I was wrong?

I was wrong?

 

I was wrong?





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Enojado. Esa era la única palabra que podría describirlo en ese momento. Aunque, ha decir verdad, ni siquiera se acercaba. Así llevaba toda la mañana, caminando de un lado a otro en su habitación, deteniéndose por momentos. Su semblante no era para nada amigable, y es que ese ceño fruncido y el imaginario humo que salía de su cabeza no ayudaban en nada a su imagen. Se detuvo por enésima vez y sin previo aviso se dejó caer en la cama, clavando su mirada al techo como si éste fuera a darle las respuestas que buscaba. Al cabo de un rato, por fin se calmó, pero después de todo ese enojo que había dejado salir, lo único que le quedaba era ese extraño sentimiento de soledad y melancolía.

 

– Jiyong, tenemos que salir ya, te esperamos abajo – habló la voz de Seunghyun detrás de la puerta de su recámara.

 


No contestó. Temía que si algo salía de sus labios fueran todas aquellas palabras que tanto dolor le causaban, aquellas palabras que se quedaban atoradas en su pecho cada que perdía lo oportunidad de decirlas, las mismas que esa misma mañana se había jurado nunca decir.
 

 

Había pasado ya casi un año desde que Jiyong se había dado cuenta de la manera en que miraba a Seunghyun. No le tomó mucho tiempo saber que era porque le gustaba. No le importó al principio, sabía que la atracción no podía ser más que pasajera y se le pasaría en un rato, pero qué bofetada más grande le dio la realidad cuando al cabo de unos meses cayó en la cuenta de que todo eso no era sólo una simple atracción. Al final, se había enamorado.

 

Seunghyun llevaba desde su adolescencia sin pareja. Abiertamente confesó su falta de interés hacia las relaciones, y de hecho había incluido en el mini discurso que dio al resto de los miembros meses atrás, que personalmente ni siquiera le importaba si era un hombre o una mujer, pues había llegado a la conclusión de que, físicamente, ambos os le atraían. Jiyong vio eso como una oportunidad perfecta, pero no quería arriesgarse. Trató mandando indirectas, darle algunas preferencias, e incluso a veces intentaba llamar su atención. Nada de eso funcionó. En cambio, Seunghyun se volvió un poco distante.

 

Se había cansado. Se había cansado de sufrir, de tener ese dolor punzante en su cuerpo cada vez que el mayor salía con Seungri por ahí sin avisarle a nadie o cuando pasaba horas hablando con él, incluso se mandaban mensajes de texto cuando encontraban oportunidad. Se resignó a tener el amor de Seunghyun aquella mañana de septiembre, aunque algo en su mente le decía que ya llevaba algún tiempo de haber perdido las esperanzas, y que sólo se había aferrado a algo que ni en sus sueños más locos podría haberse vuelto realidad. Era más que obvio que si Seunghyun escogía a alguien para salir, ese sería Seungri.

 

Salió de la habitación, caminando con pasos desgastados, queriendo nunca llegar a la sala de estar. Ya ni siquiera recordaba por qué debían salir ni a dónde irían. Y cuando llegó, sólo se limitó a seguirles la espalda a los demás hasta llegar a la furgoneta y tomar su asiento. Aún con los ojos cerrados y con la música de sus auriculares a todo volumen, la vívida imagen de Seunghyun regalándole una sonrisa al menor le traspasaba sus párpados.

 

Todo el camino y parte de la reunión, que sostuvo con todo el grupo y con el presidente de la compañía, su mente divagó lejos. Ya había perdido la conciencia, en su fallido intento de pensar en algo que no fuera en esa parejita que tanto dolor le causaba. Tan sumido estaba en sus pensamientos que dio un fuerte brinco cuando escuchó que su nombre era llamado a gritos por sus compañeros.

 

– Jiyong, ¿escuchaste lo que acabamos de hablar? – preguntó Youngbae entre extrañado y divertido por la distracción de su amigo.
 

– Ah, sí, claro – mintió. – ¿Pero podrían repetirlo una vez más?
 

– Estábamos hablando sobre las promociones. Seunghyun hyung debe filmar su película, Daesung tiene su programa de variedades, y yo estaré trabajando en otro proyecto, así que tú y Seungri serán los únicos que irán a filmar el comercial a Japón. – la mente de Jiyong quedó en shock, y por dentro gritó algunos improperios que su rostro no alcanzó a disimular por completo.
 

– ¿Cómo que sólo Seungri y yo? ¿Estaremos solos? – preguntó Jiyong consternado.
 

– Hey, ¿cuál es el problema? ¿Qué acaso yo no soy divertido? – bufó Seungri fingiéndose ofendido.

 

Los demás le siguieron el juego y fueron saliendo del edificio entre pláticas triviales. Jiyong aún seguía sin entender por qué el destino lo odiaba. Apenas esa mañana había decidido olvidar, no estaba preparado para viajar a solas con el hombre que le había quitado al amor de su vida. Suspiró. Comenzó a hacer su maleta resignándose a la realidad, no era como si tuviera otra opción.

 

 

Pasaron los días y el vuelo a Japón salía esa tarde. Jiyong se encontraba un poco mejor, ya no lloraba por las noches y se acostumbró de nuevo a estar a solas con Seungri. Lo único que no había cambiado era esa opresión que le asfixiaba el pecho cada que veía a Seunghyun entrando a la habitación del menor, visitas que de hecho se volvieron más frecuentes desde la reunión hasta el día anterior al viaje. Le dolía, pero ahora en lugar de encerrarse en el baño a maldecir cuan cosa se le pasara en frente, ahora respiraba profundo y agachaba la mirada, sonriendo al suelo.



Daesung, Youngbae y Seunghyun les acompañaron hasta el aeropuerto, con las pocas maletas que llevaban. El viaje duraba tan sólo dos semanas, pero a Jiyong eso le sonaba a una eternidad. Pensando en eso, fueron caminando hasta la entrada, donde todos pararon sus pasos y comenzaron una pequeña despedida. Daesung y Youngbae atacaron a Jiyong con una sarta de tonterías y una lista de las cosas que querían de recuerdos. Jiyong rió como hace semanas no hacía cuando escuchó los absurdos deseos de sus amigos, la obsesión casi repulsiva de Daesung con Doraemon y otras tantas cosas que a Youngbae le había prometido comprar. Escuchó con atención mientras trataba de contener la risa, pero cuando giró a la derecha por casualidad, su interior se revolvió. A unos metros de ahí estaba Seunghyun despidiéndose de Seungri. No alcanzaba a escuchar nada, pero el rostro sonrojado del mayor mientras le daba disimuladamente una carta de sobre color beige era evidencia suficiente para saber que hasta ahí llegaban aquellas diminutas esperanzas que aún guardaba en lo recóndito de su corazón. Agachó la cabeza e intentó una sonrisa ante las miradas confundidas de aquellos dos, y entró al avión sin siquiera voltear a ver a Seunghyun.

 

El viaje fue incómodo, pero Jiyong era maduro. Ni Seungri ni Seunghyun tenían la culpa de su sufrimiento, así que haría todo lo posible por hacer como si nada pasara. Y afortunadamente, lo hizo bien.

 

El primer día, Seungri salió a pasear y Jiyong prefirió quedarse en su habitación. Toda la primera semana estuvieron filmando el comercial, y apenas y veía a Seungri durante las grabaciones, pues salía a divertirse casi todas las noches. No le extrañó que cuando fue a preguntarle algo a su habitación, ésta ya ni siquiera se encontraba en el hotel.

 

Prendió la televisión e intentó distraerse, tal vez esa noche dormiría temprano. Pero el molesto sonido de su celular le sorprendió. No se molestó en mirar el número, así que sólo contestó con desgane.

 

– ¿Ji? – y la voz de Seunghyun le hizo un vuelco en el estómago.


Por un momento Jiyong dejó de respirar, pero tomó el control rápidamente y reaccionó.


– Ah, Seunghyun, ¿buscas a Seungri? ¿No contesta el teléfono? Perdón, es que hace un rato que salió del hotel, le diré que llamaste cuando llegue – hablaba rápido, queriendo buscar palabras ambiguas que no se prestaran a confusión.


– Ah, claro, está bien. Pero la verdad es que te llamaba a ti – dijo el mayor un tanto extrañado – Digo, es tu celular – y rió bajito.


Un segundo, sólo por un segundo Jiyong se sintió en las nubes y creyó estar soñando. Pero recordó que ya se había decidido dejarlo ser feliz.


– Ah, ¿en serio? ¿Y qué pasa? – habló un tanto cortante. No quería escucharse maleducado, pero no podía darse el lujo de revivir sus sentimientos.


– Yo… - tardó en comenzar – Yo me preguntaba si ya habías… am… – y de pronto, su voz comenzaba a temblar – Lo que quiero decir es que… ¡Agh! Perdón, estoy nervioso – ¿nervioso? ¿Qué estaba tratando de decir?


– Si quieres pensarlo antes de decirme…


– ¡No! – gritó, arrancando un susto al otro – Quiero decir, no. Necesito decírtelo ya. – pasaron algunos segundos, en los que Jiyong escuchó la respiración irregular de Seunghyun. – Yo… quiero saber tu respuesta.


Jiyong guardó silencio. No entendía nada.


– Sí, sí, lo sé, necesitas tiempo. Pero realmente necesito una respuesta. No sé cuál fue tu primera reacción, pero quiero que sepas que no estoy jugando. Soy realmente serio. – la voz de Seunghyun se agitaba a cada palabra que pronunciaba.


Jiyong siguió en su trance, sin contestar.


– Está bien, entiendo, no quieres responderme por teléfono. La verdad también pensé en si debía llamar o no, pero no aguantaba esperar otra semana más, una ya fue suficiente. Pero si así lo quieres, esperaré a que regreses a Corea. – estaba nervioso, y muy ansioso, lo sabía por el tono que usaba y las palabras rápidas que se deslizaban de sus labios, que aunque no podía ver, sabía que estaban temblorosos.


– Seunghyun, yo… – comenzó, sin saber qué demonios estaba pasando.


– No, no digas nada. Respetaré tu decisión. – Jiyong estaba demasiado confundido como para refutar.


¿Qué rayos estaba pasando? ¿De qué mierda estaba hablando Seunghyun? ¿Estaba en alguna clase de cámara escondida o algo así? Intentaba darle sentido a su bizarra conversación, pero no se acercaba siquiera a una respuesta. De pronto, la voz rasposa de Seunghyun que se había apagado por unos segundos, volvió a retumbar a través del auricular.


– Jiyong – dijo –. Créeme, todo lo que escribí es verdad.


Y colgó. Jiyong quedó sentado a la orilla de la cama, con el lejano ruido de la televisión y el intermitente sonido de la línea cortada taladrando su oído. Procesó todas aquellas palabras, y con los restos de esperanza que quedaban de su corazón roto, corrió por el pasillo del hotel para entrar a la habitación de Seungri por la fuerza.



Revolvió todo cuanto pudo. Buscó en su armario, en la mesita de noche, en sus maletas, hasta que la encontró en el perchero a la equina de la cama, dentro de la ligera gabardina gris que vistió el día del viaje. Estaba un poco arrugada, pero su color beige era inconfundible.



Se sentó a al cama ajena y volteó el sobre, encontrándose con una adorable calcomanía en forma de cereza decorando el borde, en clara señal de que nadie lo había abierto antes. Y un poco a la derecha, trazado en una caligrafía cuidada e impecable, rezaba su nombre: Kwon Jiyong.


Abrió la carta con delicadeza, con miedo a que de un momento a otro fuera a desaparecer, y la extendió frente a su rostro. Leyó palabra por palabra, letra por letra, y cuando llegó al último punto, de sus ojos cayeron unas lágrimas traviesas, diferentes a las que había estado derramando durante todos esos meses. Ahora, todas aquellas cosas que Seunghyun le había dicho al teléfono minutos atrás comenzaban a cobrar sentido.



Jiyong dejó de llorar. Todo había sido un malentendido. Un gran y estúpido malentendido. ¿Todo ese tiempo estuvo sufriendo por nada? ¿Lloró como magdalena por absolutamente nada? Casi tira la televisión de plasma por la ventana, cuando un Seungri sonriente y con la corbata medio suelta entró a la habitación.



– ¡Hyung! ¿Qué haces aquí? ¿También quieres divertirte? – el chico se escuchaba cuerdo, pero era obvio su olor a licor.


Jiyong volteó a verlo con indignación, ¡incluso tenía marcas de labial en el cuello de la camisa!


– Tú… ¡Tú! ¡Maldito niño! – le gritó cuando le alzó del cuello. -¡Todo esto es tu maldita culpa! ¡Meses! ¿Me escuchas? ¡Meses he estado casi queriendo cortarme las venas por tu maldita culpa! ¡Y ahora me vienen con estas!


Ahora el confundido era Seungri. ¿Qué rayos le pasaba a Jiyong?


– ¡¿Por qué no me diste la carta?! ¡¿Eh?! ¡Responde!



Seungri abrió la boca y sus ojos ante la sorpresa. Había metido la pata. Ahora sí que lo había hecho, y grande. ¿Cómo demonios pudo haberse olvidado de darle la carta? Ahora sí, estaba muerto. Adiós a la linda japonesa que conoció esa noche en el bar.

 

 


Pasó la semana que les faltaba y regresaron a Corea. Uno iba con la cabeza en alto, y con sus esperanzas prácticamente restauradas, mientras que el otro lo único que se llevaba de recuerdo era un, muy bien disfrazado con maquillaje, ojo morado; con la firma de Jiyong.



Seunghyun esperó a Jiyong en casa, expectante ante la respuesta del menor, desconociendo todas las peripecias por las que tuvo que pasar. Cuando el líder por fin llegó, atravesó la puerta con la cabeza baja, escondiendo la inmensa sonrisa que traía desde el día que descubrió la carta. Seunghyun se levantó del sofá al verlo pasar por la sala, y Jiyong se volteó a verlo.



Sus miradas se cruzaron, se vieron con profundidad y sabían que a través de aquellos orbes oscuros se encontraba el mismo sentimiento de anhelo, de necesidad. Ambas miradas brillaron al mismo tiempo, y Jiyong soltó la maleta que llevaba para lanzarse contra un asombrado Seunghyun, quien por inercia lo recibió en brazos. Segundos después, los dos estaban como tortolitos abrazándose con sonrisas ingenuas dibujadas en sus rostros.



Jiyong se separó por un momento y sacó de su bolsillo aquel sobre beige. Lo miró con detenimiento y delineó cada parte de su nombre. Volvió a sonreír con ingenuidad y tomó la mano de Seunghyun.



– Perdón – soltó.


– ¿Por qué?


– Porque estaba equivocado. Todo este tiempo estuve equivocado. Y me alegra haberlo estado.



Y se volvieron a abrazar, con la carta atrapada entre sus cuerpos.

 

 

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¿Qué les pareció? ¿Les gustó? Seungri es un loquillo~
Por cierto, ¿esucharon la canción? Es que a mi me encanta~
Quisiera saber cómo me quedó, así que me harían feliz si dejan un comentario~ 
Pásenla groovy~

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Thank you!

Comments

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p4to13 #1
Chapter 1: Lol me encanto el papel de Ri aca, pobre termino con ojo morado y todo, graciosa y linda historia =)
Blackjacktomboymex
#2
Chapter 1: Me gusto mucho tu historia la vdd me encanto y me hizo reir! :3