Under the Rain
Bajo la lluvia

Jiyong estaba de lado a la ventana, sintiendo como pequeñas gotitas de agua caían en su rostro. La lluvia había comenzado hacía ya diez minutos, y parecía burlarse de él. Ignorando al maestro de historia, en su cabeza sólo escuchaba el ruido del agua caer, recordándole con ironía el por qué no había escuchado el pronóstico del tiempo ese día por la mañana.

Cuando terminaron las clases, se recargó en un muro cerca de la puerta de salida, esperando a que dejara de llover. Ya habían pasado diez minutos, y parecía que en lugar de cesar, la lluvia ahora caía con más intensidad.

Pero su enojo se fue tan pronto como le vio, allí, en medio de la multitud, caminando hacia él con paso sereno. Era Seunghyun, un amigo suyo, de grado mayor, que vivía cerca de su casa y que conocía de toda la vida. Jiyong suspiró y sonrió feliz; Seunghyun era la persona de la que estaba enamorado.

– Ji, ¿qué haces aquí?, ¿olvidaste tu sombrilla de nuevo? – le preguntó el más alto, entre risas.

– Calla – le dijo Jiyong con un leve reproche – Esta vez fue culpa de Dami, que no me dejó ver el pronóstico en la mañana

– Sí, claro, no busques excusas – se reía Seunghyun

– Ay, bueno, ¿y qué? ¿Vas a ayudarme o no? – le preguntó el menor con un fingido enojo y voz suplicante.

– Pues ya qué – dijo siguiéndole el juego y abriendo su paraguas.

Caminaron a paso lento, hablando trivialidades y jugando a tonterías. Por momentos, a Seunghyun le asaltaban risas de felicidad mientras Jiyong cerraba sus ojos para parpadear. Seunghyun también estaba enamorado de Jiyong.

Ninguno de los dos sabía que el otro también sentía lo mismo, pero eso no les impedía dar pequeñas caricias disfrazadas de casualidad. Ambos disfrutaban el ir caminando lado con lado, bajo el mismo cielo amenazado de nubes, escuchando el mismo sonido del viento chocar contra las copas de los árboles.

Fue hasta que vieron a una pareja en la acera contraria compartiendo una sombrilla cuando se les despejó la mente, y trataron de separarse unos centímetros. Cuando la pareja pasó de largo, Jiyong pensó bien sus palabras y comenzó a hablar.

– ¿No te parece que todas las personas que caminan bajo la misma sombrilla son pareja?

Seunghyun se sorprendió un poco por la repentina pregunta, y por un segundo subatómico se imagino que Jiyong y él también parecían una pareja. Sonrió para sus adentros y volvió a la realidad, claro que se refería a un hombre y una mujer.

– Sí, todas las personas que caminan así es porque son pareja. – dijo Seunghyun, seguro de su respuesta.

– ¿Y tú crees que nosotros nos vemos como una pareja? – preguntó Jiyong, dejando a Seunghyun pasmado por unos instantes. Su tono de voz no indicaba que lo que decía era una broma, pero no era posible que dijera eso en serio.

– Tal vez eso parezca para algunas de esas chicas raras de tu clase, esas que piensan que Sungmin de Super Junior es gay – y rió. En su mente estaba disfrutando las palabras de Ji, pero necesitaba seguir la corriente a su broma.

– Sí, tienes razón… - dijo Ji captando la idea del mayor, con un leve suspiro – Pero yo hablaba en serio.

A Seunghyun se le desconectó la mente, y no pensó en nada. Cuando regresó en sí, analizó bien las palabras del pequeño, buscando una explicación lógica a todo eso. Tal vez quería continuar con la broma, o algo así, pero no estaba seguro. Así que, con una voz imperceptiblemente temblorosa y con la mente llena de dudas, le contestó.

– ¿A qué te refieres con “en serio”? – Jiyong reconoció el nerviosismo que llevaban sus palabras, y por un momento, le dolió.

– ¿Te molestaría que nos vieran como pareja? – le preguntó el pequeño, ignorando olímpicamente su pregunta.

Seunghyun volvió a perder el conocimiento por un instante. Nunca se imagino esa pregunta tan directa. Y no sabía cómo responder. Jiyong pasó de tener su mirada clavada en el suelo a ver al mayor a los ojos, reclamando una respuesta. Pero Seunghyun seguía en shock. Por su mente pasaron muchas alternativas, como la de decirle toda la verdad y confesarle sus sentimientos, pero una ráfaga de frío le golpeó de pronto su mejilla izquierda y desechó la idea.

Jiyong seguía esperando y Seunghyun todavía no encontraba una manera de responder a eso. Se calmó y trató de preguntarse por qué Ji le interrogaba de esa forma.

– ¿A ti te molestaría? – dijo el mayor con la vista hacia el frente, con un atisbo de esperanza que pensó sólo él entendería.

Jiyong, que aún seguía los ojos de Seunghyun, curveó sus labios. No era la respuesta que esperaba, pero le alivió el saber que no le dijo cosas despectivas al instante después de soltar su pregunta.

Suspiró levemente, cerrando sus ojos, para pensar bien en qué decir. Volteó a todas direcciones con disimulo y disfrutó el paisaje por unos instantes. Se preparó mentalmente y tomó aire. Alzó su mano unos centímetros y jaló la camisa de Seunghyun con suavidad. El mayor volteó a verlo y ambos pararon su caminar.

– Si es con hyung, no me molestaría – soltó Jiyong, con las mejillas sonrojadas y una voz endulzada.

Seunghyun veía los ojos de Jiyong, brillaban tanto como el carmín en su rosto. Nunca se esperó esa respuesta. Ya no le importaba si todo lo que decía era una broma de mal gusto, estaba seguro que con esas escasas palabras era capaz de morir y revivir cien veces. Ninguno de los dos apartó la vista. Seunghyun trató de hablar, pero todo lo que alcanzaba a articular era sonidos incoherentes.

Antes de poder responder, Jiyong se paró de puntillas y jaló el brazo de Seunghyun para que éste se agachara. Seunghyun tuvo un mini infarto al darse cuenta de que el rostro del pequeño estaba tan cerca del suyo, que podría jurar que era ilegal. Jiyong y Seunghyun se miraron unos segundos y por inercia, o voluntad, comenzaron a reducir el poco espacio que quedaba entre ellos.

Y sus labios se tocaron. Apenas un simple roce, con inocencia y con movimientos torpes. Y mientras Seunghyun aflojaba el agarre de la sombrilla que llevaba en la mano, sus hombros comenzaron a mojarse por la lluvia. Se separaron casi al mismo tiempo, con lentitud, abriendo de poco a poco sus ojos.

Por un minuto entero, que se le antojaba fueran horas, Seunghyun no fue capaz de ver otra cosa que no fuera el pequeño cuerpo tembloroso que se encontraba frente a él. Aún tenía su mano aferrada al borde de su camiseta, y un brillo especial se asomaba en sus pestañas. Sentía su rostro arder, y las orejas tan tibias que hasta podía apostar que se veía igual de rojo que Jiyong.

Seunghyun quería decir algo, responder a la inusual declaración de Jiyong y soltarle todas aquellas cursilerías que por meses había soñado decirle al oído, pero su mente era un lío y sólo atinaba a sonreír como tonto.

Jiyong tomó la mano que sostenía la sombrilla, y la empujó a un lado. Sus labios se abrieron y sus ojos se entrecerraron por su sonrisa.

– Después de todo… – comenzó a decir, con voz aterciopelada – Creo que es obvio que somos pareja, ¿verdad, hyung?

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