Forzoso Adiós

Snow HyeSung y Los 7 Bobitos [HIATUS]

 

 

Observó su rostro en el espejo, soltando una risita divertida por lo gracioso que se encontraba, envuelto en todo ese maquillaje y esa ropa que para nada iba con su estilo casual y sobrio.

Tomó un corto respiro, bebiendo luego de la botella de agua dejada en el camerino sólo para él. Viendo que aún tenía unos minutos a favor antes que su descanso terminara, decidió tomar una corta siesta, recostándose sobre el sofá. Apenas cerró los ojos, el mundo de los sueños le dio la bienvenida.

La puerta del camerino se abrió con cuidado, dándose cuenta el par de ojos extranjeros, que el ocupante del camerino se encontraba profundamente dormido sobre el sofá. Max sonrió, observando la figura de HyeSung, yacer pacíficamente en el sofá.

Con cortos pasos, Max se fue acercando hasta el sofá, tocando ligeramente el rostro del bello muchacho que continuaba durmiendo como si nada ocurriera.

-si tan sólo estuviéramos en Italia… - habló Max con sarcasmo, moviendo su mano del rostro del muchacho, pasándola lentamente por su espalda hasta posarla en su cintura.

-pero cuándo las leyes me han detenido… - sonrió Max con malicia, inclinando su rostro sobre el rostro dormido del bello muchacho.

Pero antes que Max pudiera acercarse un centímetro más, HyeSung abrió los ojos, alarmado por la presión de la mano en su cintura.

-Max?... qué haces? – dio un salto el bello muchacho, quedando sentado sobre el sofá en cuestión de segundos.

Max sonrió nerviosamente, maldiciendo su suerte mentalmente.

-me estaba asegurando que estés bien… te vi ahí dormido y me pareció extraño – se justificó Max, colocándose de pie.

HyeSung dio una mirada sospechosa al hombre extranjero, sintiendo por dentro que quizás no sea buena idea confiar en él.

-sólo dormía – respondió el bello muchacho finalmente, colocándose también de pie, dispuesto a abandonar el camerino.

Pero antes que HyeSung pudiera abrir la puerta, repentinamente sintió una presión sobre su brazo derecho y un dolor en su espalda, cuando ésta golpeó con violencia contra la puerta.

-mira niño, ya me cansé de jugar contigo – habló Max contra el rostro del muchacho.

HyeSung sintió que su corazón se aceleraba, la mirada que le dirigía el hombre italiano, no era para nada amigable. Era el tipo de mirada que HyeSung odiaba más en el mundo. La mirada que le decía que se encontraba en grave peligro.

-M-Max qué haces!? – exclamó HyeSung, cuando Max intentó besarlo a la fuerza, tomándolo fuertemente por la barbilla.

-ya me cansé de seguir conteniéndome! Un niño tan bonito no se me va escapar! – pronunció Max, volviendo a tomar a HyeSung por la barbilla.

Los ojos de HyeSung se abrieron en horror y miedo. Sin pensarlo dos veces, HyeSung dio un golpe con la rodilla, en una zona sensible del cuerpo del hombre italiano, logrando escapar del camerino.

 

 

-Eric?... Eric!... ERIC!

La voz enérgica del hombre a su lado, lo hizo despertar de un salto, golpeando su cabeza con el techo del vehículo donde llevaba varios minutos viajando.

-aish! No puedes ser menos ruidoso – regañó Eric a su asistente y mejor amigo, sobando el área de su cabeza golpeada.

-llevo llamándote hace más de media hora! Ya estamos cerca – respondió Jong Hyun, concentrando su visión en el camino frente a sus ojos.

Eric dio una mirada a través de la ventana del auto, notando que no se encontraba ya en la ciudad. Las humildes construcciones y el olor a campo, invadían el interior del auto. Por dentro, Eric se quería golpear por haber cometido el estúpido error, que lo llevó a tener que prestar servicio social en ese lugar.

-cuánto tiempo dices que debo quedarme acá? – se dirigió Eric sin ganas, a su amigo.

-cuatro meses – respondió secamente Jong Hyun, estacionando el auto frente a lo que parecía ser una vieja villa.

Eric suspiró pesado antes de darse valor y descender del vehículo, observando con cuidado la villa en la que pasaría los siguientes cuatro meses. Definitivamente, nada comparado a su costoso departamento en la ciudad.

-por qué me pasa esto a mí? – se lamentó Eric, tomando sus maletas de la cajuela del auto.

-por idiota! – respondió Jong Hyun con voz reprobatoria, guiando a su amigo hasta el interior de la villa.

Eric dirigió una mirada desagradable a su asistente y mejor amigo, siguiendo sus pasos con cautela.

-qué rayos es esto? – pronunció Eric, notando un montículo de desperdicios en medio del camino.

-heces de vaca, ten cuidado – respondió Jong Hyun continuando el camino.

Eric hizo otra mueca desagradable, apresurando el paso para no quedar relegado en el camino.

Finalmente los dos hombres llegaron a la puerta principal de la villa. Jong Hyun tocó la puerta con amabilidad, no sin antes dar una advertencia a su jefe, que debía portarse adecuadamente los siguientes meses, o  de lo contrario, su castigo sería peor.

-ah ya llegaron! – sonrió dulcemente la anciana mujer, detrás de la puerta.

-halmeoni, es un placer – saludó Jong Hyun a la anciana, con una sonrisa.

-ah y este muchacho tan guapo? – habló la anciana, notando a Eric de pie, detrás de Jong Hyun.

-es Eric Mun, quién estará a cargo de las cosas de la villa a partir de hoy – respondió Jong Hyun, indicándole a su jefe que diera unos pasos al frente.

Los ojos de la anciana brillaron, observando el rostro del apuesto ayudante que estaría conviviendo en su villa, los siguientes cuatro meses.

Por dentro, Eric quería ahorcarse.

 

 

-HyeSung? – llamó la voz de la madura modelo que se encontraba aún oculta en el set del estudio fotográfico.

-madre! Madre por favor sácame de acá! Llévame a casa! – corrió HyeSung a brazos de la modelo, abrazándola como si su vida dependiera de ello.

Si Yeon quedó sorprendida con el comportamiento de su hijastro, empezando a hacer su camino en dirección del estacionamiento.

-qué pasó?, y la sesión de fotos? – trató de interrogar la modelo al muchacho, mientras se encontraban en pleno camino.

HyeSung agitó la cabeza nerviosamente, apretando los labios para contener su llanto. Si Yeon pudo notar por el comportamiento de su hijastro, que algo no muy bueno había sucedido.

El rostro de la veterana modelo se endureció, imaginándose los posibles escenarios de lo que pudo haber ocurrido con su hijastro, para que éste decida abandonar la sesión de fotos tan repentinamente. Y esos posibles escenarios, incluían a Max.

El camino a casa fue silencioso. Si Yeon tuvo que soportar el llanto silencioso de HyeSung, consolándolo por momentos, cuando éste parecía quebrarse ante los recuerdos de lo que había ocurrido en los camerinos.

Una vez en casa, HyeSung corrió a encerrarse en su habitación, mientras que la veterana modelo llamó a Junjin a su despacho.

-averigua que pasa con HyeSung – ordenó la modelo, apenas Junjin cruzó las puertas del despacho.

Sin refutar una sola orden, Junjin se dirigió a la habitación del bello muchacho.

-HyeSung?... HyeSung qué pasa?... está todo bien? – llamó Junjin desde el corredor, esperando por que HyeSung se decida a abrir su puerta.

Unos minutos después, el bello muchacho abrió la puerta, con los ojos rojos y el rostro decaído.

-qué pasó? – ingresó Junjin a la habitación, alarmado por el estado de su amigo.

-Max… no es quién creía… - susurró HyeSung sus palabras, volviendo a romper en llanto.

 

 

Después de horas de disculparse con el staff que se mostró furioso, luego que HyeSung abandonara intempestivamente el set de fotografía, Max se encontraba conduciendo su auto en dirección de la mansión de la familia Shin.

Siendo el hombre descarado que era, Max estaba dispuesto a enfrentarse nuevamente a HyeSung y no retroceder en sus propósitos, hasta obtener lo que quería.

-usted aquí? – recibió con brusquedad, Junjin, al hombre italiano.

-vine por HyeSung – respondió Max, tomando asiento tranquilamente en el sofá.

-piensa que él quiere verlo? Después de lo que le hizo? – recriminó Junjin al hombre italiano.

Max dirigió una mirada de desprecio al muchacho, colocándose de pie para enfrentarlo.

-yo me haré cargo – interrumpió Si Yeon el duelo de los dos hombres.

Junjin abandonó silenciosamente el salón, cerrando las puertas como su jefa se lo había indicado.

-tú también vas a tratar de regañarme? – rió Max con sarcasmo, notando la mirada rígida de la veterana modelo.

-no… te conozco muy bien y sabía que no pasaría mucho para que intentes poner tus manos en el mocoso – respondió la modelo, acercándose a su amigo.

Max mostró una sonrisa divertida, observando el rostro furioso de Si Yeon.

-ah vamos Si Yeon! Ni que el niño fuera una inocente virgencita! – rió Max abiertamente, alejándose unos pasos de la modelo.

-pues aunque no lo creas, el mocoso aún cree que Santa Claus existe – habló la modelo con amargura, tratando de controlar sus celos.

-entonces es hora que alguien le enseñe, no?... y quien mejor que yo! – rió Max una vez más, observando a su amiga.

Si Yeon no pudo contenerse más y arremetió contra su amigo, tomándolo por la solapa de su traje.

-qué demonios le ves a ese mocoso! – increpó la modelo, sacudiendo a su amigo con furia.

-hey! Hey! Ya cálmate! – reaccionó Max, sosteniendo ambos brazos de la modelo con fuerza, logrando liberarse de su agarre.

-no lo soporto más! Qué rayos le ven todos al maldito mocoso! – seguía quejándose Si Yeon, tratando de liberarse de las manos de su amigo.

Max sujetaba a la modelo con más fuerza, tratando de controlar su ataque de ira, pero sin tener ningún resultado exitoso. Si Yeon estaba poseída por los celos y la rabia.

-sabes muy bien que siempre me han gustado los niños lindos y tu hijastro no se me va escapar – sonrió Max finalmente, liberando a la modelo.

Si Yeon sintió que un volcán erupcionaba dentro de ella.

-y yo! Y yo qué!?... llevo años esperando por que ese maldito viejo se muriera! Años para tener mi libertad! – exclamó la modelo, lanzando un jarrón, en dirección del hombre italiano.

-hey! Lo que suceda contigo no es mi problema! – reaccionó Max, esquivando otro objeto volador en su dirección.

-estúpido! He estado enamorada de ti desde que nos conocimos en Italia! He esperado años por ti! – volvió a arremeter la modelo, lanzando los cojines del sofá imparablemente, contra su amigo.

Max quedó petrificado por un momento por la repentina confesión de la modelo, pero luego y sin que pudiera controlarlo, hecho a reír, dejando a Si Yeon desconcertada.

 

 

Observando con lástima y piedad al hombre que permanecía bajo el marco de la puerta, Eric colocó su equipaje sobre la pequeña cama empezando a sacar sus pertenencias.

Jong Hyun observaba serio todo el proceso lamentable de su jefe. La habitación destinada para Eric era la cuarta parte de la habitación en su departamento en la ciudad. La cama era pequeña y sencilla, con un sonido chirriante que lastimaba los oídos de los hombres, cada vez que hacía un movimiento. La ventana era pequeña y daba directo a la granja de los animales, haciendo que el recuerdo de la majestuosa vista de la ciudad, desde su departamento, se desvaneciera en un parpadear.

Eric rodeaba visualmente el espacio en su habitación, rogando una vez más a su asistente y mejor amigo, porque no lo abandonara en aquel lugar.

-Bien! Es hora de irme – habló Jong Hyun, antes que los ojos desamparados de su jefe, surtieran efecto en él.

-no me puedes dejar acá! – gimió Eric, sujetándose del brazo de su amigo.

-no seas tan niño!... vas a ver que te acostumbrarás pronto, has viajado por todo el mundo. No?, toma esto como otra experiencia de uno de tus viajes – regañó Jong Hyun, soltando el agarre en su brazo.

-no puedes comparar Europa con este sitio!... mira este lugar! – volvió a quejarse Eric dramáticamente, señalando los interiores de su lamentable habitación.

-tú te lo buscaste, no te quejes – respondió Jong Hyun, abandonando a su amigo

Eric corrió detrás de su asistente, estando dispuesto a rogar de rodillas de ser  necesario, por evitar ser abandonado a su suerte, en la humilde villa.

Eric Mun, un hombre de mundo y acostumbrado a los lujos y excesos, no podía aceptar su nuevo lamentable estado, producto de una travesura más, en su oficio de playboy.

-si te vas te despediré! – amenazó Eric, una vez que su asistente alcanzó su auto

-hazlo y ya te veré rogándome porque vuelva – respondió Jong Hyun, abriendo la puerta del auto sin mirar atrás.

-por favor!! – siguió rogando Eric, en estado lamentable

-es tu castigo, si no lo cumples a cabalidad te darán algo peor; al menos tienes un techo donde quedarte y comida, pudo ser peor – agregó el asistente, ingresando al vehículo

Eric dio una última mirada frustrante y desesperada a su amigo, resignándose luego al abandono, cuando éste no le devolvió la mirada y en lugar de eso, encendió el auto, alejándose a toda velocidad de la villa.

Ahora Eric sabía que acababa de ser dejado a su suerte en aquel lugar, sin saber lo que los cuatro meses por venir le depararían.

-Eric-ssi!... es hora de darle un baño Sujong! – llamó la anciana voz de la abuela dentro de la modesta villa

Eric suspiró en su desgracia, arrastrando sus pisadas en dirección de la granja.

 

 

El rostro de la modelo hervía en ira, oyendo la sonora e imparable carcajada del hombre italiano. Por un momento, la modelo se sintió avergonzada de su propia confesión, pero decidió no rendirse ahora que ya lo había dejado salir. Iba a usar todas sus armas para conseguir al hombre que tanto había deseado por años.

-eso fue una broma Siyeon… - finalizó Max, limpiando las lágrimas que habían caído producto de la imparable carcajada.

-no es broma pedazo de idiota!... estoy enamorada de…

Antes que la modelo pudiera reafirmar su confesión, Max colocó un dedo sobre sus labios, sellando sus palabras con una expresión seria y poco amigable.

-sabes que tengo mis códigos preciosa, nunca salgo con alguien que haya conocido por tanto tiempo, por un momento está bien, pero luego las cosas se vuelven tediosas y aburridas; eso no es para mí – habló Max con tono dominante, ante la mirada sorprendida de la modelo.

La rabia en Siyeon aumentó, sabiéndose rechazada de manera humillante.

-y el mocoso!?... vas a dejar de perseguirlo entonces!? – exclamó la modelo, retirando la mano de su amigo de su rostro en un movimiento brusco.

Max sonrió con descaro, dando cortos pasos hasta acomodarse en el sofá.

-esa es una deliciosa excepción a la regla… a tu hijastro lo voy a disfrutar lentamente y creo que no será tan aburrido como las demás – rió Max con cinismo, observando como el rostro de la modelo se tornaba completamente colorado, evidenciando la rabia y celos que erupcionaba en su interior.

-prefieres a un maldito mocoso que a una verdadera mujer como yo!? – chilló Siyeon, lanzando un cuadro familiar en dirección de su amigo.

Max esquivó magistralmente el proyectil, volviendo a reír por las reacciones de la modelo, lo que elevó la ira de ésta, haciéndola correr en dirección suya, lanzando golpes desordenados contra su rostro y pecho.

El hombre italiano luchó por un par de minutos para finalmente someter a la modelo, y clavarla de espaldas contra el respaldar del sofá, sujetándola por las muñecas a sus lados.

-ese mocoso no es mejor que yo! – escupió la modelo sus palabras con rabia y dolor. Su orgullo obviamente herido por el rechazo del hombre extranjero.

Max observó a la modelo con el rostro serio, inclinándose luego sobre su rostro en posición dominante.

-mi querida amiga, lamento decírtelo pero mientras ese niño ande libre por las calles, voy hacer lo posible para meterlo en mi cama… - susurró el hombre italiano a oídos de la veterana modelo.

Siyeon sintió cada partícula de su ser, hervir en celos, y antes que pudiera reaccionar a las palabras de su amigo, éste la soltó bruscamente, desapareciendo por la puerta de la mansión.

-maldito mocoso! Maldito mocoso! – lloró Siyeon amargamente, rasgando los cojines del sofá con sus uñas.

 

 

Junjin permaneció casi toda la tarde encerrado en la habitación del bello muchacho, consolándolo del momento de trauma que le había tocado vivir en el transcurso de la mañana.

HyeSung era un ser inocente y eso llevaba a Junjin a querer protegerlo más allá de sus posibilidades. Pero también estaban sus propios sueños y aspiraciones, los cuáles hacían que el muchacho se cuestionara a veces sobre su lealtad al bello muchacho.

-te llama la señora – la voz ácida de la mucama en la puerta de la habitación, distrajo la atención de Junjin, asintiendo con la mirada mientras ésta desaparecía detrás de la puerta.

Con mucho cuidado, Junjin colocó la cabeza del bello muchacho, que se encontraba yaciendo sobre su regazo, entre las almohadas de la cama, retirándose luego de la habitación.

-entra – respondió la modelo con voz enérgica, apenas el muchacho tocó la puerta de su despacho privado.

Al ingresar al estudio, Junjin notó el aire cargado y el aura oscura que rodeaba a su jefa. Algo que no le daba una muy buena sensación.

-seré clara y directa contigo… si realmente quieres llegar a ser algo más que un tonto asistente, mascota de un mocoso engreído, tienes que dar el paso más grande de todos – habló la veterana modelo con frialdad.

El cuerpo de Junjin sintió unos escalofríos nacer en sus interiores. Había algo en la modelo que la hacía lucir intimidante. Mucho más intimidante de lo que solía ser.

-no voy a seguir permitiendo que ese mocoso me quite mis logros y se quede con lo mío – continuó la modelo, colocando una mano en la manija del cajón superior de su escritorio.

Junjin se mostró confundido y hasta cierto punto asustado, por el tono de voz amenazante y lúgubre de la veterana modelo. Era como si algo la estuviera poseyendo.

-esta vez, no me tomaré las cosas con tanta calma, optaré por la manera más rápida… - finalizó la modelo, sacando una pistola de color plateado del interior del cajón del escritorio.

Las piernas de Junjin temblaron y su corazón su aceleró.

-no pongas esa cara de estúpido! Crees que te voy a pedir que lo hagas? – regañó la modelo con energía, sosteniendo el arma en alto a la altura de su rostro.

Con un tembloroso movimiento, Junjin negó con la cabeza, fijando sus ojos en la pieza de metal en manos de su jefa.

-mañana por la mañana llevarás al mocoso a dar una vuelta por la ciudad, asegúrate que algunas personas los vean rondar la zona… y luego… te desaparecerás y dejarás solo al mocoso… lo demás no tengo que decírtelo… asegúrate que todo sea natural, libre de sospechas – instruyó la modelo, colocándose de pie en dirección a la puerta, cuando un sonido bajo, golpeó contra ésta.

Junjin giró sobre sus talones, observando el rostro de apariencia descuidada y poco gentil de pie en la puerta del despacho.

-esta es el arma… recuerda que tiene que parecer como si hubiera sido una bala perdida en medio de una pelea de marginales – instruyó Siyeon al hombre en la puerta, entregando el arma en sus manos.

-lo que mande la Señora – sonrió el hombre en respuesta, escondiendo el arma dentro de su gabardina.

-retírate ahora – ordenó la modelo al muchacho.

Junjin no lo dudó un segundo para salir corriendo fuera del despacho, asustado por lo que acababa de oír.

 

 

En medio de la noche y cuando ya había alcanzado el punto más relajante en su sueño de belleza, HyeSung sintió una pequeña sacudida en su brazo izquierdo, combinada con ligeros golpecitos en sus mejillas.

-HyeSung… HyeSung… despierta! – llamó la voz grave del muchacho que lucía desesperado.

El bello muchacho abrió perezosamente los ojos, fastidiado por verse obligado a despertar aún en medio de la oscuridad del día.

-Junjin?... qué sucede? – interrogó el bello muchacho, sentándose sobre la cama.

-no tengo tiempo de explicarte nada, levántate, tenemos que hacer tus maletas – urgió Junjin, jalando por un brazo al bello muchacho, fuera de la cama.

-q-qué? – exclamó HyeSung sorprendido, retirando las prendas que volaron en su dirección, de su rostro.

-te explicaré en el auto, ahora vístete mientras preparo tus maletas y no hagas ruido! – instruyó Junjin, abriendo las puertas del walking clóset del bello muchacho.

HyeSung permaneció de pie unos minutos, confundido, sosteniendo las prendas entregadas por su amigo.

-no te quedes ahí parado! Vístete! – volvió a ordenar Junjin, sacando una pequeña maleta y un bolso deportivo del walking closet.

Sin seguir replicando, el bello muchacho cambió su pijama por las ropas en sus manos, siendo arrastrado luego fuera de su habitación en completo silencio y con sumo cuidado, como si fuera un ladrón en medio de la noche.

Junjin aprovechó el cambio de turno en la seguridad nocturna de la mansión, para tomar su auto y huir fuera, llevando a HyeSung recostado bajo los asientos traseros del vehículo.

-Junjin que está pasando? – interrogó HyeSung, una vez que los dos muchachos se encontraban a una distancia considerable de la mansión.

-escúchame HyeSung, esto que hago, lo hago por tu bien…nadie va lastimarte mientras viva – respondió Junjin, pisando con furia el acelerador del vehículo.

-lastimarme?... quién? – continuó HyeSung su interrogatorio, asomando la cabeza por detrás del asiento del chofer.

-HyeSung, prométeme que vas a ser fuerte y vas a confiar en mí – respondió Junjin, girando el vehículo en una salida que el bello muchacho desconocía.

-claro que confío en ti Jinnie… qué ocurre? – asintió HyeSung con voz alarmada.

-tu madre… no es la persona que crees… - confesó Junjin, sorprendiendo al bello muchacho.

 

 

El auto caminó a máxima velocidad por un par de horas, para finalmente detenerse en medio de una carretera baldía, cuya única luz era la de la parada de autobús que lucía lúgubre y abandonada.

Dentro del vehículo, HyeSung aún sollozaba, no queriendo creer todas las confesiones que Junjin había dejado salir de su boca. Para el bello muchacho era imposible aceptar que la mujer a la que llamaba madre, estuviera planeando su propio asesinato.

-ya deja de llorar… tenemos que bajar del auto, el autobús no demora en llegar – consoló Junjin, limpiando la lágrimas de las mejillas del bello muchacho.

-por qué madre me haría eso?... por qué!? – exclamó HyeSung dramáticamente, dejando que Junjin lo sacara del vehículo, yendo en búsqueda luego de sus maletas.

-escucha, no voy a dejar que esa mujer te ponga un dedo encima, voy a protegerte y desenmascarar a esa arpía! – habló Junjin con firmeza, sosteniendo al bello muchacho por los hombros.

-a partir de aquí tendrás que continuar solo – continuó Junjin, soltando su agarre en los hombres del muchacho, entregando las maletas a sus manos

-qué!? – exclamó HyeSung en shock

-no puedo ir contigo, regresaré a la mansión y trataré de hallar pruebas en contra de esa mujer, sólo así podrás regresar a casa – afirmó Junjin, dirigiendo al bello muchacho hasta la parada de autobús.

-qué voy hacer solo? – interrogó HyeSung en pánico

-espera el próximo autobús, te dejará en un pueblo pequeño y discreto; toma esto… llámame apenas hayas encontrado donde quedarte – respondió Junjin, entregando un viejo teléfono celular a manos del bello muchacho.

HyeSung recibió el aparato con temor, temblando de tan sólo pensar que a partir de ahora tendría que arreglárselas por su cuenta.

-no tengas miedo, hay algo de dinero en la bolsa, si necesitas más solo llámame y veré como hacerte llegar el dinero… - aseguró Junjin, abrazando afectuosamente al bello muchacho.

-Jinnie no me dejes acá – gimió HyeSung contra el hombro de su amigo.

-estarás bien… voy a estar cuidándote… tranquilo – reafirmó Junjin, presionando su abrazo en el delicado cuerpo del bello muchacho.

-tengo que irme, antes que amanezca… espera el autobús y no hables con nadie – soltó su abrazo Junjin, sosteniendo el rostro del bello muchacho entre sus manos, asegurándole con una sonrisa que todo estaría bien, aunque ninguno de los dos sabía exactamente que les depararía el futuro.

HyeSung observó entre lágrimas, como la figura de su amigo desaparecía en dirección de  su auto, desapareciendo luego también, el vehículo.

Ahora estaba solo.

 

 

El frío se hacía más intenso conforme la mañana empezaba a asomar, el sonido de los grillos acompañó su soledad, tranquilizándolo en cierta forma, al saberse no tan solo como aparentaba. Dio una mirada a la carretera baldía, esperando por una vista del supuesto autobús que llevaba esperando por casi 30 minutos. El frío empezaba a colarse por la tela de sus prendas, congelando sus manos y sus pies. Estaba seguro que ganaría un resfriado para cuando el autobús llegue a la parada.

-vaya!... que tenemos aquí… - oyó una voz ahogada y desordenada, sintiendo la fuerte mirada de la persona que de pronto se sentó a su lado.

-por qué tan solito bonito?... – volvió a hablar el hombre, acercándose más peligrosamente a su lado, haciendo notar el olor a alcohol y cigarro que emanaban de su cuerpo.

HyeSung sintió su cuerpo temblar, y no precisamente por el frío del lugar.

-tienes frío?... que te parece si te llevo a un lugar donde podemos estar más cómodos? … - continuó hablando el hombre, colocando una mano sobre la rodilla del bello muchacho. –-por favor déjeme en paz! – exclamó HyeSung en pánico, saltando de la banca en la que se encontraba sentado.

-hey… no pasa nada bonito… solo estoy siendo amable – se puso de pie el hombre ebrio, tratando de colocar sus brazos en la cintura del bello muchacho

-no me toque! – golpeó HyeSung con su bolso, contra el rostro del hombre ebrio, echándose a correr en pánico dentro de la arboleda a espaldas de la parada del autobús.

-regresa acá maldito mocoso! – siguió el hombre ebrio al bello muchacho, adentrándose también en la arboleda.

Ninguno de los dos hombres advirtió cuando el tan esperado autobús, hizo su aparición en la baldía carretera.

HyeSung corrió como si estuviera compitiendo en una maratón, perdiéndose más y más dentro de los arbustos que parecían interminables, hasta que finalmente y sin que pudiera darse cuenta, sus piernas golpearon contra una valla de madera, haciéndolo caer de bruces contra una hermosa plantación de lirios.

El bello muchacho alzó el rostro con una mueca de dolor, abriendo los ojos ampliamente, al notar una pequeña residencia frente a sus ojos.

Aún adolorido por el impacto y temiendo por la aparición del hombre que lo perseguía, HyeSung se colocó de pie, arrastrando sus pasos, empezando a tocar desesperadamente la puerta de la pequeña residencia.

-alguien por favor ayúdeme!! Abra la puerta por favor! – tocó el bello muchacho con desesperación, asustado por la oscuridad del lugar y el fantasma de verse perseguido por un hombre de no muy buenas intenciones.

HyeSung continuó tocando, hasta que la puerta cedió por si misma, dejando mostrar el interior vacío de la pequeña residencia.

Con temor y sin mayor opción, el bello muchacho ingresó a la residencia, cerrando la puerta con cuidado.

-alguien?... hay alguien aquí?... estoy invadiendo su casa? – llamó el bello muchacho una y otra vez, sin obtener respuesta.

-será acaso una casa abandonada? – se interrogó HyeSung asimismo, luego de un par de minutos de llamar por algún habitante en la residencia.

De pronto, la cabeza del bello muchacho empezó a girar descontroladamente, los escalofríos subieron por todo su cuerpo, el bolso en su hombro cayó pesadamente al piso, su cuerpo colapsó sobre el sofá en la sala, sus párpados se hicieron pesados. Era como si su vida acabara de ser succionada por un espíritu pasajero.

-Junjin… ven por mí… - susurró HyeSung finalmente, acomodando con lo que le quedaba de fuerzas, su cuerpo sobre el sofá, cerrando los ojos sin que pudiera evitarlo.

 

 

-nunca más volveremos a tomar el turno de la madrugada! – se quejaba una voz amargamente por detrás de la puerta de la pequeña residencia.

-ya deja de quejarte y disfruta de las primeras luces de la mañana! – respondió otra voz con alegría.

-yo solo quiero dormir… - habó perezosamente otro hombre.

-achu!... yo necesito mis pastillas para la humedad… trabajar de mañana no es bueno para mi alergia – se quejó otra voz menos enérgica, por detrás de la puerta.

-pero hyung… las mañanas acá no son húmedas… - respondió tímidamente una voz

-ya quieren callarse! Tenemos que trabajar si queremos seguir manteniendo esta casa en pie – se impuso una voz a las demás, obligando al resto a callarse.

El muchacho que sostenía las llaves de la residencia, las giró contra la perilla, sorprendiéndose al notar que ésta no se encontraba con el seguro puesto.

-qué ocurre? – interrogó la voz imponente al muchacho que sostenía la perilla de la puerta.

-habla tonto! – urgió con desesperación la voz amarga.

-no lo molestes, ya sabes que nuestro donseng es de pocas palabras – defendió el muchacho de alegre voz.

El muchacho de imponente voz, tomó el liderazgo, colocando el primer pie dentro de la residencia,  notando inmediatamente el extraño cuerpo que yacía sobre su sofá.

-qué demonios!! – exclamó el muchacho de amarga voz.

Siete pares de ojos quedaron fijos en la figura que parecía dormir plácidamente sobre el sofá.

 

 

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Thank you!
Shinbella
No le quité el enunciado de "Hiatus", porque no estoy segura si lo volveré a actualizar regularmente... Gracias por su atención! XDD

Comments

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Mirla_ #1
Chapter 8: Eres una por hacer que te espere pero como te quiero aquí estoy ....jajaja I love youuuu y seguiré esperanding ????
atnts32
#2
Chapter 4: No me habia dado cuenta q existia este fic....me encanta!!!
anurim #3
Chapter 2: cada vez mejor!!!! gracias por actualizar!!!
Ailec1612
#4
Chapter 1: Me encanto!! Realmente la historia pinta bastante bien y me gusta la manera de narrar y Hyesung de cabello largo es un concepto que no muchos manejan! :D
Esperaré tu siguiente capitulo!!
tanishi2992 #5
Chapter 1: Just in the beging but i like it =)) so Hyesung will have a forgein boy in this fic? =))))
anurim #6
Chapter 1: que emocionante!!!
ZomBel
#7
Que esto? la reunuion de los jubilados? xD
me gusta... seguro va estar bueno :D
exoshinhwa #8
Hahahahaha he de admitir que el cuento de Snow White es el que más gordo me cae, but con Sungie las cosas definitivamente serán mejores hahahaha... Los "Shinmaes", excelente idea como los bobitos... Andy... ya ni llorar es bueno ;(
Songhabnida
#9
Yay!!! nuevo fic, algunos nombres no me suenan son inventados? tengo que ponerme al día con tus historias.
Esperare por tu siguiente update!
Cuidate ^_____^