Una vez más me encontraba por aquí andando, me detuve enfrente de la ya típica cafetería para mí. Recorrí mi mirada en la entrada, grabándomela una vez más cómo para reconocerla si la viese en otro lugar y momento. Sintiendo los nervios recorrer por mi cuerpo, llevé mi mano hasta la manija haciendo que baje para que así la puerta se abriera y yo ya diese un paso adentro.

El calor abrazador llegó hasta a mí, haciendo que esbozara una pequeña y simpática sonrisa, oyendo y viendo a personas que se sentían ya muy cómodas ahí, tomando y comiendo mientras platicaban; desde ya, empecé a anhelar un instante así con alguien… Con ella.

Preferí seguir andando hasta ingresar con totalidad ahí, la puerta se cerró tras de mí y decidí caminar hasta un asiento lejano, lo suficiente como para admirar con totalidad aquella agradable escena al estilo americano. Tomé asiento finalmente y arreglando mi abrigo que me acompañaba ese día, posé mi mirada hacia mi lado izquierdo, esperando a que alguien saliera para atenderme y si era mejor, que fuese ella.

Posando mis manos en mi regazo y exhalando algo ansiosa, decidí observar una vez más a los comensales quiénes ya en su mayoría habían desaparecido, confundida fue que giré mi rostro para observar cómo alguien iba saliendo de dónde se suponía que era la cocina; mi corazón empezó a latir con emoción, pensando que ella aparecería así que, queriendo botar los nervios, volví a ver a las personas notando que ahora quedaban como unas 5. Otra vez, sin entender algo fue que regresé mi vista a la entrada de la cocina y la vi, la vi salir con aquella vestimenta que le correspondía pero que a su vez, le hacía ver tan hermosa.

Mi diestra sin querer fue hacia mi pecho, creyendo que con eso mi latir se calmaría pero no era así, descendí mi rostro y llevé mi mirada a las personas que quedaban, dándome cuenta de que ya no había nadie más… Sólo estábamos ella y yo… Aquí.

— Bienvenida, ¿En qué te puedo atender?

Su voz llamó toda mi atención e hizo que volviera a verla.

La misma frase dicha por ella y no me cansaba de  oírla.

No me cansaba de oírla, puesto que eran las únicas palabras que oiría de esta preciosa señorita que desconozco en su totalidad, para mi lamento.

Mis labios se despegaron para poder pronunciar unas palabras cómo respuesta pero cuando ya estaba por decir algo, ella me sonrío angelicalmente, permitiéndome ver unas bellas medias lunas cuyas fueron desapareciéndose. Ella y todo mi alrededor desapareció, haciéndome entender que nuevamente me encontraba en un sueño.

— Entonces, volviste a verla… En tus sueños.

— ¡Exacto! — Exclamé con un ánimo increíble a las palabras dichas por mi mejor amiga.

Ella suspiró y negó con su cabeza, TaeYeon no era de las chicas ‘soñadoras’ así como yo lo era antes de empezar a ver a esa misteriosa señorita en mis sueños.

— ¿Hace cuánto que andas soñando con ella, Jess?

— No sé, desde hace unas… ¿2 semanas?

— ¿No eran 3?

— No lo sé — Dejé de pintar mis labios, que era la último que me faltaba luego de haber arruinado un poco mi maquillaje, debido a que había empezado a desayunar. Aquel sueño me había hecho despertar con un buen ánimo que hasta hizo que olvidase comer algo antes de venir a mi trabajo.

— Bueno, regresemos a la realidad por unos minutos, ¿Vale?

Rodé mis ojos al oír con qué ánimo y gusto decía aquello, sin querer hacer alguna discusión entre las dos, me puse de pie y arreglé mi ropa, viendo qué hora era en el enorme reloj que había en aquel cuarto.

— SolJi ya nos ha estado llamando, dice que la sesión ya empezó.

— ¿Hani ya culminó?

— Supongo que sí, sí ha llamado es por algo, ¿No lo crees?

— Dímelo tú, al fin y al cabo, eres mi manager y debes de estar enterada de lo que pase por aquí.

— Tienes razón… Llamaré a SolJi para que me confirme eso, ya vuelvo.

Asegurándome de que ella hubiese culminado, decidí tomar asiento y recostarme cómodamente en el mueble amplio del camerino. Ubicando mis manos sobre mi vientre, cerré mis ojos y queriendo volver a descansar un poco, exhalé un poco y tranquilizándome, estaba por caer en aquel mundo de sueños pero el brusco movimiento de Taeng, me despertó.

— Ah, no, ni creas que te dejaré dormir en este momento, Sica.

— Mgh, ¿Qué te dijo Heo?

— Hani ya está por terminar, después de ella sigues tú, así que, vamos.

Frunciendo mi ceño, me levantó de ahí y sujetó mi mano para tirarme hasta la puerta, sacándome mientras tiraba de mí, riendo un poco a su vez y sé que lo hace porque de nuevo, estropeó mi hora de sueño.

Llegué a mi casa totalmente cansada y sin ganas de ir a cambiarme para poder dormir, no tenía ganas de nada y muy apenas logré retirarme el maquillaje de camino aquí. Me lancé a mi cama e inmediatamente cerré los ojos, esbocé una sonrisa traviesa porque sabía que estaba por encontrarme con ella, nuevamente.

— Mhm, sweet dreams, Jessica — Pronuncié en lo bajo antes de caer dormida.

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Otra vez, me encontraba en la misma calle ahora con una vista panorámica mejor que anteriores veces… Es más, me atrevo a decir que puedo visualizar mejor estas calles, tanto que hasta se me hacen conocidas… Me hace recordar mucho a mi hogar…

— ¡Vamos! ¡Vamos!

Las voces llaman mi atención y hacen que me desconcentre. Prefiero ver por un momento a todas esas personas que corrían para ingresar a esa cafetería. Reaccionando también empecé a correr, metiéndome entre algunas personas cuyas no se opusieron a que ingresara a la fila. Todos ingresamos y se esparcieron en la cafetería, me di cuenta de que había muchas más mesas y asientos en esta ocasión; ella salió y fue directamente hasta una de las mesas que estaban cerca de mí.

Con curiosidad y sin moverme, decidí ver sus movimientos que realizaba a mi lado; mi diestra se elevó y se estiró un poco para rozar por lo menos su mano, pero bien quise tocarla, ella se enderezó y me observó sorprendida.

— Llegaste, te estaba esperando.

Las palabras fueron diferentes y justamente estas causaron que mi corazón latiera apurado y emocionado, haciéndome ver torpe ya que ni sabía qué decirle a la de bonita sonrisa. Abrí mi boca y pensando en qué decir, estiré mi mano totalmente para siquiera hacer un apretón de manos pero bien quise pronunciar algo, todo volvió a ponerse en blanco, haciéndome regresar a la realidad.

— ¡NO! ¡MIERDA! — Grité mientras me levantaba exaltada, oyendo entonces mi celular sonando y viendo lo claro que se había tornado el cielo.

No me jodan, ¿Tan rápido se hizo de día?

Levantándome a regañadientes, me fui a mi sala en dónde se encontraba mi cartera y dentro de esta, mi celular; bien lo hallé, lo tomé y contesté sin más.

— ¡¿YA?!

El grito de TaeYeon casi me deja sorda, fue necesario que lo alejara de mi oído para poder contestar y estar bien.

— Joder, ¿Qué