El auto convertible color blanco, se detuvo en el amplio estacionamiento del club de equitación, dejando ver la silueta de la elegante mujer que descendía de éste, luciendo una expresión seria e irritada.

La mujer se dirigió a los interiores del club, buscando intensamente con la mirada, los rostros que esperaba ver. Y quizás, deseando por dentro que sus sospechas no sean ciertas, cuando oyó de labios de sus empleados, que su hijastro había ido al club, acompañado por el hombre extranjero que acababa de conocer.

-Sra. Si Yeon – se acercó Junjin a la mujer, saludándola con una educada reverencia

-y mi hijastro? – preguntó la mujer, ignorando la reverencia del muchacho

-en sus lecciones – respondió Junjin, señalando con la mirada, al bello joven que continuaba dando vueltas en el caballo, con el hombre extranjero, sentado detrás de él en el caballo.

Los ojos de Si Yeon saltaron de su sitio, su rostro empezó a tomar un color colorado, ocasionado por la rabia que empezaba a incrementar dentro de ella.

-cómo lo permitiste?! – espetó la mujer con rabia controlada

-el Sr. Max se ofreció a darle clases a HyeSung, ya que su instructor no pudo asistir el día de hoy – respondió Junjin, bajando la cabeza.

-trae acá a HyeSung… ahora mismo! – ordenó Si Yeon, observando con más furia a los dos hombres sobre el caballo.

Junjin tembló ligeramente, por el tono de voz usado por la veterana modelo. En todos sus años trabajando para la casa de la familia Shin, era la primera vez que Junjin veía esa expresión de furia, en el rostro de Si Yeon.

HyeSung no demoró mucho en reconocer a su madrastra, sentada al lado de una de las ventanas del bar, solicitando inmediatamente a su instructor de turno, su retorno a las caballerizas, para luego ir a saludar a su madre.

-madre! – llamó HyeSung alegremente, acercándose a la mesa de Si Yeon

La modelo tuvo que fingir una sonrisa, recibiendo a su hijastro con una expresión más controlada.

-querido, creí que sería otra persona la que te iba a dar las lecciones – habló Si Yeon con tono suave, acariciando el rostro de su hijastro

-el instructor no pudo venir, así que decidí darle algunas lecciones – se acercó Max al dúo, tomando asiento en la silla al lado de HyeSung

Si Yeon lanzó una mirada mortal a su amigo, cambiando luego su mirada, al sitio de su hijastro.

-querido, no deberías regresar para tus lecciones de francés? – habló la modelo al muchacho

-lo había olvidado – HyeSung se puso de pie, despidiéndose de su amigo.

Eric tomaba su bebida en compañía de su fiel amigo Jong Hyun, cuando notó la entrada de la persona que había captado su atención, desde que puso un pie en el bar del club.

-ahí está – susurró Eric a su amigo y asistente

-ni lo pienses Eric, es sólo una niña – devolvió Jong Hyun el susurro, mirando a su amigo con enfado

Los dos hombres siguieron con la mirada a la bella aparición, hasta verla sentarse al lado de la madura mujer que había ingresado sólo minutos antes al bar.

-esa debe ser su madre… es bonita – habló Jong Hyun, tomando otro sorbo de su bebida

-si, es bonita… pero no tanto como la hija… es preciosa – respondió Eric, sin dejar de observar a las personas en la mesa a pocos metros de distancia.

Los dos hombres, observaron como la bella aparición se colocaba de pie, despidiéndose de su madre y el hombre de apariencia extranjera.

-ahora es cuando – sonrió Eric, disponiéndose a levantarse de su silla

-ni lo pienses! – sostuvo Jong Hyun a su amigo por la muñeca

-no arruines mi diversión – Eric trató de quitar la mano de su amigo, pero éste fortaleció su agarre.

-le prometiste a tu padre que no te ibas a meter en problemas! – reclamó Jong Hyun, alzando la voz más de lo necesario

-cada cuánto tiempo crees que voy a conocer a una niña así? – se defendió Eric, tratando una vez más de liberarse de su amigo

-por qué mejor no te fijas en la madre?... – sugirió Jong Hyun

-esa mujer?... oh por favor! Es muy vieja para mí! – exclamó Eric, señalando a Si Yeon

Las personas en el bar, giraron las miradas en dirección de Eric, y luego en dirección de la mujer que era señalada por éste. Rápidamente, Eric regresó a su silla, enterrando la cabeza sobre la mesa

-qué es lo que dijo ese sujeto? – habló Si Yeon con expresión atónita. Su rostro denotaba obvia molestia y horror, por el adjetivo usado hacia ella.

-no le hagas caso, debe estar ebrio – habló Max, no dándole mayor importancia a las palabras de Eric

-v-v-vieja?... yo?! – exclamó Si Yeon, casi cayendo al piso de la impresión.

-no hagas una escena que la gente nos está viendo – susurró Max, tomando a la modelo del brazo, retirándose ambos del bar.

Junjin llevó a HyeSung de regreso a la mansión; siendo recibidos los dos jóvenes, por la mira reprobatoria de Amy, mucama personal de Si Yeon. Junjin ignoró las miradas de la mucama, acompañando a HyeSung hacia su habitación.

Luego de unos minutos, Junjin salió de la habitación, yendo en busca de la mucama.

-si tanto te preocupa el Señorito HyeSung, será mejor te lo tengas lejos del amigo de la Sra. Si Yeon – habló Amy, antes que Junjin tuviera tiempo de pronunciar palabra.

-no es necesario que me lo digas nona… ese hombre no me agrada – respondió Junjin, tomando asiento en la mesa de la cocina.

Amy giró, dejando de lado su tarea en el lavaplatos, observando de frente  a Junjin.

-que no te agrade es una cosa… créeme cuando te digo que mantengas al Señorito alejado de ese hombre… no te lo digo por lo que ese sujeto pueda hacer… sino por cómo la Sra. Si Yeon pueda reaccionar, si ve que esos dos siguen haciéndose cercanos – concluyó Amy, retirándose de la cocina.

Junjin quedó confundido, tratando de descifrar cada palabra pronunciada por la mucama. En la cabeza del joven asistente, no cabían los malos pensamientos sobre el comportamiento de la Señora de la casa, alguien que se había comportado como una verdadera madre para HyeSung, desde el día que contrajo matrimonio con su difunto padre. Junjin pensó que la advertencia de Amy, se refería a la sobreprotección que solía tener Si Yeon para con su hijastro.

Sí. Eso tenía que ser. Sólo una sobreprotección por el niño inocente que desconocía ciertas maldades que lo rodeaban. Y Max Dabellani, ciertamente tenía la maldad pintada en todo su rostro.

Después de unos minutos de meditar en la mesa de la cocina, los pensamientos de Junjin fueron interrumpidos por uno de los mayordomos, indicándole que la Sra. Si Yeon, deseaba verlo en su despacho privado.

Junjin se dirigió al encuentro con la veterana modelo, teniendo aún en mente las ideas formuladas minutos antes.

-pasa – habló Si Yeon desde dentro del despacho

Junjin abrió la puerta, poniéndose de pie frente al escritorio donde se encontraba sentada la modelo.

-Junjin… me puedes explicar qué hacia Max con HyeSung en el club? – empezó a hablar Si Yeon, observando con ojos severos al muchacho

-el Señor insistió en llevarlo al club… no pude hacer nada – respondió Junjin con voz seria, tratando de no dejarse intimidar por la mirada severa de la modelo.

-Max es un gran amigo mío… pero no es una buena influencia para HyeSung… asegúrate que el incidente de hoy no vuelva a ocurrir – habló la modelo, conteniendo la furia que nacía en su interior, al recordar la imagen de Max y HyeSung en el club hípico

Junjin asintió inmediatamente, disponiéndose a retirarse del despacho, pero fue detenido por la voz de la modelo.

-no has pasado una buena vida, cierto?... – habló Si Yeon, suavizando su tono de voz

Junjin giró sobre sus talones, no entendiendo a lo que se refería la modelo.

HyeSung se encontraba en su habitación, leyendo uno de sus libros favoritos, mientras oía uno de sus discos de música clásica preferidos. La vida del bello muchacho, era exquisita. HyeSung tenía todo lo que cualquier muchacho de su edad podía desear. Dinero, inteligencia, talento, belleza; y una madre que había ocupado perfectamente el lugar, de la madre que lo abandonó a sus escasos quince años.

HyeSung nunca pensó que aceptaría tan fácilmente a otra mujer al lado de su padre. Menos aún, después de haber pasado un corto período desde el fallecimiento de su madre. Pero Si Yeon era una mujer extraordinaria a ojos del bello muchacho. Desde un inicio, Si Yeon conquistó el corazón de HyeSung, con su comprensión y su dulzura; presentándose no como una suplente de su fallecida madre, sino como una compañera dispuesta a ayudar a sanar los corazones de los dos hombres desolados.

HyeSung agradecía mucho tener a la modelo a su lado, ahora que había quedado solo, sin su padre. El bello muchacho no hubiera sabido qué hacer con la gran responsabilidad que acarreaba, ser el heredero universal de la fortuna de su padre a una edad tan joven. Si Yeon era un alivio para él.

La modelo era un gran soporte para la vida de HyeSung, y alguien que lo ayudaba a llevar una vida normal.

-soy muy feliz… - sonrió HyeSung repentinamente, observando el cielo claro a través de su ventana.

El bello muchacho se recostó sobre su cama, cerrando los ojos mientras una gran sonrisa seguía dibujándose en su rostro.

-Señorito HyeSung, tiene una visita – ingresó uno de los mayordomos a la habitación, despertando a HyeSung de sus sueños

-yo?... y quién es? – interrogó el muchacho al mayordomo

-el Sr. Dabellani – respondió el hombre

HyeSung asintió, siguiendo al mayordomo escaleras abajo.

-ahí estás! – sonrió Max, apenas vio a HyeSung bajar las escaleras

El bello muchacho, se sorprendió, al ver otro hombre, quizás unos años mayor que Max, al lado de éste.

Max se acercó a HyeSung, tomándolo por los hombros amigablemente, dirigiéndolo cerca al otro hombre que esperaba en la sala.

-HyeSung, este es mi socio, Kwang So Hyun – presentó Max, con una sonrisa que no dejaba ver nada bueno.

Tímidamente, el bello muchacho saludó al extraño, sonriendo ligeramente.

-tenías razón Max… definitivamente bello!... es perfecto para ser la imagen principal de la nueva línea de cosméticos! – sonrió el hombre, mirando fijamente el rostro de HyeSung.

Junjin permanecía de pie en medio del despacho, esperando por que la modelo terminara de formular sus palabras.

-sé que estás acá únicamente por tus padres… ellos eran muy leales a esta familia… pero qué no estás cansado de ser la mascota de HyeSung? – continuó Si Yeon, hablando de manera más casual con Junjin

-HyeSung es mi amigo… nos criamos juntos desde pequeños – respondió el muchacho

-eso lo sé muy bien… pero has sido su sombra toda tu vida… no crees que es momento de aspirar a algo más que seguirlo a dónde quiera que vaya? – la modelo sonrió ligeramente, al ver el cambio en la expresión de Junjin

-es lo que he hecho toda mi vida… - susurró Junjin, bajando la cabeza; sintiendo de pronto que algo no estaba bien con él.

Durante toda su vida, Junjin fue instruido para ser el compañero de HyeSung; ése que siempre estaría a su lado, cuidando de él. Defendiéndolo cuando lo necesitara, siguiéndolo a dónde sea, aconsejándolo cuando lo necesitara, apoyándolo en cualquier decisión que tomara. Hasta cierto punto, Junjin estaba conforme con su situación, pues HyeSung nunca lo trató como un empleado, sino como a un hermano.

Pero había días, en los que Junjin deseaba poder salir de esa mansión, y hacer su propio camino. No es que le molestara trabajar para la familia Shin, pero Junjin no quería conformarse con ser siempre el acompañante de alguien. Él quería algo más. Algo que sus ambiciones personales sólo podía ver desde lejos, hasta que HyeSung contrajera matrimonio con alguna muchacha de sociedad.

Y hasta entonces, todas las aspiraciones de Junjin se veían truncas.

-tus padres fueron unos buenos sirvientes… pero eso no quiere decir que tú también debas serlo… tienes un gran futuro Junjin, puedo verlo en tus ojos – continuó Si Yeon, sonriendo cada vez más, al ver el rostro confundido de Junjin

-les debo mucho a esta familia… - sostuvo Junjin firmemente, alzando la mirada con orgullo

-lo sé… y es por eso que voy hacerte una propuesta que no podrás rechazar – se inclinó Si Yeon por encima de la mesa, sonriendo más abiertamente, al notar el brillo esperanzador en los ojos del muchacho frente a ella.

-mira esos ojos! Y esos labios!... ni qué decir de esa piel! Las chicas matarían por esa piel! – continuaba elogiando alegremente el Sr. So Hyun, sosteniendo el rostro de HyeSung entre sus manos

-ah definitivamente hermoso!... esta vez diste en el clavo mi querido Max! – volvió a sonreír el hombre, soltando el rostro del bello muchacho, para envolver en sus brazos a su socio.

-hey tranquilo! Aún no hemos cerrado el trato – sonrió Max, devolviendo el abrazo al maduro hombre

So Hyun se separó centímetros del hombre italiano, dirigiéndole una mirada confusa, y luego observando a HyeSung con ansiedad.

-pues qué esperas! Haz el trato de una vez! – urgió el hombre, empujando a Max en dirección de HyeSung

-qué ocurre?... qué trato? – interrogó HyeSung, asustado por el comportamiento extraño de los dos hombres.

Max sonrió, tomando a HyeSung una vez más por los hombros, llevándolo a sentarse en el sofá.

-mi querido HyeSung… alguna vez has pensado en modelar? – preguntó Max, sonriendo más ampliamente, haciendo temblar al bello muchacho a su lado.

-m-modelar? – repitió HyeSung, con voz temblorosa

-sí!... eres perfecto para nuestra nueva línea de cosméticos – continuó Max, presionando más su brazo alrededor de los hombros del muchacho

-cosméticos?... qué eso no lo hacen las chicas? – interrogó HyeSung con escepticismo

-en su mayoría sí, pero tu rostro es demasiado perfecto… es la perfecta representación para nuestra nueva línea Beauty You…

-Beauty qué? – repitió HyeSung exaltado.

-Beauty you… una línea de cosméticos que destaca la belleza pura y natural de las jovencitas… o bueno de las personas jóvenes y llenas de vida… como tú – explicó Max, no dejando esa sonrisa que empezaba a irritar al bello muchacho.

HyeSung observó el rostro de Max, con mirada atónita, cambiando luego la dirección, al hombre sentado frente a ellos, con mirada expectante.

-eres perfecto para ser la imagen principal de nuestra nueva línea muchacho! – intervino So Hyun, soltando una carcajada victoriosa.

-ya hice los arreglos para que cambien el giro de la campaña a algo que se ajuste más a ti… - agregó Max, sacando unos documentos del maletín al lado del sofá.

-ves?... este serás tú… y aquí, la niña que te acompañara en las fotografías – empezó a explicar Max, mostrando bocetos dibujados a mano, al bello muchacho que no terminaba de procesar nada de lo que estaban hablando.

-q-qui-quieres que haga esto? – reaccionó HyeSung en shock.

El olor a humo y el alto volumen de la música, empezaba a marear al fiel y paciente Jong Hyun, esperando por que Eric terminara de elegir su víctima del día, y abandonar el club al que había sido arrastrado, luego del fallido intento de su jefe y amigo, por seducir a una inocente muchacha en el club hípico.

Conforme la música se hacía más alta y las miradas de Eric más desesperadas y fijas en las mujeres que iban y venían por su alrededor, Jong Hyun sentía un revoloteo incómodo en su estómago. Y es que por alguna razón el siempre correcto Jong Hyun, no era un hombre de clubes nocturnos, ni vida desordenada.

-quieres cambiar esa cara… me asustas a las chicas – se dirigió Eric a su asistente personal, tomando un sorbo de su bebida.

-deberías estar preparándote para la reunión de mañana – respondió Jong Hyun, girando el rostro cuando Eric llevo el cigarro que traía en manos, hacia sus labios.

-estropeaste mi diversión en el club… qué esperabas – habló Eric, tomando una bocanada de su cigarrillo

Jong Hyun suspiró en rendición, resignándose a seguir siendo una compañía invisible, hasta que su jefe encuentre algo con qué divertirse.

Y no le tomó a Eric más que diez minutos más de espera, para que sus ojos cayeran en la muchacha que rondaba la pista de baile, vestida en un diminuto vestido y maquillaje exagerado.

Jong Hyun frunció las cejas, cuando Eric se puso de pie, en búsqueda de la muchacha que había captado su atención.

-hola… buscas compañía? – se dirigió Eric a la muchacha del diminuto vestido, sonriendo su más pícara sonrisa.

-qué tienes para ofrecerme, guapo? – respondió la muchacha, inclinándose seductoramente hacia el joven empresario.

Eric sonrió más ampliamente, colocando una mano en la cintura de la muchacha, inclinándose hasta que sus labios rozaron su oído derecho.

-quieres divertirte un rato? – susurró Eric de manera significativa, presionado ligeramente la cintura de la muchacha

Aún desde su asiento, Jong Hyun observaba a su jefe y la muchacha, que a sus ojos, lucía en actitud sospechosa. Algo definitivamente no estaba bien con la vestimenta de la joven, que no encajaba con el ambiente del lugar. O quizás era que ese ambiente no encajaba con los lugares que usualmente frecuentaban?. Jong Hyun decidió dejar pasar sus pensamientos, saliendo del club en busca de aire fresco.

Si Yeon salió de su despacho, seguida por un Junjin que ahora se veía diferente. Los pasos de la veterana modelo se vieron interrumpidos, cuando a su derecha, notó a los tres hombres en la sala, sosteniendo una interesante conversación.

Una vez que reconoció el rostro de su amigo, Si Yeon decidió dirigirse hacia los tres hombres.

-Max! pero qué sorpresa! – ingresó Si Yeon a la sala, sonriendo ampliamente, al reconocer al Sr. So Hyun, sentado al lado de su hijastro.

Max correspondió el saludo de la modelo, haciendo luego las respectivas presentaciones con su viejo socio.

-es un placer conocerla Sra. Si Yeon, déjeme decirle que se ve muy joven para ser madre de un muchacho de 18 años – saludó So Hyun, no notando la agria sonrisa de la modelo, ante sus elogios

-de hecho HyeSung es mi hijastro… - sonrió Si Yeon, ocultando su disgusto por las palabras del maduro hombre

-ya veo… tu madre debió ser una mujer realmente hermosa – se dirigió So Hyun a HyeSung

Si Yeon sintió un rayo caer sobre su cabeza, el momento que el maduro hombre soltó esas palabras. Definitivamente, un golpe muy duro para su ego.

-bien! Ya que estás aquí Si Yeon, hablemos de negocios! – intervino Max, salvando a la modelo de más momentos incómodos.

-qué negocios? – interrogó Si Yeon a su amigo, fingiendo una sonrisa.

-madre, Max dice que puedo ser modelo – respondió HyeSung, con un tono de voz más emocionado que lo habitual.

Y Si Yeon sintió de pronto, que algo en su interior estallaba.

Jong Hyun respiraba aire fresco y tranquilidad, recostado en la pared lateral a la entrada del club, donde su jefe y amigo, aún seguía divirtiéndose con la muchacha que había elegido para la noche. Los pensamientos del asistente se perdían, cuando un ruido inusual llamó su atención.

A pocos metros de distancia, un auto color oscuro se encontraba estacionado; hombres iban y venían alrededor, todos hablando por radio y con rostros serios y expectantes.

Jong Hyun se acercó unos pasos, reconociendo los trajes de los hombres que empezaban a emprender marcha en dirección del club.

-policías?... oh no! – reaccionó Jong Hyun, cuando se dio cuenta en la clase de vecindario que se encontraba ubicado el club.

Y fue demasiado tarde, cuando minutos después, el asistente vio a su jefe salir con las manos esposadas, formando una fila junto a los demás hombres que se encontraban también dentro del club.

-las mujeres en ese auto y los hombres en ese otro! – indicaba un hombre de voz gruesa e intimidante, señalando los dos vehículos que no demoraron en estacionarse a puertas del local.

Jong Hyun entró en pánico, no sabiendo exactamente qué hacer.

-oficial! Oficial mi jefe no hizo nada! – se acercó el asistente al jefe de policías, señalando a Eric, que lucía increíblemente asustado.

-ese hombre contrató los servicios de una a, eso es considerado un delito! – respondió el oficial, indicando a sus subordinados, que continuaran con sus tareas.

-Jong Hyun ayúdame! – gimió Eric, antes de subir al autobús que lo dirigiría a la estación de policía.