Capítulo 26

Jadeo cuando las palabras salen de su boca y comienzo a negar lentamente con la cabeza.

“Estás equivocado…”, digo débilmente, mi cabeza está dando vueltas, si no fuera por los brazos de Ryosuke que me aprisionan fuertemente ya estaría en el piso.

Siento la vibración de su agria risa contra la sensible piel de mi cuello.

“Oh princesa, no sabes nada”.

Abundantes lágrimas siguen cayendo furiosamente por mi rostro silenciosamente.

He tenido suficiente.

Empujo a Ryosuke quitando su agarre de mi tembloroso cuerpo, torpemente retrocedo, pero me mantengo firme con la palma de mi mano en alto para estamparla con fuerza en su mejilla.

“¡No! Estás mintiendo”, sollozo y abrazo mi cuerpo protegiéndome y sosteniéndome para no quebrarme enfrente de él.

No sé de qué está hablando pero sé que es una mentira.

“Estás mintiendo”, mi voz se quiebra, lo repito una y otra vez en susurros dolorosos.

Ryosuke por otra parte no se ve afectado por mi bofetada, en su lugar me sonríe sombríamente y camina hacia a mí con esa aura peligrosa emanando de él con más intensidad, antes de que pueda alejarme, su brazo rodea mi cintura y bruscamente me gira para encarar a mi padre quién está forcejeando y gritando a Ryosuke que me deje ir.

Siento su masculino pecho pegado a mi espalda, su mano en mi vientre apretándome contra a él posesivamente.

Enseguida los hombres de Ryosuke someten a mi padre violentamente haciendo se hinque y baje la cabeza.

“No estoy mintiendo princesa”, ronronea en mi oído, “¿cierto Fuwa?”.

Mi padre alza su rostro lleno de aversión, su cuerpo tenso y respirando agitadamente, “Quítale las manos de encima maldito hijo de puta, sólo dime que mierda hice, pero déjala fuera de esto”.

El cuerpo de Ryosuke se tensa contra el mío y su agarre en mi vientre se intensifica casi haciéndome daño.

“¿Hijo de puta? ¿Así que estás diciendo que mi madre es una puta? ¿La mujer que tú mataste?”.

La sangre deja mi cuerpo y siento ese horrible estremecimiento en mi pecho dejándome sin aliento.

¿Su… madre?

“¿De qué estás hab-“, miro directamente a mi padre incrédula, siento que mis piernas fallarán en cualquier momento, siento esas náuseas y ese dolor muy cerca del hígado.

Quiero vomitar.

Puedo ver la verdad en los ojos de mi padre, hay horror y tristeza en su rostro, crispándose, pero entonces sus ojos se abren llenos de desconcierto.

“Joven Yamada”, mi padre dice con reconocimiento, pero yo sigo concentrada en lo que acaba de decir Ryosuke.

Mentiroso, egoísta y asesino.

Quiero reír, en verdad quiero reír, estoy perdiendo la cordura, no puedo soportar todo lo que se está revelando.

“Ves princesa, no estoy mintiendo”.

Era lo menos que quería escuchar decir de Ryosuke en estos momentos. Quiero saber la verdad, toda la verdad. Lo único de lo que estoy segura es que estoy hecha un caos en este momento, totalmente confundida, no sé en quien confiar, en quien creer… o qué creer.

Avanzo lentamente tratando de no desfallecer, Ryosuke no me detiene, me enfoco sólo en mi padre y en sus ahora tristes y culpables ojos.

“¿Es verdad?”, pregunto calmadamente para mi sorpresa, pero no durará,

“Dime, ¿está diciendo la verdad?”, mi padre sólo me está mirando y es cuando no lo soporto más y me quiebro.

“¡RESPONDE!”, grito con todas mis fuerzas y me acerco más y más a él no importándome ni intimidándome por los hombres de Ryosuke, “papá… respóndeme”, imploro entre sollozos.

“No. Yo no maté a Kaoru”.

Aquel nombre me es familiar, pero no tengo cabeza para pensar.

Estoy enfrente de mi padre y tomo su rostro entre mis temblorosas manos.

“¿Estás diciéndome la verdad?”, pregunto mirándolo directamente a los ojos, él asiente y lo observo detenidamente buscando cualquier pizca de mentira pero no hay ninguna, “Tú nunca me mentirías ¿verdad?”.

“Nunca te mentiría, no a mi hija”, susurra suavemente, su voz firme y sincera.

“¿Tú no la… mataste?”, vuelvo a confirmar.

“No. Jamás le haría algo como eso a ella”, sonrío a medias y asiento con la cabeza.

Veo la sinceridad en los ojos de mi padre, y lo sé, él no tiene por qué mentirme y menos en estos momentos, los demás podrían no creerle pero yo sí, yo sé que no está mintiendo, creo en él.

Una gran carcajada nos saca de nuestra pequeña burbuja y uno de los hombres de Ryosuke toma mi mano y me aleja de mi padre bruscamente.

“Eres realmente patético, incluso le has mentido a tu adorada hija”, Ryosuke sisea, apuntando peligrosamente su arma directamente hacia mi padre, preparándose para disparar, trato de zafarme del agarre del hombre pero él es más fuerte.

“¡NO! Ryosuke, por favor. Está diciendo la verdad, por favor no le hagas daño, por favor”, suplico miserablemente llorando y luchando para liberarme.

Los ojos Ryosuke se clavan en mí, furiosos y llenos de odio, trago con dificultad y siento una opresión en mi corazón, ya que es la primera vez que me mira de esa manera y algo me dice que no será la última.

“¿Diciendo la verdad?”, rabia, traición, tristeza y dolor transmitiendo su rostro. Su arma ahora punta hacia mí sin vacilar y el miedo se apodera de mí.

“Lo vi con mis propios ojos, Aiko”, la manera en la que dice mi nombre me rompe en mil pedazos, sus ojos vuelven hacia mi padre junto con su arma, “Ese era tu auto, estoy seguro que tú estabas en él… ¡ESE ERA TU MALDITO AUTO! Ese día yo estaba esperando por ella, no sabía lo que estaba pasando, era solo un niño, pero mi madre me dijo que esperara fuera de casa y entonces vi su auto y de pronto vi el tuyo estampándote contra el de ella… TÚ LA MATASTE… era lo único que tenía, mi única familia… y no te importo, no… te importo”, Ryosuke ésta conteniendo con todas sus fuerzas sus lágrimas y yo no dejo de llorar por lo que Ryosuke acaba de decir, sintiendo su sufrimiento, volviendo esas ganas de reconfortarlo, abrazarlo y cuidarlo.

¡Sólo era un niño! Y vio con sus propios ojos como le arrebataban la vida a su única familia.

Mi padre mira con compasión al pobre chico enfrente de él. Viendo como Ryosuke se colapsa poco a poco, viéndolo de esta manera me destroza.

Ryosuke…

No pasan ni dos minutos cuando Ryosuke se recompone volviendo a esa fría e inexpresiva fachada, pero sé que por dentro está destrozado, sé que él es una frágil persona que se vio obligado a construir esos muros fríos y duros.

Está cegado por la tristeza.

Está cegado por la rabia.

Está cegado por la venganza.

La pérdida de su madre, una mujer que yo sé que realmente amó pero que lo hizo como es ahora.

Él no se merece esta miseria, creció sin esa calidez fraternal lo que le hizo ver al mundo diferente.

Está herido profundamente, está roto al igual que yo.

“Estás equivocado hijo”, dice mi padre con dolor en su voz, “tú madre fue una gran amiga para mí y mi esposa, yo era colega de tu padre, pero jamás fuimos así de cercanos. Perdimos contacto con tu madre, no supimos que había sido de ti ni de ella. Ese día del accidente, en la mañana, Kaoru apareció, estaba apresurada, pidió mi ayuda y la de mi esposa, tenía el tiempo contado, quería huir de tu padre lo más lejos posible llevándote contigo, mi esposa había caído enferma y Kaoru se sintió mal así que se retractó, estaba a punto de irse cuando tu padre llego a mi casa en ese momento para dejarme unos documentos importantes ya que no había podido atender los negocios.  Discutieron, tu padre no la dejaría ir así que Kaoru huyo con el auto de tu padre en desesperación y miedo, traté de detenerlo pero él se negó y tomó las llaves de mi auto y fue tras de ella. Después escuche que tu madre había sufrido un accidente pero la enfermedad de mi esposa empeoraba y no pude dejarla sola ni a Aiko para ir a verla al hospital, días después me enteré que murió, traté de buscarte para traerte conmigo, pero no pude encontrarte, busque a tu padre, pensando que estarías con él, había dejado de asistir al trabajo, y cuando lo encontré estaba destrozado, había llegado al límite, perdiendo la locura, me confeso lo que había hecho, estaba cegado por la rabia de ver a tu madre huir contigo, me dijo que él no podía permitirlo… así que hizo lo que hizo… semanas después tu padre... comitió suicidio”, puedo ver la gran carga en los hombros de mi padre, puedo ver lo culpable y triste que se siente en estos momentos, su voz se quebró varias veces e intento reprimir sus lágrimas.

Yo en mi lugar, estoy pasmada y mareada, mi pecho duele dificultándome el poder respirar, miro a Ryosuke quien continúa en silencio, lleno de sorpresa y confusión, puedo ver la agonía en sus ojos y también puedo notar que está teniendo una batalla consigo mismo de si creer o no las palabras de mi padre, con todas sus fuerzas está tratando de controlar sus emociones pero está fallando miserablemente.

Puedo entender su dolor, perdí a mi madre, pero él… perdió a ambos, cuando era tan solo un niño, quien a su edad se debería preocupar por porqué jugar al día siguiente o la escuela, pero él tuvo que crecer apresuradamente.

“Mi esposa falleció, no podía soportar el dolor que me causo su perdida. Hubo muchas cosas que preparar y reorganizar, yo no está bien en esos momentos. Dices que no me importó, la visito cada año como visito a mi esposa. Sé que ahora ellas están en un lugar mejor. Me siento culpable por no haberla podido ayudar del todo, jamás vi venir lo del accidente pero no fui yo”.

Ryosuke continúa mirando a mi padre en agonía, bajando la temblorosa mano que sostiene el arma, sus dedos están pálidos por lo fuerte que la está sosteniendo.

“Mientes”, al fin dice Ryosuke y sus ojos se obscurecen con odio y rabia, “¡MIENTES!”, grita, su respiración es agitada y yo entro en pánico cuando apunta de nuevo su armas hacia mi padre, con ojos rojos a punto de llorar.