sufría.

Dolía saber cuan malvado se había vuelto, y no quería aventurarme a pensar a que grado llegaría su maldad pero también me confundía y preocupaba, pues en mi corazón sentía que algo malo debió haberle pasado para que el llegara a ser así.

Deseaba más que nada ayudarlo a encontrar el buen camino pero, no sabía si mi corazón sería capaz de recibir tanto sufrimiento y dolor. Sin embargo, haría lo que fuera con tal de que Taemin volviera hacer aquel chico dulce de hace 10 años.

Pero antes, tenía que averiguar la razón de su cambio, y eso iba a tomar mucho esfuerzo y paciencia. Pero sobre todo, mucha fuerza...

 Al día siguiente, me encuentro regando las flores de mi pequeño jardín cuando siento una presencia detrás y me giro para encontrarme con el rostro confundido de Taemin. Este miraba a su alrededor y parecía que estaba teniendo una lucha con su mente pues miraba todo con el ceño fruncido y parecía estar muy molesto.

Cuando por fin cruza su mirada con la mía, su expresión cambia y me da el presentimiento de que parece estar más aliviado al verme. Pero no quería hacerme ideas.

“Ha despertado príncipe ¿Cómo se encuentra?” silencio es lo que recibo de su parte pero no deja de observarme, no sé por qué pero me sentía muy expuesta ante su mirada y evito verlo “debe tener hambre, todavía no he hecho el desayuno pero en un momento le preparo algo ¿le apetece unos huevos?” estaba a punto de entrar a la casa cuando siento su mano agarrar mi brazo y me detiene.

Esos escalofríos vuelven a atravesar mi cuerpo y no sé cómo logro levantar la mirada para verle la cara. Sin embargo me llevo una gran sorpresa al notar que su expresión se notaba más calmada y se podría decir que curiosa.

“¿Por qué tanta formalidad? Pensé que habíamos quedado en que me tratarías de tú, y no de usted” parpadeo confundida, la verdad no sabía a donde quería llegar con su comentario. Por otro lado, Taemin acerca su rostro al mío y eso me pone bastante nerviosa.

“Podría alejarse un poco....”

“¿Por qué? ¿Te pongo nerviosa?” rodo los ojos al ver su sonrisa coqueta y picarona.

“No, esto se trata del respeto al espacio personal y usted, príncipe, estaba invadiéndolo todo” Taemin ríe de una forma bastante burlona y me suelta lentamente.

“Vaya que has cambiado, pero la verdad, es que sorprende mucho” lo miro confundida y el suspira “quiero decir, me es difícil creer que seas aquella niña de hace 10 años...” Taemin observa las flores de mi jardín y arranca con sumo cuidado una de ellas para luego ponerla sobre mi cabello “eres muy hermosa ahora” no sabía si mis mejillas se había puesto rojas por su comentario o porque me miraba con aquella sonrisa tan dulce y angelical de hace 10 años.

“Dígame príncipe...”

“Llámame Ace, el título de príncipe es algo que no quiero recordar” trago saliva ante su respuesta y no puedo evitar ponerme algo nerviosa.

No sabía si era muy pronto para preguntarle pero, era ahora o nunca.

“¿Qué le ha pasado?” susurro y Taemin me mira sin entender a mi pregunta.

“¿A qué te refieres mujer?” de nuevo ese tono arrogante “no me ha pasado nada, estoy mejor que nunca”

“Me refiero a ¿Qué ha pasado con Taemin?” parece que escuchar su nombre le molesta pues vuelve a fruncir el ceño y de nuevo aquella aura oscura se hace presente.

“No vuelvas a decir ese nombre”

“Pero...”

“¡HE DICHO QUE NO LO VUELVAS A DECIR! ¿ENTENDISTE?” no sabía porque le molestaba tanto, y aunque su mirada tan negra y sombría me causaba temor, tenía que mantenerme firme.

“¿Por qué no? Dígame ¿Qué ha pasado? Ahora lo siento tan cruel y tan maligno, no solía ser así. Antes era un chico tan dulce, lleno de vida y esperanza. Antes no causaba temor y tampoco lastimaba los corazones de los demás. Merezco saber que ha pasado con aquel príncipe, Taemin por fa...” pero no pude continuar hablando pues tenía una mano apretando mi cuello y mi cuerpo pegado contra la puerta. Con miedo veo los ojos de Taemin tornándose rojos, el cielo empieza a adoptar un color gris y puedo notar una gran sombra negra salir por la espalda de Taemin.

“CALLATE, TE HE DADO UNA ORDEN Y QUIERO QUE LA CUMPLAS” las uñas de Taemin crecían y comenzaban a enterrarse sobre mi cuello, no podía respirar, tenía mis manos sobre su brazo y trataba de zafarme de su agarre pero, entre más forcejaba más apretado era su agarre. Taemin parecía no reaccionar a lo que hacía, un odio maligno y terrible lo estaba cegando en ese momento y en su mirada solo se reflejaba crueldad y rabia.

Sentía que el aire se me iba, mi corazón latía muy rápido y el temor estaba abrazándome fuertemente.

“Ta...Ta...” intentaba llamarle por su nombre pero las uñas de Taemin comenzaban a profundizar y claramente podía sentir como mi sangre comenzaba a salir lentamente de mi cuello. Pensé que ese sería mi fin pero, no podía terminar así... no podía...

Mis lágrimas comenzaban a salir y desesperadamente intentaba patearlo pero la fuerza se me iba, finalmente comenzaba a ceder y estaba preparada para recibir la muerte. Bajo la cabeza, cierro los ojos y mis lágrimas siguen fluyendo hasta mojar aquella mano de la persona que una vez fue un príncipe tan amado.

Pronto siento mi cuerpo caer al suelo y el aire bruscamente entra a mi cuerpo mientras tosía con fuerza. Llevo mi mano a mi cuello y levanto la mirada, expresando lo sorprendida que estaba pues, Taemin me había soltado y cuando lo veo, este tenía algo en su mano.

Era la flor que había puesto sobre mi cabello...

Parpadeo muchas veces para poder mirar con claridad. Ya el cielo había vuelto a su color natural, las sombras que antes salían de Taemin había desaparecido y aquella aura de odio y crueldad tampoco estaba.

Me pongo de pie y observo como Taemin ponía toda su concentración en aquella flor y parecía recordar algo. Segundos después, su mirada se posa en mi persona y yo con miedo, me pego a la puerta, cierro los ojos y llevo mis manos a mi cuello para así evitar otro ataque de él.

Pero no pasa nada...

Al abrir mis ojos, veo como Taemin me observa con horror y culpa. Sus manos comenzaban a temblar y los lleva a su cabeza. Cae de rodillas al suelo y me sorprendo cuando veo lágrimas deslizarse por sus mejillas.

Me preocupo, parecía estar en lucha contra su mente, parecía que algo dentro de él lo estaba dominando y esperaba que no fuera así. Pero tenía el presentimiento de que algo horrible estaba dentro de él, y que eso era la causa de su comportamiento.

“Ta...”

“¡NO LO DIGAS!” me grita, pero no de manera enojada, más bien parecía asustado. Desesperado por intentar lograrme hacer entender que no debo decir su nombre en esos momentos. “por favor... no lo digas...” seguía llorando y esto me rompe el corazón. Estaba sufriendo mucho y no sabía cómo ayudarle.

Intento tomar su brazo pero se aleja de mí.

“Vamos, no le haré daño...” todo el cuerpo de Taemin estaba temblando y me miraba con temor, no hacia mi persona, si no, con miedo a que el fuera capaz de hacerme daño de nuevo “toma mi mano...” parece dudar pero yo le sonrió con dulzura “Ace, toma mi mano” sus ojos se abren de par en par al escuchar el nombre con el que lo he llamado.

Su mirada se posa en mí y yo sigo con la mano extendida, sonriéndole de la manera más calmada, esperando así, poder transmitirle un poco de seguridad a su corazón tan afligido.

Finalmente siento su mano sobre la mía y doy un respiro de alivio.

Le ayudo a ponerse de pie y él tenía su mirada concentrada en la flor. Permanecemos en silencio por unos minutos y después siento como Taemin vuelve a poner la flor sobre mi cabello y me susurra.

“Él está muerto. Por favor... por tu bien... no lo vuelvas a mencionar” y sin decir más, entra a la casa y yo rompo en un llanto silencioso.

Taemin no podía estar muerto, todavía había esperanza. Tenía que luchar para hacer que volviera, sin importar lo que costara.

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Comments

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DULCELOP
#1
Chapter 3: Wow, me encantó tu historia. Por lo general, no encuentro fanfics en español que me gusten, pero el tuyo es la excepción. Te luciste con la trama. Me agradó que adaptaras el personaje de Taemin a su concepto de su álbum solista...es curioso como se llamaba a sí mismo "Ace".

Continúa escribiendo y expresando tus ideas que tienes potencial y creatividad.

Pd. El dibujo que compartiste es fascinante. Quien lo realizó tiene mucho talento.
Jacqueline30
#2
Chapter 3: Me encantó esta historia saludos
Jacqueline30
#3
espero mucho actualizaciooon