POV CL

Otro día sin ti, nada nuevo que sentir, solo dolor, nada nuevo que intentar, más que odiarte, pero aún no lo consigo, no consigo odiarte, tus besos, tus abrazos, tus te quiero; no son algo fácil de olvidar, y es que aún no me puedo creer lo que pasó, creí que lo nuestro era real, que era algo sólido, pero todo fue un engaño, tú, aquel al que alguna vez llamé el amor de mi vida, aquel quien le daba sentido a mis días, y tú, quien jugaste con mi corazón cual un niño con su juguete nuevo, y es que no puedo evitar pensar que eso fui para ti, un juguete, y en cuanto tuviste uno nuevo te olvidaste de mí. Eso bastó para darme cuenta de que nuestro amor era unilateral, y que tu solo estabas atado a mí por la costumbre de estar conmigo, nuestra relación, no era más que el apego que sentía yo, una niñita boba y enamorada, hacia el chico que le gustaba.

Sin embargo, aunque no me guste admitirlo, aún te amo, y como te amo, te deseo que seas feliz, no me importa si no es conmigo, quiero que seas feliz, sin embargo, mi egoísta corazón, no soporta verte con alguien más, el simple hecho de pensar en ello duele, el verlo es aún peor, es por eso que tuve que marcharme, me hace mal verte, o siquiera recordarte.

Aún recuerdo aquello que te dije en la que nombré, nuestra última llamada:

“Esta será la última vez que te llamaré, te lo prometo, pero antes de desaparecer necesito decirte algo:

Mi querido Jiyong, sé que ya no quieres saber de mí, que todo lo nuestro no fue más que un juego, el cual ya has superado, yo por mi parte, aún no lo he dejado atrás, recuerdo todos aquellos buenos momentos que tuvimos como si hubiesen sucedido ayer, sin embargo, prometo que voy a olvidarte, y si algún día nuestros caminos vuelven a cruzarse, no te preocupes, te pasaré de largo y actuaré como si jamás nos hubiésemos conocido, supongo que tú también harás lo mismo.

Por último, quiero que sepas que nada de lo ocurrido ha sido culpa tuya, sino mía, por tener la esperanza de que alguien querría amarme, he sido yo la que pensó que tenía una relación, sé feliz Ji, alguna vez me dijiste que yo era tu cielo, y que tú eras el dragón que surcaba mi cielo, ahora serás el dragón que surque los cielos de alguien más, yo por mi parte, desapareceré de tu vida, el cielo llora cuando el dragón le deja”.

Fue cobarde de mi parte no esperar a oír tu respuesta, pero no quería escuchar tu voz nuevamente, eso solo haría más difícil el olvidarte, ya ha pasado más de un mes desde que aquello ocurrió, lo único que he hecho desde que me mudé ha sido llorar por ti día y noche, llorar hasta que las lágrimas se me acaben y los ojos me duelan tanto que ya no pueda abrirlos, no he ido a la escuela en todo este tiempo, no he sido capaz ni de salir de mi habitación, mi madre no hace más que llorar por mí todos los días, mientras que mi hermana no hace más que maldecirte cada que puede, mi padre, nos dejó, diciendo que no aguantaba más el ambiente que se había formado en la familia.

Mi corazón roto, rompió muchos más, he sido muy egoísta, mis problemas solo han creado más, no he pensado en cómo se sentía mi familia, y solo he logrado separarnos; estoy cansada de sentirme así.

Mientras reflexiono todo esto, mi madre entra al cuarto, para hacerme la misma pregunta de siempre:

_ Chae, ¿irás a la escuela hoy?

_ Si_ le contesté, ya me he decidido, no importa si aún me duele, no quiero causarle más problemas a mi familia, quiero verlas sonreír otra vez_ bajaré en 20 minutos para desayunar.

Con eso último que dije mi madre sonrió enormemente y bajó las escaleras corriendo, se notaba lo mucho que le había alegrado mi decisión; me metí a la ducha y me puse el uniforme, no me lo había puesto desde que me lo probé para comprarlo, ahora me quedaba un poco grande, supongo que es porque no he estado comiendo muy bien.

Cuando ya estaba lista, bajé a desayunar, mi madre y mi hermana tenían la vista fija en mí, imagino que aún no pueden asimilar que de un momento a otro decidiera ir a la escuela, pero no le tomé mucha importancia, cuando terminé de comer, fui corriendo al baño para cepillarme los dientes, para después agarrar la mochila y finalmente despedirme mientras abría la puerta para irme a la escuela.

Mi corazón está roto, pero no pienso romper el de nadie más...