Nayeon iba tomada de la mano de Mina, ésta última la llevaba a un lugar que era especial para las dos; la coreana sonreía, se sentía feliz, se sentía en las nubes, el estar cerca de la menor, le provocaba todo eso.

Llegaron hasta su destino, Nayeon suspiró al ver aquel lugar donde casi siempre solía estar con Mina; un camino lleno de flores de cerezo, todo pintoresco, aéreas verdes por donde sea que se miraba. Al fondo de aquel camino, estaba un Kiosco; Nayeon le llamaba "el Kiosco de Mina y Nayeon" ya que estas dos siempre se sentaban a conversar casi todo el día y era como su nido de amor, bueno, eso creía la coreana.

Caminaron hasta llegar al Kiosco, se sentaron y un silencio cómo se presentó. Nayeon miraba de soslayo a la japonesa, tenía que decirle lo que sentía, era el momento y no tener miedo.

—Minari... —En su voz se notaba el nerviosismo; ya se había resignado, si era rechazada, lo aceptaría.

La nombrada se giró para verla y Nayeon soltó un pesado suspiro.

—Te amo...

Mina se quedó mirándola un momento y sonrió.

—Nayeonnie. —La japonesa se fue acercando al rostro de la coreana. Nayeon sólo se limitó a cerró sus ojos.

—Nayeonnie...

—¡Nayeon, despierta!

Aquel grito asustó a la mayor y se despertó al instante, mirando totalmente enojada a una Mina que reía por su reacción.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué gritas? –Se quejó Nayeon volviendo a cubrirse con las sábanas.

—Lo siento pero no despertabas y ya llevaba rato hablándote.

—Hmm. —Fue lo único que respondió la mayor por lo que Mina se acostó sobre el cuerpo de aquella.

—Nayeonnie, estuve hablando con Chaeyoung casi toda la mañana.

Mina suspiró.

Aquello hizo que Nayeon se descubriera de las sábanas, fue ahí cuando vio que Mina sonreía.

Dolor.

Eso sintió.

—¿A-ah sí? ¿Y qué pasó? —Preguntó la mayor con cierto miedo. Conocía aquella sonrisa puesto que era la misma que se le formaba cuando veía a la japonesa.

—Ahora que está soltera... —Pensó un momento sus palabras. —Quisiera poder conquistarla y sanar su dolor. —Mina levantó su rostro con una sonrisa para ver a Nayeon.

Lágrimas.

Nayeon quería llorar en ese momento, sintió su corazón quebrarse, su mundo desmoronarse, sentía que estaba muriendo. Jamás pensó que a Mina le gustara Chaeyoung, no tenía mucho que la conocía y al parecer se había...enamorado.

Pensar esa palabra le hacía doler más su pecho.

Mina al no tener respuesta de Nayeon, se preocupó.

—Nayeonnie, ¿está mal lo que quiero hacer? ¿Crees que sea posible que algún día le guste a Chaeyoung o se enamore de mí como yo lo estoy de ella?

Ahí confirmaba lo que pensaba. Estaba hecha pedazos.

—Yo...estoy segura que se enamorará de ti... —Sonrisa fingida. Si la menor no la había notado es porque era demasiado. Nayeon intentó ser fuerte lo más que podía, no quería ponerse a llorar frente a Mina.

Mina al escuchar esa respuesta, amplió más su sonrisa y se levantó de Nayeon, no sin antes dejarle un sonoro beso en su mejilla.

—Gracias, Nayeonnie. Eres la mejor amiga del mundo. Gracias por apoyarme con esto. Iré a ver a Chae, quedé con ella. Vengo en la tarde y saldremos, ¿sí?

Nayeon sólo asintió.

Mina salió de la habitación y se fue, dejando a una Nayeon destrozada.

Comenzó a llorar, a llorar como nunca antes lo había hecho.

Gritó cuanto más pudo.

La había perdido y no podía hacer nada.

Ya no sería la misma, ya no iba a sonreír como antes. Ya no sería feliz.

Llegó la tarde, Nayeon había llorado por