En otoño las hojas siempre caen

Closer

La aguja mayor de mi reloj de muñeca marco las cuatro en punto de la madrugada, sabía que era cuestión de segundos para que él se levantase y se marche. Dirigí mi vista hacia el muchacho pero para mi sorpresa vi que seguía allí sentado solo observándome, mi expresión debio delatarme pues se sonrió y dejo escapar un pequeño bufido. Sabe que me extraña que aún no se haya marchado, lo mire y luego mire hacia la puerta inclinando un poco mi cabeza en su dirección. Era la primera vez que aunque sea mediante gestos hablaba con él.

Alzo las manos y hombros divertido por la situación y luego los dejo caer sonriéndome abiertamente, no me había fijado hasta ese momento pero su rostro era impactantemente perfecto. ¿Porque pienso estas cosas? me regañe a mí mismo, no es como si fuera la primera vez que lo veia. Mi acosador personal se levantó de su lugar y se dirigió hacia la puerta. Pero antes tomo el pote de plástico lleno de ramen frio y pegajoso y lo dejo caer en el cesto de la basura.

En cuanto salió por la puerta se dio la vuelta y me observo fijamente a los ojos a través del vidrio, nuevamente aquella sensación de inquietud me recorrió por completo. Sostuve su mirada lo mejor que me fue posible intentando demostrarle que no era ningún idiota que se dejaba intimidar, pero cuando el comenzó a reírse cubriendo su boca con el dorso de su mano me fastidie. ¿Se estaba riendo de mi acaso? Apreté mis puños y cerré los ojos contando hasta diez para tranquilizarme, debía repetirme a mí mismo que era un cliente y si por casualidad yo hacía algo incorrecto, me vería en la molesta situación de tener que hablar con el señor Choi, mi jefe, un viejo más amargado que yo con la vida y eso ya era decir bastante.

En cuanto volví a abrirlos él ya no estaba allí.

- mañana se las verá conmigo- dije pateando un poco el mostrador para descargar mi frustración, de mañana no pasara, mañana le hablare y le exigiré que me diga por que se reía de mi como idiota.

En cuanto volví a colocarme detrás del mostrador escuche como las puertas se abrían, un sujeto algo más fornido que yo y alto entro, tenía la cabeza cubierta por la capucha de la sudadera, por lo que no vi bien su rostro. Se dirigió hacia las bebidas alcohólicas y en cuanto tomo unas cuantas botellas de soju se acercó a pagar. Se mantenía con el rostro hacia abajo y eso me contrario bastante, algo en él no me dio buena espina desde que ingreso al local , aunque quizás solo era que estaba demasiado desconfiado por culpa de aquel maldito sujeto con cara de gato y cabello negro azabache.

-500 wons- dije pasando el pack de bebidas por el lector de código de barras, me tendió un billete de 1000, abri la registradora para tomar su vuelto y algo me detuvo en cuanto iba a cerrarla, una mano sobre mi muñeca me sostenía con fuerza. Seguido de ello solo sentí algo frio sobre mi sien.

- no te atrevas a cerrarla y dame lo que tengas- dijo sosteniendo el arma sobre mi cabeza- o te aseguro que pasaras al otro lado, niño.

-¡¿niño?! ¡¿A quién cree que llama niño?!- exclame molesto ¿además de que se atrevía a querer asaltarme me llamaba niño?, ese era el colmo, me moví y cerré la caja de un golpe. Una vez más mi gran boca y mi mal genio me jugaron una mala pasada, pues él me tomo con su mano libre por el cuello de la camiseta y me lanzo contra la estantería detrás de mí. Mi cabeza golpeo contra el borde de uno de los estantes y sentí un dolor punzante en mi nuca. Esto me costaría una visita al hospital pensé pero antes de poder incorporarme del todo ya tenía al sujeto sobre mí.

-te dije que no cerraras la caja, vuelve a abrirla ahora mismo!-exclamo golpeando mis costillas con su pie.

- primero discúlpate- dije mientras me incorporaba ignorando el dolor de mi cabeza y de mi costado izquierdo.

-¿ no te enseñaron a respetar a tus mayores?- dijo estirando su mano para golpearme nuevamente pero lo esquive y me lance contra él.

Le propine un buen golpe en su cuadrado rostro, lo que le provocó un pequeño sangrado en la nariz. Solo logre enfurecerlo aún más, en un paso se acercó a mí y aunque esta vez también quise esquivarlo me resulto imposible, me tomo de la nuca tirando de mis cabellos y me lanzo al suelo, donde comenzó a golpearme con saña, cada golpe me dolía menos que el anterior pero ya no me molestaba en intentar escaparme o responderle, una idea se cruzó en el instante en que cerré los ojos para soportar el dolor. ¿No sería mejor si lo hago enojar al extremo de que me dispare? ¿No sería mucho más fácil? claro, era egoísta de mi parte pero no es como si fuera a cambiar algo si no estoy aquí. Sungjong sufriría pero se podrá reponer, él es fuerte, lo sé, además no es como si me estuviera suicidando, es más bien lo que siempre espere, la oportunidad de morir sin tener que suicidarme.

La idea me gusto, me gustó mucho, tanto que estaba por llevarla a cabo cuando los golpes repentinamente cesaron. Abrí los ojos y lo siguiente que vi fue a aquel chico, mi acosador personal, tomando de la sudadera al ladrón y lanzándolo al piso para luego comenzar a golpear su rostro con más furia de la que creía necesaria. Me incorpore con el cuerpo adolorido y con la nariz y boca sangrando un poco, seguramente alguna de mis costillas estaría rota. Me acerque a ellos ¿cómo era posible que aquel chico que era casi tan delgado como yo pero más pequeño hubiera podido contra aquel hombre?.

-¿no crees que exageras?- dije tosiendo un poco debido a la sangre en mi boca, él se giró a verme y retrocedí. Sus ojos, eran distintos hasta hace unos minutos atrás, ahora eran de un color aguamarina tan profundo que eran perturbadores. -¿qué coño? - lo mire mejor, sus labios eran tan pálidos, casi del mismo color que su piel, que ya no era de un tono blanco más normal, no, su piel era casi gris.

No estoy seguro en que momento todo sucedió pero repentinamente me vi corriendo fuera del local mientras aquel maniático me arrastraba sosteniendo mi muñeca más fuerte de lo que yo hubiera querido. Quise zafarme pero su agarre era tan fuerte que aunque lo intente no pude, además me dolía tanto el cuerpo a cada paso que daba que si aquel chico no me llevara de ese modo seguramente me desmoronaría en el asfalto en cuestión de segundos.

Me condujo hasta un callejón oscuro y vacío, entre dos tiendas que obviamente estaban cerradas. En cuanto nos detuvimos me solté sin necesidad de usar mucha fuerza y me deje caer apoyado en la pared.

-¿ estás bien?- pregunto luego de unos minutos de incomodo silencio.

- ¿quién eres?- respondí con dificultad, las costillas que seguro tenia rotas me estaban empezando a punzar y tendría suerte si alguna no me perforaba un pulmón.

-Myungsoo, Kim Myungsoo...- dijo poniéndose en cuclillas a mi altura, extendió su mano y toco mi rostro- ahora ya no importa si te toco.- dijo con una sonrisa amarga.

-¿de que...?- pero no pude terminar de hablar, todo se volvió negro.

espero les guste :)

besos

 
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