Lo dicho, mi jefe me ha dado un beso, me encanta. Tiene unos labios muy suaves, y sus manos me han acariciado muy dulce. Necesito un respiro, no sé si podré aguantar pasar toda la semana con él si esto sigue así. Creo que estoy roja, mi cara debe estar como un tomate, espero que no se ría de mí, es la primera vez que me pasa. 

JH. - Lo siento, ¿le he asustado? No era mi intención. 

Y. - (no me has asustado, puedes besarme siempre que quieras) no se preocupe.

JH. - debo hacerlo, usted es mi empleada.

Y.- (¿ y no me va a volver a besar por eso?) En serio, no me ha molestado. 

El resto del vuelo lo pasamos en silencio, solo hablamos para pedir la comida y también para organizar la jornada de trabajo. Que por cierto, me parece que tenemos poco que hacer para tanto tiempo en Bali. Pero me auguro una semana bastante aburrida.

JH. - señorita Im, ¿le importa si compartimos la suite?  

Y. - ¿ Cómo? 

JH. - no es lo que usted piensa, hay dos habitaciones. Pensé que sería más cómodo para trabajar si estamos cerca. 

Y. - ohh, claro

Jh.- no es como si fuera a dormir con usted. Nunca se me ocurriría. 

Y. - (cierto, no es como si yo te gustara) Le he entendido. No hace falta que se explique más. (Yo tampoco quiero dormir contigo...)

JH. - ¿dije algo que le ha molestado? 

Y. - ( ¿ se me nota que me he enfadado? Soy un libro abierto) no, debe ser el cansancio. 

JH. - cuando estemos en la habitación, puede descansar.