El cascarrabias

Kija (versión española)

Cuando ya mas o menos tuvimos todo bajo el control, o sea los billetes se hallaron en nuestras bolsas y el espanto pasó, empezamos a pensar como planificar el tiempo y los gastos para una semana entera en Seúl. A Julia le quedaron algunos ahorros pero yo estaba sin blanca. No podía permitirme ni un kimchi.
— Te prestaré— aseguró Julia.
— Pero para una semana no será suficiente. Tengo que escribir a mi padre para que me haga una transferencia.— Y en aquel momento miré a la pantalla de mi móvil... — ¡Hostias! Se ha descargado. Hemos tomado demasiadas selcas.
— Toma el m... — Y así, las dos sin móviles, dejamos nuestros cuerpos caer sobre las sillas en la sala de espera, sin fuerzas. No supimos a dónde ir, dónde dormir ni qué hacer.
— Necesitamos acceso a Internet.
— Bueno, ¿pero de dónde?
— Podemos prestar un portátil de alguien. En el areopuerto debería haber muchas personas con portátiles.
Por desgracia no había nadie. Una mujer de información turística nos disuadió buscar un locutorio porque se encontraba en un lugar inaccesible. Entonces fue cuando Julia notó nuestra última eperanza. En una de las sillas, de espaldas a nosotras estaba sentado un hombre encapuchado y... ¡con un portátil! Tenía un aspecto extraño, estaba jugando en línea: ¡en el areopuerto! (Un típico nerd coreano, pensé).
— Ve y pregúntale.
— ¿Porqué yo? Ve tú, hablas mejor coreano.
— No, a mí me da vergüenza. Además... sí, seguro que te prestaría su portátil. ¿No ves que está jugando?
— Veee, talvez tenga piedad.
Probablemente hubiéramos seguido discutiendo si no la necesidad que predominaba. A consecuencia de un combate de piedra-papel-tijera me tocó a mí ir. Cuando estaba acercándome al objeto, vi que primero apagó su juego, luego otras ventanas. Como si quisiera marcharse. Decidí darme prisa y corrí hacia él, me incliné disculpándome y recité la frase que hace 10 minutos habíamos compuesto con Julia, con la ayuda de un diccionario. El chico no solo estaba encapuchado y vestido de una gorra, pero también todo su rostro estaba tapado con unas gafas de sol y una mascarilla protectora. Pensé que no era una señal buena. Un degenerado o un minusválido, no voy a observarle para que no se ponga nervioso. Pero cuando fijé la mirada en el suelo, oí un gruñón sordo:
— ¿Eres americana?
— E-e... europea. ¿Es esto algún problema? Es que yo y mi amiga... Es que nosotras perdimos un vuelo  y...
— Ya, toma. — Se levantó entregándome el portátil. — Estaré aquí en diez minutos. Acabad hasta entonces. — Y se marchó en la dirección opuesta.
Julia se acercó rapidamente:
— ¿Y qué?
— Tenemos diez minutos. Un tío raro. Mejor que nos demos prisa.
Escribí a mi padre, encontramos una lista de hostales baratos. Julia tomó el portátil.
— ¿Qué más quieres comprobar?
— ㅋㅋㅋ, entro el twitter.
— ¿Qué? ¿El de Otoke?
— Es que no podemos dejar nuestros seguidores para una semana sin ninguna noticia.
— Jaja, entonces entra también a nuestra página de fans en facebook.
Apenas pudimos publicar las acutualizaciones cuando vino nuestro salvador cascarrabias. Arranco el portátil a Julia de la mano, refunfuñó "Basta de juegos" y se fue a paso lento.
— ¡Qué grosero! — quedé atónita. — Si nos permitió usar su ordenador, por lo menos podría ser más educado al recogerlo.
— Realmente un tío raro, pero puede que haya visto que nos hemos ocupado de memeces (twitter) y no de rescatar nuestro culo. ¿No te pareció familiar?
 — No, y pienso que hemos cometido un error por no desloguearnos.

 

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
Lu-i-Hernandez
#1
Chapter 4: *--* esta... GENIAL! *o*! Creo que deberías poner algún fondo o imagen,para que se vea mas llamativo *w* .Esta genial!