Otoño

Closer

Otro día estaba por acabar en la gran ciudad cosmopolita de Seúl, que es casualmente donde vivo. Decir que detesto esta ciudad es poco, no solo no me gusta, si no que todo lo que hay en ella me resulta agobiante, desde las personas hasta las pobres palomas han logrado ganarse mi indiferencia y cuasi desprecio en todos estos años. Aunque no es como si tuviera tantos años, solo tengo veinticinco años pero estos veinticinco años han bastado para que deteste todo lo que me rodea e inclusive a mí mismo.

Pero también tengo que ser sincero, no detesto a todo el mundo, hay una pequeña lista, muy reducida, de personas a quienes se podría decir que quiero o aprecio, o con quienes al menos no me siento fastidiado u asfixiado.

La lista solo está conformada por dos personas, mi hermano menor Sungjong y al único al que podría darle el apodo de amigo, Nam Woohyun.

Al primero, bueno no es que estuviera obligado a quererlo solo por ser mi hermano, eso no bastaría para que fijara mi interés en el. Solo que el menor ha llegado a conocerme tanto que siquiera tengo que pedir algo para ya tenerlo frente a mí, él es de la clase de persona que por alguna razón se interesa en mi más que yo mismo o más que en el mismo. Lo cual con el pasar de los años ha llegado a enternecerme, si, dije bien, mi pequeño hermano es la única persona en la faz de la tierra que podría llegar a ablandar mi amargado semblante. Y eso lo consigue cuando cada mañana al despertar siento el reconfortante aroma del café recién hecho sobre mi escritorio. No necesito preguntar quién lo hizo ya que él es el único que podría tener tal acto de dedicación conmigo, con una persona como yo en realidad.

Nam Woohyun, él es un caso aparte en mi vida, un capitulo extraño y que aún no logro entender del por qué somos amigos. Lo conocí en la universidad hace ya casi siete años. Ambos empezábamos a cursar nuestro primer año de ingeniería y aunque el fuera un año mayor que yo se las arregló para entrar más tarde a la universidad. Esta más que claro que no fui yo quien le hablo o se acercó, ni siquiera tenía interés en estar allí para estudiar ¿qué interés podría tener en aquellas bulliciosas personas emocionadas por su primer día de estudios superiores? Ninguno. Mientras me encontraba sentado totalmente en silencio en mi pupitre a la espera de que llegue el profesor, una figura corto mi línea de visión hacia la pizarra. Ignore por completo aquello y solo gire mi vista hacia las ventanas que daban al campus. Pero nuevamente la figura se interpuso. Bastante contrariado alce la vista para poder luego dedicarle una mirada despectiva a aquella persona, fuera hombre o mujer daba igual, que estaba entorpeciendo mi mañana. Al hacerlo unas manos masculinas me tomaron de las mejillas y comenzaron a estrujarlas. Aquel tipo no dejaba de sonreír y de exclamar cuan grandes eran mis mejillas, lo aparte bruscamente con la mano pero a él no pareció importarle. Entonces lo mire con la mejor cara de fastidio y repulsión que pude poner, aquella que solía tener en un mal día y que a veces asustaba a los niños por la calle y como ese sujeto parecía un niño supuse que funcionaria.

Grave error, solo conseguí que se riera a carcajadas mientras me señalaba y provoco que todo el curso nos mirara extrañados.

-cállate-le gruñí entre dientes, intentando contener mis deseos de golpear su sonriente rostro. Pero eso solo provoco más carcajadas en él y por ende más miradas y ahora susurros. Me levante del asiento y salí sin importarme que el profesor estuviera entrando en ese mismo instante, pero al parecer a aquel molesto sujeto tampoco le interesaba en lo más mínimo pues me siguió hasta la máquina expendedora de café.

-¿porque me has seguido?-pregunte mientras introducía unos cuantos wons en la máquina.

-no veía porque no hacerlo.-dijo recostándose al costado de la máquina y girando su rostro para verme, era varios centímetros más bajo que yo y eso me gusto un poco.

No respondí, tome el vaso de plástico que la maquina me tendía y comencé a caminar hacia el campus, era un buen día de finales de verano pero aun así se me apetecía un buen café, aunque el café de aquella maquina dejara mucho que desear.

Camine hasta las gradas del campo de béisbol dejándome caer bajo la radiante luz solar. Con los ojos cerrados acerque la bebida a mi boca y por más que estuviera caliente la tome casi de un sorbo saboreando aquel gusto seco del café expreso. Unos segundos pasaron hasta que sentí una sombra sobre mí. Abrí los ojos y efectivamente allí estaba aquel chico sonriente.

-¿qué quieres?-gruñí

-¿no crees que está mal saltearse clases el primer día de universidad?-dijo sin apartarse.

- eso también podría decirlo yo-replique cerrando nuevamente los ojos, pero al instante tuve que abrirlos, aquel insistente chico se había recostado a mi lado y no solo eso, si no que se había tomado la libertad de apoyar su cabeza en mis muslos.

-¿qué demonios haces?- dije apartándome provocando que su cabeza golpeara contra el granito. Él se quejó y sobo su coronilla no sin antes dedicarme una buena cantidad de insultos.

-aléjate-dije moviéndome hacia un lado.

-no quiero-dijo una vez que dejo de insultarme

-¿porque no me dejas en paz?-dije empezando a enojarme seriamente

-por eso mismo-dijo señalando mi rostro- tu expresión cuando te enojas es absolutamente genial.

Rodé los ojos ante aquel comentario, me pare y me di la media vuelta dispuesto a dejarlo hablando solo pero como si de un chicle.se tratase me vi en la molesta situación de soportar al chico el resto del día pegado a mí. Situación que se repitió todos los días de ese primer mes de clases.

Así sin terminar de entender bien por qué Nam Woohyun, el chico que se pasaba el día haciéndome bromas o chistes logrando sacarme más de una sonrisa, se convirtió en mi único y por ende mejor amigo.

Y aquí estoy casi siete años después, ya recibido de ingeniero en computadoras pero sin trabajar de ello. No me interesa, no le veo la utilidad a trabajar 12 o 16 horas detrás de un monitor programando o solucionando los problemas informáticos de una empresa donde no soy más que un expediente. Además no es como si hubiera estudiado aquello por vocación o por gusto enteramente propio. Fui más bien obligado por mis padres y a los 18 años no había una excusa muy válida para negarme. Tampoco tenía otra cosa que quisiera hacer en la vida, así que solo hice lo que se me pidió para ser llamado un buen hijo. Solo que en estos momentos ser llamado buen hijo ha dejado de importarme y por ello me encuentro trabajando en un 24 hours open, es de estos lugares en donde uno podría venir a las cuatro de la madrugada y encontrar desde soju hasta ramen instantáneo. No es como si realmente me guste trabajar aquí, pero es preferible a estar en casa todo el día sin hacer absolutamente nada, además este trabajo me permite estar pagar la renta del pequeño apartamento que comparto con Sungjong y tener la excusa perfecta para dormir todo el día.

Miro el reloj en mi muñeca, todavía me quedan diez minutos para que empiece mi horario pero quiero llegar temprano, quiero ver si hoy el también vendrá. Pienso en él pero ni siquiera se su nombre, solo sé que a las diez en punto deberá venir o romperá su record de puntualidad. Me reí para mí mismo, aquello nunca pasaría, en todo el mes en que aquel joven había venido al local nunca había sucedido que llegara incluso un minuto tarde. Al principio creí que solo era mera casualidad, pero luego un mes entero de sus visitas, estoy seguro de que no lo es.

¿Quién es el?, no lo sé. En realidad no lo sé, lo único que se de él es que siempre come ramen instantáneo, es lo único que compra. Todos los días entra al mismo tiempo que yo, pero espera a que yo me haga cargo de la caja para acercarse a pagar su ramen, siempre la misma marca, luego se sienta en la pequeña barra que da hacia la acera a ingerir su porción, pero no lo hace mirando a través del vidrio, si no que me mira fijamente a mí. Podría sonar perturbador, y de hecho lo es, pero extrañamente ya no me molesta, incluso me acostumbre a ello, hay algo en su forma de mirarme que me hace pensar que aunque es muy probable que sea una especie de acosador personal no está aquí cada noche para hacerme algún daño.

En lo que va del tiempo en que llevo de conocerlo, si puedo llamarlo de ese modo, aun no lo escuche decir ni una palabra, siempre paga con la misma cantidad de wons, por lo que ya tengo preparado su vuelto antes de que me de el dinero. Es como una especie de costumbre que hemos desarrollado, el me observa trabajar y yo finjo que no lo noto.

En un principio el intentaba disimular su vista fija en mí, pero fueron tantas las veces que lo atrape mirándome con descaro que ya era casi absurdo seguir fingiendo así que simplemente dejo de hacerlo y ambos acordamos tácitamente seguir en lo nuestro.

- Sungyeol! has llegado antes!- exclamo Hoya, el empleado que cumplía el anterior turno.

-buenas noches- lo salude mientras inclinaba un poco mi cabeza.

- me alegra que estés aquí, ¿te importaría si me marcho ahora? hoy quede con mi amigo Don...- comenzó a decir pero lo corte en seco alzando mi mano, sus asuntos no me interesaban en lo más mínimo.

-ve, ya estoy aquí.- dije quitándome mi abrigo, el solo asintió, tomo sus cosas y se marchó.

En el instante en que Hoya cruzo la puerta del local aquel joven entro, me sonrió de lado sin ningún tipo de vergüenza, pero claro se podría decir que nos conocíamos aun sin decirnos nuestros nombres. Lo seguí con la mirada y vi como tomaba un pote de ramen instantáneo, abrí la caja registradora y tome su vuelto. En cuanto estuvo frente a mí y me tendió tanto el pote como el dinero para que registrara el pago una idea me asalto, ¿debería preguntarle su nombre? Sus facciones no me permitían pensar en un nombre apropiado para él, me recordaban vagamente a un felino cuando me miraba y sonreía de lado entrecerrando un poco sus ojos. Estaba a punto de hablarle pero me detuve ¿en qué cambiaría saber su nombre?. Le tendí el vuelto y él se limitó a seguir con nuestra rutina diaria, yo trabajo y el me observa, así estamos bien. No tengo interés en que algo perturbe mi vida.

Mire por el ventanal del local, cada vez hacia más frio para ser otoño y las hojas ya estaban por dejar de caer totalmente, lo que daría paso al frio y crudo invierno en Seúl y por consecuente deberia sacar del armario las pilas y pilas de ropa abrigada. Suspire algo cansado y mire el reloj eran ya cerca de las cuatro de la madrugada y mi visitante estaba pronto a irse, siempre en el mismo horario. Gire mi vista hacia él y note que por primera vez no había siquiera tocado su comida en toda la noche o se había movido siquiera, ¿cómo podía una persona pasar seis horas sentado en el mismo lugar y en la misma posición?. El solo se había apoyado contra su codo en la mesa y me observaba pero esta vez cuando nuestras miradas se conectaron un escalofrió recorrió mi espina, como si algo malo fuera a pasar. Hoy algo era distinto, corte nuestra conexión sacudiendo mi cabeza, estas ideas no son propias de mí.

Primer capitulo y estoy muy emocionada, es la primera vez que escribo algo que sea de fantasia!

¿alguna conoce a OH MY GIRL? bueno, su cancion closer me inspiro (aunque resulte raro) pero espero les guste. 

Perdon si este cap no es tan interesante, por favor comenten para saber que les va pareciendo :)

besos <3 <3 ^.^

 
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