Kris Wu.

“El magnífico atleta, el apuesto chico, el estudiante extranjero…el novio perfecto”

“Hablas de él como si fuese inalcanzable, Tao”

Si había un nombre en la escuela que absolutamente todos conocieran, ese sería Kris Wu. El  alto, capitán del equipo de basquetbol de la escuela secundaria, el extranjero que se trasladó desde Canadá hace solo seis meses.

Por supuesto, todo líder tiene seguidores; con mayor razón si el líder habla cuatro idiomas, tiene cabello rubio, rasgos masculinos, labios incitantes y cuerpo perfectamente formado. Uno de los más fieles seguidores de Kris era Tao.

                “Tú hablas como si tuviera una oportunidad con él. ¿Crees que después de salir con alguien como Luhan, se fijaría en alguien como yo?”

Huang Zitao, el chico que hace un par de años se trasladó de China y aun cometía (adorables) errores con el idioma local podía dedicar horas en el complejo deportivo viendo a Kris entrenar para las nacionales. 

                “Tú hablas de ti como se tratara de un chico más con cabello negro, ojos rasgados y grandes anteojos”

                “Anna, mírame, yo soy un chico más con cabello negro, ojos rasgados y grandes anteojos”

Hoy era día de entrenamiento, Tao había decidido quedarse después de clase y observar a Kris desde las bancas superiores de la cancha techada. Eso hacía ya cuatro horas con veintitrés minutos.

                “¿Recuerdas a Do Kyungsoo, cierto? Decíamos lo mismo de él y míralo ahora, lleva tres meses y medio saliendo con Kim ‘tarjeta-dorada’ Joonmyeon”

Las luces comenzaron a apagarse y no quedaba más que tomar sus mochilas y correr hasta la estación antes que fuese demasiado tarde y perdieran el siguiente tren.

La lluvia comenzaba a caer sobre la ciudad, obligándolos a refugiarse bajo el pequeño techo de la cafetería a cinco cuadras de su calle.

“¿Lo has visto últimamente?”

“¿Ver a quién?”

“Kyungsoo! Ya no se viste todo de negro” –Tao soltó un pesado suspiro– “¿Sabías que tenía muy mal sentido de la vista? Cuando comenzó a salir con Joonmyeon le pidió a sus padres que le pagaran una cirugía láser, ya no necesita los anteojos, hasta lleva un estilo de cabello diferente. Joonmyeon no le quita los ojos de encima”

“Y seguro te alegras de eso, ¿cierto Anna?”

“Eso ya es pasado, he puesto mis ojos en alguien más”

Su mano derecha escondida en el bolsillo, audífonos colgando alrededor de su cuello –Tao sonrió de lado –sarcásticamente– mientras deslizaba su dedo sobre la pantalla de su teléfono móvil, respondiendo una llamada de su madre, asintió un par de veces y colgó exactamente veinte segundos después.

“Eso es lo que tú necesitas”

“¿De qué diablos hablas?”

“Un cambio de imagen, eso es lo que necesitas. Kris seguro se fijaría en ti”

La lluvia había empeorado, pero si se quedaban esperando a que cesara probablemente pasarían horas antes de poder alcanzar la calle 11.

                “Mañana! Te veo a las tres aquí mismo! Iremos de compras al centro comercial!”

Tao levanto un dedo desde el otro lado de la calle para luego cerrar detrás de él el portón a la entrada de su casa.

Tao había analizado la propuesta por más de veinte minutos antes de quedarse dormido. Esa noche soñó con los labios de Kris rozando su cuello, con sus manos aferrándose a la espalda del rubio y con las manos del otro acariciando toda la extensión de piel bajo su camiseta.

Para cuando dieron las tres de la tarde del día siguiente, no había mucho que pensar que digamos.

Recorrieron casi todas las tiendas del centro comercial, Anna tenía buen gusto al comprar y lograba escoger prendas que Tao podía describir solamente con una frase: AB Style.

La última parada marcó el cambio más radical.

Su cabello terminó lejos de ser el virgen color negro-profundo que lo había acompañado por los últimos diecisiete años de su vida, destellaba con un rubio bastante claro pero que estaba de acuerdo, le sentaba muy bien; el estilo era un poco más corto pero dejaba pequeñas porciones que caían sobre su frente y le daban un look muy casual pero nada inocente, sus anteojos habían sido reemplazados por lentillas en la óptica.

Su oreja izquierda había sido perforada y un brillante se sujetaba de su lóbulo. Sonrió victorioso, no había forma de que Kris Wu no lo notara de ahora en adelante.

El siguiente lunes había sido un éxito, nadie había tirado sus libros accidentalmente en el pasillo lo cual significaba que ya no era del todo invisible para los demás chicos de la escuela.

En la cafetería había llamado la atención del grupo selecto; chicos que estaban por graduarse e ir a la universidad, hijos de algunos empresarios exitosos y políticos, atletas por excelencia...uno de esos chicos era Kris. Accidentalmente había cruzado miradas con Tao ese día durante el almuerzo y esos habían sido probablemente los diez segundos más felices de la vida del menor.

Algo parecido sucedió los siguientes siete días de escuela.

“Oye, Tao! ¿Has escuchado las noticias?”

“No sé de qué me hablas, no me gustan los noticieros”

Anna lo tomó del brazo y lo detuvo.

“Te hablo de Kris! Al parecer terminó con Luhan porque le pagó mal con un chico de noveno, según sé su nombre es Sehun y están saliendo ahora. De noveno! ¿Puedes creerlo? Vamos, el chico ni siquiera tiene vellos en las piernas seguro”

Al darse la vuelta para dejar el lugar, Tao se encontró de frente con la expresión seria de Kris.

“Eres Huang Zitao?” –el otro solamente asintió, percatándose que Anna había desaparecido en cuestión de segundos– “Genial, escucha, tengo problemas con algunos temas para mi examen nivelatorio de la clase de Matemáticas. La Srita. Lee me dijo que hablara contigo por algo así como una tutoría”

“Tutoría?”

“Eres bueno en Matemáticas y yo necesito pasar este examen para seguir en el equipo. ¿Puedes ayudarme?” –Tao asintió tímidamente– “Dame tu teléfono”

Kris guardó en él su número y le pidió que le enviara un mensaje con el lugar y la hora a la que podía ayudarle para encontrarse allí. Cualquiera hubiera tachado de arrogante y mandón el carácter del jugador, pero para Tao era simplemente la personalidad de una estrella incomprendida.

Las primeras dos sesiones fueron en la biblioteca de la escuela, para la tercera ocasión Kris le había pedido que se encontraran en una cafetería cercana con el pretexto que en la biblioteca había tanta gente que le costaba concentrarse.

Ese día estudiaron por una hora y media antes de tomar un receso de cuarenta y cinco minutos acompañado de pastel de chocolate, malteadas de fresa y una plática llena de varios silencios bastante incomodos en la que logró ver una leve sonrisa por parte de Kris. Después de toda una tarde en la cafetería, Kris se ofreció a llevarlo a su casa para que no tuviera que irse solo.

Kris Wu estaba siendo amable.

“¿Cuánto falta para tu examen?”

“Una semana más”  

El miércoles de la siguiente semana, Tao tenia preparado un resumen de los temas y varios ejemplos resueltos para entregárselos a Kris y que se preparara aún mejor para el examen del siguiente día.

Sabiendo que no lograría escapar de Filosofía antes que Kris entrara a Anatomía, decidió pedirle a Joonmyeon que se los entregara cuando lo viera en clase.

“¿Qué hiciste qué?”

“Dile que es un resumen de los temas que hemos estudiado y algunos ejemplos de repaso para su examen nivelatorio”

Joonmyeon revolvió el cabello ahora-rubio del menor antes de sonreír ampliamente.

“Tao, Kris hizo ese examen hace una semana y lo pasó con un nueve de diez”

“Pero hemos estado estudiando todos estos dias”

La sonrisa de Joonmyeon se hizo más amplia y murmuró algo por lo bajo, Tao solo logró entender el nombre de Kris dentro de la frase.

                “¿Sabías que así conocí fue como conocí a Kyungsoo?”

En otras circunstancias, escuchar eso probablemente hubiera causado emoción en Tao y no ganas de abofetearlo hasta desahogarse.

El profesor aún no había llegado y el menor aprovechó para entrar al salón de clase de golpe, arrojarle folleto a Kris, llamarlo mentiroso e intentar alejarse frente a las miradas sorprendidas de sus compañeros de clase quienes observaban atentos  la escena.

Kris fue rápido –inmediatamente entendiendo que había sido descubierto, lo tomó del brazo, volteándolo y sujetando entre ambas manos sus mejillas y rozando con sus dedos parte del cuello del menor para capturar sus labios en un inesperado beso.

“Tao escucha, sé que estuvo mal mentirte pero solo quería pasar algún tiempo contigo” –lo miró a los ojos, aun sosteniendo su cara muy cerca a la suya– “La verdad es que…quería invitarte a salir”

A su alrededor, los demás secreteaban y algunos incluso se atrevieron a sacar sus teléfonos móviles para captar el momento.

                “¿Porque simplemente no preguntaste?”

                “Lo sé, fue muy tonto, de verdad lo siento”

                “Yo hubiese dicho que sí”

                “Claro que…¿hubieras dicho que si?”

                “El sábado a las cinco en la entrada del centro comercial, te veo allí”