La homoualidad vence a la razón

Description

Pues esta cosa ya está publicada en otra página y no entinedo nada aquí. Todo es demasiado engrish(?). Como sea, ahí si le quieren dar una oportunidad, Dios se los pagará con muchos hijos.

http://amor-.com/fanfic/viewstory.php?sid=123095 

 

Foreword

Era un día tan normal de abril que a Bang Cheolyong ya comenzaba a irritarle. Navegaba en internet sin presión alguna, hasta podía contar los segundos que faltaban para que sus malpensados hyungs corrompieran la tranquilidad de su habitación acusándolo de ser un espectador frecuente de programas americanos para mayores de dieciocho años, y peor aún, sin censura alguna. Porque si, era algo que su hermano más peludo le decía siempre “Si es americano y con censura, no sirve”. Claro, Cheolyong lo sabía muy bien, aunque le costase admitirlo; su carpeta antiquísima llamada “paloma” contenía una gran variedad de aquel contenido tan dramáticamente “impropio” que sus compañeros de casa, tan inocentes, como hermosos, llamaban. Y así, tal como sus predicciones, un ByungHee y un SeungHo, entraron por la puerta haciendo ese escándalo innecesario tan propio de MBLAQ. Porque todo en esa casa era escandaloso: la hora de la cena, la limpieza de la casa, la limpieza del baño, lo que sucedía en el baño (en especial cuando el propio Cheolyong entraba a liberar toxinas)…pero esa era otra historia. Esta vez, sus hyungs tenían una expresión de curiosidad y una mofa preocupación pintada en el rostro. Antes de que Cheolyong pidiese articular palabra, estos las escupieron, obligando al pobre del maknae a tragárselas.

–¿Leíste en fansite de SHINee? –preguntaron al unismo.

–No… –contestó Cheolyong, pero más que una afirmación pareció un cuestionamiento–. ¿Debí de leerlo? Esperen. ¿Ustedes lo leen?

SeungHo movió la cabeza negativamente, a diferencia de ByungHee que la afirmaba. Después, el líder se percató de aquel gesto tan delatador por parte del peludo de la familia, que le golpeó en el brazo soltando una maldición entre dientes.

–No puede ser hyungs –se quejó el menor–. ¿Tan aburridos están que están al tanto de lo que hacen otros idols? Enserio…MBLAQ está realmente en la ruina, en la ruina.

–Lo vimos por una coincidencia, ¿verdad ByungHee? –le preguntó SeungHo a su esposo, auxiliándose.

–¡Claro!  –corroboró el aludido–. Veíamos lo que hacían Girls’ Generation. Por favor –resopló ByungHee mientras SeungHo se golpeaba la cabeza.

–Como sea –le cortó el líder antes de que el peludito pudiese decir algo más–. El punto es que no lo viste, ¿cierto?

–Por supuesto que no. ¿Para qué necesito leer lo que hace SHINee cuando mi novio me cuenta de sus actividades antes de que aparezca en esas páginas? –les cuestionó Cheolyong cruzándose de brazos, totalmente complacido por no tener la necesidad de revisar la agenda de SHINee.

–Entonces –empezó SeungHo, el tono de preocupación con el cual decía sus palabras, tan extraño en él, hizo que Cheolyong se llenara de interrogantes–. Ya estas al corriente de que KiBum-ah tendrá una sub-unidad con Nam WooHyun, ¿verdad?

–¡Por supuesto! –contestó el maknae con un gesto de manos. Acto seguido aquel hámster en su cerebro (del cual KiBum afirmaba que siempre estaba holgazaneando) comenzó a girar y los ojos de Bang se abrieron como platos y una interrogante se formuló en su garganta.

–¡No lo sabías! –afirmó ByungHee con una sonrisa burlona–. ¿Por qué no te lo habrá dicho?

–¿Será que te oculta más cosas? –agregó SeungHo.

–Vieja –le llamó ByungHee a SeungHo–. ¿Crees que KiBum tenga algo más que amistad con WooHyun y por eso se lo ocultó todo a nuestro querido hijo?

–No había pensado en eso…–dijo Cheolyong por lo bajo.

–Oh Dios mío –exclamó SeungHo dramáticamente–.  ¿Qué haremos si KiBum-ah juega con los sentimientos de nuestro cerdito?

–¿Y si KiBum llama a WooHyun “Jabalí”? –cuestionó ByungHee–. Sin duda es un rango más alto que el “cerdo”.

–¡Yah! –gritó Cheolyong, exasperado–. Por supuesto que no. Solo a mí me pone sobrenombres insultantes. Y dejen de llenar mi cabeza de ideas tontas, ¿entienden? Sin duda KiBum lo olvidó, eso es todo.

–¿Enserio lo crees? –le preguntó SeungHo levantando las cejas de arriba abajo frenéticamente.

–Si –afirmó el maknae.

–¿Enserio? –combinó ByungHee sonriendo tan maléficamente que su bigote lo hizo parecer un villano de una película. “Una película con muy bajo presupuesto”, pensó Cheolyong.

Y gracias a sus hyungs, Bang Cheolyong salió corriendo de la casa, tomó el primer taxi que se cruzó en su camino y fue directo a la casa de su querido novio, ahora experto en ocultar noticias laborales. Cheolyong se sentía traicionado. El fansite de SHINee sabía más de las actividades de KiBum que él, su propio novio. Le tiró el dinero en la cara al taxista, este le maldijo, pero a Mir ni siquiera le importó que este no le reconociera; MBLAQ estaba decayendo. Abrió tan apresuradamente la puerta del taxi como si el mismo vehículo le hubiera escupido y entró al edificio donde aquellos que brillaban en la oscuridad vivían.

No pudo esperar a que el ascensor llegara a su piso. Subió las escaleras, y tocó la puerta. En cuestión de segundos el bien agraciado rostro de Lee Taemin apareció de repente. Con los cabellos despeinados y una sonrisa en su rostro al verle. Mir amaba a Taemin, siempre que el menor le veía parecía como si enserio se alegrara de verle.

–¡Hyung!  –exclamó el chico con rostro de bebé, haciéndose a un lado para que el mayor entrase.

Cheolyong se quitó los zapatos en la entrada y ya comenzaba a correr, o mejor dicho, deslizarse, hacía la habitación de su rubio favorito. Fue ahí cuando Taemin le gritó “¡Está en la sala!” y Cheolyong dio media vuelta y con un ágil movimiento de pies, aterrizó frente a KiBum.

Su respiración entre cortada no hizo siquiera que Key se inmutase de su presencia. Los ojos del rubio permanecían hipnotizados por la pantalla luminosa de un iPad, y su delicado dedo se deslizaba sobre esta paulatinamente.

–Yah, Kim KiBum –le llamó Cheolyong.

–No te escucho…–canturreó.

Mir arrugó la nariz y frunció el ceño.

–Necesito tener una conversación seria contigo, mocoso –le espetó, tratando de ganar contra la arrogante personalidad de KiBum y su delicado dedo.

El rubio estiró su brazo izquierdo hacía Cheolyong y, sin ni siquiera mirarle, le ordenó.

–Besa mi mano y te escucharé.

–¿Qué? –le cuestionó el otro mirando la pálida mano de su novio con repulsión, totalmente desconcertado–. No besaré tu mano.

Entonces, Key le obsequió una rápida mirada que decía “Entonces, olvídate de tu charla seria”, y volvió a su dedicada concentración en el iPad. Aún tenía el brazo estirado. Cheolyong sabía que no podría contra la tenacidad y el orgullo de una diva tan malcriada como Kim KiBum. Soltó un exhalación tan fuerte como cansada y apretó la mano del rubio contra sus labios, haciendo tronar sus labios tan fuertemente para que KiBum estuviera complacido.

Tan rápido como Cheolyong tocó la mano del rubio con sus labios, este le gritó al iPad:

–¡Listo!

Para después bloquearlo y dejarlo sobre la mesa. Acto seguido se levantó del sofá, y le dio un beso sonoro a Cheolyong en la mejilla.

–Siempre tan obediente –dijo el rubio dándole unas palmaditas en la cabeza–. Pero gracias a tu obediencia, y paciencia, he podido comprar una increíble pintura a un precio totalmente razonable. Esas alemanas creyeron que podrían contra el poderoso Kim KiBum. Por favor, principiantes –se mofó moviendo su flequillo dorado.

Key hablaba tan emocionado y orgulloso de sí mismo por obtener aquella oferta que Cheolyong no podía evitar mirarle como una si el mismo Kim KiBum fuera una obra de arte.

–Y mira –le decía el rubio agitando las manos y con la mirada brillante–. La colocaré justo ahí –indicó apuntando a una esquina donde ya se encontraba una pintura de un jugador de futbol–. Por fin podré deshacerme de la asquerosa  decoración que tenemos.

–¡Oye yo compré ese cuadro en Inglaterra! –le objetó Minho que ahora pasaba por la sala con una canasta llena de ropa.

–Y por eso digo, asquerosa decoración –repitó KiBum, haciendo que Minho pusiera los ojos en blanco y siguiera su camino, seguro al cuarto de lavado, pensó Cheolyong–. Pero como sea –continuó KiBum–. Estoy tan emocionado. I can’t wait.

Viendo a KiBum tan feliz y tan lindo dando esos pequeños saltitos al imaginar aquella pintura decorando la pared, Cheolyong estuvo a punto de retractarse sobre el tener que reclamarle a esa creatura tan hermosa sobre el no haber mencionado una supuesta sub-unidad con su supuesto “mejor amigo” del momento.

–¿Y bien? ¿De qué querías hablarme? –le preguntó por fin KiBum, dejándose caer en el sofá.

Mir suspiró. De todas formas, era un tema que saldría a flote.

–¿Por qué no me dijiste de tu sub-unidad con WooHyun, eh?

–¿No lo dije?

–A nosotros tampoco nos contó –canturreó Jinki pasando por la sala con una canasta de ropa. Al parecer, era el día de lavar ropa.

–Que rencorosos –se quejó KiBum, moviendo el labio superior ligeramente hacia la izquierda, un movimiento que hacía cada vez que le cansaba algo.

–¡Nos lo ocultaste a toda tu familia! –le recriminó Cheolyong, totalmente perplejo.

–No es así. No lo oculté. Lo olvidé mencionar, que es diferente –corrigió el rubio–. Los musicales, el We Got Married, todo hace que me preocupe demasiado.

–Si tienes trabajo de sobra, deberías de darme alguno –pidió Cheolyong, dejándose caer junto a su novio en el sofá–. MBLAQ ha sido olvidado por la sociedad.

–No es verdad –le aseguró el rubio–. Tuvieron éxito en América del Sur, ¿no es así? Todos los grupos coreanos se toman un tiempo, ya sabes.

–Como sea –soltó un deprimido Mir–, ahora las personas han olvidado el MirKey y solo pueden pensar en el WooKey y la destrucción del WooGyu. Solo hay fanfics de eso, ¿lo sabías?

Kim le miró sorprendido.

–Enserio tienes mucho tiempo libre, ¿no es así? –río KiBum para después ponerse de pie–. Deberíamos ir a comer. Tengo ganas de carne.

–¿Comer? ¿Carne?

Mir comenzaba a ponerse nervioso.

–¡Es lo que acabo de decir! –le regañó el otro–. Eres realmente irritante.

Y, tras poner los ojos en blanco, KiBum se encaminó a su habitación para ponerse una sudadera.

–KiBum-ah –cantó Cheolyong tras seguirle hasta la habitación que tan bien conocía–. ¿No prefieres ir a SubWay o algo así? –preguntó Cheolyong, observando como el otro se arreglaba el cabello y trataba de determinar que botas usar. Todo al mismo tiempo.

–¿Subway? –repitió el rubio frunciendo el ceño–. Fuimos a Subway la semana pasada.

–Pero de nuevo…

Kim entendió lo que Cheolyong trataba de decirle y, con un poco de pena, le dijo con dulzura:

–No te preocupes, yo pagaré. Después de todo, tú siempre pagas todo lo que como. Ya es mi turno, también soy un hombre, ¿sabes?

–Pero yo soy el hombre en esta relación –le objetó el otro–. Yo pagaré.

–¿Qué? –renegó el rubio–. ¿Quién te nombró el hombre, ah? Sé que puedo ser un poco egocéntrico y ligeramente delicado…

–¿Un poco? ¿Ligeramente? –repitió Cheolyong levantando las cejas.

–Pero aun así soy realmente varonil.

Acto seguido, KiBum se acercó a su novio y se tocó la barbilla con el dedo índice.

–Observa –le indicó–. Bello facial totalmente masculino. Soy varonil, ¿no es así?

–Claro, bello facial masculino en una barbilla totalmente blanca y bien cuidada –se bufó Cheolyong con cariño y, sin poder contenerse, le besó en la frente, provocando un respingo en el rubio, acompañado de un sonrojo en su pulcro rostro y un pequeño quejido entre dientes por haberle despeinado el flequillo.

–¿Por qué haces eso, estúpido cerdo campesino? –se quejó–. Arruinar mi cabello…¡El punto es que soy el hombre y pagaré! Tengo una cosa colgando ahí yo también –soltó, apuntando la entrepierna de Bang.

–Por supuesto que la tienes, pero esa cosa tuya –ahora Cheolyong le apuntaba a Key en el mismo lugar–, nunca me ha penetrado allá atrás, así que, por consiguiente, yo soy el hombre en la relación y es todo.

Las mejillas de KiBum se tornaron coloradas mientras sus cejas se juntaban.

–¡Y-Yah! –gritó, totalmente avergonzado–. ¡No digas esas cosas aquí, hay niños presentes!

–Por favor, hyung –le dijo Taemin, que, casualmente, se encontraba paseando frente a su puerta–. Todos aquí sabemos que eres el pasivo en la relación.

–¡Yah, mocoso bueno para nada! –le riñó Key con las orejas totalmente rojas a un Lee Taemin que huía por su vida–. Vuelve aquí o te corto eso a lo que le llamas pene.

Y, tras un portazo proveniente del otro lado del departamento, Cheolyong soltó una carcajada.

–Déjalo en paz, conejito –le pidió Cheolyong a su novio muy amablemente–. No tiene nada de malo que no me penetres. De hecho, me gusta metértela así que…

–¡Deja de hablar de eso!

Las cuerdas vocales de KiBum, muy bien afinadas desde que se presentaba en musicales, hicieron vibrar las ventanas del edificio.

–God –soltó al final, cerrando con fuerza la puerta de su habitación para tener más privacidad. Después se mantuvo quieto, mirando la puerta de madera blanca.

–Conejito…

–¿Enserio nunca te lo he metido? ¿Ni una sola vez?

–No –respondió Cheolyong con voz rotunda.

–Pero aquel día…–KiBum continuaba observando la puerta, como si esta pudiese cambiar la supuesta cruel realidad en la que vivía–. Que comenzó a llover –continuó–, y tu cerebro no funcionó apropiadamente, como de costumbre, y olvidaste un paraguas y yo tenía el cabello recién teñido de negro…en el auto, tú y yo…

Y Cheolyong se percató que las orejas de KiBum estaban de nuevo coloradas por segunda vez en el día.

–Lo recuerdo, Key –le dijo Mir–. Hacía mucho frío y todo lo demás, pero no lograste metérmelo.

–¡Estoy seguro que sí! –KiBum se giró con los puños cerrados y los ojos ardiendo. Si Kim KiBum lo aseguraba no había nada en el mundo que lo contradijese–. Te bajé los pantalones y me dijiste que me dejarías intentarlo y entonces yo…yo…

Y los recuerdos aparecieron así como el tan recurrente sonrojo del rubio.

 –¿Lo recuerdas? –se río Cheolyong–. Ay conejito, siempre moviendo la realidad a tu conveniencia –negó con la cabeza y le recordó–: Tú, mi querido conejito con chispas de chocolate, no pudiste siquiera tocar tu propio pene para insertármelo a mí. Te dio tanta vergüenza que te enfadaste con mi trasero y comenzaste a golpearlo. Aun puedo recordar el dolor…

Mir se estremeció.

Key murió de vergüenza y todo su orgullo se fue al desagüe.

 

 

 

–¡Muy bien, querida CoverGreasyGirl, tu sí que tienes razón! –felicitó Kim Sunggyu  a la pantalla de su computadora.

Ya era más de medio día y para Sunggyu las noticias viajaban en internet tan rápidamente como el virus de una gripe mal cuidada. Se anunció en la mañana que Nam WooHyun y Kim KiBum formarían la nueva sub-unidad de amigos de la misma edad, haciendo hincapié a la popularidad de su amistad. Además, con este nuevo dúo, la Woolliment entretaiment era oficialmente parte del famoso imperio de Lee So Man. A Sunggyu no le desagradaba la unión, si era lo mejor para su compañía debía de apoyar a Lee JungYeop en lo que pudiese, después de todo, aun formando parte de SM o de Woolliment, o lo que fuese, su querido jefe siempre dejaría que sus pequeños niños le pintasen la cara como payaso sin objeción alguna. Así eran las cosas en la compañía. Aun así, poder estar cerca de las hermosas Girls’ Generation hacía que dudase de su ualidad. No obstante, prefería la grasienta y sobrecogedora actitud de WooHyun que el busto muy bien formado de Sunny. Lamentablemente, este no lo sabía.

Sunggyu debía de admitirlo: estaba celoso. Más que celoso, su sangre emanaba de frustración y un constante “¿Por qué no me escogieron a mí?” le perseguía desde enero, donde los rumores habían comenzado a salir. Aun cuando el rumor de otra supuesta sub-unidad de INFINITE circulaba por las redes, Sunggyu sabía, muy de ante mano, que pasaría mucho tiempo antes de que WooHyun y él pudiesen formar un dúo musical. No tenía nada de que quejarse: tuvo su disco en solitario y una canción con las hermosas palabras del magnífico Kim Jong Wan. Pedir más sería totalmente egoísta e injusto con los miembros, aun así, ya lo había dicho muchas veces: quería un dueto con WooHyun que no fuese solo en los conciertos. Y esto no solo se trataba de lo mucho que amaba la voz del vocalista principal, sino también que adoraba estar a su lado.

Recordó años atrás cuando compartían habitación solo los dos, uno a lado del otro. Su mano derecha, su mejor amigo. Ahora, WooHyun estaba encerrado en una grasienta habitación sin ventanas, perfecta para él, pensó Sunggyu, y su título de “mejor amigo” había sido arrebatado por un rubio que podía poner a cualquiera bajo sus pies. Kim KiBum tenía talento, elegancia y estilo. Mucho estilo. Cada vez que KiBum visitaba a WooHyun en el departamento, era como ver a un modelo europeo sentado en un humilde sofá de cuero.

Además de tener esa personalidad de, como lo decía su apodo, diva, KiBum era tan sarcástico como divertido que encajaba a la perfección con la mente inocente y creída de WooHyun. Había veces en las que Sunggyu se encontraba en medio de los dos y no sabía cómo entrar en su conversación tan espontanea como irremediable.

Pero Sunggyu no estaba celoso. O eso le decía a WooHyun cada vez que este le regañaba por sus incesantes quejas que iban desde “Yo debía de ser la otra mitad de To Heart” Y después de esto WooHyun se burlaría de su pésico inglés. Así eran las cosas. Por otra parte, Sunggyu se merecía que le alejaran de Nam. En el pasado, ambos eran uña y mugre y Gyu no podía vivir sin él, con el paso del tiempo se percató que se había enamorado del menor. Al reconocer sus sentimientos, decidió alejarse de su compañero de habitación y mantener una distancia ya que, tener esos sentimientos por WooHyun podría ser perjudicial para el grupo y mucho más, para WooHyun.

–¿Qué haces, hyung? –preguntó Nam, entrando a la habitación del mayor con una canasta de ropa limpia.

–Hablando del rey de Roma…

–¿Hablabas de mí? –le preguntó el menor con esa típica sonrisa suya, tan creído.

–No, del rey de Roma –respondió Sunggyu para después maldecirse por lo tonto que había sonado.

Gracias a Dios, WooHyun también era un tonto.

–¿Conoces al rey de Roma?

–Aish no, WooHyun-ah.

–¿Entonces como sabes tu teléfono?

–¡No hablaba con él, WooHyun! –le gritó el mayor–. Eres realmente estresante…

–Aish, siempre resoplando –se quejó el menor, acto seguido, dejó la cesta en el suelo y se sentó junto a Gyu en la cama, tratando de ver que estaba haciendo el mayor en internet–. ¿Quién es CoverGreasyGirl?

–Una fan totalmente inteligente –contestó Sunggyu con satisfacción.

–¿Por qué dices eso? –se río el otro.

–Ella dice que en vez del WooKey, debería ser WooGyu.

WooHyun puso los ojos en blanco.

–¿Otra vez con eso, hyung? Y las fans de SHINee dicen que debía de tratarse de JongKey. Todos tienen gustos diferentes.

–¿Y tú que gustos tienes? –le preguntó Gyu, tratando de no escucharse tan obvio–. ¿Cuál de esos dúos te gusta más?

–Por supuesto que el WooKey.

–¡Yah! –gritó el líder–. Tú destruyes la hermosa fantasía de nuestras Inspirits.

–Y tu mi paciencia, hyung –le dijo un cansado WooHyun. Un momento después miró a Sunggyu con los ojos sonrientes–. Sabes que KiBum es mi mejor amigo, y tú eres…

–¿Qué, qué? –interrogó Kim con tono enfadado.

–Mi líder favorito.

Y Nam WooHyun le picoteo la panza al mayor, haciendo que este se retorciera del dolor, para después salir corriendo a quien sabe dónde.

Sunggyu maldijo. 

 –Soy tu único líder… –logró decirle a la puerta.

Pero las puertas no hablaban.

Pero lamentablemente Sungyeol sí.

El chico alto entró a la habitación con otra cesta de ropa. La dejó con un sonoro golpe en el suelo y observó  a su líder medio muerto en la cama.

–¿Tan cansado estás jugando en la computadora? –le preguntó, enfadado–. Deja de poner a tus dongsaengs a lavar tus calcetines apestosos a camionero y tus calzones con la rallita de canela dibujada. Enserio…yo debería ser el líder.

–Ya hablamos de esto –le dijo Sunggyu girándose para mirarlo–. En This is Infinite te diste cuenta que no puedes vivir sin mí.

–Actuación para las fans –le dijo Sungyeol, sonriendo.

–Sí, claro. Yah, ¿sabes lo que dicen las fans sobre el dúo de WooHyun y KiBum?

Lee Sungyeol resopló.

–Deja de hablar de eso, hyung –le pidió el más alto–. Estás peor que cuando salió tu álbum solista. No paras de hablar, no paras.

–No contestaste mi pregunta, mocoso –le informó Sunggyu tratando de escucharse autoritario–. Dicen que yo debí de haber sido la pareja de WooHyun.

–Pareces tan orgulloso…–soltó Sungyeol sarcásticamente–. Muchas piensan que debes de estar muriéndote de celos. Eso demuestra lo mucho que nos conocen.

–¡No estoy celoso! –se quejó el líder, cruzandose de brazos–. Y toma –Sunggyu se sacó los calcetines que traía puestos y se los tiró en la cabeza al menor–. Lávalos y después plánchalos. 

–¡Yah! –le gritó Yeol–. Esto es explotación, hyung.

–Por faltarme al respeto –le aclaró Gyu.

Fue ahí cuando Sungyeol se aclaró la garganta.

–¡Lee Sungjong, Lee Sungjong! –comenzó a gritar–. ¡Tú hyung favorito dice que le laves los calcetines!

Y la inocente mirada de Sungjong había desaparecido por completo. Ahora, una creatura rabiosa y de ojos inyectados en sangre se aproximaba a Sunggyu. Tomó los calcetines y se los arrojó a la cara, cual jugador de béisbol profesional.

El líder calló de la cama.

–¡Lávalos tú! –le gritó el maknae para después salir por la puerta golpeando con fuerza sus pies contra el suelo.

–Hyung, Gyu hyung…–llamó Sungyeol, tratando de contener una carcajada–. ¿Estás bien?

–Ya no hay respeto…–logró decir, aún tirado en el suelo, moribundo.

 

 

Comments

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infinite_myeongyeol
#1
I'll subs maybe one day u will translate this to english language!
yehetluhan
#2
wow awesome