Empieza a pensar

Say N.O

Me levanto. Me quito el pijama, me peino, me visto y desayuno. Salgo de mi cuarto, y sigo por el pasillo de paredes, techos y suelos blancos hasta la clase.

“BTS”, pone en la placa.

Justo cuando llego yo, mis seis compañeros hacen su aparición, y juntos entramos a esa habitación donde pasaremos horas y horas memorizando ecuaciones, hechos históricos y distintos datos que en un futuro servirán para ayudar a nuestro país.

La clase, al igual que todos los edificios del país tienen un tono blanco azulado, con luces neón en el techo dispuestos como una parrilla. En las paredes unas cariátides, columnas con forma de mujer, adornan un espacio con una pizarra adicional. De repente, oímos el sonido de la cerradura de la puerta abriéndose, y acto seguido entran el profesor y los guardias, todos vestidos de blanco. El profesor camina con paso lento hasta el estrado  y coloca sus libros, listo para empezar la clase. Por otro lado, los guardias se ponen por delante de él, vigilando que nadie haga nada indebido.

He estado acostumbrado a ver guardias desde pequeño. Es normal. Hay gente que no se sabe comportar, o que traen muchos problemas a propósito. Siempre he pensado algo, “si eres un buen ciudadano, los guardias no te harán nada.” Y es verdad.

En Corea, todo es blanco, excepto el asfalto de la carretera y los uniformes de los estudiantes. De resto, todo es blanco: ropa, coches, edificios, farolas... El uniforme de los estudiantes es negro, para diferenciarlos del resto de los adultos.

Mi clase es la BTS, especializada en Física, Química y Biología. El aula en sí combina elementos antiguos con técnicas modernas. Así, aunque nuestras mesas y sillas son como hace casi 2000 años, pero con la particularidad de que todo es digital, controlado por nuestro propio cerebro. Somos 7 alumnos, estudiantes de SKY, la academia que cambió todo hace 700 años. No somos todos de la misma edad, ya que SKY no clasifica a los alumnos por edades, sino por nivel intelectual. Por ello, en mi clase hay gente que tiene hasta tres años más que yo.

Como todos los días, sacamos nuestra pastilla y nos la tomamos delante del profesor. Esta pastilla nos permite concentrarnos mejor y poner estudiar horas y horas seguidas sin cansarnos. Nuestra mesa va cambiando de ecuación en ecuación, fórmulas y datos. En un abrir y cerrar de ojos, el sol se ha puesto, haciendo que por la ventana entre una luz muy tenue, lo que anuncia el final de la clase.

-Este es vuestro último año de instituto antes de ir a la universidad. El año que viene pasaréis a ser adultos, y eso sabéis lo que implica.

El futuro. Hijos. Tarde o temprano tenemos que tenerlos. El gobierno nos da un plazo de encontrar a una pareja hasta los 30 años. Si llegamos a esa edad solteros, se nos asignará una.

-Habéis estado sin ver al o contrario desde que teníais 6 años. Por esto, el trabajo de fin de instituto lo deberéis hacer con la sección femenina de la academia SKY, para que os vayas acostumbrando al o femenino. Os damos hasta el final de la semana para encontrar compañera. El tema del trabajo os lo dejo a elegir. Buena suerte y adiós.

A diferencia de otros años, el último año de instituto no son clases como las demás. Durante el último año, tendremos clases sólo dos veces a la semana. El resto del tiempo es para el trabajo. Muchas personas pensarán que es mejor así, ya que tienes más tiempo libre, pero la realidad se aleja de eso.

Trabajar con chicas...

Siempre trabajamos solos. ¿Por qué debemos trabajar ahora con un compañero?

Las pocas veces que he tenido la oportunidad de ver al o contrario de nuestra especie he tenido una sensación rara, como si fueran diferentes a nosotros. Lo cual no es verdad.

Con un movimiento de manos apago la pantalla de mi pupitre, y me dirijo al comedor mixto de los del tercer año. Mientras camino por los pasillos con mis compañeros, los siete nos miramos con indecisión. Supongo, ya que tanto nuestra cara de indecisión como la de satisfacción son iguales. Poco a poco, el pasillo se va llenando de estudiantes, que a paso lento nos dirigimos a encontrarnos con las estudiantes de la sección femenina.

-¿Por qué acostumbrarnos?-le pregunto a uno de mis compañeros, Taehyun.

-Yo tampoco lo entiendo. Es decir, sé lo que tenemos que hacer con ellas cuando encontremos parejas por Biología, pero...

-Ya veremos entonces...-dijo el mayor de nosotros, Namjoon.

Al llegar al comedor, la vista de cientos de chicas nos sorprendió. Vale, eran diferentes a nosotros. La mayoría llevaba el pelo largo, recogido en una coleta, dos o en un rosquete en la parte alta de la cabeza. En cuanto al uniforme, era diferente al nuestro. Llevaban una camisa y chaqueta ceñida al cuerpo, y una falda en vez de pantalones. Aún así, no veía cual era el gran problema con las chicas.

Minuciosamente inspeccioné la sala buscando a mi futura compañera. Era difícil, ya que aunque no tenía predisposición por ninguna de ellas, en cuanto posaba mi vista en cualquiera de ellas un compañero mío le hablaba. Así, los segundos se hicieron cada vez más largos, y mientras miraba con angustia de un lado a otro, temeroso de no encontrar a nadie, me fijé en algo.

En una esquina, había una chica que no estaba buscando compañero. Simplemente se limitaba a mirar al resto de las parejas con una mano en la boca, intentando controlar algo.

Igual que el resto, vestía un uniforme negro, pelo largo y flequillo. Tenía algo diferente en el pelo, ya que no bajaba recto hasta su cintura, pero no sabría explicar qué era porque nunca lo había visto. 

Esa chica tenía algo raro. Tenía otra... ¿Expresión? Juraría que la acabo de ver flexionando los músculos alrededor de la boca, así como los que rodean a los ojos, usando su mano para intentar disimularlo. ¿Me lo habré imaginado?

Voy a seguirla mirando, a ver si... No, parece que no, tiene la misma cara serena y llena de tranquilidad que el resto tenemos normalmente. Ya me parecía a mí...

Oh.

Espera.

Lo ha hecho otra vez.

Mirando a mi alrededor para asegurarme de que nadie la ha visto, me acerco a ella ante su atónita mirada. ¿No se iba a esperar que alguien le pidiera ser su compañero? Tenía entendido que las chicas tienen que hacer este trabajo también...

-Hola.

-Hola.-dijo con su cara inexpresiva. Mm... Qué raro...

-Me llamo Jungkook. ¿Tienes compañero para el trabajo?

-El trabajo...-dijo casi para sí misma, abriendo mucho los ojos y subiendo las cejas hacia arriba, acción que duró tan poco que si no hubiera estado tan seguro de lo que vi hubiera pensado que me lo había imaginado.- Es decir, todavía no.

-Perfecto, entonces.

-Bien, pues.

Silencio.

-¿Tu nombre...?

-¡Ah! Esto... Sunhee.

Se notaba que estaba intentando ocultar algo. Movía músculos en su cara que no sabía interpretar qué significaban. Y sé que no es de buena educación ser curioso, pero...

-Oye, ¿qué estabas haciendo antes con tu cara?

-¿Mi cara?-preguntó Sunhee con una expresión asustada.- ¿Por qué, que le pasa a mi cara?

-Acabo de ver cómo movías esta parte de aquí...-dije señalando los músculos que rodeaban la boca.

-No es nada...

Vaya. Parece que no me va a decir nada...

-¿Tienes alguna idea para el trabajo?-le pregunté, ya que yo no tenía ni idea.

-No... Es la primera vez que nos dejan a nosotros decidir algo, así que estoy igual de perdida que tú, o si no más.

Una idea pasó por mi cabeza. ¿Se lo digo? Podría meterme en problemas, pero no tener a nadie con el que hablar de esto me estaba comiendo la cabeza de tal forma... Menos mal que una vez que me tomo la pastilla puedo volver a concentrarme en los estudios.

Aún así...

-¿Sabes? A mí siempre me hubiera gustado saber el porqué de las cosas. Pero siempre que intento preguntar algo los maestros no me hacen caso... ¿Intentamos investigar nosotros por nuestra cuenta? Sería una gran oportunidad, ya que no sospecharían de nosotros, pues para hacer el trabajo debemos hacer muchas preguntas.

Sunhee al oírme cambió su expresión preterminada que tiene todo el mundo en sus caras y me miró, moviendo los ojos de lado a lado. Esta chica es difícil de leer... Lo voy a tener difícil para intentar descifrar lo que significan cada una de sus caras.

-¿Quieres saber el porqué?-me preguntó.

¿A qué viene eso? Había dado un cambio de 180 grados. La expresión de su cara había cambiado, levantando una ceja e inclinando la cabeza ligeramente hacia delante. ¿Me habré metido en un lío?

-Sí... Nunca nos han enseñado por qué de las cosas. No me refiero a cosas como el día y la noche, o cual es la partícula más pequeña en un objeto. No. Me refiero a cosas como por qué tenemos que ir todos de blanco excepto los estudiantes, o por qué no tenemos ningún día de vacaciones, o por qué nos eligen lo que estudiamos.

-¿Nunca te has preguntado por qué hay guardias en las clases? Se supone que aquí estamos para aprender, y vivimos aquí, por lo que no podemos rebelarnos. ¿Por qué hacen falta guardias en una clase?-dijo Sunhee, con los brazos cruzados y los ojos entornados.

-Eso sí lo sé. Hay personas que sin la pastilla se desequilibran. Es normal que un país quiera controlar a sus ciudadanos, ya que si aquí cada uno hiciera lo que quisiera, el mundo sería un caos.

La expresión de Sunhee cambió completamente. Ahora tenía un aura amenazante, y con ambas manos apoyadas en su cadera dio una vuelta alrededor mío, examinándome. Yo me sentía bastante incómodo ante su mirada, sin saber muy bien donde posar mis ojos. ¿Qué estaba haciendo?

-¿Hoy te has tomado la pastilla?

Esa es una pregunta rara. ¿Por qué lo dice? ¡Tenemos que tomarnos la pastilla todos los días, sí o sí!

-Por supuesto.

Tras completar una vueta, Sunhee se acercó a mí hasta quedar a escasos centímetros. Esta chica me empezaba a dar miedo, quizás no había sido tan buena idea elegirla...

Sin embargo, tras estudiarme la cara (supongo, no estoy muy seguro de lo que está haciendo) sus facciones se suavizaron, y llevándose la mano a la boca para evitar que otras personas la oyeran, dijo:

-Yo te puedo decir ese porqué.

Noté como mis ojos se abrieron un poco ante lo que había dicho. Lo cual es raro, ya que manifestar emociones a través de los gestos es algo que me cuesta bastante...

-Mm... Eres curioso por naturaleza. Y además, la pastilla parece que te hace menos efecto. Bien. Me caes bien.

-¿Entonces me dirás el porqué de las cosas? ¿En serio?

Algunos de nuestros compañeros que pasaban al lado se extrañaron al vernos tan cerca, pero tampoco nos prestaron mucha atención.

-Con una condición.

Pff... Ya me parecía a mí que fuera a ser tan fácil. Lo más probable es que me pida que le haga algo de la tarea que no entiende, o incluso que haga yo solo el trabajo...

-Deja de tomar la pastilla. A la semana, ven a verme. Te diré el porqué.

¿DEJAR DE TOMAR LA PASTILLA?

-No, no, no, no... La pastilla es importante, ¿¡cómo voy a dejar de tomarla!? He visto a lo que les pasa a compañeros que se olvidan de tomarla. Se ponen a gritar, o no pueden concentrarse en clase... Muchos de ellos han sido arrastrados hasta el reformatorio por los guardias, ¡¡Y YO NO QUIERO IR!!

-No te pasará nada. Te lo garantizo.

-¿Por qué? ¿Tú no la tomas?-dije sorprendido.

Eso sí que era raro. Ella parecía normal. No estaba descontrolada.

Al oír mi pregunta, Sunhee se giró sobre sus talones y empezó a caminar, alejándose de mí. Vale, obviamente no la toma.

-Espera...-dije agarrándola del hombro.

-¡No suelta! Ya he dicho demasiado... Ahora me meteré en problemas...-dijo intentando de desasirse de mi agarre.

-¡Espera!-dije intentando no levantar mucho la voz, ya que íbamos a llamar la atención y entonces los dos nos meteríamos en un problema.

Acercándome a su oído, susurré:

-Si no la tomas, ¿cómo lo haces? Tenemos que tomarnos la pastilla delante del profesor.

Sunhee volvió a girarse, mirándome con inseguridad. Sus ojos estaban entornados, y su boca hacía una mueca que yo traduzco por que no me estaba creyendo mucho.

-¿Y bien?

Mirando a su alrededor para asegurarse de que nadie la veía, la chica sacó un caramelo de su bolsillo, y se lo metió en la boca. Sin embargo, tras tragárselo abrió su mano derecha otra vez, y ahí estaba.

-¿Cómo...?-dije sin entender nada.

Esta vez lo hizo más despacio. Al llevarse el caramelo a la boca, en vez de ponerlo sobre su lengua lo dejó caer en su manga. Eso más fingir que se lo tragaba me desvelaron el truco.

-No se lo vayas a decir a nadie. Me pasé dos años en un reformatorio, y no quiero volver.

-¿Reformatorio?-dije quizás un poco más alto de lo que pretendía, ganándome un golpe de su parte. ¡Oye!

-¡Shhh! ¡Te van a oír! Le conté todo lo que sabía a mi mejor amiga. Pero en vez de apoyarme, me delató. Los guardias me vinieron a buscar, y no me dieron oportunidad de nada. Estuve encerrada en un cuarto  de apenas dos metros cuadrados durante dos años. Estudiando y estudiando. Me intentaban convencer de que no pasaría nada, de que nada de lo que sabía era verdad.

-Pero saliste...-dije sorprendido. Nunca había conocido a alguien que hubiera ido al reformatorio.

Oh. Ya me estoy empezando a meter en los asuntos que no me importan. Eso es que la pastilla ha dejado de hacer su efecto. Cachis... Bueno, habrá que esperar hasta mañana para poder estudiar.

-Todo es mentira. Todo lo que me dijeron. Todo lo que nos dijeron. Tenlo en mente. No te tomes la pastilla.

Oh, la pastilla. Es verdad.

¿Qué hago? ¿Me la tomo? ¿No me la tomo? Dice que ella sabe la verdad... ¿Qué verdad? Yo también quiero saberla...

No me la tomo entonces.

-Te veo en una semana.-dijo Sunhee, haciendo otra vez ese gesto de subir las comisuras hacia arriba. ¿Qué significará?

Esa noche me fui a la cama pensando en pastillas, verdades, reformatorios... Espero no haber cometido un craso error con mi decisión.

Al día siguiente, tal y como el resto de los días, me levanté, me preparé y me dirigí a clase. Cuando llegué, me di cuenta de que el resto de mis compañeros estaban ahí ya. Qué raro, yo no suelo llegar tarde. Maldita pastilla que no me voy a tomar...

-¡Jungkook! Qué raro que entres después que nosotros. Sueles ser el primero, ya que tu habitación está más cerca.-dijo Yoongi.

Nunca me había fijado en mis compañeros. Ósea, sí me había fijado, obviamente. Son mis compañeros.

Pero nunca lo había hecho detenidamente.

¿Cuántos años llevaremos juntos? Probablemente cuatro o cinco. ¿Entonces cómo es posible que me dé cuenta ahora?

Seokjin, Yoongi, Hoseok, Namjoon, Jimin y Taehyung. Todos mayores que yo. Todos con estilos de pelo parecidos, excepto Taehyun, quien había estado probando unos químicos capaces de cambiar el color de pelo sin hacerle tanto daño. Todos con ese uniforme igual. Parecemos números en vez de personas.

Como todos los días, el profesor entró en el aula y nos dio la pastilla. Y tal y como me había enseñado Sunhee, la dejé caer en mi manga a la vez que fingía habérmela trabado. Nadie se había dado cuenta. Perfecto.

Pensé que podría concentrarme en la clase. Craso error.

En primer lugar, no podía parar de bostezar. Encima estoy en la primera fila, así que el profesor no dejaba de mirarme con intriga y confusión. Nunca habíamos bostezado en sus clases, es normal que se preguntara qué me pasaba.

Por otro lado, nunca pensé que pudiera ser tan difícil mantener los ojos abiertos. Me interesaba lo que decía el profesor, pero una extraña fuerza hacía que al pestañear me tomara más tiempo, y si me descuidaba se me quedaban los ojos cerrados.

Según fueron pasando las horas, me memoricé cada uno de los rincones de la clase. Su arquitectura, sus adornos, los desperfectos... Y encima el sonido de las luces de neón del techo no dejaba de molestarme...

Cuando salí a almorzar, me sorprendí de todo lo que vi. Nunca me había fijado en la gente. Todos llevaban el mismo corte de pelo, pero diferente en algún sentido. Tanto chicos como chicas tenían una cara inexpresiva, incapaz de ser descifrada. Bueno, a excepción de Sunhee, quien trataba de evitar que se notara.

Igual que ella, puse mi cara inexpresiva y entré al comedor. Los olores de la comida, los sabores, los colores... Nunca me habían llamado tanto la atención. Podría acostumbrarme a esto.

Eso pensé durante el primer día.

Al día siguiente, y al siguiente, y al otro... Cada mañana era una tortura levantarse e ir a clase. No podía concentrarme, y estaba preocupado por cómo haría los exámenes. Por suerte teníamos pocas clases a la semana y el profesor no se daba cuenta de que estaba diferente. Mis compañeros sí que me miraban raro de vez en cuando, pero nunca prestando mucha atención.

Tras una semana, no podía más. Estaba muy irascible (busqué en el diccionario esa palabra). Había descubierto emociones que nunca había experimentado, y que preferiría no haberlo hecho nunca. Cualquier cosa me enfadaba. Apenas podía concentrarme en nada. Las manos me temblaban. Mi tono de voz era más alto de lo normal.

Por todo esto, intenté salir lo menos posible de mi cuarto. Si alguien me veía así iban a saber que no me estaba tomando las pastillas. ¡Pero no lo aguantaba más!

¡Esa chica! ¡Sunhee! ¡Me mintió! ¡Me dijo que no me iba a pasar nada! ¡Si necesito pasar por esto para saber el porqué de las cosas, prefiero no saberlo!

Enfadado, salí de mi habitación dando un portazo al cerrar. Llevaba los puños cerrados con fuerza, y los dientes apretados. Notaba mi pulso acelerado y mi respiración jadeante a cada paso que daba. Intentando disimular mi furia, me acerqué a uno de los muchos guardias que había repartidos por el instituto.

-Disculpe...-dije intentando no levantar mucho la voz.- Sé de una chica que no se está tomando las pastillas. Dice que vosotros nos estáis mintiendo y...

El guardia ni siquiera terminó de oír lo que estaba diciendo. Llamó a un compañero suyo y fueron directos a la habitación de Sunhee. No me sentía muy bien, pero sé que estaba haciendo lo correcto. Soy un buen ciudadano. Esto es lo correcto.

Pero esa idea se me fue de la cabeza pronto. Los dos guardias tiraron la puerta del cuarto de Sunhee abajo, como si se tratara del terrorista más peligroso que pudiera haber conocido Corea. La cara que puso Sunhee cuando vio a esos dos hombres de blanco me hizo preguntarme si de verdad esto era lo correcto.

Necesitaba irme. Tenía que ir a tomarme la pastilla. Si seguía así, mis descontrolados sentimientos me iban a llevar por el camino equivocado. Y haría una tontería, lo sé.

Giré sobre mis talones e intenté no prestarle atención a Sunhee. Tenía que caminar hacia delante. Ir a mi cuarto. Encontrar el bote de pastillas. Tomarme una y—

-¡¡¡JUNGKOOK!!!

¿Qué me pasaba? ¿Por qué? Me sentía como si me estuvieran arrancando el corazón del pecho, tirándolo al suelo y pisoteándolo muchas veces. Jungkook, vuelve en ti. Olvídate de ella.

-¡¡¡JUNGKOOK!!! ¡¡¡POR FAVOR!!!

Idiota de mí, me atreví a darme la vuelta y mirar hacia Sunhee. Los guardias la llevaban cogida por los brazos, arrastrándola e intentando que se callara. Su expresión bastó para que me quedara en mi sitio, quieto, incapaz de moverme. Debía ayudarla.

No. Estoy haciendo lo correcto.

-¡¡¡JUNGKOOK!!!

Volví a darme la vuelta, y esta vez sí, me fui corriendo hasta mi cuarto. Los gritos de la chica me hacían daño, algo que no podía entender. Uno, es un sonido. Es imposible que puedan infligir daño. Segundo, ni siquiera lo estaba escuchando ahora mismo. Era el recuerdo de sus gritos lo que me hacía daño. Algo tan poderoso y sin embargo tan... equivocado...

Con ansias de que todo acabara, busqué entre mis cajones hasta dar con el bote de cristal con las pastillas azules. Mirándolo fijamente, me puse a pensar. ¿Por qué nos mentiría nuestro propio gobierno? ¡No tendría sentido! Un país está conformado por un conjunto de personas. Si el gobierno nos estuviera haciendo daño, ¿de qué serviría eso? ¡Nosotros somos el país!

Intenté abrir el bote, pero la rabia que tenía encima apenas me dejaba concentrarme para hacer las cosas bien. ¡¡Maldita sea!! ¡¡Quiero que todo se acabe!! Sí, si me tomo la pastilla, todo esto quedará en el pasado. No me volveré a descontrolar, y todo será perfecto y...

Y de repente, una imagen me vino a la cabeza. La expresión que tenía Sunhee cuando la vi por primera vez. Las comisuras de la boca apuntando hacia arriba, los ojos ligeramente cerrados, dientes visibles... No me dijo qué significaba, pero algo me decía que era alegría.

Yo sé lo que es la alegría. He estado contento muchas veces. Entonces, ¿cómo es posible que yo nunca haya hecho esa expresión? Tampoco se la he visto hacer a nadie...

Más calmado, cerré los ojos y respiré hondo. Cuando los volví a abrir, me miré en el espejo que estaba delante. Nunca me había parado a fijarme en mi cara. Estaba en un punto intermedio entre niño y hombre.

Intenté hacer la expresión de Sunhee, pero se veía muy forzada. Mmm...

Quité la vista de mi reflejo y me paré a pensar otra vez. ¿De verdad estaba haciendo lo correcto? Si lo estaba haciendo, ¿por qué me sentía tan mal?

Sólo para asegurarme de que yo tenía razón, dejé el bote de las pastillas sobre mi mesa de noche y salí de mi habitación, dirigiéndome hacia el sitio donde normalmente llevan a la gente para meterla en una ambulancia y llevarla al reformatorio. En el pasado tuve que llevar a un par de amigos míos, pero nunca más les volví a ver.

Por primera vez, tuve miedo.

Olvidándome de lo que me estaba intentando hacerme convencer, empecé a correr, temeroso de lo que fuera a ver. Debía llegar a tiempo. Debía pedirle perdón a Sunhee. Y tenía que hacerlo rápido, antes de que fuera demasiado tarde.

Cuando abrí la puerta que separaba el edificio del resto del mundo, me di cuenta de que no tenía razón. No podía estar más equivocado. No había hecho lo correcto.

La puerta era de un material que no dejaba pasar el sonido, así que nadie sabía lo que estaba pasando. Nada más abrirla, los gritos más desgarradores que había oído en mi vida me hicieron replantearme todo lo que sabía sobre mi país.

Los dos guardias le habían quitado la camisa a Sunhee, y estaban intentando quitarle el sujetador y la falda. Justo cuando llegué yo le habían conseguido desabrochar la cremallera de la falda. Sunhee intentaba resistirse, pero no podía hacer nada. Uno sólo de ellos era el doble de grande que ella, e intentar resistirse era inútil.

Sin pensarlo, cogí una de las porras de los guardias los cuales, los muy idiotas, las habían dejado a un lado, sin protección, además de quitarse los cascos. Perfecto, más fácil para mí.

Cloc, cloc.

Y los dos cayeron al suelo.

-Sunhee... Yo... Lo siento...-dije dejando la porra a un lado.

Pero Sunhee no podía escuchar. Ni siquiera creo que estuviera ahora conmigo. Sus ojos parecía que se le iban a salir de las órbitas, y no paraba de temblar. Con sus brazos intentaba taparse el cuerpo y protegerse, al tiempo que unas lágrimas le caían por las mejillas.

Yo nunca había visto a alguien llorar. Sabía lo que era, pero...

-Sunhee...-dije intentando acercarme a ella, lo que resultó en que empezara a temblar más.

No sabía qué hacer. ¿Qué se suponía que debía hacer? En el instituto lo único que nos han enseñado es a saber por qué existe la gravedad, o la cantidad de células que se regeneran todos los días. Nunca aprendí qué hacer si una persona no puede valerse por sí misma. ¿Qué hago?

Tenía miedo de hacer cualquier movimiento. Si hacía algo mal, podría asustarse más. ¿¡Qué se supone que debo hacer!?

Vale, lo primero es ponerle la ropa. No puede ir por los pasillos en sujetador y la cremallera de la falda medio abierta. Intenté moverme lo más lento posible para no asustarla, y cogí suavemente su camisa, acercándosela. Sunhee me entendió y extendió los brazos para que la ayudara a ponérsela. Luego intentó abrocharse los botones, pero sus manos temblaban tanto que le era imposible meterlos en los ojales.

-¿Te ayudo?

-No, no, no hace falta...-dijo con voz quebradiza.

Aunque por más que lo intentó, fue imposible. Pasaron como diez minutos y sólo había conseguido abrochar un botón. Al final, me miró a mí y me hizo una seña para que la ayudara.

Mientras le abrochaba los botones, una pregunta me pasó por la cabeza. Uno, ¿qué se suponía que estaban haciendo los guardias exactamente? Ósea, yo vi lo que estaban intentando hacer, lo que no entiendo es por qué. Se supone que eso sólo es para procrear. ¿Entonces? No creo que ellos quisieran tener un hijo...

-Ya está.-dije cuando terminé. Moviéndome rápido para que no pudiera reaccionar, acerqué mis manos a su falda y le subí la cremallera. Sunhee se sorprendió un poco, pero al ver que no le iba a hacer nada se calmó un poco.

-Tenemos que volver. Pero antes, hay que hacer algo con estos guardias.

¿Qué podíamos hacer? Necesitaba algo que les hiciera pensar que nada de esto había ocurrido. Preferentemente algo que no les dejara pensar.

Oh.

-Sunhee, ¿la pastilla les haría creer que todo lo que ha pasado, en realidad no ha pasado?

-Sí, en teoría sí...

-Perfecto. Entonces voy a mi habitación a buscar un par, que se las voy a dar. ¿Te quedas aquí o...?

-¡VOY CONTIGO!-dijo cogiéndose de mi brazo, con el miedo reflejado en sus ojos.

Caminamos con paso normal por el pasillo, intentar pasar lo más desapercibidos posible. Si alguien nos empezaba a hablar tendríamos un problema, porque si oían a Sunhee balbuceando se alarmarían mucho, ya que nunca han visto a nadie hacer eso. Llegamos a mi cuarto, cogimos cuatro pastillas y volvimos.

Dos para ti, y otras dos para ti.

-Volvamos. Nada de lo que ha pasado aquí ha pasado realmente.

Sunhee asintió lentamente, mirando a los dos hombres con miedo.

-Venga, se está haciendo tarde. Yo te acompaño hasta tu cuarto.-dije yo.

Cuando nos encontrábamos a alguien por los pasillos, los dos nos poníamos en nuestro modo “camuflaje”, pero cuando no había nadie Sunhee andaba cerca de mí, cogiendo el extremo de la manga de mi chaqueta. Ya no temblaba tanto como antes, pero se notaba que estaba asustada. Nunca había tenido oportunidad de ver a una persona asustada, pero ahora que sé cómo es, prefiero no sentir eso nunca.

Sus ojos recorrían perdidos las paredes del pasillo, y cada cierto tiempo se llevaba las manos a la boca, mordiéndose la uña del pulgar sin llegarla a romper. Luego se cogía un mechón de pelo y le daba vueltas, hasta que se daba cuenta de que iba a hacerle un nudo y dejaba caer el brazo, y vuelta a empezar.

Cuando llegamos a su puerta, me soltó.

-Bueno... Eh... Duerme bien.

Esto no podía ser más incómodo. Normalmente me despido de mis compañeros diciendo “adiós”, pero ahora... ¡¡Este tipo de cosas tienen que enseñárnoslas!!

-Esto... Jungkook... Podrías quedarte... conmigo... Es que... Las pesadillas...

-¿Pesadillas? ¿Qué es eso?

Sunhee me miró extrañada, y luego pareció acordarse de algo.

-Normalmente, cuando tienes tus capacidades al 100%, y eso incluye no tomarse la pastilla, cuando duermes ves imágenes. Pero cosas como... Bueno... Eso... Hacen que veas cosas que den miedo y tal...

¿No se libraría del miedo ni durmiendo? ¡Eso debe de ser horrible!

-¡No te pido que duermas conmigo! Es sólo, para intentar calmarme y... No sé... A ver si así luego... Pues... Consigo dormir...

-Sí, claro, no te preocupes.

Sunhee se acostó en su cama, y yo me senté por un lateral, intentando no incordiarla. Estuvimos hablando de cosas triviales, sin importancia. Pero esa charla hizo que Sunhee se destensara y dejara de temblar. Menos mal, porque verla así me hacía sufrir a mí. Y ni idea de por qué. Debe ser porque nunca he tenido que lidiar con sentimientos, y menos con los de otras personas.

Al poco tiempo Sunhee cerró los ojos y se durmió, así que yo di por concluida mi tarea. Pero decidí quedarme un poco más, por si acaso. Menos mal que lo hice.

Como a la media hora, Sunhee empezó a moverse en la cama, con expresión de sufrimiento. La cosa es que no estaba despierta. ¿A eso se referiría?

Parecía que se iba a echar a llorar. Asustado, la agité para despertarla.

-¡Sunhee! ¡Sunhee!

Cuando por fin abrió los ojos, dos lagrimones le caían por la cara.

-¡Sabía que iba a tener pesadillas! ¡La otra vez también fue así!-dijo eh... No sé exactamente qué hizo, pero se tiró contra mí, agarrándose de mí. Creo que una vez vi la palabra para eso. ¿Cómo era? ¿Abrazo?

Y un momento. ¿La otra vez?

-Mira, estás aquí, en tu cuarto. Aquí no hay nadie, excepto tú y yo. No pasa nada.

Poco a poco se fue calmando. Dejó de gritar, y su respiración se relajó. Estaba apoyada en mi pecho con los ojos cerrados, probablemente para poder concentrarse en olvidar lo que había visto.

-¿Te importa que nos quedemos así un momento?

-No, no...

Pero antes de que nos diéramos cuenta, los dos nos dormimos en esa posición. Y he de decir que la sensación de dormir con otra persona a tu lado es... No sé, reconfortante. No sé cómo explicarlo, nunca me había pasado antes.

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Comments

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Ignifusion
#1
Chapter 1: He de decir que he tenido que ir a youtube para mirar el vídeo de N.O, ya que no recordaba como era el aula dónde estaban ellos xD
Me ha gustado mucho, un mundo donde las dos Coreas están juntas, es algo tan inaudito, y dudo que llegue a pasar algún día cercano...
Que conste que me ha gustado mucho la idea de mezclar chicas y el tema de la pastilla.
kpopperxD #2
Cuando subiras mas capitulos? V.V
koizora98 #3
Chapter 1: ¡¡Muy muuy buena!! Tienes que continuarla ♥
Nutsandhoney
#4
nice story chingu :)