Quizás mi mayor error es que aún sigo aquí, en el mismo sitio donde abundan nuestros recuerdos, encontrándome con tu aroma, con aquellos sitios que se llenaban de tu presencia, esos que aún tienen intactos, esos pequeños detalles de ti, este apartamento lo elegiste tú, está hecho a tu gusto y medida.

Camino hacia la sala, me poso  frente al gran ventanal, miro a través del vidrio, - que gran vista a la ciudad - pienso, recuerdo que fue lo que más te gusto de este lugar, cuando lo vinimos a ver aquella noche de septiembre, no dudaste ni por un segundo, que este sería nuestro nuevo hogar, camino hacia el largo sofá de cuero negro y me siento en él, mi mente juega conmigo, al ver las fotografías de la mesa central, donde están los mejores momentos que vivimos juntos; aquel día en el parque donde nos tomamos de la mano y dejamos simplemente el tiempo pasar o como aquel atardecer en la playa al que fuimos luego de nuestra jornada laboral  y ni que decir de esa reunión familiar, en la que improvisadamente te pedí que unieras tu vida con la mía, te abracé por detrás para que no escaparas de mí,  y no vieras el manojo de nervios que yo era en aquél momento, tomo entre mis manos el portarretrato plateado, sí, ese que compraste en esas vacaciones en Paris, el que tiene aquella fotografía que se convirtió en mi favorita, paso mis dedos por el vidrio para quitar la gruesa capa de polvo, que no me permite ver el brillo que tenían tus ojos ese día, habíamos estado recorriendo la ciudad, te quedabas maravillada con frecuencia, eras como una niña, aquellas cosas que no conocías llamaban fácilmente tu atención, le doy un sorbo a mi copa de vino tinto... me dispongo a acariciar aquella bella sonrisa.

No sé en qué momento todo esto se fue, por cual ventana de mi alma te escapaste o si fue que simplemente reabriste tus alas, siempre le tuve miedo a la soledad que me produciría tu ausencia....  cuantos recuerdos se agolpan en mi mente mientras le doy otro sorbo a mi copa, mi paladar está lleno de melancolía, y mis ojos están llenos de lágrimas que no paran de brotar...Vuelve a mí, ¿Jessica, dónde estás?, ojala en algún momento pudiéramos retomar nuestros sueños, caminar juntos de nuevo, por favor  no olvides que me has dejado atrás, tengo tantas palabras atoradas en el medio de mi garganta, me he detenido en el tiempo.

En medio de esta fría noche salgo a caminar para calmar mi soledad, las calles están abandonadas, camino sin rumbo fijo, no sé por cuánto tiempo lo hare, quiero despejar mis pensamientos y descargar algunos sentimientos, -este camino se me hace conocido...- pensé. Al voltear en la esquina de los sauces llorones, dentro de nuestro habitual sitio de encuentros, una pequeña cafetería de esquina, con iluminación tenue, con grandes ventanales que iban desde el techo hasta más de la mitad de la pared, de apariencia bohemia donde sonaban música instrumental de fondo, una calidez y familiaridad increíble en su interior, recuerdos de nosotros disfrutando en aquel lugar en días lluviosos,  dibujando frases en el ventanal mientras las gotas rodaban del otro lado.

Ahí estabas tú, tu cabello ahora era rubio, esos hermosos ojos miel que me hacen perder hasta la cordura, tu cara de niña traviesa pero siempre tierna, tus mejillas sonrosadas, tu piel blanca y suave, tomas un sorbo de tu taza de café, estas dentro de aquel pequeño lugar mirando por la ventana, observando todo y nada en particular, no paso mucho tiempo hasta que nuestros ojos se reencontraran, nos quedamos mirando fijamente, una sensación cálida recorre mi cuerpo, quisiera correr hasta ti, pero no puedo, mi cuerpo no me responde, en cambio tu sales a mi encuentro a la velocidad que tus piernas lo permiten, veo que tienes un jean de mezclilla negro, botas de tacón negras, tu camisa blanca favorita, y tu gabardina camel a media altura de tus muslos, que se ciñe perfectamente  a tu figura, llegas frente a mí y no lo había notado en la distancia pero tus ojos están cristalizados y llenos de lágrimas que recorren tus mejillas.

• Ho… ola - tartamudeas siempre que no sabes que decir

• Jessica - logro susurrar, mis sentidos se encienden  pero mi cuerpo aun no responde.

Nos miramos fijamente, intentando que nuestras miradas digan todo aquello, que nuestras bocas no se atreven a pronunciar, cuanto silencio se posa entre nosotros.

• ¿Cómo estás? - buena pregunta la que me haces, me quedo aun mirándote tratando de elegir una respuesta que no te aleje de mí.

• Sabiendo cuanto me conoces no puedo mentirte, te extraño.

• Entiendo, ¿te parece si nos tomamos un café? -  al parecer es lo que ahora nos queda, un café.

• Claro, ¿por qué no? - no te dejare ir de nuevo, por fin mi cuerpo vuelve a responder

• Vamos dentro, date prisa, hace mucho frio.

Mientras vamos entrando a aquel lugar lleno de tantos recuerdos solo logro pensar en que quisiera saber ¿Qué te pasa? ¿Cuál es el motivo de tu llanto, de tu dolor o tristeza?, siempre he odiado verte llorar, siempre prometí protegerte de tus miedos y mis errores, sacarte sonrisas, no importando la situación, y espero esta no sea la excepción.

Nos sentamos en la misma mesa donde yo la había visto hace un momento, ella retomo su puesto y yo me senté frente a ella, se acerca la señorita en cargada de las mesas, le pido por favor un moccaccino granizado grande, con salsa de chocolate, al ver que la taza de Jessica estaba a medio terminar pedí un expreso doble con una sola cucharada de azúcar, siempre ha sido su favorito, ella solo me queda mirando, le regalo una tenue y sincera sonrisa, me giro de nuevo para encontrarme de nuevo con esos ojos color café tostado,  darle de nuevo toda mi atención.

• No entiendo de que te sorprendes,  cuando recuerdo cada uno de tus gustos y manías - Se quedó en silencio.

• y... ¿Qué has hecho en todo este tiempo? - No tiene caso esconderte mis sentimientos, lo sé.

• Sigo dirigiendo la empresa,  gracias a Dios nos ha ido bien y vamos avanzando y entrando a nuevos mercados, aparte de eso vivo extrañándote en cada rincón de mi alma - Vuelve...

• Me alegro mucho por ti... el que la empresa avance dice que estás haciendo muy bien tu trabajo. - no te presionare...

• ¿Y tú, que hay de ti? -

• Yo...-

Se toma un tiempo para organizar sus palabras, en ese momento llego la mesera con nuestro pedido, lo coloco rápidamente en la mesa nos preguntó si deseábamos algo mas y le dije que así estábamos bien y se retiró.

• Desde que nos separamos tome muchas decisiones erróneas, decidí renunciar a la empresa, hice mal algunas inversiones, pero el separarnos fue el mayor error que cometí, me ha llevado a una depresión aún más fuerte, de la cual aún estoy intentando salir, no sé en qué estaba pensando en el momento en que lo decidí, sé que te he hecho daño y espero que en algún momento logres perdonarme todo lo sucedido,- sus palabras salían de manera pausada mientras sus lágrimas volvieron a brotar.

• Shhh -

Puse mi dedo en sus labios, me levante y me coloque a su lado, la abrace tan fuerte como pude, la acune en mi pecho mientras acariciaba su cabello.-

• Tú no tuviste la culpa Sica.

Jessica lloraba descontroladamente en mis brazos, no pensé nunca que ella estaría en esta situación, creí que había tomado una decisión que era para su felicidad, me había resignado en parte a perderla, pensando que era por su bien, bese su frente suavemente.

•  Yu...l, ¿po...drías per...do...narme? - dijo entre sollozos

• No tengo nada que perdonarte, jamás te he guardado rencor por ello, eso ha sido una decisión Dios o de la vida,  has sufrido al igual que yo todo este tiempo, esta situación ha sido una prueba para fortalecer el amor que habita en cada uno, yo no tenía idea de la magnitud con la que te amo y cuan llena estaba mi vida a tu lado - ella me miro y de sus labios broto una pequeña sonrisa mientras me miraba a los ojos cerciorándose de la verdad en mis palabras, acaricio mi mejilla.

• No sé, en que estaba pensando, quise darle vuelta a mis sentimientos, que encontraras alguien con quien realmente pudieras alcanzar tus sueños, fui una tonta al dejarte ir - sequé las lágrimas que recorrían sus mejillas.

• El tonto he sido yo al no ver tu dolor, pensar que lo habíamos superado veo que la culpa por la pérdida de nuestro hijo aún sigue pesando en ti - las lágrimas se van abriendo camino por mis mejillas - yo tampoco me he olvidado de nuestro ángel, pero quiero decirte, que él nos cuida siempre, es nuestro guardián, quiero que sepas, que aunque mi mayor sueño siempre ha sido ser padre, sé que ese sueño nunca lo habría querido lograr, con una mujer que no fueras tú, porque no hay mujer más ideal que tú, para ser la madre de mis hijos.

• No entiendo cómo a pesar de todos mis errores sigues creyendo en mí, como me sigues amando de una manera incondicional, yo no merezco ese amor, que tú me das.- Me dice mientras sus ojos se siguen inundando de lágrimas.

• Sica, no te atormentes más, nadie tuvo la culpa, yo te sigo y seguiré amando, hasta que esta vida y este cuerpo me pertenezcan.

Poso mi mano debajo de su mentón, voy subiendo su rostro hasta mi altura, haciendo que me mire directo a los ojos, ellos gritan más de lo que pueden decir mis palabras,  voy acercando lentamente mi rostro al suyo, nuestras narices rozan, se acarician la una con la otra, siento de nuevo su aroma, su aliento choca en mis labios, subo mis manos a sus mejillas, secando el camino húmedo que han dejado sus lágrimas, la siento estremecerse bajo mis caricias, delineo sus labios con mis pulgares, luego poso mis labios en los suyos, le doy un beso sin prisa, un toque de labios, es un beso que contiene todos esos sentimientos que estaban estancados desde su partida, vuelvo a besarla, esta vez saboreando su labio inferior entre los míos, ella sube sus manos a mis hombros acariciando hasta llegar a mi nuca y unirlas, se abraza más a mí, mientras a la par mis manos la toman de su cintura y la atraigo más a mí,  lentamente recorro cada centímetro de su dulce sabor, que está mezclado con él de las lágrimas y el café, nos separamos por un momento, juntando nuestras frentes, mirándonos de nuevo a los ojos.

• ¿Podrías darme otra oportunidad de estar a tu lado? - Dios!!!!

• Sica, eso no tienes que preguntármelo, tu lugar sigue intacto esperando porque volvieras, Te amo Jessica, no vuelvas a apartarte de mí, por favor - se lo dije con urgencia de que lo supiera, de que no se fuera de nuevo lejos de mí.

• Yo también Te amo, créeme que he aprendido la lección, he sido una cobarde al no buscarte en todo este tiempo, pensando que me odiarías, que me rechazarías, lo siento Yul-

Vuelvo a tomar sus labios entre los míos y esta vez los bese con necesidad, con todo el amor que hay en mí por ella, acaricio su cuello con mi mano derecha hasta llegar a su nuca, y la acerco aún más a mí, la beso con pasión desenfrenada, con amor encendido, la beso con toda la intensidad de mi alma, al separarnos de ese beso, era el momento.

• No te atormentes más, ya dejemos todo eso atrás, vuelve conmigo, vuelve a casa, permíteme tu seguir a tu lado, y demostrarte día a día, todo lo que significas en mi vida, prometo no dejarte ir de nuevo, te daré cada día razones para quedarte y no dudar que tu lugar es a mi lado - Mi corazón ha vuelto a latir.

• Acepto, prometo que me aferrare cada día más a ti y a lo nuestro, que no volveré a dudar, Te amo Yul.

• Volvamos a casa amor.

Llame a la camarera para que me trajera la cuenta, me quede mirando a Sica mientras enlazaba nuestras manos y con mi mano libre volví a acariciar su mejilla, me acerque a su oído y le susurre

• Esta será nuestra noche...

Nota: Muchas gracias por el apoyo que le están dando a esta historia, en tan corto tiempo con 10 upvotes más de 350 visitas y 12 suscriptores wowww realmente me he sorprendido mil gracias, seguiré esforzándome con la nueva historia para q de igual manera sea de su total agrado