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Quizás suene loco, pero ¿no te quieres quedar otra noche?

Himchan no sabe cómo poner esto de una forma que suene coherente, no sabe cómo iniciar el tema y no sabe qué esperar en respuesta. Ya son las cinco de la tarde, Yongguk está mirando el reloj con una mezcla de costumbre y ansias que obligan al menor de los dos a recordar que el otro tiene que ir a retirar pronto al pequeño Bang de la guardería.

( Y enserio Himchan no sabe cómo pedirle que le de alojamiento por unas semanas hasta que su casa termine de ser desinfectada.)

Yongguk se levanta de su asiento de escritorio y toma la chaqueta que está en el respaldo de la silla, toma también su maletín y mete algunas cosas adentro, Himchan lo mira de la forma más disimulada que puede (que no es mucho) y cuando Yongguk se comienza a despedir del resto de sus colegas mientras va pasando delante de los escritorios es cuando Himchan deja de resistir.

—Yongguk-ssi. Yo… —Yongguk se voltea de golpe y le mira. Himchan responde la mirada, pero no hace nada más; claro, después de llamar su atención el plan debe seguir, bien pensado Himchan —Yo-uhmn, necesito un favor —Yongguk le sigue mirando, con una ceja más arriba que la otra, el pie golpeando con la punta a un ritmo que presiona al más pequeño y Himchan jamás ha sido bueno bajo presión; —¿Mepuedoquedarcontigounosdías?

—¿Qué?

—Eso.

—Kim, sabes que no me puedo atrasar, me puedes repetir tu pregunta.

—¿Me puedo quedar contigo unos días?

Es un poco incómodo para Himchan que Yongguk solo deje de mover el pie y levante la ceja que falta por un instante antes de suspirar y volver a mirar el reloj.

—Lo que sea.

Y eso es un sí, muy al estilo de Yongguk, pero un sí y es exactamente lo que Himchan necesita para volver a trabajar.

Su turno los miércoles termina dos horas después del turno de Yongguk, que es la razón porque ese día no se van juntos como de costumbre; costumbre pasando a ser Himchan frente al escritorio de Yongguk ya arreglado, el otro sonriendo y guardando sus cosas, ambos preguntando qué tal el día por pura cortesía, de vez en cuando dejado salir alguna frustración o triunfo (solo de vez en cuando), después tomar el bus en la parada dos esquinas más allá, bajar en la parada de la plaza, recoger a Jiwon de la guardería y seguir tres cuadras más hasta el complejo de departamentos. Yongguk despidiéndose en el 501 y avanzando con su hijo hasta el 507. Pero hoy es miércoles, así que Himchan vuelve a su escritorio y termina de llenar las formas. Un suspiro aliviado se le escapa de los labios cuando la idea de que al menos tiene un techo para dormir esta noche termina de entrar en su cabeza.

-

Es pura costumbre cuando, al llegar al quinto piso del complejo, los pasos de Himchan le lleven hasta su propia puerta, la que está a un paso del ascensor, sin embargo cuando va a poner la llave en el cerrojo una cinta amarilla de “precaución” le detiene en seco.

En el segundo siguiente está golpeando la puerta de Yongguk con nada más que un maletín.

—¡Himchan-ah!

—Himchan-hyung, dime Himchan-hyung, ¿cuándo me mostrarás algo de respeto?

El pequeño Bang sigue con el cerrojo de la puerta en la mano, estirándose y de puntitas para poder sujetarlo. Mira a Himchan por un segundo y decide no contestar, simplemente extiende los brazos, obligando a Himchan a dejar el maletín en el suelo y cargarle, el adulto gruñe un poco cuando se debe quitar los zapatos empujándolos con la punta del otro pie para no devolver al niño hasta el piso y pide permiso para pasar de la entrada antes de pasar aunque nadie haya respondido. Es solo ahora que Himchan, con un poco de nervios revoloteando en el esófago solo por pasar a la sala de estar, se da cuenta que no sabe cómo definir su relación con Yongguk, porque aunque se conocen hace más de siete años, no fue hasta el nacimiento de Jiwon, que ahora va a cumplir cuatro, que ambos empezaron a hablar, a intercambiar más que “buenos días Kim, el jefe te llama” y “gracias Bang”. Himchan recuerda escuchar el ruido de un camión de mudanza y cajones moviéndose a lo largo del pasillo del quinto piso, sin embargo solo se enteró que era vecino de Yongguk cuando este se ausentó al trabajo por cuatro días y en una de las tardes apareció en la puerta de su casa, un papel en la mano y "¿le podrías pasar esto al encargado de personal?”, Himchan todavía recuerda su grito de “¿eres papá?” que hizo eco en el pasillo, después la mirada dura de Yongguk. Al día siguiente era Himchan el que estaba en la puerta de Yongguk con una respuesta para que se tomase todo el mes. Desde ese día Himchan le llevaba dulces sin azúcar para Jiwon y un café al mayor con las noticias más relevantes del día en la oficina. Quizás fue por gratitud o algo, pero desde entonces Yongguk se ofrecía a llevarlo a casa, hablaban un poco, fue gracias a estas conversaciones de casi tres minutos que Himchan se enteró como Jiwon fue producto de una cita única, mucho alcohol y un condón que quizás no era tan bueno, pero Yongguk no se arrepentía, su familia no había hecho mucho escándalo cuando él aceptó la responsabilidad del hijo y la mujer se fue a terminar su carrera, algo que ver con medicina (Yongguk nunca estuvo seguro si se relacionaba con los huesos o el corazón) a Japón, de todos modos no importaba, repetía cada vez que Himchan le preguntaba si no necesitaba un chica. Casi al año de conversaciones casuales Yongguk le confesó que en realidad era homoual, por eso es que su familia estaba tan feliz de que tuviese un hijo. A Himchan le gustaría decir que con eso se alejaron un poco, pero sería mentira. No almuerzan juntos, no es necesario, en la oficina cada uno tiene su pequeño grupo de acompañantes, ni siquiera es como si Himchan no hubiese rechazado la compañía de Yongguk en algunos días o como si el mayor hubiese tenido que irse por alguna urgencia sin siquiera despedirse, sin embargo desde un tiempo a esta parte es extraño caminar a casa solo. Es extraño, porque más que Yongguk, lo que Himchan siente que hace falta es Jiwon tomándole la mano para cruzar la calle, Jiwon y sus ojos pequeños agrandándose cuando exagera todas y cada una de las historias que cuenta, y es realmente extraño porque la costumbre de recoger al hijo de su colega no partió hace tanto. ¿Cuatro meses tal vez? Antes de eso era la mamá de Yongguk la que cuidaba al pequeño cuando su hijo estaba en el trabajo y lo iba a dejar a eso de las nueve, varias veces Himchan se encontró con ella y su sonrisa llena de encías y dientes (igual a la de Yongguk).
Así que sí, es extraño que, a pesar de todo eso, Himchan no se considere realmente amigo de Yongguk.

Quizás lo que falta es una noche de hombres con cervezas y chistes: una noche entre amigos.

—Oh, Himchan-ah.

—Así que de ahí lo sacaste, pequeño irrespetuoso —Contesta el nombrado mirando a Jiwon que sonríe hasta que sus ojos desaparecen.

Yongguk procede a sacar una taza recién lavada del lavaplatos y ponerla en la mesa de la cocina para servirle algo a Himchan mientras le pregunta por su día.

—Estuviste ahí, no pasó nada mientras no estabas.

—¿No traes equipaje?

—Gracias —Dice Himchan cuando Yongguk le llena la taza con agua caliente y le indica que enfrente de él está el azúcar y toda las variedades de té que pueda imaginar —En realidad solo necesito mi portátil, el cargador del móvil y ropa, todo está en mi bodega.

—¿Cepillo de dientes no?

—Y útiles de aseo.

Yongguk se ríe y deja que su hijo tome el control de la televisión para que les de un instante solos en la cocina.

—Entones…

—Bueno, ¿recuerdas el olor asqueroso que había en el edificio hace unos días? —Yongguk asiente, y él aprovecha de tomar un sorbo de su té —Pues resulta que anteayer nos avisaron que todos los que vivíamos en los edificios terminados en “1” teníamos problemas en las cañerías y, no entendí bien, pero tienen que desinfectar.

—¿Todos?

—Sí, tenía planeado irme a quedar con mi hermana, pero su casa está a una hora extra del trabajo… en realidad te lo iba a decir ayer pero Jiwon venía demasiado entusiasmado hablando de los dinosaurios. Gracias, Bang, si no fuera por ti estaría durmiendo en la calle.

—Descuida, no es nada, si quieres después te acompañamos a traer tus cosas.

Cada edificio tiene una pequeña habitación por el otro pasillo del departamento, no debe ser de más de 5x5, pero sirve para dejar todo lo que no cabe en los pequeños cuartos. Yongguk acompaña a Himchan a traer las dos maletas y un bolso en el que ha hecho entrar todo lo necesario para vivir por unas semanas. Jiwon les sigue de cerca y pregunta, aunque ya le han respondido al menos cuatro veces, porqué Himchan se está mudando con ellos.

—No se está mudando Jiwon, es solo… una pijamada larga, ¿bueno?

—Bueno.

Himchan y Yongguk disfrutan del silencio hasta que llegan a la bodega del menor de los dos. Himchan no alcanza a buscar su llave cuando Jiwon vuelve a hablar.

—¿Y cuánto es “larga”?

Himchan y Yongguk suspiran al mismo tiempo que cierran los ojos.

 

Con las maletas de Himchan en el comedor y mientras Yongguk le termina de armar una cama improvisada, Himchan cree que tal vez sí son amigos. Es decir, no se juntan fuera del trabajo a comer barbacoa los fines de semanas, cierto, pero ambos saben de la vida del otro, tienen un sentido del humor que, aunque no es parecido, se complementa y no es difícil estar uno al lado del otro. Quizás es que solo era necesario que se acercaran un poco más. Himchan no está realmente seguro, es solo que le extraña que ya sean las diez y ambos sigan hablando.

—Listo.

—Gracias Yongguk.

Es un poco ajeno eso de decir su nombre a secas, pero Yongguk solo sonríe antes de irse y recordarle que, para lo que necesite, él está en la habitación del fondo.

-

—¡Papá!

No, no puede tener un hijo. Él es un hombre libre y siempre ha usado protección y, sinceramente, no ha tenido intimidad hace casi un año, así que…

—¡Papá!

Oh, claro. Jiwon.

Himchan siente su corazón dejar de latir con fuerza cuando se da cuenta que no está en su casa y que el grito de papá no le pertenece, podría volver a dormir, sin embargo escucha ruido en uno de los cuartos, como de tela moviéndose con fuerza y después se abre una puerta. Himchan levanta la cabeza y observa a Jiwon salir con pequeños pasitos de su habitación, está doblando para ir al cuarto de Yongguk y en serio Himchan podría volver a dormir, pero quizás sea bueno ser un aporte si es que le están dejando quedarse ahí por un tiempo.

—Jiwon-ah, ven.

El niño parece algo sorprendido también de ver a Himchan, pero no por mucho, de inmediato aprieta más la frazada que tiene en los hombros y se apresura a llegar hasta donde está el pequeño colchón que Yongguk dispuso para el invitado.

—Himchan-ah…

—Sh, sh. A ver, venga, ¿qué pasó?

Jiwon cae en un desastre de farfullos y palabras inconexas y Himchan agradece que el niño todavía no conozca palabras de diccionario porque si así fuera no podría entenderle la tercera parte que entendió de sus balbuceos.

—Nadie vendrá a tirarte de los pies, tonto, no tienes que creer esas cosas, en tu habitación solo estás tú, pero en la casa está papá que irá cada vez que lo necesites.

—¿Quieres ser mi papá también?

—¿Quieres que sea tu papá por esta noche? Te puedo ir a acostar de nuevo o puedo contarte historias… o puedes dormir aquí conmigo si quieres —Termina Himchan cuando Jiwon comienza a intentar meterse entre sus sábanas.

—¿Sí puedo?

—Claro que sí.

De todos modos Himchan le cuenta una historia al pequeño, tan fielmente como recuerda su madre se la contaba a él, solo que han pasado años y tiene que rellenar algunas partes y Caperucita Roja quizás pasó a un club antes de ir a ver a su abuela, pero ¿Himchan-ah, qué es un club? Himchan ni siquiera tiene una respuesta apta para menores de cinco antes que Jiwon esté roncando de nuevo. Es difícil para Himchan volver a dormirse, así que pasa la siguiente hora intentando recordar cómo iba realmente el cuento al mismo tiempo que acaricia el cabello de Jiwon que está sobre su pecho, cree tener la historia totalmente reconstruida en su cabeza (hasta partes del gigante egoísta) cuando el cuerpo entre sus brazos se escabulle.

El grito se queda muerto en los labios de Himchan cuando al abrir los ojos demasiado rápido los debe volver a cerrar de nuevo porque siente que le queman: lo que le recibe es la fugaz imagen de Yongguk.

Himchan se frota los párpados y se levanta.

—No hagas eso de nuevo.

—¿Eso qué?

—Sacar a Jiwon sin despertarme, pensé que me lo estaban robando.

Yongguk lo mira antes de entrar a la habitación de Jiwon mientras le va golpeando la espalda despacito para que despierte. Cuando sale de la habitación de su hijo, Himchan sigue sentado sobre las mantas, inseguro de qué hacer.

—Quién te lo robaría idiota, solo estamos los tres aquí.

—El monstruo que le quería tironear los pies.

Himchan se levanta y busca en una de sus maletas el cepillo de dientes, le tiene que explicar a Yongguk cómo Jiwon terminó durmiendo encima de él y se disculpa antes de usar el baño. Decide darse una ducha más tarde, están algo atrasados y le da un poco de vergüenza salir por la toalla cuando ya entró una vez.

Jiwon está en la mesa y mueve la silla de su lado para que Himchan se siente allí, es un poco extraño sentarse a la mesa para esperar un desayuno real y no el café cargado que acostumbra todas las mañanas.

—Gracias.

—Descuida, gracias a ti por cuidar a Jiwon del monstruo de la cama.

Jiwon deja moverse en su silla para curiosear como su padre termina de revolver los huevos cuando su nombre es mencionado, parece que quiere decir algo, pero Yongguk es más rápido y le pone la comida en un plato con osos que el más pequeño parece querer cubrir de los ojos de Himchan.

Yongguk pone también un plato con huevos revueltos, además de tocino, para Himchan- Cuando le entrega un té tibio hay algo en su rostro que a Himchan le hace sentir incómodo.

—¿Qué pasa?

—No tengo café.

Himchan no puede evitar reírse hasta que Jiwon se le sume, porque Himchan lo sabe. A eso de la última semana de licencia por paternidad Himchan se dio cuenta que Yongguk se tomaba su copa de café con la nariz arrugada y nunca hasta dejar el vaso vacío. Después de eso comenzó a traer chocolate caliente, té de frutas rojas e incluso malteadas.

—No seas idiota Yongguk, ya haces bastante con tenerme en tu casa.

 Es imposible no notar lo frustrado que Yongguk se siente de todos modos, Himchan no sabe qué más hacer para asegurarle al dueño de casa que enserio, está bien, no va a morir por unos días sin café, sin embargo Yongguk sigue insistiendo en que comprará un tarro de vuelta a casa.

—¿Himchan-ah va a volver?

—¿Quieres que me vaya?

Jiwon niega de inmediato. Himchan no sabía que un niño de tres años podía sonreír de forma tan intrigante.

Les queda media hora para llegar al trabajo, Yongguk apura a Jiwon con los zapatos, pero el pequeño todavía tiene problemas para atarlos, así que Himchan lo sienta en el piso y se arrodilla en frente para hacer la rosa perfecta en uno de sus zapatos. Jiwon da las gracias con una reverencia y Yongguk se ríe porque después está corriendo hasta el ascensor con un zapato abrochado y el otro pie en calcetines. Himchan toma el zapato olvidado del niño y le termina de arreglar mientras el ascensor sube.

—Tu maletín —Dice Yongguk cuando llega al lado de ambos.

—Oh claro.

Es extraño hacer la misma rutina de la tarde en la mañana, Himchan no entiende porqué, pero es simplemente extraño ir desde el departamento hasta la guardería, quizás es porque Jiwon no se quiere ir y Yongguk le tiene que abrazar por un minuto completo preguntando si alguna vez le ha olvidado y prometiéndole que estará ahí a la hora de siempre. La mujer que cuida a los niños toma a Jiwon en brazos y le dice algo a Yongguk que Himchan no alcanza a escuchar.

—¿Lo dejas por la mañana?

—Cuando mamá no puede cuidarlo, justo nos encontraste en uno de esos días. De hecho Hyosung, la chica que estaba hablando conmigo, es algo así como mi prima, así que permite que Jiwon haga doble jornada si no tengo con quien dejarlo.

—Oh.

Es extraño inmiscuirse más en la vida de su vecino y colega, es extraño que Yongguk le deje subir primero y que se siente a su lado apuntando algunas cosas por la ventana, es extraño encontrar divertidas sus bromas y les miran extraño cuando llegan juntos.

Himchan está llegado a la conclusión de que en realidad es amigo de Yongguk, que probablemente lo han sido desde hace algún tiempo. Es un descubrimiento que le persigue todo el día, incluso mientras almuerza con Joonmyun y Jieun. De su grupo de cinco son los únicos tres que decidieron salir a colación a las tres y aunque Joonmyun está hablando de algo que tiene a Jieun pendiente y debería a él causarle lo mismo, Himchan sigue pensando en porqué nunca se le ocurrió salir con Yongguk antes.

Cuando vuelve de colación Yongguk está saliendo con su propio grupo de cercanos, tiene una bolsa de plástico en una mano y Himchan realmente se sorprende cuando siente una voz profunda llamarle por su nombre completo y levantar la bolsa translúcida: un tarro de café.

El problema es que Himchan está sonriendo pero no tiene a nadie a quién decirle hasta que Yongguk vuelve a su cubículo una hora después.

—¡Yah! Te dije que no era necesario.

—Oye, Kim. No te he dado tanta confianza.

Himchan simplemente toma uno de sus destacadores y lo tira a través del pasillo.

A eso de las siete y un poco más Himchan ordena su escritorio, cierra las pestañas abiertas en Excel y cruza el pasillo hasta apoyarse en la pared que separa el cubículo de Yongguk con el de Taewoon.

—¿Listo?

Yongguk hace lo mismo que el ya ha terminado y se levanta.

—Listo.

Himchan está empezando a concluir que en realidad dejaron de bordear solo la cordialidad hace aproximadamente un año, de forma tan lenta que ninguno de los dos se dio cuenta. Así que esta vez ni siquiera preguntan por el día, ambos están cansados así que no hablan hasta subir al bus y aunque al principio es nuevo, incómodo incluso, cuando Yongguk empieza a mascullar una canción, el ambiente se destensa lo suficiente como para que, al bajar, Himchan le esté preguntando si pueden ver la novela de la tarde. Yongguk se ríe hasta que Hyosung le entrega a un Jiwon durmiente.

—Cuando está aquí todo el día se cansa en serio.

—Eso quiere decir que en estos meses lo has dejado más tiempo en la guardería, ¿cierto? Digo, ha habido más veces en que se va durmiendo y… sí.

—Digamos que mi mamá ya no está en las mismas condiciones, no quiero presionarla para que además cuide un niño que no es suyo.

Himchan se muerde la lengua para no sugerir que eso no es bueno, en realidad no está seguro, pero que Jiwon esté todo el día en la guardería no le parece lo mejor de la vida.

—¿Siguen sin pensar en buscar a alguien?

—Si busco a alguien solo para que cuide a Jiwon, ¿no sería mejor que contratara una niñera?

—Siempre estás tan enfocado en el trabajo, tal vez buscar a alguien debería ser más que solo para cuidar a Jiwon. Deberías pensar en tí tambien, Bang.

—Cuando tienes un hijo, pensar en ti lo incluye a él, quien llegue a mi vida tiene que quererlo a él también.

—Jiwon es, después de mi sobrina, el niño más bonito que conozco, no creo que nadie pueda no quererlo. En serio deberías pensar un poco más en tí.

Yongguk no responde con palabras, solo rueda los ojos y acomoda a su hijo en sus brazos. Himchan solo rueda los ojos de vuelta y le ayuda con la chaqueta que está a punto de escurrirse entre las manos.

-

Yongguk se ríe como si se fuera a ahogar, Himchan lo descubre el lunes de la segunda semana, cuando camino a la guardería una hormiga cabezona se cruza en su camino y por poco termina de cara contra el piso. Es una risa contagiosa que borra el ceño fruncido de Himchan mientras debe limpiarse las manos que sí cayeron contra la tierra. Yongguk no se cansa de recrear la cara que Himchan tuvo al momento de caer hasta que Jiwon corre desde las escaleras que se ven a través de las puertas de vidrio hasta los brazos de Himchan, su cara se pone seria de pronto, porque;

—Bang Jiwon, tu papá soy yo.

—Pero hoy quiero que me cargue Himchan.

—Himchan-hyung. —Es todo lo que dice el adulto antes de pasarle el maletín a Yongguk para tomar bien a Jiwon en sus brazos.

Es divertido para Jiwon que Himchan esté allí, porque puede volver a contar todas las historias que Yongguk ya está cansado de oír y Himchan es más expresivo.

—¿Sabes que tenemos los mismos ojos?

Himchan mira a Jiwon algo sorprendido por la pregunta, pero luego asiente. Es cierto, es una de las cosas que él mismo le dijo a Yongguk en algo así como la quinta visita después de nacido el bebé. Himchan recuerda a Yongguk reír despacio y quitarle de los brazos a su hijo, repitiendo una y otra vez que "claro que no, tú no tienes ojos, Jiwonie sí".

—Oh, lo que me faltaba, mi hijo se parece a Kim Himchan. Genial.

—No escuches a tu padre, es un honor que tengas mis ojos.

—Claro que sí.

Jiwon quiere seguir contando sobre su día en la guardería, pero está cansado y ni siquiera alcanza a llegar hasta el edificio antes de dejar caer la cabeza en el hombro de Himchan, en una mezcla de ronquidos y diálogos incompletos.

Yongguk, por su lado, se sigue quejando de la preferencia de su hijo;

—Claro que es fácil preferir al huésped, él no lo manda a la cama.

—Ya, ya, déjalo y acepta que soy lo mejor que te ha pasado en este mes.

Tal vez es algo inesperado que Yongguk no lo niegue, pero no importa. Ya llevan dos semanas viviendo juntos, los albañiles anunciaron que las reparaciones se debían alargar a cuatro semanas y mientras el resto de vecinos reclamaban en voz alta, Himchan solo miró a Yongguk para asegurarse que este estaba bien, apenas Yongguk asintió con la cabeza el menor de los dos firmó en el papel que confirmaba su asistencia y se retiraron.

—Quiero ver la película de los Minions.

Himchan termina de entrar y se quita los zapatos, se sienta en la entrada y le quita los suyos al niño también.

—¿Quieres ir al cine?

—No, eso es caro, quiero verla aquí en el comedor.

—Le preguntaré a papá, ¿vale?

El niño asiente y se frota los ojos antes de correr al baño, por su parte Himchan se levanta y gira el cuello. Yongguk está en la cocina preparando la cena, probablemente todavía con la ropa de trabajo puesta, Himchan sonríe ante lo predecible de su amigo (sí, ya llegó a la conclusión de que son amigos) y toma su pijama de una de las esquinas de la sala de estar que ya ha pasado a ser su habitación. Como Jiwon está en el baño, decide cambiarse en la habitación de Yongguk.

—Toc toc.

—Si tocas la puerta no es necesario que imites el sonido, ¿sabes?

—¿Puedo pasar?

—Sí, sí.

—La mesa ya está puesta… y no me ruedes los ojos, hoy te tocó cargar a Jiwon, yo puedo poner la mesa.

—Como sea. ¡Oye! —Este es el punto en donde Himchan debería irse de la habitación, dejar a Yongguk cambiarse de ropa en la intimidad de su cuarto, pero el jueves pasado se le quedó la toalla en el comedor y Yongguk se la llevó, ¿no es esto lo mismo? —, Jiwon dijo que quería ver la película de los monitos amarillos… esos, los de ‘Mi Villano Favorito’.

—¿Minions?

—Sí, sí, esos.

—¿Y?

—Ahmn —Yongguk se desabrocha la corbata antes de sacar su playera de debajo de la almohada —Que la podemos ver mientras cenamos, la puedo buscar en el portátil y tengo un cable HDMI, si quieres.

—Claro, hay que poner la mesa en el comedor entonces.

Definitivamente ahora Himchan debería salir, porque Yongguk se está desabotonando la camisa y es bastante incómodo estar en el mismo cuarto, pero no se está moviendo, solo está allí, mirando la figura de su colega, vecino, huésped y recién descubierto amigo, a quien parece no importarle que haya otra persona mientras se quita la camisa y la reemplaza con una playera desgastada.

—¿Te vas a quedar a ver como me quito los pantalones también, Kim?

 

Yongguk sigue riéndose cuando sale de la habitación en ropa de dormir. Himchan no lo mira y solo sigue intentando conectar el cable de la portátil al televisor para ver la bendita película de los minions.

—¿Y Jiwon?

—Lavándose las manos, puse la mesa en las bandejas.

Efectivamente, en la mesita de centro de la sala de estar hay dos bandejas, una con un solo plato: el de ositos para ser más exactos y la botella de jugo anti-derrames. La otra bandeja un poco más grande y con dos platos llenos de sopa y fideos junto a un par de copas con un poco de vino. Yongguk sonríe.

Himchan busca la película y ayuda a Jiwon a acomodarse en el sillón grande, porque el más pequeño insiste en que quiere sentarse junto a Yongguk, Himchan mira al mayor y se sorprende un poco cuando encuentra en su rostro leves rastros de resignación.

—Bueno, pero si quieres sentarte en el sillón con papá, no puedes derramar comida, ¿entendido?

—Sí, Himchan-hyung.

La película es mala, de plano, pésima. Himchan le modula a Yongguk un ‘mátame’ cuando recién el marcador va en la media hora y Yongguk se ríe hasta que Jiwon se voltea y le hace callar. Pasan diez minutos más, ya no queda comida en los platos así que Himchan se levanta para dejar la bandeja en la cocina y traer dos tazas de té y una de leche. Al volver Yongguk ha sentado a Jiwon en sus piernas para hacerle un espacio que el menor de los dos adultos no demora en tomar. El niño sigue pegado en la película, pero los dos mayores comienzan a hablar en susurro de otras cosas, nada concreto, solo recuerdos de las películas que veían cuando eran ellos los niños, Himchan confiesa que sigue viendo películas animadas, solo que esta en serio es mala.

—¡Wow! La mejor película de mi vida.

Son las once de la noche y la película terminó, Jiwon la quiere ver de nuevo, pero no, no no, dice Yongguk mientras lo carga en el hombro como un saco de papas hasta llevarlo a su cuarto. Himchan aprovecha de levantar las tazas vacías y lavar la losa mientras Yongguk acuesta a su hijo.

—¡Bah! La peor película de mi vida.

Himchan se ríe cuando escucha a Yongguk quejarse, cuando voltea piensa que estará sentado en la mesa de la cocina, o tal vez en el marco de la puerta, pero nada, nada, le prepara para ver a Yongguk con un hombro contra el refrigerador a menos de tres metros de distancia, porque no hay que ser chica para encontrar esa pose malditamente atractiva y Himchan cree que ahora entiende porque a su hermana le gustan todos esos personajes de películas occidentales con músculos en playeras sin mangas que se apoyan contra un casillero y sonríen.

—Ah… Digo, sí, sí.

La risa de Yongguk cubre la cocina, Himchan no se atreve a mirar, concentra su atención exclusivamente en los platos y cuando se le acaban se siente frustrado, pero agita la cabeza levemente y se voltea, solo que ya no hay nadie y de pronto eso se le hace insatisfactorio.

Al llegar al comedor si hay alguien, Yongguk está arreglandole las frazadas y de pronto solo hay satisfacción.

—Sabes que si un día estás muy cansado o qué-sé-yo puedes acostarte conmigo, mi cama es grande.

—Gracias.

—No, pero en serio, si no quieres dormir en mi cama me puedo llevar a Jiwonie a la mía, su cama no es tan grande, pero creo que es mejor que estas frazadas.

Las ganas de decir “claro, ahora, hoy, ya, yo puedo dormir en tu cama” atrapan a Himchan por sorpresa.

—No, no, descuida. No dejaría que sacaras a Jiwon de su cama solo por eso.

Yongguk termina de arreglar la almohada, pero antes de irse Himchan jura que le escucha decir algo.

—Entonces siempre está la primera opción.

Pero no está seguro.

-

Es viernes de la segunda semana y Jiwon está algo extraño.

—¿Qué pasa?

El niño sigue en silencio, no ha querido tomar la mano de Himchan en la tarde anterior ni comer cuando Yongguk se sentó para darle la sopa en la mañana, ni siquiera con ruidos de avión. Yongguk parece realmente paciente, pero Himchan ya le conoce lo suficiente para saber que se está conteniendo nada más. Él mismo no ha querido intervenir, porque después de todo es solo un invitado a la vida de un padre de familia, sin embargo están a cinco minutos de estar atrasados y es obvio que esos son los cinco minutos por los que Yongguk seguirá fingiendo paciencia, así que Himchan le golpea el hombro a Yongguk que está arrodillado junto a la silla de Jiwon y le dice que se vaya a poner ropa de trabajo.

Una vez solos, Himchan mueve una de las sillas desocupadas y la pone al lado de la de Jiwon, lo mira, pero no dice nada, cruza los brazos y le sigue mirando, Jiwon se comienza a frustrar y deja de sostenerle la mirada.

—Si prometo no decirle nada a Yongguk, ¿puedo saber qué le pasa a este niño regodión?

—Ya no te quiero aquí.

Y vaya. Dolió.

—¿Quieres que me vaya? —Inquiere Himchan aguantándose las ganas de tocarse el corazón.

—S… sí.

—Pues entonces me voy, hoy cuando llegues del jardín ya no voy a estar. ¿Mejor?

Jiwon asiente, pero está rojo hasta el cuello. Himchan no sabe realmente qué está pasando, pero se tiene que ir, ni siquiera sabe dónde, pero las palabras se escaparon de su boca antes de que su cerebro las procesara y es totalmente ilógico que su corazón duela porque un niño de tres años no lo quiere más en su casa, pero duele.

Cuando Yongguk toca para entrar, Himchan le informa que todo está solucionado.

—¿Cierto? —Y cuesta incluso fingir una sonrisa, pero Himchan lo hace para que Jiwon no crea que está mal, sin embargo el niño levanta la mirada y tras su flequillo oscuro están empezando a caer lágrimas gordas, de esas que solo tienen los niños culpables —¿Jiwon? Hey, Jiwonie, no llores, pensé que ya lo habíamos solucionado.

—¡NO!

Es puro instinto cuando Himchan se levanta de la silla, está más cerca que Yongguk así que es más rápido al llegar al más pequeño. Jiwon está llorando con tanta fuerza que parece se va a ahogar y de todos modos Himchan se siente contento cuando es el mismo infante el que extiende los brazos para que le pueda abrazar.

—Mentira, no quiero que te vayas, no te vayas, no te vayas, no te vayas….

Jiwon lo repite mientras entierra la cabeza en el pecho de Himchan y Yongguk está solo levemente confundido.

—¿Te ibas a ir?

—Después te explico.

Jiwon no deja que Himchan se le despegue, así que Yongguk le debe llevar el bolso y la chaqueta, el niño va todavía pegado a Himchan y cuando le dejan en la guardería (hoy la madre de Yongguk lo pasará a recoger después de almuerzo) no se separa hasta que el adulto le acaricia el cabello para que se calme.

—¿Quieres que esté en casa por la tarde?

—Sí —Responde el pequeño entre hipos y suspiros.

—Entonces, si me dejas ir ahora, nos veremos en casa, si llego tarde salgo tarde, ¿ves?

Jiwon lo suelta, pero sigue llorando, así que la partida se retrasa unos minutos.

Yongguk mira todo de lejos y solo sonríe cuando Jiwon se da vuelta para despedirse de él también.

—Entonces, te ibas a ir.

Con Jiwon entrando a la guardería de mano de Hyosung Himchan había olvidado que Yongguk estaba también allí.

—No, no, no tengo donde irme, ¿recuerdas?

—¿Entonces Jiwon estaba llorando porque…

Himchan no habla hasta que están dentro del bus y de todos modos no es suficiente.

—Almuerza conmigo y te explico bien.

Yongguk traga y mira hacia otro lado antes de asentir. Deben bajar rápidamente para marcar la llegada así que no es hasta que Himchan se sienta en su escritorio y espera a que su computador abra el sistema operativo que la propuesta se esclarece en su cabeza; le acaba de pedir a Yongguk que almuercen juntos, algo que todos los amigos hacen, ¿por qué se siente tan nervioso entonces?

Yongguk sale a almorzar  las 3:30PM.

—¿Vamos?

Himchan apaga la pantalla del computador y toma su billetera, no percibe la pequeña sonrisa de Yongguk hasta que ya están en la salida y Himchan no sabe si Yongguk hoy quiere comer en el casino de la empresa o en el centro comercial de tres cuadras más al este. El menor de los dos se voltea y casi se aturde por todos los dientes y encías de Yongguk, pero decide ignorarlo.

—¿Dónde quieres comer?

—Tú dime, hoy te invito, es un intento de convencerte por si te quieres ir.

Himchan rueda los ojos y agrega que no se va, pero que bueno, que quiere comer en la tienda de comida tradicional que está en el tercer piso del centro comercial.

—¿Ahora sí me vas a explicar? —Pregunta Yongguk al llegar a la mesa después de hacer la orden ya dentro del restauran.

—Bueno, sí, sí, no es tan grave. Mira, lo que pasa es que en la mañana Jiwon estaba llorando, ¿cierto? Bueno, cuando le hablé le dije que no te diría nada, así que me podía decir que pasaba… no sé qué le pasa en realidad, pero me dijo que quería que me fuera… pensé irme donde mi hermana de hecho, por eso cuando entraste a la cocina pensé que todo estaba resuelto, pero después se puso a llorar y me pidió que me quedara, eso. Niños de hoy, ¿no?

Para cuando Himchan termina de contar los acontecimientos de la mañana una señorita está poniendo los platos calientes en la mesa y acomodando los servicios. Himchan le sonríe y murmura gracias, Yongguk hace lo mismo, ella baja la cabeza en un silencioso ‘de nada’, Himchan prefiere esperar a que ella se retire para seguir hablando, pero Yongguk está un poco más apurado y extiende el brazo a través de la mesa hasta poder tocar su mano y llamarle la atención.

—No lo entiendo, de verdad que no —La chica está ahora en busca de las bebidas y Himchan debería retirar su mano de debajo de la de Yongguk, pero no lo hace ni siquiera cuando ella regresa por el instante preciso —Himchan, en serio, o sea… Jiwon me ha estado diciendo que eres su tercera persona favorita en el departamento desde que sabe hablar, me ha pedido que no te vayas incluso… lo siento… yo… en serio no lo entiendo, pero es un niño…

—Hey.

Himchan no dice nada más, pero da vuelta la mano hasta que su palma está contra la de Yongguk y ahí le aprieta. Yongguk entiende, porque suspira y deja de tensar los brazos.

—Sé que esto es extraño, pero en serio me gusta que estés en la casa y… sí, es estúpido, no lo sé, digo, es bueno ser más que dos, a veces, y… sí, es solo que no quiero que te vayas porque Jiwonie tuvo una pataleta.

—Tranquilo, en serio —Himchan quita su mano, pero es solo porque la sopa se puede enfriar y no puede cortar los trozos de carne con una sola mano —Más que irme, quiero saber porque Jiwon está raro.

Una hora se hace corta y solo se levantan cuando Joonmyun llama a Himchan porque su hora de almuerzo se acabó y él no puede salir hasta que Himchan llegue a cubrirlo. La hora se hace corta porque tienen tanto que decir y lo hacen despacio, como si tuvieran todo el tiempo del mundo, Himchan se está comenzando a preguntar si realmente no lo tienen. Yongguk habla de varias cosas, de Jiwon sobre todo, pero también de cosas que no se pueden tocar, de creencias, de partidos políticos, de cambios, de la sensación que le produce tomar los refrescos del parque de Incheon porque le recuerdan a su infancia y Himchan todavía no puede creer que tenga un gemelo. Himchan, por otro lado se sorprende a sí mismo por su propia capacidad de escuchar, toda su vida ha sido de los que hablan por los codos, pero Yongguk es lo suficientemente interesante como para callar un rato.

—Hoy podríamos salir, con Jiwon, mañana es sábado después de todo, tal vez eso le haga bien.

—Claro.

-

La madre de Yongguk está cocinando con Jiwon completando las tablas de multiplicar sentado en la mesa de la cocina cuando ambos llegan del trabajo. A veces uno se da cuenta de las cosas cuando estas te golpean la cara, esta es una de esas cosas. Himchan llega y deja su maleta en la entrada, cuelga su chaqueta junto a la de Yongguk y ya no guarda los zapatos en el cajón; los deja al lado de los de Jiwon.

Himchan se da cuenta que está considerando más de lo recomendable esa casa como su casa.

Se da cuenta porque la madre de Yongguk lo mira y le saluda, le pregunta sobre su día y finalmente le pide disculpas por entrometerse en su cocina.

—No, no, no, es la cocina de Yongguk, yo estoy…

—No me digas eso, apuesto que sabes más de las cosas de este lugar que yo, descuida. Pero bueno, qué era lo que me decías del trabajo.

—Ah, sí…

Jiwon deja de hacer las tareas en algún momento del resumen de Himchan del día y comienza a poner la mesa, la madre de Yongguk apaga el horno y se excusa para volver a su casa tan pronto Yongguk sale de su habitación con ropa un poco más holgada. Himchan insiste en que se quede, sintiendo que si alguien debería irse es él, pero ella solo persiste en que su esposo la espera en casa. Yongguk ni siquiera intenta ayudar a Himchan con su propuesta de una cena familiar y solo va a dejar a su madre hasta la puerta donde le da un abrazo que dura al menos medio minuto.

—Debiste haber insistido en que se quedara, después de todo ella hizo la comida.

—No se hubiera quedado, pero, ¡Jiwonie!, adivina… papá y Himchan quieren ir a la feria esta noche, ¿quieres acompañarnos?

Yongguk está casi preparado para escucharle decir que no y verle correr a encerrarse a su pieza, lidiar con la misma escena de la mañana, pero Jiwon parece haber olvidado lo que le tenía molesto y solo abre los ojos tanto como puede y asiente. Hace el ademán de levantarse, pero Yongguk le dice que primero la comida.

Al salir por la puerta Jiwon solo va tomado de la mano de su padre, al volver, en cambio, va colgando entre Himchan y Yongguk que le ayudan a columpiarse entre ellos.

—¿Puedo dormir con ustedes?

Himchan se ríe mientras levanta a Jiwon en brazos para que Yongguk busque las llaves y abra la puerta. Debería ya sacar una copias, piensa por un instante, aunque después recuerda que eso sería demasiado privado, demasiado definitivo.

—Pero nosotros dormimos separados.

—Pero, papááá, ¿no podemos dormir hoy todos juntos?

—Podemos estar en mi cuarto hasta que te dé sueño si Himchan quiere.

Y Jiwon no se tarda más de dos segundos en mirar a los ojos a Himchan y está haciendo eso donde frunce el ceño y levanta las cejas y sus ojos se abren levemente y…

—Claro que sí podemos.

Jiwon no es el primero que se duerme, es Yongguk, que apenas puede mantener los ojos abiertos y Himchan se pregunta cuán casando estaba; por lo general la luz de Yongguk es la última en apagarse, Himchan ni siquiera sabe la hora en que el mayor de la casa la apaga, porque para entonces probablemente él ya esté en el séptimo sueño o más a allá.

—No, no —Susurra Himchan tomando la mano que Jiwon iba a usar para sacudir a su padre —Hay que dejar que duerma, está cansado, ¿tú no?

—No.

—Ah no, bien… entonces, ven aquí.

Himchan busca el control y apaga el televisor, se mueve despacio para no hacer mucho ruido y acomoda a Jiwon al otro lado de su cuerpo, el niño lo mira y no le deja taparlo, pero se acerca a él para acurrucarse en su pecho. Himchan se acomoda hasta darle la espalda a Yongguk y comienza:

—Entonces ¿ya no estás molesto porque yo esté aquí? —Jiwon mueve la cabeza de un lado para otro, pero deja de mirar a Himchan —¿Dejaste de estar molesto porque te llevamos al parque? —Jiwon niega otra vez —, entonces es porque sí te agrado —El niño asiente, Himchan quiere seguir sacando información, pero es claro que Jiwon no quiere hablar mucho, por ahora— ¿Estás celoso porque paso más tiempo con papá? —Jiwon mueve los ojos y susurra un corto ‘ya no’ —Ah, o sea que estabas celoso.

—Ya no, y no estaba celoso, pero pensé que si papá tenía otro mejor amigo entonces me dejaría en la guardería, pero no, porque tú te preocupas de irme a buscar también, así que está bien.

—Entonces, ¿estabas enojado por eso? Porque debes saber que Yongguk-ah es tu padre antes que mi amigo y jamás, jamás, jamás te dejaría en la guardería.

—Lo sé, no estaba enojado por eso.

—¿Me quieres decir porqué? Será un súper-súper-dúper-secreto.

—Lo que pasa… —Jiwon se aprieta más contra el pecho de Himchan hasta que su voz no se escucha clara. El adulto le tiene que pinchar los costados para que repita lo que había dicho; —estaba enojado porque no puedes ser mi mamá.

El corazón de Himchan se encoge  de súbito y la única forma de volverlo a la normalidad es pellizcando las mejillas de Jiwon para que vuelva a sonreír.

—¿Cómo es eso?

—Porque tú me conoces desde siempre y eso hace una mamá y yo sería la envidia de todos porque tengo una mamá-papá que me podría enseñar muchas, muchas cosas más que una mamá a secas, pero Chan dice que no se puede tener una mamá-papá, o tienes una mamá o un papá, pero yo quiero una mamá-papá… y…

—Shh, shh.

Jiwon está llorando de nuevo y su voz se ha comenzado a elevar, así que Himchan le abraza de nuevo.

—Yo quería que tú fueras mi mamá-papá, pero no puedes y eso es no justo.

Himchan cambia el tema al final, porque nos sabe cómo responder y, tal vez, en un ochenta porciento al menos, a él también le gustaría ser la mamá-papá de Jiwon, no importa lo que ese niño-Chan diga. Jiwon se duerme a eso de las dos de la mañana y Himchan se pregunta cómo es que él mismo tiene fuerzas para cargarlo hasta su cuarto cuando sus propios ojos se le cierran. Es por puro sueño que ni siquiera intenta armar su cama, se devuelve a la de Yongguk.

El sábado de la segunda semana Yongguk amanece con una mano tibia sobre su estómago. Algo en su leve estado de conciencia le dice que es Himchan y algo en su inconsciente le hace acomodarse hasta que no es solo la mano lo que está sobre su estómago sino todo el brazo de Himchan y este está pegado ahora a su espalda y casi acurrucándose contra Yongguk. El mayor de los dos vuelve a dormir tan pronto Himchan farfulla algo medio dormido y entrelaza sus dedos con los de Yongguk.

Jiwon los despierta finalmente a eso de las diez, porque tiene hambre. Yongguk se levanta cuando Himchan no está todavía totalmente despierto, así que cuando Jiwon se mete a la cama con él para seguir descansando mientras Yongguk hace el desayuno su pregunta lo toma desprevenido:
—¿Decidiste ser mi papá de todas formas, cierto?

—¿Ah?

—Los papás duermen juntos, eso dice Chan.

Himchan cree que el lunes irá a hablar directamente con ese niño-Chan, pero por ahora se destapa porque hace calor y un buzo de polar no es tan buena idea.

Yongguk los encuentra acurrucados, ambos dormidos de nuevo y aunque le duele el corazón despertarlos, están en su cama.

—Yah, Jiwonie, Himchan, despierten dormilones.

Jiwon abre los ojos primero, apenas y los cierra porque Yongguk corre las cortinas y la luz le ciega, Himchan solo voltea la cabeza.

—Deberías darle un beso, así se despierta a las princesas y Himchan-ah es tú princesa ahora.

—¿Quién te dijo eso? —Inquiere Yongguk con una sonrisa nerviosa mientras vuelve a mover a Himchan que esta vez si comienza a abrir los ojos —; Hora del desayuno.

—Me lo dijo Chan.

Yongguk ni siquiera pregunta quién es Chan, tiene mucha hambre.

-

Es el ombligo de la cuarta semana y Himchan acaba de avisar a Yongguk que hoy irá a cenar con unos amigos de la universidad, así que llegará tarde a casa. Yongguk solo frunce los labios y suspira diciendo que bueno, que cuando Jiwon le pregunte donde está Himchan él solo dirá la verdad; que nos ha cambiado por sus amigos. Himchan se ríe tan fuerte que Taewoon, el que trabaja al lado de Yongguk, se levanta para mirarlo con cara de pocos amigos.

—Dile que llegaré más tarde nada más, que mañana lo sacaré de la cama.

Son casi las cinco y los miércoles Yongguk sale más temprano, así que no alargan el diálogo. Yongguk solo asiente y le pide que no le despierte al meterse en la cama. Antes de irse le aprieta el hombro y se despide con la mano. Himchan no deja de mirar por el pasillo hasta que el otro ha doblado en una de las esquinas y se recuerda no beber demasiado, después de todo dormirá con Yongguk. No dormir-dormir, solo dormir, desde hace dos semanas Himchan está durmiendo en la habitación del dueño de casa, es un acuerdo tácito que ninguno se atreve a vocalizar, Yongguk todavía no quita del comedor las frazadas de la cama improvisada de Himchan, pero ambos saben que ya no son necesarias.

No es hasta la noche, cuando Himchan llega a al puerta del 507 que se da cuenta: no le preguntó a Yongguk si dejaría las llaves bajo la alfombra. Es algo ridículo a estas alturas, pero le apena tocar la puerta, más si es pasada la media noche, más si está levemente ebrio. No ebrio entero. Nop. Nou, nou. Ha. No le queda otra que sacar el móvil y marcar el número que Yongguk le dió hace ya bastante.

—¿Himchan?

—Estoy afuera… sin llaves.

En no más de un minuto Yongguk está abriendo la puerta, como Himchan no se mueve para entrar, le toma del brazo y lo hace pasar.

—Kim, estás congelado, ¿te viniste caminando?

—No… me quedé pensando cómo entrar por un rato, al parecer.

Yongguk sonríe y exhala un corto ‘idiota’ que hace a los labios de Himchan abultarse, aunque de todas formas se deja quitar el abrigo y los zapatos por el mayor, incluso permite que este lo cargue al hombro hasta el cuarto. Himchan cae en la cama entre risillas y un recién iniciado hipo.

—¿Esperas que te quite la ropa también?

—Por favor.

Si Himchan estuviera sobrio tal vez hubiese captado el irónico ‘Genial’ que se escapa de los labios de Yongguk.

—Venga —Dice Yongguk sentando al otro en la cama para quitarle la chaqueta y la camisa, no se atreve a quitarle la musculosa que es lo único que le queda sobre la mitad superior del cuerpo, en cambio busca debajo de la almohada el short de pijama que usa Himchan ahora que hace mucho calor. Las manos le tiemblan levemente mientras le desabotona los pantalones al menor, esto está malditamente mal. Sin embargo lo logra y Himchan se está metiendo bajo las sábanas. Yongguk respira una bocanada de aire y se comienza a acostar también —Yah, Kim, déjame un espacio.

Himchan se pega a la pared, se siente ajeno, la pared es el lado de Yongguk, pero está muy mareado ahora.

—Buenas noches Bang Yongguk.

—Buenas noches Kim Himchan.

Ambos deberían dormir, pero algo no se siente bien, está pasando últimamente, que aunque estén cerca se siente incompleto y tal vez un Himchan borracho es lo que falta para arreglarlo, porque el de dientes de conejo se gira hasta quedar frente a frente con Yongguk y ahí se acurruca contra él. Yongguk no sabe muy bien si esto es correcto, pero así se siente cuando le pasa un brazo por la cadera para tenerlo más cerca.

—Buenas noches Bang Yongguk.

—Ya dijiste eso —Responde Yongguk con una risa contenida.

—Pero lo quería decir de nuevo.

—Buenas noches Km Himchan, mañana hay que levantarse temprano.

—Cierto, cierto, cierto —Himchan repite, Yongguk, que tiene los ojos cerrados, no se da cuenta que por cada palabra Himchan mueve un poco más la cabeza para irla acercando a la suya. El último cierto es con el aliento a soju pegándole contra los labio. Yongguk entreabre los ojos, para encontrar los de Himchan cerrados, como si se hubiese dormido, pero no, porque queda un ‘cierto’ silencioso que Yongguk solo descubre porque es modulado con los labios de Himchan sobre los suyos.

Son ásperos y fugaces, los labios de Himchan, están partidos y debe ser por el alcohol porque el menor siempre va con un tubito que Yongguk no entiende pero le mantiene los labios hidratados. Aparte de eso Yongguk no puede hacerse la idea de nada más, es muy corto y aunque muere por probar bien ese sabor, decide que Himchan borracho no es la ocasión ideal, así que sonríe simplemente y deja que Himchan se aleje un poco para que ambos duerman.

Es jueves y van tarde, no hay tiempo de culpa ni recuerdos, ni nada, ni siquiera de despertar a Jiwoon que será cuidado por la señora Bang en la mañana, ambos salen lo más silenciosos que pueden hasta que el estómago de Himchan gruñe y solo puede reprimirse mentalmente por acostumbrarse tan rápido a los desayuno a la Yongguk.

—Compraremos algo en el camino, ¿bueno?

Himchan presiona el uno en el ascensor y solo deja caer su cabeza en el hombro de Yongguk.

—¿No te has preguntado desde cuándo somos amigos?

Las puertas se abren y Yongguk no alcanza a responder. No responde en el camino, porque no sabe la respuesta y tal vez se le crea un peso en el estómago. Van comentando otras cosas, pero ninguno habla de anoche, al llegar al trabajo Himchan recuerda que debe ir a dejarle algo a Joonmyun en el primer piso, cuando entra a su oficina hay un paquete de galletas, de los que da la máquina expendedora en el pasillo junto a una hoja de agenda con un muy bien escrito; “no sé, no tengo muchos amigos, la verdad, y tú preguntando por Jiwon todas las tardes o ayudándole con las tareas, llevándome café en las tardes y haciéndome reír en la oficina a veces, ofreciéndole a mamá pasar a tu departamento con Jiwonie mientras yo tomaba horas extras en el trabajo. Ahora viviendo conmigo, tal vez hemos sido amigos desde que me paré en tu puerta con ojeras y las rodillas temblando para que me ayudaras a conseguir una licencia”. Himchan no se da cuenta que ha abierto la boca levemente a cada palabra, lo nota cuando sonríe al final, él no recuerda el encuentro del final así, eso le da gracia, la importancia perspectiva. Dobla la hoja con cuidado, sin dejar de leer el pequeño postdata; “y come galletitas, que tu estómago gruñe como un oso”.
Abre el paquete y se devora un par de galletas antes cruzar el pasillo que le separa de Yongguk.

—¿Almuerza conmigo?

Yongguk levanta la vista de unas carpetas que se desparraman en su mesa y sonríe amplio, hasta que los ojos le desaparecen un poco.

—¿Ahora?

—Claro que no, idiota, ¿cuatro? Tengo que cuadrar unos sueldos, así que saldré un poco más tarde.

—Cuatro entonces —Himchan se está volteando para volver a su mini-oficina cuando Yongguk lo llama de nuevo —¡Ah, Kim! antes, ven.

Himchan lo mira con toda la cara de esperar algo y a Yongguk se le va todo el coraje.

—Nada, nada.

Esta vez almuerzan en una pequeña tienda que está a cinco minutos de la oficina, hay algo de tensión en el ambiente y, por mucho que Himchan lo desease así, no es solo ual. Recién van diez minutos desde que les sirvieron el almuerzo, pero a Yongguk las ganas de preguntar se le están rebalsando del estómago. subiendo por la garganta y acabando en sus labios.

—¿No vamos a hablar de anoche? —Su voz pretende ser graciosa, pero es demasiado profunda y la pregunta suena malditamente seria.

—Anoche… Oh, anoche.

—Sí…

 Himchan se ríe, porque no sabe qué otro cosa hacer y los dos comen. Han pasado casi veinte minutos más, media hora para volver y Yongguk no puede más.

—Está bien si lo olvidamos, en serio.

—¿Está bien?

—Claro, no te quiero incomodar, estabas ebrio, ya sabes, dicen que borracho no cuenta.

—¿Quiénes dicen? —Pregunta Himchan frunciendo el ceño y moviendo sus palillos con un poco más de fuerza de lo necesario.

—No te enojes, Kim. Lo digo para no incomodarte, ¿ves?

—¿A tí no te incomoda?

—Soy gay —Susurra Yongguk, pero tiene esa cara de travesuras que Jiwon pone cada vez que va a la cocina y saca una galleta, Himchan cree que es tierna. La de Jiwon. La de Yongguk también.

—¿Y yo no?

—Ja, esa pregunta no es mía.

—Es que no me lo he preguntado nunca.

—Sí, lo sé, causo ese efecto en las personas.

Himchan se ríe y arruga una servilleta amenazando con tirarla en la cara del otro, pero no lo hace. Hablan de otras cosas, hasta que deben volver y ahí siguen conversando, solo que no de la noche anterior.

Es levemente más natural que esta vez sea Yongguk el que apoye la cabeza en el hombro de Himchan mientras van en el bus hasta la guardería de Jiwon. Himchan apoya sus propia cabeza sobre la de Yongguk, ninguno se mueve hasta la parada. Jiwon los está esperando con otro grupo de infantes y cuando está lo suficientemente cerca, Himchan se da cuenta que tiene la mano tomada de una de las niñas.

—¡Bang Jiwon!

Yongguk se ríe cuando escucha el grito de Himchan, Jiwon sale corriendo en su dirección, sus piernas son pequeñas y ambos adultos temen que caiga, pero llega hasta los brazos de Himchan.

—A ver —Comienza Yongguk mientras besa en la mejilla a su hijo —¿Le dirán a papá quien es la afortunada?

—¿Afortunada?

—La niña que estaba contigo.

Jiwon sonríe y se pone rojo hasta las orejas, se ríe después despacio y se acerca al oído de Himchan. Ya están en la parada cuando Jiwon deja de secretear y Yongguk no entiende qué está pasando.

—¿Y a mí no me dices?

—Nop, porque me dijiste que le dijera a papá y Himchan es mi papá desde el sábado, tú eres mi papá-papá y me vas a regañar.

Himchan cree que suda frío.

Yongguk se atora y Jiwon simplemente se abraza al cuello de Himchan, acomodándose hasta poder descansar el rostro sobre el hombro de su recién denominado papá.

Jiwon corre al baño tan pronto lo dejan en el piso, con zapatos y todo lo demás, Yongguk por lo general le hubiese regañado, pero ahora está demasiado preocupado en decirle a Himchan que:
—Sobre Jiwon, lo siento, los niños son así…

—Tranquilo, es parte mi culpa, yo le dije que sería su papá cuando él quisiera.

Yongguk asiente, pero no se mueve, Himchan tampoco, y es obvio que el mayor de los dos no está tranquilo. Himchan casi piensa que la única forma de tranquilizarlo es besarlo. Eso o es que no se acuerda de anoche y le gustaría, no-sé, tal vez, saber cómo es besar a Yongguk.

—Cena, cena. Hay que hacer la cena.

Himchan se queda en la entrada hasta que Jiwon sale del baño, porque alguien tiene que ayudarle a hacer los deberes y Yongguk ya debe estar con las manos en la masa (o el arroz o lo que sea que haya para la cena).

 

Mañana es viernes, en tres horas más o menos, ya son las once y aunque el invitado estuvo  minutos de ocupar las frazadas del comedor, Yongguk lo miró con ojos de; ‘¿lo arruiné cierto?’ y eso es todo lo que toma para que Himchan deje las cosas en su lugar y se encierre en el baño para ponerse pijama y entrar al cuarto de Yongguk.

Hoy hay un especial de La Guerra Civil Española y Himchan sonríe cuando ve a Yongguk digitar el número del canal History Channel.

—Espero no te moleste.

—Claro que no.

Y de hecho no le molesta cuando casi a las una de la madrugada se queda dormido de todas formas, con el ruido y la luminosidad de la televisión todavía allí, su rostro hacia el cuerpo de Yongguk que todavía está sentado contra el respaldo de la cama; su mano sobre la de Yongguk.

Antes de dormir Yongguk devuelve el gesto al entrelazar sus dedos con los de Himchan.

-

Es viernes, Himchan tiene a Jiwon en sus brazos, va pegado a uno de los costados de Yongguk a pesar de que el ascensor tiene suficiente espacio para al menos cuatro personas más. Los tres van hablando de las películas que podrían ver hoy, así que no se dan cuenta de que hay un cartel en una de las paredes del ascensor hasta que el conserje le pregunta a Himchan si no está contento de haberlo leído.

—¿Leído?, ¿qué cosa?

—El anuncio, mañana van a estar listos los departamentos, va a poder volver a su departamento.

El conserje es el único que sonríe contento. Jiwon mira a los adultos confundidos y ninguno está preparado para decir que sí;

—¿Se acabó la pijamada con Himchan?

Así que Himchan se ríe y Yongguk niega con la cabeza despacio, se despiden y siguen caminando, no hablan de nada, solo escuchan a Jiwon comentar uno de los programas infantiles de la mañana. El viaje en bus es algo silencioso, pero ambos se entretienen mirando por la ventana o cantando en susurros las canciones de la radio del chofer, ni siquiera es incómodo. Es algo nuevo, es como un cascarón vacío por dentro, Himchan cree que el ambiente es gris, pero también sabe que es una comparación estúpida, así que no hace nada por pintar de otros colores el viaje.

Himchan camina en zancadas hasta el cubículo de Joonmyun en el primer piso, le dice a Yongguk que siga nada más y tan pronto el mayor de ellos desaparece tras las puertas del ascensor, Himchan suspira y se cubre el rostro con las manos.

—Chan, oye, Himchan, ¿qué pasa?

—Me gusta Yongguk.

—Oh.

—No, eso no es lo peor, lo peor es que no me gusta como esas chicas que invitaba al departamento en la universidad o a las que llevaba a citas que terminaban en el carro hace años, quizás me estoy poniendo senil, soy un viejo que quiere sentar cabeza y Yongguk es malditamente perfecto y no sé cómo no me había dado cuenta, y ¡oh por dios, Joonmyun!, es la primera vez que lo digo en voz alta… voy a hiperventilar.

Joonmyun se levanta de su asiento y obliga a Himchan a sentarse allí, va hasta la entrada de su cubículo y pone una cinta de ‘cerrado’ antes de volver al lado de su amigo.

—¿Entonces eres gay?

—¡Joonmyun! Eso no importa.

—¿Cómo que no? A ver, vas a respirar, porque no voy a perder horas de comisión por tu pequeño encuentro contigo mismo si no empezamos a solucionar cosas. Ahora, si no te molesta explicarte, soy todo oídos.

—Buen, si, bien, sabes que mi departamento está en reparación y que me estoy quedando con Bang por mientras, el punto es que somos vecinos hace tiempo, por eso a veces nos vamos juntos y… sí, bueno, tú sabes que tiene un hijo. Sí, el que vino para la fiesta del año pasado, el punto es que los dos son una familia pequeñita y yo no sabía que extrañaba tanto tener una familia hasta que empecé a vivir con ellos, Jiwon-ssi dice que soy su papá ahora, recién llevamos un mes y ya conozco la vida de Yongguk y lo que le gusta y lo que no, y que cuando se enoja su voz es más grave y cierra los ojos para intentar respirar. No sé, hoy me dijeron que mañana puedo volver a mi departamento, hay una reunión o algo en la mañana y después cada residente puede volver a su departamento y no sé… ¿no quiero?

—¿Te ha dado señales? Ya sabes, de que le gustas de vuelta y… sí.

—Sí

Después de eso Joonmyun suspira y lo echa, así, tal cual, lo empuja hasta el pasillo y lo echa con nada más que “entonces deja de ser estúpido y cásate con el hombre” en forma de grito. Himchan se dice que si está rojo hasta los pies es por el grito, no porque se imagine el sonido de las campanas y a Jiwon llevando los anillos.

Uff.

Yongguk está en su oficina, jugando con los miles de  lápices que Himchan tiene en su escritorio.

—Hola —Saluda Himchan, sin saber porqué se siente tan nervioso cuando ese es su cubículo.

—¿Almuerzas conmigo?

—Es que… en realidad… sí.

El balbuceo está de más, Himchan se golpea mentalmente por balbucear a su edad.

—Genial. Nos vemos a las tres.

Yongguk pasa por su lado, pero antes de desaparecer, toma el brazo de Himchan hasta que ambos están cara a cara y se acerca y le besa. Corto, nada, dura un instante, lo suficiente para que sea un beso, pero no es más que un contacto superficial.

—A las tres —Repite Himchan en su lugar, como clavado. La risa de Yongguk rebota en las paredes y Himchan se odia enormemente.

 

Son las tres, Yongguk está en su puerta y Himchan no entiende su nerviosismo. Caminan en silencio, pero Yongguk le lleva tomado de la mano y él mismo devuelve el agarre apretando firmemente la mano del otro. Se siente tan extraño, es todo como tieso todavía, pero es lo correcto, se siente tan bien que Himchan no suelta la mano de su compañero ni siquiera cuando se sientan frente a frente en una de las mesas del local de comida rápida y Yongguk se ríe un poco, porque ha tenido que traer la bandeja con una sola mano, pero de todos modos no reclama.

—¿Está bien, esto? —Pregunta Yongguk moviendo la mano que tienen junta.

—Sí. —Y tal vez respondió muy rápido.

—No tenía planeado, ya sabes, no sé, ¿confesarme? Pero te vas hoy… y no sé, ya no te imagino viviendo al frente.

—¿Me estás pidiendo matrimonio?

—¡¿Qué?! No, no, no… por ahora no, estoy pensando que podríamos salir, a veces, con Jiwon o solos.

—Sí, sí.

Himchan se devuelve a la oficina con una sonrisa de oreja a roja, Yongguk le lleva una mano en el hombro y Joonmyun se sale del papel de oficinista empaquetado para chiflar y aplaudir a su amigo.

*

Jiwon llora desde que ve a Himchan tomar su maleta el sábado por la mañana hasta las ocho de la noche, cuando ya todo está en su lugar y Yongguk ya ni siquiera intenta consolarlo, simplemente habla con Himchan por encima del sonido que hace su hijo el gritar (porque eso dejó de ser llanto a eso de las 3).

—¿Entonces nos vemos mañaña?

Y de pronto Jiwo se queda quieto; —¿Irás mañana a la casa?

—Un rato.

—Después del almuerzo te quedarás con la abuela, Papá y Himchan van a salir por un rato, ¿bueno, llorón?

Jiwon vuelve a llorar de nuevo; Chan tenía razón, Himchan será su papá-mamá después de todo, ahora Jiwon le debe su colación para siempre.

(Para siempre es mucho tiempo sigue llorando sin que ninguno de los dos mayores entienda nada.)


NF: Lo siento por el final apresurado, necesitaba empezar a escribir otras cosas, a leer otras cosas, a carretiar por ahí, no sé kdfkjhre pero escribiré más en estos días :*

a los tres inventaba historias que yo misma me creía (la que más recuerdo es que era trapecista), pero en la noche lo pensaba mejor y recordaba que eran mentira así que iba a la pieza de mi mamá y le decía cuáles historias eran verdad y cuáles no, porque ella me había enseñado que mentir era malo. a los tres pensaba que donde fuese que durmiera despertaría en mi cama de todas formas. a los tres mi mejor amiga me sacó la lengua y después se convirtió en mi némesis. a los tres tenía un novio solo porque era mi amigo y yo pensaba que eso era lo único necesario para tener una pareja. a los tres fui infiel por primera con un niño que encontraba bonito y no pensé que fuera malo darle un beso de un milisegundo mientras tenía novio, porque pensaba que había que hacer lo que uno quería si tu mamá no estaba cerca para regañar. mi mamá estaba separada y me llevaba a la playa o a la plaza a jugar todos los días, había un caballero que siempre nos hablaba y me regalaba frutas, yo quería que se casara con mi mamá porque la hacía sonreír seguido.  jiwon está casi inspirado en lo que recuerdo de mí misma.

 Cosas que aclarar;

  1. Chan es Lee Chan, más conocido como Dino de Seventeen
  2. Jiwon de hecho creía que Himchan era su mamá porque sus ojos eran iguales,desde que Himchan llegó a la casa, siempre supo que él y Yongguk iban a terminar juntos
  3. a Yongguk siempre le gustó Himchan, solo que es muy bestia para darse cuenta y muy tímido para cortejarlo
  4. En serio lo siento por el final, pero no tengo tiempo y llevo escribiendo esta hisotria por demasiado tiempo, necesito salr de ella.
  5. Unanse a mi rol, soy demasiado asocial y me siento solita u///u


 

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Comments

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mara17
#1
Chapter 1: Vuelvo para decir que sigo amando este oneshot zz???
chxntastic
#2
Chapter 1: Por qué siempre me da el ahjbdshjfbdksh con tus historias, basta. ES MÁS QUE PERFECTA.